domingo, 27 de septiembre de 2009

Brown defiende su liderazgo en el inicio de un congreso laborista en el que prima el derrotismo


El Partido Laborista británico inició ayer en la ciudad costera de Brighton su último congreso nacional antes de las elecciones generales de la próxima primavera, en las que todas las encuestas auguran un desastre del laborismo. La sospecha general entre los delegados y los periodistas allí reunidos es que este también puede ser el último congreso laborista con Gordon Brown como líder y primer ministro. Ante las puertas del congreso, miles de personas protestaron contra los laboristas por incumplir sus promesas.

Una de las características políticas de Brown es su capacidad para sobrevivir a desastres, no tanto por su habilidad diplomática como por la ausencia de alternativas, candidatos de altura, que puedan arrebatar su hegemonía en el partido. Para dar una idea de la escasa confianza que inspira en su propio partido, su ministro para el Desarrollo del Comercio e Industria, Peter Mandelson, se desmarcaba del barco laborista a la deriva, lanzando un guiño al Partido Conservador, al insinuar que a él no le importaría poner en manos de los tories su experiencia política. ¿Tan claro ve Mandelson, materia gris del Nuevo Laborismo de Tony Blair, el desastre electoral?

Brown llegó al congreso con la intención de desplegar confianza no solo entre las bases del partido, sino en la propia dirección , donde sus enemigos le ejercen un estrecho marcaje. El ex ministro Charles Clarke calificó la actuación de Brown de «débil, incierta, tácticamente insegura y falta de visión», por la torpe manera en la que ha conducido crisis políticas como los gastos injustificados de los parlamentarios o la liberación del condenado por el atentado de Lockerbie o su pérdida de prestigio en Washington.

Ayer, Brown desayunaba con las encuestas publicadas en dos diarios, que sugirieren la dificultad para lograr un cuarto mandato laborista. El sondeo del News of the World ofrecía a los conservadores una ventaja de 14 puntos -en el del Daily Mail la ventaja era de 15-, con un 40% del voto para los tories y un 26% para los laboristas.


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