lunes, 7 de junio de 2010

Las dudas sobre la economía mundial se vuelven a apoderar de los mercados internacionales


Por Mark Gongloff y Marcus Walker

Los mercados se preparan para otra semana complicada a medida que los ministros de finanzas del mundo alistan nuevas defensas para evitar que la crisis de deuda soberana se propague. Esto, después de que las decepcionantes cifras del desempleo de mayo en Estados Unidos divulgadas el viernes y la aparición de problemas en Hungría convencieron a muchos inversionistas de que pecaban de un exceso de optimismo.

Aunque muchos inversionistas dudan que EE.UU. sufra una recaída, temen que el crecimiento se debilite una vez se agote el efecto del estímulo fiscal, lo que limitaría la apreciación en los precios de activos como acciones y bonos.

"Nos hemos estado preguntando cómo nos afecta la situación europea", dice Guy LeBas, estratega de renta fija para Janney Capital Markets. "Y ahora, aparte de eso, nos preguntamos cómo va la recuperación orgánica en EE.UU.".

Los precios de las acciones y los bonos de empresas se derrumbaron el viernes, después de que el Departamento de Trabajo informara que el crecimiento del empleo no agrícola en mayo fue muy inferior a lo previsto. El Promedio Industrial Dow Jones sufrió su tercer mayor declive en lo que va del año, un descenso de 3,2% que lo dejó en 9.931,97 puntos, su nivel más bajo desde inicios de febrero.

Temores exagerados

Los mercados también fueron afectados por un nuevo brote de ansiedad acerca de la deuda de los países europeos, en esta ocasión motivado por los problemas de Hungría, que arrastró al euro por debajo de 1,20 unidades por dólar por primera vez en más de cuatro años.

En momentos en que los gobiernos europeos prometen medidas de austeridad para calmar a los inversionistas, la preocupación es que este ajuste de cinturón descarrile la recuperación de la economía global.

Sin embargo, el cronograma y la magnitud de los recortes fiscales varían ampliamente y se pueden distinguir al menos tres grupos de países.

El primero, constituido por Grecia, España, Portugal e Irlanda, no tiene más remedio que emprender severas medidas de austeridad.

Gran Bretaña e Italia, que pronto podrían sentir la presión de los mercados, están reduciendo sus déficits de manera paulatina.

Un tercer grupo, compuesto por el corazón de las economías de la zona euro en torno a Alemania y Francia, ha optado por seguir la oración de San Agustín: "Señor, dame castidad, pero no ahora". Las advertencias de dolor y austeridad lanzadas por la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy no ocultan el hecho de que ambos países, así como sus vecinos más pequeños, contemplan un alza de sus déficits fiscales este año.

La mayoría de los economistas estima que los planes de austeridad fiscal europeos son demasiado tímidos para frenar la recuperación de la economía global. "Alemania se sigue relajando, España se está ajustando, Italia es neutral. Parece lo indicado", manifiesta Greg Fuzesi, economista de J.P. Morgan en Londres.

Cuestión de velocidad

Sin embargo, cerca de la mitad de la corrección del viernes es atribuible al informe de empleo en EE.UU., estima LeBas. "Los clientes, y nosotros mismos, cuestionamos la sostenibilidad de una recuperación económica en la cual los empleos se están recuperando a un ritmo muy lento", señala.

Los agitados inversionistas redujeron su exposición a acciones, bonos corporativos, materias primas y monedas como el euro y se refugiaron en los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar.

El informe del viernes sirve como recordatorio de lo que Europa y EE.UU. tienen en común: la poderosa influencia de los gobiernos en el crecimiento económico. Los efectos del estímulo fiscal en EE.UU. se disiparán en la parte final del año y parece improbable que el gobierno emprenda una nueva ronda de estímulo fiscal si se toma en cuenta la creciente deuda del país, que rivaliza con la de varios países europeos.

Aunque EE.UU. aún cosecha los frutos de las bajas tasas de interés, la Reserva Federal no tiene margen para seguir bajando las tasas de interés de corto plazo. La economía, por ende, tiene que empezar a expandirse por su cuenta y los inversionistas dudan de su capacidad para lograrlo.

"La recuperación tiene forma de U y hemos gastado mucho dinero" en su reactivación, indica Doug Roberts, estratega jefe de inversión de Channel Capital Research. "¿Qué pasa cuando se acaba el combustible?". Esta clase de preocupaciones no son nuevas, pero el informe de empleo del viernes las puso de nuevo a la orden del día.

"Una pregunta clave es: ¿qué parte del crecimiento que hemos experimentado se debe al estímulo fiscal?", señala Jason Brady, gestor de portafolio para Thornburg Investment Management. "La cifra del empleo representa una especie de microcosmos de eso".

De todos modos, un mes no constituye una tendencia. Muchos economistas esperan una recuperación, con altibajos, del mercado laboral estadounidense durante el resto del año. La mayoría de los economistas, asimismo, estima que las probabilidades de una recaída este año son muy bajas.

Barclays Capital, por ejemplo, revisó el viernes al alza su proyección de crecimiento de la economía estadounidense para cuatro de los próximos cinco trimestres. Además, el banco británico aplazó la fecha en que esperan que la Fed empiece a subir las tasas de interés.

[UE]





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