lunes, 9 de marzo de 2009

Presentación


Pese a todos los avances, es evidente que la humanidad sigue viviendo en una era caracterizada por relaciones de explotación, dominación, marginación y exclusión, cuando no de abierta e indiscriminada violencia.
Pero de igual modo, también nos encontramos quienes pensamos que esta forma de organización social, no sólo debiera ser completamente desterrada, si no remontarla autoconstruyendo democraticamente un mundo diferente y mejor. Aunque desde mi punto de vista, no ha sido asumida con seriedad y con la consecuencia que requiere, es completamente cierta la famosa frase del Foro Social Mundial, que "otro mundo es posible".

Ello requiere tomar una posición frente a este mundo de explotación y violencia, pero para ello, también es necesario re-conocerlo como tal; esto es, indagar y reflexionar criticamente, sobre sus estructuras, sus tendencias, sus movimientos, su patrón de organización. Esta es la posición que pretendo asuma este blog y que lo haga desde una perspectiva, teórica e histórica, de crítica al poder.

Una de las principales vertientes de este pensamiento crítico, se origina y es puesto a debate y discusión, por el destacado y reconocido intelectual revolucionario Aníbal Quijano. Desde esta perspectiva:

El poder es una relación social que implica la co-presencia de tres elementos: la dominación, la explotación y el conflicto, que afectan a cuatro dimensiones básicas de la existencia social: el trabajo, el sexo, la autoridad colectiva (o pública), la subjetividad/intersubjetividad. El poder es el resultado y expresión de la disputa por el control de estas dimensiones.

Sin embargo, las formas de existencia social en cada una de estas dimensiones, no nacen unas de las otras, aunque no puedan existir ni operar separadas o independientes entre sí. Esto es, que el poder, en tanto espacio de disputa por los recursos y productos de esas dimensiones fundamentales de nuestra existencia social, forman un complejo estructural cuyo carácter es siempre histórico y específico. En otros términos, se trata siempre de un determinado "patrón histórico de poder". (1)

Y desde ésta perspectiva,
el actual "patrón de poder mundial", consiste en la articulación entre:

La conialidad del poder, un concepto que da cuenta de uno de los elementos fundantes de dicho patrón: la "clasificación" social y mundial de la población del planeta en torno a la idea de "raza" ("blancos" "negros" "indios", "amarillos"). Esto es, la idea de "raza" como fundamento para "clasificar" a las gentes según su "étnia" o "color", y para mantener y justificar la dominación social; la idea fue originada hace más de 500 años junto con América, Europa y el capitalismo, y fue impuesta sobre toda la población del planeta en el curso de la expansión del colonialismo europeo.

La colonialidad del poder, esto es, la idea de la existencia de las "razas" y que unas son superiores a otras por "naturaleza", desde el siglo XVI, impregna a todas y a cada una de las áreas de existencia social, constituyendo la matriz básica, la más profunda y eficaz, forma de dominación social, en el actual patrón mundial de poder, tanto en lo material, como en lo subjetivo e intersubjetivo.

El capitalismo, que refiere aquí, no a una "economía", a una "relación social productiva" y mucho menos a un "modo de producción" o alguna "etapa histórica", como en toda la literatura eurocéntrica. El capitalismo refiere al conjunto de articulación estructural de todas las formas históricamente conocidas de explotación del trabajo: esclavitud, servidumbre, pequeña producción mercantil independiente, reciprocidad y capital/salario. A partir del siglo XVI y con América, todas estas formas de explotación se fueron articulando en una estructura conjunta, en torno del predominio de la forma capital/trabajo asalariado, y para producir mercancias para el mercado mundial.

El capital aquí, es una forma específica de control del trabajo que consiste en la mercantilización de la fuerza de trabajo a ser explotada, y es su condición de eje central en dicha articulación, la que le otorga ese caractér al conjunto estructural histórico-heterogéneo, es decir lo hace capitalista. Históricamente, el capital no existe, no ha existido nunca, y no es posible que lo haga en el futuro, separado o independientemente de las otras formas de explotación. En tal sentido, el capitalismo es comprendido pues, como un patrón mundial de explotación social y no reducido a una mera relación económica.

El Estado, como forma central universal de control de la autoridad colectiva/pública y el moderno estado-nación como su variante hegemónica. Aunque no esté del todo establecido desde cuándo y en asociación con cuáles condiciones históricas se impuso como la forma central universal de control de la autoridad colectiva/publica y menos aún, cuándo, cómo y dónde llegó a ser estado-nación, se sabe que el moderno estado-nación es, de una parte, relativamente reciente y no está constituido sino en espacios de dominación estatal o países.

Los signos especificos de un moderno estado-nación son, primero, la ciudadanía o presunción formal de igualdad jurídico-política de los que habitan en su espacio de dominación no obstante su desigualdad en los demás ámbitos del poder; segundo, la representatividad política que, sobre es base, se atribuye al Estado un "interes general" respecto del conjunto de ciudadanos y no sólo, como en las otras variantes de Estado, de algún interés social particular o sectorial.

El moderno estado-nación se fue constituyendo en el periodo conocido como la "modernidad", que se abre a partir de América, y en vinculación con el proceso de eurocentramiento del capitalismo y de la propia "modernidad" (esto es, que a partir y luego de América, ambos comienzan a ubicarse en Europa, como el "centro" de su producción); alcanza sus actuales rasgos definitorios desde fines del siglo XVIII y es admitido durante el siglo XIX como el modelo mundialmente hegemónico, lo que no equivale a que haya llegado a ser practicado también mundialmente.

Es decir, el Estado tiene una presencia universal, pero no todo Estado es un moderno estado-nación, sino al contrario, la colonialidad del poder es la que explica el por qué los pocos casos de modernos estado-nacion (ciudadania y representación política) se van constituyendo en el "centro" y explica el por qué las otras variantes se ubican en la "perifería".

Finalmente, otro de los elementos fundantes del actual patrón histórico de poder mundial, es el eurocentrismo, una forma hegemónica de control de la subjetividad/intersubjetividad, y en particular, en el modo de producir conocimiento. El eurocentrismo es una perspectiva de conocimiento y de ver el mundo, que fue elaborada sistemáticamente desde el siglo XVII en Europa, como parte de las necesidades y experiencias del capitalismo, como parte del proceso de eurocentramiento del capital y del patron de poder mundial, y por tanto, como expresión de las experiencias del colonialismo y de la colonialidad del poder.

En esta perspectiva eurocéntrica, es Europa la que se atribuye como única generadora de ciencia, modernidad y civilización, mientras se concibe al resto del planeta como ignorantes, incivilizados y barbaros. Esta perspectiva fue mundialmente impuesta y admitida en los siglos siguientes, como la única legitima racionalidad. En todo caso, como la racionalidad hegemónica. Entre sus elementos principales se encuentra el dualismo radical entre "razón" y "cuerpo", entre "sujeto" y "objeto", en la producción del conocimiento; tal dualismo radical está asociado a la propensión reduccionista y hegemonizante, de su modo de definir e identificar, sobre todo, en la percepción de la experiencia social, de manera aislada o separada a los fenomenos u objetos, y por tanto, no requiere ninguna idea de totalidad, menos la idea de una totalidad histórica. La imposición del eurocentrismo implica ver y conocer el mundo, a través de esta racionalidad colonial.

Con todo estos elementos, el "patrón histórico de poder" que surge y se va constituyendo desde el siglo XVI, a partir de la conquista de América y luego, del mundo entero, en tanto complejo estructural fraguado históricamente por el poder, debe ser referido como a un patrón de poder mundial/capitalista/colonial/moderno y eurocéntrico. Ninguno de esos elementos puede ser concebido de manera separada o aislada.

Tal como lo propone Aníbal Quijano, estas son propuestas y categorías abiertas y cuya indagación apenas esta comenzando. Sin embargo, se hace evidente que esta perspectiva supera a las anteriores perspectivas criticas eurocéntricas.

Sin la distinción entre "capitalismo" y "capital", sin la distinción entre "modernidad" y "modernización", sin la distinción entre lo "colonial" y la "colonialidad", sin la idea de "heterogeneidad histórico-estructural" como la coexistencia y articulación permanente entre diversas formas de explotación del trabajo, sin la idea de un "patrón de poder mundial" como una "totalidad histórica", sin la idea de la "colonialidad del poder", inherente a dicha totalidad, no como "legado" ni "herencia" colonial existente sólo en la "periferia", sino como relación de poder básica de todo el orden mundial, incluyendo al "centro", pues su calidad de "centro" se explica por la "colonialidad del poder", no se podría comprender el proceso histórico mundial durante estos últimos 500 años.

Me propongo que este blog se ubique en esta perspectiva y sea un espacio para tales indagaciones.

Pero más que eso, me propongo que este blog sea un elemento más para las luchas mundiales que se desarrollan por constuir una nueva sociedad en la cual la democracia sea, realmente, el modo cotidiano de vida de las gentes. Desde la perspectiva en que lo ubico, toda reflexión deberá estar en función de conocer las estructuras, los procesos y los cambios que acontecen en el actual patrón histórico mundial de poder, y este conocimiento, en función de la organización y generación de un movimiento político y colectivo orientado a tramontarlo. Ello no será posible, si no es desde un horizonte des/colonial.