lunes, 19 de julio de 2010

Género, heterosexualidad y patriarcado, la triada congénita de la colonialidad de género


Rosario Aquím Chávez (La Epoca)

La filósofa y educadora popular, María Lugones, estuvo entre nosotros, viviendo en Achacachi por más de un mes. María está aprendiendo aymara, y está estudiando en varios lugares del mundo, entre ellos Bolivia, lo que ella denomina prácticas sociales sin mediaciones, para comprender de manera directa las relaciones intersubjetivas entre mujeres aymaras y mujeres de color, que han sido racializadas y generizadas por la colonialidad del poder.

María abraza la lucha del Feminismo de Color, originado en los Estados Unidos, para develar en términos coalisionales las opresiones múltiples de las mujeres negras, latinas, asiáticas, indígenas, mulatas, mestizas, etc. víctimas de la dominación racial de la colonialidad de género y, que han sido invisibilizadas por el feminismo eurocentrado hegemónico cuya lucha estaba focalizada en la mujer burguesa, blanca, heterosexual, base sólida de la estructura de la familia patriarcal.

En la charla que dio en ENLACE, esta filósofa planteó la necesidad de pensar en la de-colonialidad de género, como cuestión indispensable para desmontar la colonialidad del poder que caracteriza a nuestro actual sistema capitalista moderno-colonial de género y que se ha ensañado con más fuerza en sociedades como la boliviana.

Este planteamiento, se convierte en crítica fuerte a la propuesta planteada por Anibal Quijano, para quien la colonialidad del poder es una estructura de relaciones de dominación, explotación y conflicto que tiene que ver básicamente con el control de cuatro ámbitos de la existencia humana: sexo, trabajo, autoridad colectiva y sujetividad/intersubjetividad. Para María el concepto de “sexo”, que propone Quijano sigue siendo un concepto biologista y reducido al dimorfismo dicotómico instalado por la colonia y denominado en la modernidad “género”.

“La mirada de Quijano presupone una comprensión patriarcal y heterosexual de las disputas por el control del sexo y sus recursos y productos. (...) Tanto el dimorfismo biológico, la dicotomía hombre/mujer, el heterosexualismo, y el patriarcado están inscriptos con mayúsculas, y hegemónicamente en el significado mismo del género”.

Desde este punto de vista, la categoría “género”, es concebida como una categoría colonial, que indisoluble de la categoría “raza”, sirvió al poder colonial para ejercer su dominio, merced a una clasificación jerárquica de las gentes, del orden: superior/inferior.

Es necesario, mencionar también que la colonialidad de género está entrecruzada por dos ejes importantes: el capitalismo y la modernidad. El primero, pone en evidencia las formas de explotación coloniales ligadas al control del trabajo, que en este caso definió untipo de división del trabajo generizada y racializada. El segundo eje, ha servido para consolidar el ideal universal de “humanidad”. Es precisamente a partir de caracterizar a la modernidad en tanto modo de producción de un conocimiento eurocentrado que inventa un universo específico de relaciones intersubjetivas de dominación, que surgen las dicotomías: moderno/tradicional, racional/irracional, superior/inferior, cultura/naturaleza, civilizado/primitivo, dicotomías que han ordenado desde el poder, nuestras prácticas de convivencia social, yque perduran hasta nuestros días.

Con estas críticas, María Lugones también quiere llamar la atención sobre las lealtades de cierta intelectualidad masculina de izquierda para con la colonia, que subsisten en la colonialidad del poder, evidenciadas en su total indiferencia respecto a reflexionar y poner en cuestión las formas de violencia que la colonialidad de género sigue ejerciendo sobre las subjetividades y los cuerpos de mujeres y hombres de color, y de otras subjetividades racializadas y generizadas (grupos homosexuales e intersexuales) como otredad animal, salvaje e incivilizada.


Nota. Colocamos esta nota por ser parte de una de las aristas del debate sobre la llamada "colonialidad del poder", pero permítasenos discrepar de su contenido, pues expresa una tergiversada lectura de los planteamientos de Quijano. Por el contrario, muchas de las "críticas" aquí señaladas han sido expresamente formuladas por A. Quijano a lo largo de sus obras. Es más, es solo a la luz de sus reflexiones, es posible a la filosofa María Lugones formular sus "criticas". Para abreviar: sin la idea de la "colonialidad" de Quijano, le sería posible enunciar el término "colonialidad de género". Un poco más de seriedad intelectual, pues, de una u otra forma, estos debates tienen un correlato en la práctica de los actores sociales implicados.




No hay comentarios: