martes, 20 de octubre de 2009

Flora Tristán


Flora Tristán nació en París en 1803 en plena época napoleónica. Fue hija ilegítima de un coronel peruano de la armada española, Marino Tristán y Moscoso, y de la francesa Anne Laisney.

Vivió sus primeros años una vida cómoda en una casa en la que se recibían visitas como Simón Bolivar y su maestro Simón Rodríguez, pero cuando apenas tenía cuatro años su padre murió y la familia pasó a vivir en la pobreza, ya que el estado francés no accedió a reconocer a la viuda ni a los hijos, por lo que les fue negado cualquier bien o derecho.
Flora empezó a trabajar como obrera en un taller de litografía a los doce años y con apenas diecisiete se casó con el propietario del taller, André Chazal, con quien tuvo cuatro hijos en tres años. Una de las hijas de Flora Tristán, Aline, fue la madre del pintor Paul Gaugin.

La experiencia matrimonial resultó muy negativa porque su mente despierta y su carácter rebelde chocaron con el talante de un marido posesivo y violento que la sometió a maltratos físicos y psiquícos. Con apenas 22 años, Flora Tristán se atrevió a abandonar el hogar llevándose a sus hijos con ella, lo que entonces era un grave delito que le acarreó el desprecio de la sociedad de entonces y pudo costarle la cárcel.

Flora inició entonces un largo periplo que la llevó a viajar de un lugar a otro por temor a ser detenida y entabló una larga batalla por la custodia de sus hijos que duró más de doce años. Las duras experiencias que le tocó vivir, forjaron en ella a una auténtica revolucionaria y gran precursora del movimiento feminista.

Viajó por varios países realizando trabajos de toda clase, hasta que en 1833 se fue a Perú para reclamar la herencia de su padre, pero solo logró una pensión mensual. Durante su estancia en Perú se produjo la guerra civil y Flora se indignó por las brutales diferencias entre clases sociales, lo que la llevó a dedicarse en cuerpo y alma a la defensa de los derechos y libertades de la clase obrera y de la mujer.


De vuelta en Europa, tropezó un día en la calle con su marido que no cesó de perseguirla desde que se marchara de casa en 1825. André Chazal se lió a tiros contra Flora y la hirió de gravedad: "Una tarde de septiembre de 1838, tras permanecer días y días al acecho, un hombrecillo llamado André Chazal disparó en París contra su esposa. La mujer se desplomó en la acera gravemente herida: Flora Tristán era por fin libre".

André Chazal fue entonces condenado y Flora consiguió liberarse de él.


Se convirtió en una auténtica militante del movimiento obrero, aunque su inquietud intelectual y su reivindicación feminista chocaron con el movimiento obrero ortodoxo. No se conformó con las reivindicaciones laborales de la lucha de clases, sino que creía firmemente en la necesidad de que los trabajadores alcanzaran un nivel cultural para ser dueños de sus propios destinos y defendió firmemente la lucha por la igualdad de la mujer: "Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer", decía en su libro “La Unión Obrera” escrito en 1843.

Autodidacta y objeto de muchas injusticias, Flora Tristán se impuso a cuantas dificultades le deparó la vida y se convirtió en un referente del feminismo enmarcado dentro de la lucha de clases.

Su objetivo no fue la lucha feminista en abstracto sino la emancipación de la mujer trabajadora, víctima del clasismo y del machismo a la vez. Afirmaba que educar a la mujer obrera supone el principio de la mejora intelectual, moral y material de la clase obrera.

Como socialista utópica creía firmemente en el poder de la educación y como feminista reivindicaba el derecho de la mujer a acceder a la formación intelectual, afirmando que de la educación racional de las mujeres depende la emancipación de los hombres.

Escribió varios libros y muchos artículos en los que denunciaba la salvaje explotación de que eran víctimas los trabajadores y trabajadoras de la Inglaterra industrial de entonces, de Francia y de los diferentes países por los que transcurrió su corta vida. Murió a los 41 años a causa del tifus.


Sus principales obras escritas fueron:

Peregrinaciones de una paria

Paseos por Londres
La unión obrera
Feminismo y Socialismo: Antología . .



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