lunes, 20 de junio de 2011

Guatemala: Movimiento Indígena fragmentado Debe analizarse como una rama del racismo.


Por Irmalicia Velásquez Nimatuj

Los movimientos indígenas de Guatemala se caracterizan por su histórica trayectoria, no son “nuevos movimientos sociales”, por el contrario, en cada etapa han enfrentado diversos desafíos ante la invisibilidad en que el poder hegemónico los ha mantenido. En la historia oficial a los indígenas se les visibiliza a partir del conflicto interno y se les otorga protagonismo después de firmados los Acuerdos de Paz en 1996.

En esa etapa se abrieron oportunidades para plantear demandas y espacios de participación antes negados. O sea, el movimiento indígena sobreviviente en la etapa de posguerra –con el apoyo de la comunidad internacional como nunca antes lo había tenido– generó demasiadas expectativas y esperanzas, que quizá sobrepasaron lo que realmente se podía alcanzar.

El tiempo de posguerra fue inspirador. Fue el espacio de más organización, pero posiblemente se falló en no crear las condiciones para fortalecer un movimiento indígena cohesionador y fuerte. A la larga se construyó un movimiento indígena fragmentado por un sistema capitalista racista y machista, pero también por intereses personales de algunos indígenas.


El caso de Guatemala muestra que aquí el multiculturalismo neoliberal fue exitoso, porque los indígenas que tomaron los espacios que el Estado abrió, no actuaron como en Bolivia, en donde quienes llegaron a esos espacios fortalecieron la lucha indígena nacional que llevó a Evo Morales al poder.

Aquí ocurrió lo contrario, en los últimos tiempos los indígenas que asumieron esas posiciones han resultado los mejores aliados de las empresas transnacionales y excelentes lacayos al servicio de cualquier partido político, en donde ahora sobran mujeres y hombres indígenas.

Este proceso debe analizarse como una rama del racismo, el cual se manifiesta de manera sutil porque aparenta integración y participación, cuando en verdad lo que ha logrado es fragmentar las demandas indígenas y volverse en contra de ellos mismos, a la vez que los convierte en emisarios de sus propios intereses.


La crítica a un significativo sector de indígenas que llegaron al Estado es que no contribuyeron al fortalecimiento de una base social y el sistema neoliberal es responsable de estos resultados pero también algunos indígenas, quienes persiguiendo aspiraciones individuales se han dedicado a venderse al mejor postor levantando banderas de representación colectiva cuando sus intereses son personales.



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