lunes, 14 de junio de 2010

Reaccionan alemanes e italianos contra los planes de austeridad

Marchas en Berlín, Stuttgart y Roma siguen a movimientos en Grecia, España y Portugal

Empleados de la industria automotriz exigen más impuestos a ricos en lugar de recortar la ayuda social

Medidas del gobierno implican un gran dolor a la clase trabajadora: sindicatos




Dpa y Reuters
Periódico La Jornada
Domingo 13 de junio de 2010, p. 24

Berlín, 12 de junio. Miles de alemanes e italianos salieron hoy a las calles a protestar contra las medidas de austeridad impulsadas por los respectivos gobiernos. Ambas manifestaciones se dieron de manera simultánea en economías dispares y se suman a las realizadas en países como Grecia, España y Portugal, como muestra del creciente rechazo contra los planes de austeridad impulsados por los gobiernos a raíz de la crisis de deuda en los países de la eurozona, cuyas medidas, a decir de los trabajadores, van en detrimento de sus derechos laborales.

En el caso de Alemania, la primera economía de Europa, unas 30 mil personas se manifestaron en Berlín y en Stuttgart, luego que esta semana la canciller Angela Merkel aprobó el mayor ajuste presupuestario desde la Segunda Guerra Mundial.

El plan implica un ahorro por 80 mil millones de euros para los próximos tres años, que contiene fuertes recortes en las prestaciones sociales, especialmente ayudas al desempleo y eliminación de miles de puestos federales.

La crisis se llama capitalismo, rezaba una de las pancartas. Empleo, derechos humanos un futuro seguro para todos y las pensiones deberían ser suficientes para vivir, demandaron los manifestantes, convocados por los sindicatos alemanes, bajo el lema esto nos es justicia social, quienes sumaron presión sobre la cada vez más impopular coalición de gobierno liderada por Merkel.

En la ciudad de Stuttgart, una de las principales sedes de la industria automotriz alemana, los manifestantes demandaron aumentos de impuesto para las clases acomodadas, en lugar de recortes de los planes de ayuda social.

Los organizadores calcularon que entre 15 mil y 20 mil personas participaron en la movilización en Berlín, una de las mayores protestas contra un gobierno alemán en varios años. La policía por su parte, dijo que en Stuttgart se manifestaron otras 10 mil.

La coalición de Merkel acordó el pasado lunes un paquete de recortes presupuestarios e impuestos para que el déficit estructural federal cumpla los límites de la Unión Europea en 2013, pero aún debe convencer a los parlamentarios, sindicatos y a los votantes para que acepten el plan.

En Italia unas cien mil personas protestaron en Roma contra el plan de austeridad anunciado por el gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi, que busca un ahorro de 25 mil millones de euros y que incluye recortes de fondos a autoridades locales y congelamiento a los salarios de trabajadores del sector público.

Trabajadores, empleados y estudiantes salieron a las calles de la capital, junto con políticos de los partidos de oposición y ciudadanos que llegaron a Roma desde todo el país.

La protesta llamada Todo está sobre nuestros hombros, convocada por la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), el mayor sindicato de Italia, se realizó antes de un paro general el 25 de junio contra el plan de ahorro de Berlusconi, quien dice que busca evitar una crisis de deuda similar a la de Grecia.

Una de las principales medidas serán los recortes en los servicios públicos, pero también en el sector sanitario y en los ámbitos de la cultura y la educación.

Los que la tienen que pagar siempre son los mismos, criticó el secretario general de la CGIL, Guglielmo Epifani. Hay otra parte del país que no está llamada a hacer los sacrificios que podría, indicó.

El sindicato CGIL dice que las medidas de austeridad son injustas e implican un dolor desproporcionado sobre la clase pobre trabajadora. El grupo de trabajo tiene casi 6 millones de miembros y más de la mitad son pensionados.

Mientras en la propia Italia la medida se dio frente a duras críticas de la población, la decisión de Berlusconi fue bien recibida en Bruselas. Con una deuda total del 116 por ciento del producto interno bruto (PIB) el año pasado, Italia es uno de los países de la Unión Europea que afronta la situación más preocupante al respecto.

En Brasil, el crecimiento es la mejor campaña para la candidata de Lula

PorJorge Castro. ANALISTA

La economía brasileña creció 9% anual en el primer trimestre del año (2.7% en relación al trimestre anterior), el mayor nivel de la serie histórica. La inversión aumentó 26% en ese período y asciende ahora a 18% del PBI (era 16.3% en el primer trimestre de 2009). Pero el producto industrial creció todavía más (14.6% anual), encabezado por la industria manufacturera, que se expandió 17.2%.

Ocurre que Itaú Unibanco y el Credit Suisse estiman que el crecimiento ha sido sustancialmente mayor, con un auge de 3.4% sobre el trimestre anterior, que implica un crecimiento anualizado de 14%. Las cifras de abril corroboran esta estimación: e l PBI industrial creció 17.4% anual y 19.1% trimestre sobre trimestre.

Factores cualitativos aumentan la capacidad de crecimiento potencial de Brasil más allá del aumento de la tasa de inversión y frenan el incremento de la inflación. Son, por un lado, el auge de la productividad en la industria provocada por la incorporación masiva de bienes de equipo y de capital de última tecnología, subsidiada por la continua apreciación del real. También, la creciente competitividad de la producción del país, encabezada por el sector agroalimentario , consecuencia de la nueva inserción internacional de Brasil, en que Asia y China se han convertido en los principales socios comerciales. En las exportaciones brasileñas a China, 79% es soja, mineral de hierros y pasta de papel; y 6.2% son productos manufacturados.

El dato crucial es el financiamiento de la expansión brasileña . Lo que las empresas recaudan en la Bolsa de San Pablo, ante todo las industriales, es un tercio más que la totalidad del crédito bancario (U$S 35.000 millones en 2010). Dilma Rousseff empató esta semana con José Serra (37%); su respaldo crece a medida en que es conocida y se expande la economía brasileña; a este ritmo, la candidata de Lula podría ganar incluso en la primera vuelta de octubre.

El dilema de José Serra es acuciante. Necesita diferenciarse de la opción oficial mientras Lula tiene 86% de respaldo y la economía crece hasta 14% anual. Es probable que Serra formule su diferenciación a partir de julio y que entonces lo haga con una nueva Carta al pueblo brasileño, como la que Lula lanzó en 2002, también dirigida al alto empresariado industrial y financiero, y en general al sistema capitalista global.

Serra cree que Brasil está por debajo de sus posibilidades , sobre todo en lo que hace al aumento de sus exportaciones de manufacturas de alto valor agregado. Frente a esta situación, el problema no es la apreciación del real -resultado ineludible del ingreso masivo de capitales-, sino el tipo de cambio real, consecuencia de las limitaciones del ajuste fiscal, del bajo crecimiento de las exportaciones en relación al potencial y de las deficiencias estructurales en materia de infraestructura y educación.

Por eso la prioridad es el ajuste fiscal , cuyo objetivo no es tanto frenar la apreciación del real como multiplicar los recursos para el desarrollo de la infraestructura, como hizo en San Pablo, donde los ingresos aumentaron 40% en relación a 2006 y la inversión en infraestructura pasó de 0.6% a 1.6% del PBI.

Serra sostiene que Brasil necesita una modificación sustancial de su comercio exterior, que implica terminar con el Mercosur como unión aduanera y multiplicar los acuerdos de libre comercio con los principales protagonistas de la economía mundial (China, EE. UU., UE). Al dejar el gobierno de San Pablo en abril, José Serra tenía 55% de aprobación (Data Folha).

Todo indica que el debate electoral en Brasil a partir de julio será memorable y se referirá a las dos formas que tiene el país, y por extensión los otros de América del Sur, de acelerar todavía más su participación excepcional en este momento de expansión de la economía mundial a largo plazo.



Sin feminismo no hay socialismo. Sin socialismo no hay emancipación de la mujer...ni del hombre


Por: Susana Gómez


El socialismo busca la emancipación de todas las personas. Incluso en su lenguaje, el socialismo (o el comunismo) es feminista, ya que defiende la emancipación del género humano, con lo cual se proyecta hacia una etapa en donde no sólo se han superado ya las clases sociales, sino todo el resto de formas de dominación y opresión, incluida la desigualdad entre géneros. Pero ni la superación de las clases sociales, ni la desaparición de la opresión sobre la mujer, ni el fin de ningún otro tipo de dominación llega por arte de magia. Sólo llegan a través de la organización y la lucha de los grupos oprimidos contra esa opresión y las condiciones que la reproducen, y obviamente contra los grupos que la materializan. Para llegar a la desaparición o superación de las clases sociales, tiene que haber un paso previo en el que las clases explotadas se organicen, se rebelen y tomen el poder para imponer las condiciones que acaben con su explotación, de la misma forma, para acabar con las desigualdades de género y con la opresión que sufrimos las mujeres, tienen que haber un paso previo en el que las mujeres nos organicemos, nos rebelemos y acabemos con las condiciones que reproducen nuestra explotación y dominación. Y tenemos que recordar que estas condiciones son tanto productivas, como culturales.

Como vemos a diario, las mujeres trabajadoras tenemos varios frentes de lucha que acometer y todos esos frentes forman parte del proyecto socialista, del proyecto por construir una sociedad sin relaciones sociales de opresión, explotación, ni dominación. Ahora bien, si asumimos que el proyecto socialista tiene varios frentes de lucha es importante luchar porque no se margine, ni menosprecie ninguno de estos frentes de lucha. No es como antes que algunos afirmaban que la única pelea importante era la lucha de clases, y que una vez abolidas las clases, desaparecían todas las demás manifestaciones de dominación. De esa forma, los hombres se iban a conspirar, mientras la mayoría de las mujeres se quedaban haciéndoles la comida y cuidándoles los hijos. Los camaradas luchaban por la igualdad social, pero continuaban reproduciendo esquemas de dominación frente a sus compañeras. Muchas veces eran camaradas entre ellos, pero no con nosotras.

Hoy entendemos, que no se puede comprender la desigualdad social sin tener en cuenta otros factores de división que forman también parte de la reproducción de la desigualdad y sobre todo, somos conscientes que en la construcción del socialismo, no se puede luchar contra unos esquemas de dominación, pero reproducir otros pensando ingenuamente que van a desaparecer solos. El socialismo tiene la tarea de encarar y liquidar todas las formas de dominación y en esa tarea se debe de acompañar del feminismo.


Además, sabemos que eliminar las clases sociales no es una tarea tan sencilla ni tan rápida, que no basta como socializar los medios de producción, que hay condiciones sociales como la división social del trabajo y consecuentemente las relaciones sociales jerárquicas, que están en la base del proceso de construcción y reproducción de la desigualdad y de las relaciones de dominación.


La división social del trabajo marcó, en un momento dado de la historia, la división de la sociedad en castas y la dominación y explotación de unas castas por otras, después vino la división de la sociedad en estamentos o actualmente en clases sociales. Pero, como señalaron Engels y Marx, la primera división social del trabajo fue la que se dio en las comunidades primitivas entre hombres y mujeres, y marcó la primera manifestación de dominación de un grupo humano sobre otro.


En esos momentos, dadas las condiciones productivas, el poder no se manifestaba en el control de la tierra, que era de propiedad comunal, ni en el control de los otros medios de producción, ya que los instrumentos eran muy simples, sino en el control de la fuerza de trabajo. En ese sentido, tener muchas mujeres implicaba no sólo el acceso a su trabajo, sino también a sus capacidades reproductivas, es decir, a sus hijos e hijas como fuente de trabajo(1). La perpetuidad de la comunidad dependía, entonces, de la consagración de la mujer a la esfera reproductiva y esa consagración no se podía dejar a la libre decisión de la mujer.

Entonces, se tenían que crear las ideas, la construcción social, la ideología que atara a la mujer a la esfera reproductiva y anulara su capacidad de decisión sobre su cuerpo y sobre su vida y esa primera construcción ideológica se lleva a cabo a través de la religión. La religión es la primera construcción de ideas que no sólo justifica la dominación del hombre sobre la mujer, sino que la disfraza como algo “natural” y de esa forma institucionaliza el consentimiento de la mujer frente a su dominación. A través de esa construcción de ideas que es la religión, el cuerpo de la mujer y su decisión de procrear dejan de ser suyos y pasar a pertenecerle a un “ser superior”, que es la forma que en ese momento encuentra el sistema patriarcal de materializar y perpetuar su esquema de dominación, pero además se convierte a la mujer en una pieza clave de la reproducción de su propia dominación a través de la familia y de la educación.

En el capitalismo, la mujer es doblemente explotada. Como afirmó una de las primeras socialistas feministas (Flora Celestina Teresa Tristán) hace casi ya 200 años, “las mujeres somos las proletarias de los proletarios”. En el capitalismo, la mujer realiza innumerables trabajos que no le son remunerados, ni reconocidos socialmente. El salario representa el precio de mercado de la fuerza de trabajo. Y el valor de la fuerza de trabajo se calcula, al igual que en las demás mercancías, por el tiempo de trabajo socialmente necesario para reproducirlo, que está determinado por los valores de cambio de las mercancías socialmente necesarias para que, día a día, el trabajador o trabajadora puedan levantarse, volver a trabajar y renovarse como mercancía vendible. No obstante, el trabajo realizado en el hogar, lo que se denomina trabajo doméstico, y que como vamos a ver ahora es importantísimo para la sociedad, es un trabajo que se apropia el capital sin retribuirle nada a la mujer. Este trabajo no remunerado, permite al capital tener ganancias mayores. (2)


Nos damos cuenta que en esta época, muchas mujeres tenemos una doble jornada de trabajo, trabajamos en el mercado laboral a cambio de un salario y seguimos trabajando cuando llegamos a casa, pero sin salario. A veces pensamos que es sólo durante las primeras ocho horas que el capital se apropia de parte de nuestro trabajo, pero lo cierto es que durante las otras horas, nosotras hacemos un trabajo esencial para la reproducción del capital.


El capitalismo se fundamenta en la producción de mercancías para su intercambio a través del mercado y, como hemos visto antes, en el capitalismo la fuerza de trabajo es una mercancía que se vende por un salario. ¿pero en quién recae en buena parte la producción y reproducción de esa mercancía llamada fuerza de trabajo? No es sólo que la mujer cocine y cuide al obrero o a sí misma como obrera para estar en disposición de venderse al día siguiente su fuerza de trabajo ¿quién pare, amamanta y cuida a los niños y niñas para convertirlos en futuros trabajadores y trabajadoras? ¿quién les hace la comida, los arropa cuando tienen frío, los consuela o anima para que sigan adelante?


Como vemos el doble carácter de la explotación de la mujer (sometida y explotada, tanto en el mercado como en el hogar) constituye un elemento vital para la reproducción del capital(3). Es importante reflexionar sobre esto porque en épocas de crisis como la actual, el capitalismo frente a la caída de la tasa de ganancia reacciona no sólo despidiendo a los trabajadores (y obviamente las mujeres suelen ser las primeras afectadas) y bajando los salarios, sino también presionando la reducción de los servicios sociales. Y esto incide enormemente en el incremento de la explotación de las mujeres. En países donde la crisis se enfrente, pongamos el ejemplo, eliminando los preescolares y las guarderías públicas, eliminando los comedores escolares, los servicios públicos de atención al adulto mayor, reduciendo las prestaciones de salud, etc… todos estos trabajos vuelven a recaer en las espaldas mujeres de forma no remunerada, es decir, no reconocida socialmente.


Sólo en el socialismo, y en la medida que la fuerza de trabajo deje de ser una mercancía, y que su planificación se base en las necesidades de toda la sociedad, las mujeres tendremos las condiciones para liberarnos de esa doble explotación que sufrimos. Sólo en el socialismo se puede lograr que ese trabajo invisibilizado que realizamos las mujeres y que es vital para la sociedad sea repartido y asumido por toda la sociedad.


Pero esas condiciones deben materializarse en el fin de las relaciones de dominación en todos los ámbitos sociales, lo cual implica una lucha diaria por conquistar palmo a palmo ese terreno de nuestra liberación como trabajadoras y como mujeres.

Separación entre lo público y lo privado, impuesta por la ideología liberal para mantener sus esquemas de dominación
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Muchas veces parece que la revolución entra en nuestra vida social, pero no en nuestra vida “doméstica”, entra en nuestras comunidades, pero no entra en nuestras casas, mucho menos en nuestras cocinas o en nuestras camas… bueno, probablemente sea porque aún no somos del todo conscientes que esa falsa disociación es precisamente una de las principales armas de la dominación contra la mujer. Tenemos que comprender que todas nuestras esferas son sociales, todas las dimensiones de nuestra vida son políticas. Todo lo que hacemos con o para los demás es social y es, además productivo, en el sentido que significa un aporte a la sociedad.
Cómo se reparte el trabajo, cómo se toman las decisiones, cómo se regula la participación, o cómo se satisfacen las distintas necesidades son aspectos que nos permiten identificar relaciones sociales de dominación o de emancipación, en todas y cada una de las facetas de nuestra vida, desde las más públicas hasta las más íntimas. Y luchar porque esas relaciones sociales que se producen en todos esos espacios sean relaciones conscientes solidarias, emancipadas, voluntarias, libres de dominación o coacción de cualquier tipo es la tarea fundamental del socialismo. Y es dentro de este aspecto de la necesidad de desenmascarar esa disociación artificial entre la vida doméstica y la vida social, dónde me parece importante entrar a discutir el papel de los consejos comunales en la lucha contra la dominación de la mujer. A mi juicio, no basta con que las mujeres tengamos una participación activa dentro de los consejos comunales, sino que creo que la construcción de condiciones que permitan superar la dominación contra la mujer debe ser un eje importante dentro de los consejos comunales. No puede ser, poniendo sólo el ejemplo más extremo, que en nuestras comunidades sepamos que en tal casa hay una mujer que sufre maltrato, pero asumamos que ese no es un problema del consejo comunal o que el consejo comunal no puede meterse y dejemos que ese maltrato continúe y si nos descuidamos hasta elijamos al marido maltratador como miembro de alguna vocería. No puede ser que una mujer maltratada se sienta sola, sin saber dónde acudir y en quien apoyarse dentro de una comunidad organizada. No puede ser que una adolescente joven se embarace sin desearlo y no cuente con un colectivo de mujeres que pueda aconsejarla y ayudarla y acompañarla en la decisión que ella responsablemente tome. No puede ser que se violente sexualmente a alguna mujer dentro de nuestras comunidades y que nos quedemos prácticamente con los brazos cruzados.

Es importante entonces, pensar cómo dentro de los consejos comunales creamos espacios desde los cuales busquemos la soluciones colectivas a nuestros problemas, espacios para ayudarnos y protegernos, para organizarnos y reeducarnos en función de no reproducir esas relaciones de dominación, que desde la familia, la escuela, la televisión nos han inculcado y que, probablemente si no construimos espacios donde podamos debatir estos temas, seguiremos inculcando a nuestras hijas e hijos. (1) C. Meillassoux, Mujres, graneros y capitales, 1977, en D. Comas D’Argemir “Trabajo, género, cultura” Ed. Icaria, 1994 (2) N. Kohan, Marxismo para principiantes, Ed. Era Naciente, 2005 (3) Op. Cit.

A tres años y medio del triunfo de Rafael Correa en Ecuador

Tras llegar al poder, Correa y Alianza País impulsaron su “Revolución Ciudadana”, proyecto centrado en reformas políticas y económicas, sin base social, con escasez de cuadros (...)
Jesús Marín Fernàndez | Revolta Global-Esquerra Anticapitalista
El 15 de enero de 2007 Rafael Correa Delgado asumió la presidencia de la República del Ecuador tras superar en segunda vuelta electoral al magnate bananero Álvaro Noboa. Correa, economista ecuatoriano que ejerció como Ministro de Economía durante el período presidencial de Alfredo Palacio (2005-2007), renunciando a su cargo tras 106 días de gestión, y cuyo trabajo, bien valorado por la población según las encuestas por cuestionar al Fondo Monetario Internacional y por impulsar proyectos que aumentaban el gasto social, supo recoger el desencanto social imperante en el país y catapultarlo en la votación de su proyecto político “La Revolución Ciudadana”. Tal proyecto, elaborado por él y por sus compañeros de partido Alianza País (AP), apostaba por un cambio radical en el sistema político y económico que habían llevado al Ecuador a una de sus mayores crisis económicas y políticas, al aumento masivo de la pobreza y a la dolarización del país, entre otros.

El Ecuador inmediato antes de Correa

La grave crisis económica que sufrió el país a finales de siglo, desatada por la implementación acelerada de reformas neoliberales (privatizaciones, flexibilizaciones laborales, etc) a lo que ha de añadirse la fuga de capitales y el pago de la deuda, cuyos responsables, además de los diversos gobiernos y grandes bancos, fueron aquellas organizaciones que orientaron a los mismos, como el FMI y el Banco Mundial, y a la que se sumaron otros efectos coyunturales como el fenómeno del niño, la crisis financiera internacional y la caída del precio del petróleo en 1998, llevó al desastre, en cuanto a condiciones de vida se refiere, a la mayoría de la población ecuatoriana. Según la UNICEF, el país experimentó el empobrecimiento más acelerado de la historia de América Latina, a saber: entre 1995 y el año 2000 el número de pobres pasó de 3.9 a 9.1 millones, y la pobreza extrema de 2.4 a 4.5 millones. Ello provocó una gran emigración de ecuatorianos a países como EEUU, España o Italia, obteniendo como resultado desestructuraciones familiares y pérdida de mano de obra calificada.

En términos económicos, el país, vendido al capital transnacional y a los bancos, y expuesto a las inclemencias exteriores, sufrió en 1999 el retroceso más fuerte de América Latina. El PIB cayó un 31% entre 1998 y 1999 y el PIB por habitante se redujo un 33% entre 1998 y el año 2000. La política económica en 1999 provocó una devaluación del 216%, una inflación del 52%, una caída del salario real del 23% y una salida de capitales privados de un 15% del PIB. Por otro lado, entre 1982 y el 2000, y por concepto de deuda, el país pagó 75.908,2 millones de dólares, pasando la misma, y en el mismo período, de 6.633 a 13.564,5 millones. Además, el fenómeno del niño, según la CEPAL, ocasionó pérdidas valoradas en 2.869 millones, y la caída del precio del crudo en 1998, siendo este uno de los pilares económicos del Ecuador, tuvo también su correspondiente impacto en la economía. La gota que colmó el vaso fue la dolarización del país el 9 de enero de 2000 por parte del gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000), haciendo al Ecuador más vulnerable y menos independiente en el campo monetario y agravando a su vez su crisis. Pocos días después, tal presidente sería derrocado por indígenas y militares (los cuales, amparados en un vacío legal constituyente, fueron libres de retirar el apoyo al presidente), siendo el segundo, después de Abdalá Bucaram en 1997, obligado a ceder el poder por la fuerte oposición a sus políticas.

A finales de 2002 Lucio Gutiérrez, militar de clase media y colaborador del derrocamiento contra Mahuad, gana las elecciones bajo un discurso populista y en coalición con Pachakutik (brazo político de la Confederación Nacional de Indígenas - CONAIE), los cuales acabaron cogobernando junto al MPD (Movimiento Popular Democrático, organización política estalinista). En 2005 Lucio sería derrocado por fuertes movilizaciones de toda condición social por llevar a cabo políticas económicas continuistas, por propiciar el retorno desde el exilio a diversos expresidentes como Bucaram y por su represión a los indígenas y movimientos de izquierda, entre otros. Alfredo Palacio fue nombrado entonces presidente por el Congreso y ejerció como tal hasta que Correa asumió la presidencia en enero de 2007.

Cabe resaltar que el huracán económico y político de finales y principios de siglo no sólo provocó un espectacular aumento de la pobreza y una masiva inmigración a países del norte; fuertes movilizaciones indígenas irrumpieron en el escenario político derrocando a diversos presidentes y plantando cara al neoliberalismo; un gran descontento sobre la clase política y sus políticas económicas envolvió a la sociedad ecuatoriana, la cual acabó volcándose con Correa y su proyecto de cambios a finales de 2006.

Época de cambios

Tras llegar al poder, Correa y Alianza País impulsaron su “Revolución Ciudadana”, proyecto centrado en reformas políticas y económicas, sin base social, con escasez de cuadros y con un personalismo en la figura de Correa exacerbada.

Entre esas reformas se encuentra, y con el objetivo de luchar contra la inequidad, el aumento del gasto en vivienda, educación y salud (los cuales se encontraban entre los menores de América Latina), o el “Bono Desarrollo”, subsidio de 30 $ mensuales destinado al millón de personas más pobres del país. Políticas, en definitiva, populares, pero las cuales no han sido desarrolladas junto a las clases a las que van dirigidas. También ha habido una importante inversión en infraestructura vial por todo el Ecuador, siendo la conexión Manta-Manaos (corredor comercial entre el pacífico y el atlántico que pretende convertir la ciudad costera de Manta en la entrada y salida del comercio entre Asia y Sudamérica) su expresión más importante. Pero quizás la novedad más ilustrativa del cambio que ha vivido el Ecuador en estos tres años y medio ha sido la redacción de una nueva constitución. El 15 de abril de 2007, y después de sortear diversos obstáculos, como la negativa de un parlamento conservador que rechazaba la idea de una nueva Constitución, la población acudió a las urnas para aprobar o no la formación de una Asamblea Nacional Constituyente. El “Sí” triunfó, por lo que después de elegir a los 130 asambleistas, los cuales 80 acabaron siendo del partido del gobierno, se empezó a redactar la nueva Carta Magna. Entre el 30 de noviembre de 2007 y el 24 de junio de 2008 la Constitución quedó lista para sentencia, la cual encontraría su aprobación por la población el 28 de septiembre del mismo año con el 63, 93% de los votos. Esta nueva Constitución, de 444 artículos, presentó toda una serie de novedades como los derechos de la naturaleza, elaborados para poder defenderla frente a los constantes ataques que sufre en el país (especialmente a nivel petrolero y de deforestación), el énfasis en la equidad de género y la soberanía alimentaria, o el fuerte papel del estado en la economía. El 26 de abril de 2009, y acorde con la nueva constitución, se disputaron nuevos comicios electorales que acabaron con el triunfo de Correa, y esta vez en primera vuelta, con el 51.9% de los votos.

Pero también ha habido cambios en AP, en la oposición a Correa, la estabilidad del país y en la política exterior ecuatoriana. En estos tres años y medio el partido ha ido expulsando a los cuadros situados más a la izquierda y perdiendo a sus referentes de partido más destacados como Alberto Acosta, quien fuere el presidente de la Asamblea Constituyente y mano derecha de Correa, por ex izquierdistas y tecnócratas que han derechizado el partido. Además, la oposición política más derechista, viva, pero sin fuerza como para rivalizar con Correa, se ha trasladado a los grandes medios, los cuales han acabado desprestigiados por la capacidad del presidente de argumentar contra sus mentiras y tergiversaciones (especialmente desde sus programas sabatinos). Sin embargo, ha existido estabilidad política y social en el país (sobre todo si se tiene en cuenta su pasado más cercano) y en el liderazgo de Correa, mientras que la inestabilidad de su gabinete ha sido la tónica de su mandato; muchos de sus miembros han ido entrando y saliendo después de trabajar durante períodos cortos. Por otro lado, con Correa ha habido un impulso e implicación en cuanto a iniciativas de integración latinoamericana se refiere: el SUCRE (Sistema Único de Compensación Regional), que espera ser la moneda común del futuro; el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), plataforma comercial destinada a combatir contra la pobreza a nivel regional y a la cual se sumó Ecuador el 29 de Junio de 2009; o la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), cuya presidencia Pro Témpore es ejercida activamente por Rafael Correa desde el 10 de agosto de 2009.

Desarrollismo y extractivismo

Pero si bien antes y después de su triunfo Correa hablaba de construir el Socialismo del siglo XXI (discurso y proyecto que ya no menciona), su política económica para el país esta está lejos de ser anticapitalista. Es más, pese a que la derecha de siempre no es rival para Correa, este mismo ha fijado que el ecologismo e izquierdismo “infantiles” que puedan surgir en su proyecto económico son su mayor amenaza. Entre sus políticas que destacan por su impacto ambiental, desarrollismo y extractivismo están:

- La minería

La nueva ley minera es cuestionada por organizaciones sociales e indígenas, ya que, según argumentan, fomentará la explotación a gran escala y la contaminación de las cuencas hídricas, mientras que la gran beneficiaria, la cual tendrá acceso a territorios poblados por indígenas, será la gran empresa privada. Cabe mencionar que la Corte no decretó la inconstitucionalidad de la ley pese haber sido aprobada violando la Carta Magna; el requisito esencial para que el poder legislativo la pueda aprobar resta en la consulta a las nacionalidades indígenas afectadas.

- La conexión Manta-Manaos

Esta gran infraestructura vial pretende ser un corredor comercial entre Asia y Sudamérica, facilitando así el ingreso y salida de mercancías desde el pacífico hasta el atlántico sin tener que cruzar el canal de Panamá. Tal proyecto, fuertemente criticado por organizaciones ecologistas, prevé construir también dos aeropuertos en la amazonia (uno en Tena, provincia del Napo, y otro en Coca, provincia de Orellana) afectando a ecosistemas y pueblos indígenas.

- La explotación petrolera y el proyecto del Yasuní ITT

En la búsqueda de recursos financieros, las concesiones para la explotación del crudo en la amazonia han aumentado (tampoco hay que olvidar que el gobierno ha impulsado nuevos contratos que facilitan la expropiación de campos petroleros a las multinacionales y una mayor renta para el estado). Entre estas destaca la concesión a la corporación canadiense Ivanhoe Energy, la cual podrá extraer el petróleo de la Reserva de la Biosfera del Sumaco (provincia del Napo) sin que los pueblos indígenas hayan sido consultados por el gobierno (como marca la constitución), cuestión que ha provocando su reciente movilización. Por otro lado, existe una propuesta de la sociedad civil ecuatoriana, y que el mismo gobierno retomó, llamada “La Iniciativa Yasuní-ITT”, la cual c no explotar la mayor reserva del Ecuador, que justamente se encuentra en la región más biodiversa del mundo, a cambio de una contribución internacional de 3.500 millones de dólares (cuando según el presidente las reservas tienen un valor de 5.000 o 6.000 millones). No obstante, y pese a ser una iniciativa innovadora, Correa no ha acabado de impulsarla y se ha mostrado últimamente escéptico a su triunfo; en los últimos meses ha manifestado que si en julio de 2011 no se consigue tal cifra, el crudo será explotado.

- La ley de aguas

La CONAIE rompió el diálogo con el gobierno en febrero de 2010. A partir de entonces, y junto a la FENOCIN (Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras) y la FEINE (Federación de Indígenas Evangélicos), se movilizó contra la ley de aguas, la cual consideraba que dejaba la puerta abierta a la privatización. Las organizaciones indígenas mostraron su preocupación sobre la autoridad del agua, que sería única (cuando pueblos indígenas la han gestionado durante años para fines de autoconsumo), y sobre libertad de concesión de distribución. Las movilizaciones, que en algunos casos fueron reprimidas por la policía, llevaron al país al mayor conflicto social desde que Correa es presidente.

En definitiva, y aun cuando por otro lado Correa ha propiciado fuertemente la producción y el consumo interno, buscando así una mayor estabilidad económica para el país, las líneas generales de su política económica revelan su diseño entorno al mercado; sigue siendo primario-exportadora, insostenible y antidemocrática.

Correa y los movimientos indígenas

En 1986 se fundó la CONAIE, confederación nacional que aglutina a la mayoría de organizaciones indígenas del país, incluida la Ecuarunari, fundada en 1971 por los pueblos indígenas de las sierra (que son mayoría en el Ecuador). Esta organización y su enorme capacidad para movilizar a sus bases harían del movimiento indígena la vanguardia antineoliberal del país. Tras un fuerte levantamiento en 1990, el movimiento indígena participó activamente en el derrocamiento de Bucaram (1997) y Mahuad (2000), pero perdió fuerza cuando su brazo político fundado en 1995, Pachakutik, cogobernó con quien acabó por traicionarles y reprimirles: Lucio Gutiérrez. Esa pérdida de fuerza se traduciría a las elecciones de 2006 al obtener sólo un 2% de los sufragios (y pese a tener en su lista al dirigente histórico de la CONAIE Luis Macas), siendo Correa, y tras romper su alianza con Pachakutik antes de la elecciones, el que sería ampliamente votado por los indígenas y llevado al poder.

Durante el mandato de Correa la CONAIE y otras organizaciones indígenas desarrollaron una actitud crítica pero de apoyo al presidente, participando activamente en la redacción de la nueva constitución y dejando a un lado las movilizaciones. No obstante, tras la aprobación de la nueva ley minera, el impulso a las concesiones para explotar el crudo en la amazonia, la invasión de las competencias que gozaban los indígenas en materia de gestión del agua o educación bilingüe, y la poca voluntad del presidente de desarrollar políticas participativas y sostenibles, entre otros, el movimiento indígena acabó por distanciarse del gobierno a tres años de su triunfo. El 25 y 26 de febrero de 2010, la CONAIE, reunida en la ciudad de Ambato, dio “por terminado el Diálogo con el Gobierno Nacional por la falta de voluntad política, irrespeto a los Derechos de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas, y no por no existir ningún resultado en el proceso”. A partir de entonces, y bajo el contexto de la discusión y aprobación de la nueva ley de aguas en la Asamblea Nacional, empezaron movilizaciones que fueron de menos a más (y a las cuales se sumó la FEINE y la FENOCIN, organización que también dio por terminado el diálogo con el gobierno), y que culminaron con una victoria política de envergadura; consiguieron posponer la aprobación e incluir una consulta a los pueblos indígenas para que la ley pueda salir adelante. Tras esa victoria, quedó patente que el movimiento indígena cobró impulso e incidencia política tras pasar por unos años de debilitamiento.

Las fuerzas represivas del estado y la soberanía nacional

El presupuesto de Defensa, recortado en los anteriores años, se incrementó considerablemente a partir del triunfo de Correa. En 2008 ascendió al 3.41% del PIB, mientras que para el 2010 se aprobó desembolsar una cantidad de 1.669 millones de dólares, 382 más que el año anterior; y es que además de invertir en armamento, los salarios de la policía y el ejército fueron gratamente subidos. Por otro lado, en agosto de 2009 la DEA legalizó su trabajo en Ecuador, cuya colaboración con la policía ecuatoriana se tradujo en una inversión por parte de EEUU de 50 millones de dólares entre 2008 y 2009. A esto hay que añadirle toda una serie de inversiones que el país extranjero ha realizado en los últimos tres años en el sector militar: 10 millones en total en capacidad operativa fluvial y de comunicaciones; formación y equipos prácticos para luchar contra el narcotráfico en la frontera y hacer frente a fuerzas irregulares como las FARC.

Por otro lado, cabe mencionar que en septiembre de 2009 el ejército norteamericano abandonó la base militar de Manta (cedida a las fuerzas aéreas de ese país en 1999) tras no renovar el gobierno ecuatoriano el convenio que permitía su acceso. Tal acción soberana, que fue bien vista por la población, contrasta con las inversiones norteamericanas en materia de defensa y su colaboración antidroga, cuando tal ejército y agencia se despliega en Colombia bajo la supuesta lucha contra las FARC y el narcotráfico, cuyos resultados brillan más por su injerencia imperialista y violanciones a los derechos humanos que no por sus éxitos en las batallas que dicen librar.

La colaboración con EEUU pues, y a pesar de la no renovación del convenio de la base de Manta, indica que la soberanía nacional del Ecuador sigue estando subordinada (¿sin querer queriendo?) al Imperio (¿y a su Plan Colombia?). No es de extrañar que desde la embajada de Estados Unidos en Ecuador se señale que están viviendo sus mejores momentos en términos de cooperación.

Por otro lado, es posible que Correa busque tranquilizar a los militares con fuertes inversiones en su sector (los cuales continúan formándose bajo una ideología de extrema derecha en el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad en Estados Unidos, antes llamada Escuela de las Américas y situada en Panamá hasta 2001) y contra restar así sus posibles ansias de golpe tras su llegada a la presidencia. No obstante, el presidente sostiene que tal refuerzo policial y militar, especialmente en la frontera norte, se debe para hacer frente a los grupos irregulares que puedan ingresar al país, y para estar mejor preparados frente a un eventual ataque como el del 1 de marzo de 2008, día en que el ejército colombiano bombardeó suelo ecuatoriano bajo la escusa de perseguir en caliente a la guerrilla de las FARC.

Notas finales

Con Rafael Correa en el poder el Ecuador ha experimentado una época de cambios, pero no un cambio de época. A tres años y medio de su gestión, y pese al impulso de propuestas e implicación a nivel de integración latinoamericana, la sensación de continuidad de modelo está fuertemente arraigado en la población, y no es para menos; las reformas que ha vivido el país se han sucedido dentro del capitalismo y la democracia representativa; la política económica puede haberse alejado del viejo neoliberalismo, pero se ha inclinado hacia un desarrollismo y extractivismo subordinado a la gran empresa; se han llevado a cabo algunas políticas populares pero si la participación de las clases populares. Debido a ello (y a otras cuestiones que no han sido mencionadas en este escrito como la ley de registros, los diversos casos de corrupción que han salpicado al poder ejecutivo o el fraude electoral de la universidad central), los movimientos sociales e indígenas se han distanciado del gobierno, han cogido fuerza y le han exigido un giro a la izquierda.

La compleja situación por la que transcurre el Ecuador impide hacer claros pronósticos sobre su futuro. En 2013 hay elecciones generales; veremos entonces si la votación viene marcada por el deseo de virar fuertemente a la izquierda (hoy, al menos, no hay alternativa a Correa), por la continuidad del mal menor, o por un castigo a Correa y a Aliaza País que pueda hacer resurgir a la derecha de siempre.

http://revoltaglobal.cat/article2930.html

De nuevo Irán y Corea del Norte; los peligros de llevar las cosas al límite


Immanuel Wallerstein

Durante casi 20 años Estados Unidos ha estado clamando que tiene la determinación de evitar que Irán y Corea del Norte se conviertan en potencias nucleares. En medio de asuntos de más urgencia, el gobierno estadunidense reafirma regularmente la importancia de este objetivo. Como es claro que Irán y Corea del Norte no quieren ceder ante estas demandas reafirmadas periódicamente, Estados Unidos amenaza con llevar a cabo ulteriores acciones de algún tipo, constantemente.

Después de todo este tiempo, ¿debemos tomar esto en serio? Lo que mejor resume lo que ha estado ocurriendo es eso que se conoce como llevar las cosas al límite, llamado en ocasiones el juego de la gallina. Cada vez que se reanuda el juego, la cuestión es siempre quién parpadea primero y cancela la escalada final implícita que desataría la guerra. Es común que Estados Unidos juegue este juego con Irán y Corea del Norte, pero con cada uno a la vez. En estos momentos lo juega con ambos simultáneamente. Por un lado, la simultaneidad hace más difícil creer en la seriedad del intento estadunidense. Por otro lado, hace el juego más peligroso.

¿Cuáles son las historias actuales? En el caso de Irán, Estados Unidos llevaba varios meses intentando obtener del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una nueva resolución que le imponga más sanciones a Irán por no obedecer la resolución del Consejo de Seguridad que exige que Irán suspenda el enriquecimiento de uranio. Para obtener esta resolución adicional, Estados Unidos ha estado negociando con Rusia y con China en pos de su respaldo. Actualmente, estos dos países parecen haber acordado respaldar una resolución, pero ésta es más débil de lo que quisiera Estados Unidos, y a cambio tendrá que otorgar diversas concesiones en otros aspectos.

Hasta el momento, Estados Unidos asume que una vez obtenido el respaldo de Rusia y China podrá conseguir una resolución unánime del Consejo de Seguridad. Repentinamente, dos de los miembros no permanentes –Brasil y Turquía– entraron al escenario y se involucraron en una diplomacia muy pública en este asunto. Sus líderes arreglaron con Irán que intercambiara cerca de la mitad de su uranio de bajo enriquecimiento por combustible nuclear. Brasil, Turquía e Irán argumentan que con este acuerdo se recorre un largo trecho rumbo a cumplir las demandas estadunidenses. Estados Unidos no concuerda con esto y afirma que procederá a promover su resolución en el Consejo de Seguridad.

Estados Unidos no sabe cómo lidiar con la entrada brasileño-turca en el juego público. Se supone que ambos son países amigables. Se supone que ambas son naciones de menor rango que deberían dejarle esas cuestiones a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Parece ser que Estados Unidos incluso pudo haber dado su aprobación a su iniciativa bajo la suposición de que fracasaría, con lo que se fortalecería el argumento estadunidense. Esto no ocurrió. Brasil y Turquía lograron su cometido. Por lo menos eso piensan. Y no tienen la intención de ser tratados como naciones de menor rango que deban servirle a sus superiores. En realidad, piensan que Estados Unidos debería saludar su acuerdo con Irán como un éxito y retirar la resolución.

Entretanto, todos los ojos están puesto sobre Corea. El 26 de marzo, se hundió un barco de guerra de Corea del Sur. En un principio los sudcoreanos dijeron que pensaban que había sido un accidente. Pero luego, dos meses después, lo cual es un tiempo sospechosamente largo, anunciaron que tenían pruebas de que un submarino norcoreano había hundido el barco con un torpedo. Algunos analistas sudcoreanos sugieren que el barco, que estaba involucrado en un ejercicio militar conjunto con Estados Unidos, fue de hecho hundido, erróneamente, por un submarino estadunidense. Esta sugerencia fue ignorada por la prensa mundial, que más bien ha estado debatiendo los motivos de Corea del Norte para hacer algo así. Hillary Clinton dice que no puede entender por qué habrían hecho algo así los norcoreanos.

Sea cual sea el caso, Corea del Sur ha roto sus lazos existentes con Corea del Norte, y ésta a su vez respondió de igual modo. El actual gobierno conservador de Corea del Sur ha echado a pique cualquier resto de la previa política soleada del presidente hacia Corea del Norte. Estados Unidos quiere una resolución del Consejo de Seguridad. Corea del Norte dice que, si se aprueba una resolución, dejará de cooperar con la inspección de sus instalaciones nucleares.

Entonces, nos hallamos en medio de una situación en que a un alto nivel se llevan las cosas al límite. Y los mercados mundiales reflejan un nerviosismo extremo. ¿Qué ocurrirá ahora? Obviamente, todo el mundo juega en función de su público propio. El gobierno estadunidense quiere mostrarle al Congreso que está haciendo algo serio. Igual el gobierno de Corea del Sur. Así también los gobiernos iraní y norcoreano. Y no hay duda de que igual hacen los gobiernos brasileño y turco.

¿Quién será el primero en pestañear? No creo que ninguna de las naciones de primera línea quiera, de hecho, una guerra. Hay mucho que perder para cualquiera de ellos. Sin embargo la decisión real no está en manos de ninguno de estos actores sino del gobierno chino. China es el que lleva la mano. ¿Qué tipo de resolución apoyarán los chinos en cualquiera de los dos casos? Es obvio que China quiere que todos se calmen, y mantener la calma. El problema es que llevar las cosas al límite puede ser un juego peligroso cuando el mundo –su geopolítica y su economía– está tan caótico y volátil. Podrían ocurrir accidentes. Algún oficial militar, en alguna parte, con el dedo en el gatillo, puede cometer algún error –accidental o deliberadamente. Vivimos una época interesante.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein


La situación en Kirguizistán, un polvorín estratégico, étnico y político en Asia central


  • Esta república que linda con China es geoestratégicamente clave para los actores internacionales, tanto Rusia como EE UU.
  • En abril una revuelta de antiguos seguidores derrocó al presidente que en 2005 llegó al poder tras la 'revolución de los tulipanes'.
  • El balance de los enfrentamientos: 117 muertos y miles de heridos.

Dos meses después de que la violencia se adueñara de Kirguizistán durante el derrocamiento del último Gobierno, que había logrado el poder en 2005 tras la 'revolución de los tulipanes', se vuelven a contar por cientos los muertos, por miles los heridos y por decenas de miles los desplazados.

La situación humana, social y política del país -sobre todo en el sur, Osh y Jalal-Abad, de donde es Kurmanbek Bakíev, el presidente depuesto en abril- se ha agravado hasta el punto que la comunidad internacional parece dispuesta a tomar cartas en el asunto, con Rusia -ahora sí y tras los titubeos iniciales- a la cabeza.

Kirguizistán (5 millones de habitantes), enclavada en el Asia central y con una extensión equivalente a la mitad de la de España, posee una situación geoestratégica vital para las potencias extranjeras (linda con China y es una plaza muy importante para la logística de la guerra en Afganistán, pues EE UU dispone de una importante base).

Tras alcanzar la independencia, Kirguizistán se lanzó a la conquista de una identidad simbólica fuerte

Además, su gran diversidad étnica, lingüística (los kirguizes son mayoría, seguidos de uzbekos y rusos, aunque también hay cristianos ortodoxos, según datos de la CIA) y religiosa (mayoría musulmana), dificulta la convivencia en un país con una tradición sólo nominalmente democrática desde que alcanzó la independencia a principios de los noventa.

Aquejada de los mismos males que muchas otras ex repúblicas soviéticas, tanto del Cáucaso como de Asia central, en Kirguizistán no ha dejado de cumplirse aquella predicción del periodista Ryszard Kapuscinski, gran conocedor de la zona, cuando escribió que al mundo le amenazaban tres plagas, una de ellas la del nacionalismo.

Tras la independencia, Kirguizistán se lanzó a la conquista de una identidad simbólica -la lengua kyrgyz pasó a ser la oficial en detrimento de la rusa- al tiempo que a la creación de un Estado de nuevo cuño que, al cabo, no ha sabido vencer la tentación del nepotismo y la plutocracia.

Condena y planes internacionales

La alarma de una crisis humanitaria en la zona ha hecho reaccionar a los actores internacionales, tras un fin de semana cuajado de declaraciones de condena y horror, aunque escasamente comprometidas.

El Gobierno provisional, desbordado, pidió este sábado a Rusia ayuda militar. La respuesta del Kremlin no se hizo esperar: Rusia mandaría ayuda humanitaria, pero no militar. Al mismo tiempo, la ONU, por boca de su secretario general Ban Ki-moon, pidió respeto y solucionar el conflicto por vía "pacífica".

Por su parte la UE parece haber dejado la iniciativa a Rusia, mientras EE UU aún no se ha pronunciado

Pasado el fin de semana, y conocidas las noticias del aumento del número de fallecidos y desplazados (que se están refugiando en la vecina Uzbekistán), el Gobierno de Vladimir Putin parece estar dispuesto a intervenir militarmente para acabar con la crisis humanitaria, que afecta sobre todo a las menciondas regiones del sur, Osh y Jalal-Abad.

Por su parte la UE parece haber dejado la iniciativa a Rusia, mientras EE UU aún no se ha pronunciado. La alta representante europea, Catherine Ashton, ha advertido de que el brote de violencia es "muy peligroso" para toda la región y ha dicho que está en contacto con los rusos sobre cómo calmar la zona.