sábado, 21 de mayo de 2011

El tecnócrata con más influencia de China


Zhou Xiaochuan es desde hace una década el gobernador del banco central chino, donde dirige una política monetaria compleja marcada por el control del crecimiento para que la inflación no se desboque.

Aunque no es un personaje que destaque especialmente en las noticias económicas, Zhou Xiaochuan, gobernador del banco central chino desde hace casi una década, es una de las figuras más relevantes de la economía mundial. De hecho, la revista Foreign Policy lo colocó el año pasado en cuarto lugar entre las cien personas intelectualmente más influyentes del mundo.

Como responsable de la política monetaria en China tiene que ocuparse de evitar la inflación interna, que supera el 5% y siempre amenaza con dispararse; de controlar los préstamos bancarios para que el dinero fluya a la economía real (a diferencia de lo que ocurre en nuestras economías en China, en el peor momento de la crisis, el crédito a pequeñas y medianas empresas subió un 43% en un año); y también de evitar burbujas y que ese exceso de liquidez no dé lugar a problemas inmobiliarios y en las bolsas. Para ello ha subido el tipo de interés cuatro veces en los últimos meses, de manera que el tipo a tres meses está ahora en el 4,5%, frente al 0,23% y 1,42% en Estados Unidos y el área del euro, respectivamente. Una economía que crece a tasas del 9% y que apenas ha notado la crisis, exige una política monetaria especialmente compleja al tener que luchar en el frente del crecimiento, de la inflación, y del tipo de cambio y el comercio exterior.

Su carrera profesional le ha preparado para esta tarea. La gestión de la economía china es extraña y llena de contradicciones, porque responde a una mezcla de fortísimo control estatal y funcionamiento del mercado. Está abierta al exterior, pero tiene el tipo de cambio controlado; nuestro personaje, el gobernador del Banco Central, decide lo que prestan los bancos a las empresas, pero debe anticipar un exceso de crédito no deseable. De hecho, desde hace unos meses tiene que encargarse de limpiar de los balances de los bancos chinos 865.000 millones de dólares en préstamos malos, lo que le ha llevado a poner el ratio de capital mínimo en el 11,5%. China es la principal acaparadora de la deuda norteamericana, y en muchas ocasiones no le resulta fácil saber qué hacer con los tres millones de millones de dólares que tiene en reserva de divisas; esto le abre la posibilidad de entrar en el capital de empresas extranjeras, como ha hecho recientemente con la cadena de hoteles NH en España, o las polémicas posibles inversiones en bancos y cajas españolas.

En los últimos veinticinco años Zhou Xiaochuan, que tiene 63, ha pasado por varios puestos importantes de la economía china, desde el organismo para las reformas económicas, el comercio exterior, el Banco de China y el Banco de la Construcción, y la administración de la divisa extranjera. Sobre todo es importante su experiencia como presidente de la Comisión del Mercado de Valores, que le proporcionó un conocimiento en profundidad de los mercados financieros. Pero, además, está casado con Li Ling, que dirige la parte legal y de tratados del comercio chino, donde se encuentra el principal contencioso entre Estados Unidos y China: los desequilibrios comerciales y el papel de la moneda china, artificialmente devaluada para poder exportar más. La revista Forbes se refería a Zhou y Li como la "pareja china con poder, que la Administración Obama tiene que vigilar en los próximos años si los Estados Unidos quieren defender su posición en el orden mundial".

Hace un par de años Zhou publicó un trabajo en la revista del Banco de Pagos Internacionales que tuvo un gran eco. En ese momento había una fortísima presión internacional para que China dejara flotar libremente su divisa, se apreciara, perdiera posición competitiva, y se equilibraran algo las balanzas comerciales y flujos financieros en el mundo. No era un tema nuevo, pero todos los gobernantes estaban especialmente preocupados ante la incertidumbre que presentaba la crisis y sus efectos sobre las exportaciones y el empleo. Como defensa ante esa presión Zhou Xiaochuan propuso la reforma del sistema monetario internacional, y la sustitución del dólar como moneda de referencia por una cesta de divisas, entre las que el reminbi chino ocuparía un papel destacado. Un reformado Fondo Monetario Internacional sería el encargado de gestionar la nueva moneda del mundo.

Su frase más popular, y quizás la que mejor define su pensamiento y personalidad, es: "Si el mercado puede resolver un problema, hay que dejar que lo haga. Yo soy sólo un árbitro, no un jugador ni un entrenador". Sin embargo, a diferencia de los que ingenuamente confían en las presuntas virtudes equilibradoras del mercado, Zhon Xiaochuan ejerce de verdad de árbitro y cuida, en lo posible, que la transformación y desregulación del sistema financiero chino se haga atendiendo a las necesidades de financiación de la empresa, y no a operaciones especulativas, desvinculadas de la economía real.


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