martes, 28 de abril de 2009

Uruguay: se agranda la brecha entre blancos y negros


Por Cristina Canoura

Durante décadas, Uruguay alimentó el mito de ser un país antirracista e igualitario. La escuela pública permitía sentarse en los mismos bancos a niños blancos y negros; en los barrios siempre había un vecino de raza negra que compartía la dinámica de una sociedad que ya no es la misma.

La convivencia educativa interracial se detuvo prácticamente en la enseñanza primaria. Cada vez son menos los menores negros que llegan a la secundaria y su matrícula es inexpresiva en la universidad, al tiempo que resultan escasos los afrodescendientes que culminan su ciclo terciario.

Recién en el presente quinquenio ingresó a la Cámara de Diputados, por primera vez en la historia, un diputado negro en representación de la fuerza de izquierda Frente Amplio.

El diagnóstico

La población negra de Uruguay es descendiente de los esclavos procedentes de África y Brasil, que arribaron a las costas del Río de la Plata entre 1786 y 1812, aunque ya había en el país presencia negra desde inicios del 1600. En 1791, Montevideo fue designado como único puerto de introducción de esclavos para el Río de la Plata, Chile y Perú.

En la capital uruguaya, los esclavos, hombres y mujeres de todas las edades, eran puestos en cuarentena para luego enviarlos a los destinos mencionados.
Actualmente, el núcleo de afrodescendientes desperdigados por todo el territorio nacional representa el 10,2 por ciento de la población uruguaya que ronda en los tres millones de habitantes. Este porcentaje de afroamericanos varía según la franja de edades, que entre los cero y 19 años llega al 15 por ciento.

Según cifras de la organización no gubernamental "Mundo Afro", el ingreso de negros y negras a las diferentes esferas de la vida pública es 20 por ciento inferior al de los blancos. En el ámbito laboral, 40 por ciento de las mujeres negras se desempeñan como domésticas y las oportunidades de trabajo se restringen, sobre todo, a labores manuales no calificadas.

En el colectivo negro, el mayor porcentaje de personas sólo alcanzó la educación primaria de seis años y, en el caso de las mujeres, 50 por ciento ni siquiera ingresó a la secundaria y 40 por ciento de ellas son víctimas de violencia doméstica.La mitad de las mujeres negras no accedió a la secundaria y 16 por ciento de las jóvenes negras han comenzado a trabajar antes de los 15 años.

Un estudio al que accedió SEMlac, divulgado el 3 de diciembre último, en ocasión del "Día nacional del candombe (baile típico introducido al Uruguay por los descendientes de africanos), la cultura afrouruguaya y la equidad racial", confirma que en los últimos 10 años la brecha interracial se profundizó aún más, en especial entre los niños y adolescentes.

Con el título "Población afrodescendiente y desigualdades étnico-raciales en Uruguay", 13 investigadores e investigadoras de diferentes disciplinas abordan esta problemática.

En el capítulo dedicado a analizar el panorama de la infancia y la adolescencia entre la población afrouruguaya, Wanda Cabella, antropóloga social y doctora en Demografía, concluye que 57 por ciento de los menores de edad viven bajo el límite de la pobreza.

Entre los niños blancos de las mismas edades, la situación de pobreza afecta al 28,5 por ciento. Una década antes, en el período 1996-1997, estaban en situación de pobreza extrema 42,8 por ciento de los niños y niñas negros de cero a 19 años y 22 por ciento de los blancos.

Fuente: Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y Caribe
www.redsemlac.net
www.redsemlac-cuba.net

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