miércoles, 30 de junio de 2010

Boniface Ofogo: 'La independencia de Camerún es como el cuento de Alí Ba Ba'

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Camerún, conocido como la 'pequeña África' por su diversidad de paisajes, debe su nombre los portugueses. Después de pasar por manos lusas, alemanas, francesas e inglesas, Camerún consiguió su soberanía política el 1 de enero de 1960. Este año celebra sus 50 años de independencia. Una descolonización bastante 'light', según ha contado a ELMUNDO.es el filólogo camerunés Boniface Ofogo Nkama.


Boniface Ofogo, afincado en España desde 1988 y cuentacuentos profesional, nació en una pequeña aldea del interior de Camerún seis años después de que se proclamara la independencia, un largo camino para este pueblo marcado por el vaivén de colonizadores.

Camerún colonizado

Primero, hacia 1.500, llegaron los portugueses que quedaron maravillados por la gran cantidad de gambas de agua dulce (camarones) que había en los ríos de aquella región del golfo de Guinea. Los lusos controlaron el país africano hasta que en 1884, mediante el Tratado de Berlín los alemanes se instalaron en la zona. Tras la I Guerra Mundial, los alemanes perdieron sus posesiones coloniales y la Sociedad de Naciones otorgó el mandato de Camerún a Francia y el Reino Unido. El país quedó dividido entre las dos potencias coloniales y en tres zonas separadas (una francesa y dos británicas).

Presionado por las nuevas corrientes ideológicas occidentales tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Francia accedió a la autonomía interna del Camerún francófono en 1959. El 1 de enero de 1960, un antiguo funcionario colonial originario del norte, de nombre Ahmadou Ahidjo, proclamó la independencia de la República de Camerún. Un año después, los dos territorios administrados por los británicos tomaron caminos bien distintos. En el norte se aprobó la integración con Nigeria, mientras el sur se decidió por la federación con el Camerún Francés.

Una independencia de fachada

Boniface Ofogo conoció de la mano de su padre la colonización y la descolonización de su país. "La independencia de Camerún significó la posibilidad de tener las riendas del destino del país. Pero pronto mucha gente se dio cuenta de que había sido un timo. El colono francés no se había ido". Boniface recuerda los primeros años de la independencia como "muy calientes". "Francia colocó al frente del país a un empleado de correos sumiso y obediente", por ello Ahmadou Ahidjo se mantuvo en el poder durante 25 años. Francia seguía interesada en los recursos del país africano.

'En realidad, eran los franceses los que mandaban en la sombra'

Al camerunés, para quien contar cuentos es una forma de buscar sus raíces y una vía de transmitir el espíritu de África, sólo se le ocurre un cuento para describir la independencia de Camerún: 'Ali Ba Ba y los 40 ladrones'. "Ali Baba es muy listo, y después de saquear todo el patrimonio del país, con la ayuda de sus secuaces se revuelve contra ellos, enviándolos a la cárcel por corrupción", explica.

Con la primera desilusión del recién nacido Camerún, surgió la guerrilla de corte nacionalista de la Unión de las Poblaciones de Camerún (UPC), liderada por Ruben Um Nyobe, activa hasta mediados de los años 70 y que exigía la independencia real y la democracia. "Durante mis estudios primarios, los mayores nos asustaban con el tema de los guerrilleros de Um Nyobe. Los franceses habían conseguido convencer a las poblaciones que eran los lobos, los malos".

Con la creación en 1972 de la República Unida de Camerún, el poder político se centralizó en manos de personas de ascendencia francófona. "Parecía que el país estaba gobernado por la élite local, pero en realidad, eran los franceses los que mandaban en la sombra. Todas las decisiones políticas eran dictadas desde París". Las regiones anglófonas vieron reducidas sus capacidades políticas y administrativas. Pese a llevar una política brutal y autocrática, llenando las cárceles de presos políticos y censurando a la prensa, el presidente Ahidjo es recordado positivamente por los cameruneses por el desarrollo de proyectos agrícolas, educativos, sanitarios y de infraestructuras.

La corrupción: la gran lacra del país

La independencia llegó a Camerún, pero Boniface subraya que sólo fue una independencia de fachada. En 1982 Francia decidió sustituir a Ahidjo por otro "líder sumiso", Paul Biya que lleva 28 años en el poder, "se mantiene ahí gracias al apoyo incondicional de Francia. Paul Biya nunca toma ninguna decisión sin consultar al Elíseo", añade el camerunés.

Sus primeros años de gobierno se caracterizaron por el renacer de rivalidades étnicas y entre regiones anglófonas y francófonas, la crisis económica agudizada por la devaluación del franco, el aumento de la censura de la prensa, la corrupción policial y la ineficiencia judicial.

La 'Operación Épervier' está llenando las cárceles de políticos infieles al régimen

Tras la difusión, en 1999, de un informe de Transparencia Internacional que colocaba a Camerún como el segundo país más corrupto, Biya anunció en 2000 una campaña anti-corrupción y la continuación de reformas económicas. "Los distintos procesos electorales, que la oposición denuncia reiteradamente por el fraude masivo, son un engaño a la opinión pública. Recientemente, ante los diputados de la Nación, el Secretario General de la ONU hizo un llamamiento a la limpieza democrática" asegura Boniface.

Todos los problemas en la administración de los asuntos internos son una de las herencias de la época colonial. La explotación económica continuada de Camerún por los antiguos dueños coloniales no ha permitido su desarrollo industrial y comercial. Tanto es así que la economía de Camerún está hoy en retroceso por el fuerte impacto de la corrupción.

En enero de 2010, tres antiguos responsables del Gobierno fueron presos por desvío de fondos públicos en el marco de la 'Operación Épervier'. Los detenidos llegaron a ser nueve, uno murió en prisión. "Esta operación de lavado de cara, está llenando las cárceles de políticos incómodos, ambiciosos o infieles al régimen. Porque si se tratara de encarcelar a los corruptos, no habría espacio suficiente en nuestras cárceles, y necesitaríamos crear una especie de 'Guantánamo'. El primero de la lista, sería el propio Paul Biya. Nadie sabe qué patrimonio tiene, porque en realidad todo el país le pertenece".


Realizado con la colaboración de Casa África.




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