lunes, 16 de noviembre de 2009

Irak, ¿las elecciones más reñidas del mundo árabe?

La posguerra iraquí avanza hoy más que nunca a la sombra de Afganistán y Estados Unidos parece tener prisa por salir del país árabe y centrarse de lleno en lo que Barack Obama define como su «prioridad» en política exterior.

Tras unos años caóticos, Irak quiere iniciar el camino de la normalización y, si no hay cambios de última hora, el próximo 23 de enero acudirá a las urnas para elegir su Asamblea Nacional por segunda vez desde la caída de Sadam Hussein. Unos comicios que se celebrarán bajo la amenaza de la violencia y que estarán regidas por una nueva ley electoral aprobada 'in extremis' esta misma semana. Unas elecciones en las que tras el boicot de las principales formaciones suníes en 2005 se presenta como una batalla muy reñida entre los partidos y figuras de las distintas sectas y etnias del país que esta vez sí estarán presentes.

Después de varios meses de relativa calma, dos macroatentados devolvieron a Irak a las portadas. En agosto y octubre más de cuatrocientas personas perdieron la vida tras distintos ataques terroristas en la provincia de Nínive y en Bagdad. Dos acciones que sembraron las dudas sobre la capacidad del país de celebrar unos comicios y el futuro de su seguridad sin presencia de fuerzas americanas, cuya salida definitiva está marcada para finales de 2011. En medio de los atentados, el debate entre las diferentes fuerzas políticas buscaba un consenso para poder acudir a las urnas. Dos eran los puntos polémicos: la naturaleza cerrada de las listas, lo cual favorece al sectarismo según sus detractores, y el voto en la norteña provincia de Kirkuk, centro de disputas entre kurdos, árabes y turcomanos. Con tres semanas de retraso respecto al plazo inicial y tras la presión del embajador de Estados Unidos, Christopher Hill, y de la ONU, se solventaron las diferencias y los iraquíes se preparan para lo que Occidente califica de «las segundas elecciones libres de su historia».

«Los americanos quieren salir cuanto antes para centrarse en la misión afgana, estarían incluso dispuestos a acelerar los plazos marcados por el plan firmado por la anterior Administración», aseguran fuentes diplomáticas desde Bagdad. Pero, al igual que ha ocurrido en Afganistán con las recientes elecciones, un proceso democrático se presenta indispensable para ofrecer al menos la ansiada imagen de estabilidad y normalidad. «Se trata de un hito importante ya que los iraquíes siguen tomando la responsabilidad de su futuro», se apresuró a declarar Obama nada más conocer una noticia que le permite seguir soñando con reducir los 120.000 soldados actuales a los 50.000 que tienen previsto permanecer en el país a partir de agosto del próximo años.

Aunque su nombre no resulta tan familiar como los de Bagdad o Basora, Kirkuk se ha convertido en el centro de los problemas en el Irak del siglo XXI. Situada a menos de trescientos kilómetros al norte de la capital, turcomanos, árabes y kurdos se disputan la hegemonía sobre una provincia en cuyo subsuelo hay importantes reservas de crudo. En los años sesenta y setenta sufrió un proceso de arabización por parte de Sadam, pero en los últimos años han sido los kurdos los que han repoblado la zona para intentar convertirla en la cuarta provincia de su región autónoma.

Sus ciudadanos acudirán por primera vez a las urnas y sus votos serán seguidos de cerca por un comité especial de Naciones Unidas que intentará velar por el equilibrio interétnico. Una «solución temporal», según los principales medios iraquíes, que los kurdos han recibido como una primera gran victoria para su causa ya que el censo utilizado será el realizado en 2009, no el de hace cinco años, tal y como reclamaban los líderes árabes.

Guerra civil

El fantasma de la guerra civil sigue muy presente en la sociedad y se espera que con el cambio a las listas abiertas se favorezca un sistema alternativo al de los grandes bloques religiosos y étnicos que mantienen polarizado al país. Las alianzas y pactos no cesan en Bagdad, unos de marcado carácter laico como el Movimiento Nacional del ex primer ministro Iyab Alaui, otros con la religión como bandera como la Alianza Nacional formada por los grupos chiíes en torno al Consejo Supremo Islámico, y otros con las reivindicaciones nacionalistas en primer lugar como los integrantes del bloque kurdo.

«Se trata de las elecciones más reñidas y divertidas de todo el mundo árabe; el proceso será muy disputado», destaca un diplomático europeo que además de los normales juegos políticos internos piensa que la clave estará en «la postura que tomen los grandes agentes extranjeros en el país: Estados Unidos, Arabia Saudí y, sobre todo, Irán».




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