martes, 6 de julio de 2010

El 77% de los alemanes cree que Merkel no controla al Gobierno


la ajetreada elección de Christian Wulff como presidente federal de Alemania reveló la actual debilidad de Angela Merkel al frente de su Gobierno de centro-derecha. Dos tercios de los alemanes estiman ahora que la coalición entre los democristianos (CDU/CSU) de Merkel y los liberales del FDP no aguantará hasta las generales de 2013. Según la televisión pública ARD, el 77% considera que Merkel no controla a su Gobierno. El 68% cree que el recurso a la tercera vuelta fue "humillante".

Angela Merkel saluda a Christian Wulff

Merkel sólo pudo hacer valer a la tercera su sobrada mayoría absoluta en la Asamblea Federal, que en dos vueltas negó al democristiano Wulff los votos necesarios para acceder a la jefatura del Estado. La votación del presidente, un trámite más bien burocrático en otras ocasiones, se convirtió en un espectáculo televisado lleno de incertidumbre. Pasadas las nueve de la noche, Wulff se impuso por fin al candidato de la Oposición socialdemócrata (SPD) y verde, el independiente Joachim Gauck. El democristiano Wulff, de 51 años, fue investido ayer viernes en el cargo.

Merkel sufrió una rebelión de 9 horas entre los delegados democristianos y liberales, que no dieron la victoria a su candidato hasta la ronda decisiva e incluso abrieron la puerta a una posible victoria de Gauck. Sin embargo, el partido La Izquierda (Die Linke) negó su apoyo al candidato del centro-izquierda. SPD y verdes recurrieron al pastor protestante por su popularidad como opositor al régimen socialista de la República Democrática Alemana (RDA) y como ex director del Archivo de su policía política, la temida Stasi. El tirón mediático y popular de Gauck le sirvió para obtener en las tres rondas más votos de los que sumaban las fracciones socialdemócrata y verde. Votos que demuestran el descontento con el Gobierno de Angela Merkel en sus propias filas.

La mala impresión de la larga jornada electoral no sólo ha calado entre los ciudadanos. El primer ministro de Baden-Würtemberg Stefan Mappus (CDU) ha lanzado a los suyos una peligrosa advertencia: "Quien quiera hundir completamente a la CDU de lleno en una crisis, debe impulsar un debate sobre la canciller". En plena digestión del fiasco, los dirigentes democristianos y liberales llevan dos días dándose ánimos y llamándose al orden. Con la esperanza de que millones de alemanes la vean por fin celebrando un éxito indiscutible, la canciller presenciará mañana en Ciudad del Cabo el partido entre Alemania y Argentina.



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