martes, 5 de julio de 2011

Bolivia: Indígenas del oriente se distancian del Gobierno

Fuente: El Deber, 3 de julio de 2011

La relación entre masistas e indígenas de tierras bajas no es de las mejores, es más, el distanciamiento y las diferencias son tales que ya trascienden la alianza que llevó a Evo Morales a la presidencia en 2006.

No por nada el guaraní Justino Zambrana y el chiquitano Rodolfo López lograron la presidencia de las asambleas departamentales de Tarija y Santa Cruz, desmarcándose del Movimiento Al Socialismo (MAS), y aliándose con agrupaciones de oposición.

Pero ese no es el único síntoma del distanciamiento. Las duras críticas por parte de los indígenas a decisiones del partido en función de Gobierno como la aprobación de la Ley de Régimen Electoral; la Ley de Revolución Productiva, Agropecuaria y Comunitaria; la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos que pasará por el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), son más muestras de que estas diferencias se profundizan.

Si bien los indígenas en alianza con el MAS lograron consolidar muchas de sus demandas que exigían desde hace años, sus propios representantes admiten hoy el distanciamiento.

El diputado Pedro Nuni, representante mojeño-ignaciano, reconoce que el MAS no solo coincidió con las aspiraciones de los indígenas, sino que también las validó dentro de la búsqueda de un nuevo espacio político en el país, razón principal de su alianza. Sin embargo, dice estar decepcionado porque ahora ese partido “no nos está reconociendo en la medida de lo que realmente representamos en el nuevo Estado plurinacional”.

“Nos preocupa que a estas alturas nos esté encarando (el MAS) que somos minoría, que no gravitamos en votación y nos estén invisibilizando. En los últimos tiempos se están vulnerando los avances y las reivindicaciones que conseguimos en la nueva Constitución”, se queja.

Nuni acusa a una corriente dentro del Gobierno que discrimina a los indígenas del oriente. “No vemos que los guaraníes, chiquitanos, ayoreos, chimanes y mojeños (de tierras bajas) estemos en igual importancia que los hermanos indígenas del occidente. Cada vez nos vemos mermados”. Considera que es el momento de hacer un alto para analizar la alianza con el MAS.

En junio de 2010, cuando los indígenas exigían más escaños en la Asamblea Legislativa el presidente Evo Morales dijo que solo eran 500 ó 1.000 votos, frente a 120.000 que no podían ser discriminados, refiriéndose a las etnias quechuas y aimaras.

En abril de ese mismo año, Morales calificó a las consultas del movimiento indígena sobre temas de medio ambiente como ‘chantaje y extorsión’ contra las empresas petroleras que realizan trabajos de exploración.

El 26 de junio de 2011, Evo aprobó la Ley de la Revolución Productiva que permite el uso de transgénicos, en contrario a la propuesta indígena. Morales dijo que la ley garantizará “la seguridad alimentaria con soberanía” y pidió apoyo a su Gobierno, pero los originarios mantienen sus cuestionamientos.El mismo mes, el primer mandatario acusó a las organizaciones no gubernamentales (ONG) de estar alentando los movimientos en contra de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. Los indígenas del Beni anunciaron una gran marcha para agosto.

El chiquitano Rodolfo López, presidente de la Asamblea Legislativa en Santa Cruz, confiesa que los indígenas de tierras bajas están preocupados y decepcionados porque el partido de Morales no los está tomando en cuenta en la aprobación de algunas leyes.

“No comprendemos que tengamos que seguir presionados por instructivas de arriba (del Gobierno), cuando las propuestas deberían surgir de nuestras bases, nuestra plataforma no tiene que ser negociada”, advierte.

El diputado Bienvenido Zacu, representante guarayo, lamenta la burocracia en las instituciones estatales. “Los hermanos indígenas están sufriendo, muchos están arrepentidos (de apoyar al MAS), no los atienden en los ministerios, en la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) ni el INRA. En Guarayos la ABT no ha resuelto el problema de planes de manejos forestales desde hace seis meses”, dice. También acusa a algunos masistas de acaparar cargos. “Separarse del MAS no es nuestra culpa, sino de sus operadores”, reclama, justificando las alianzas con opositores en Santa Cruz y Tarija.

Asesores del movimiento indígena admiten otra crisis. Primero, porque en muy poco tiempo, de no tener nada, tienen todo el Estado para administrar. Segundo, porque la larga lista de responsabilidades que se abrió con el nuevo marco legal generó la falta de capacidad dirigencial para ocupar esos espacios de forma eficiente. Y tercero, porque ahora deben pasar de ser organizaciones de lucha a administradores de sus territorios.

Cifras
36 Son los pueblos indígenas que están reconocidos por la Constitución Política, sobre todo en tierras bajas. Ellos eligieron a sus asambleístas

21 Son los asambleístas indígenas electos, 19 corresponden a pueblos de tierras bajas y dos a tierras altas (chipayas y kallawayas)

12 Es el total de municipios que fueron a referéndum por la autonomía indígena, de los cuales 11 dijeron sí a este sistema.

Criterios opuestos en el Gobierno

En el Movimiento Al Socialismo (MAS) se contradicen sobre la alianza con los indígenas. Mientras el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, la califica como una muy buena relación, la diputada por el partido oficialista, Betty Tejada, reconoce “contradicciones y antagonismos”.

Romero se mostró sorprendido de que se intente hacer ver que hay problemas con los indígenas, toda vez que ellos siempre han sido privilegiados por el Gobierno, como ‘núcleo’ del pacto.

Según el ministro, la relación se basa en consultas permanentes, por lo que descarta distanciamiento. “Las críticas las tomamos con cautela, no somos dueños de la verdad, no queremos ser soberbios, pero eso sí, hay críticas razonables y hay otras políticas como las de Rafael Quispe, del Conamaq (que rechaza la Ley de la Revolución Productiva)”, argumenta.

Contrariamente, la diputada Tejada admite que “esta relación (con los indígenas) atraviesa por una situación crítica al tener que implementar la nueva Constitución Política del Estado y eso no es fácil para ningún país. Por supuesto que hay tensiones”.

“Los movimientos sociales demandan mayores espacios de concertación, pero no hay el tiempo necesario, pese a que son tensiones legítimas y favorables”, explica.

Según dice, los plazos establecidos en la Constitución para aprobar las leyes son cortos y este proceso se dificulta por la diversidad de actores, pero “tenemos la obligación de crear espacios de diálogo con los fundadores: indígenas y campesinos”.


Opinión


La relación siempre tuvo divergencias
Fernando Mayorga | Sociólogo


La relación del MAS y los indígenas siempre ha tenido momentos de acercamiento y de crisis. Por ejemplo, en la Constituyente el MAS fue tan abierto a las propuestas indígenas que las aceptó como base del texto constitucional, pero cuando ellos pidieron más escaños (en la Ley Electoral), el MAS se negó a darles. Hasta ahora vemos que son distintos los motivos por los que los indígenas están contra medidas tomadas por el Gobierno.

Estas diferencias no se han profundizado, sino que aparecen y desaparecen, en unos temas están de acuerdo y en otros divergen. No hay que considerar al movimiento indígena como algo sólido, una cosa es el movimiento de tierras bajas y otra del occidente representado por Conamaq. Algunos están más cerca del Gobierno y otros más lejos, hay que ver esa complejidad, no es homogéneo.

La Constitución Política tiene un fuerte sello indigenista, pero lo que reclaman ahora es que en algunas leyes no ha avanzado el proyecto indígena como el hecho de que ya no tiene carácter vinculante a los pueblos indígenas la explotación de recursos naturales. Esto es un retroceso para ellos.

La representación indígena

Siete regiones tienen representantes indígenas en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Estos son los titulares:

- La Paz: Jorge Medina Barra (afroboliviano).

- Cochabamba: Eleuterio Guzmán (yuracaré).

- Santa Cruz: Bienvenido Zacu (guarayo).

- Beni: Pedro Nuni (mojeño-ignaciano).

- Pando: Juan Carlos Canamari (tacana).

- Tarija: Federico Salazar (weenhayek).

- Oruro: titular Benigno Quispe (uru-chipaya).

- Los asambleístas departamentales son:

- Santa Cruz: Rodolfo López (chiquitano), Subi Picaneray (ayoreo), Wilson Añez Yamba (guarayo), Filemón Suárez (guaraní), Rosmeri Gutiérrez (yuracaré-moxeña).

- Chuquisaca: Justo Molina (guaraní) y Edubiges Chambaye (guaraní).

- Pando: Manuel Rodríguez (yamihahua).

- Tarija: Antonio Tato Paco (weenhayek), Justino Zambrana (guaraní), Vicente Ferreira (tapiete).

- Cochabamba: Elisa Esso Seribó (yuqui), Juan Carlos Noe (yuracaré).

- La Paz: Chanito Matahua (araona), Julio César Cessy (tacana), Jhonsom Jimenes Cobo (leco), Horacio Medrano (mosetén).

- Beni: Dolores Muiba (sirionó-mojeña), Inocencio Yubanure (cavineño-trinitario).

- Las asambleístas indígenas departamentales por territorio son: la mojeña-ignaciana María Teresa Limpias en Beni y la guaraya Antonia Iriagry en Santa Cruz.

- Los pueblos indígenas también tienen un subgobernador y un corregidor seccional en Beni, los mojeños Sixto Bejarano e Ignacio Apase, respectivamente.

- Los alcaldes indígenas en Santa Cruz son: Carlos Guasase (Concepción), Daniel Añez (San Javier), Miguel Ípamo (San Antonio de Lomerío), Jesús Poiché (San Rafael) y Elida Urapuca (Ascensión de Guarayos). En Beni, los alcaldes son: Basilio Normabi (San Ignacio de Mojos) y Jorge Añez (San Borja).

«El MAS creyó que eran su apéndice»

Leonardo Tamburini | Director de la ONG Cejis

- ¿Cómo describe el momento por el que pasa la alianza MAS-indígenas?

-Están en un momento de una crisis organizativa. El MAS y otras fuerzas políticas creen que la agenda y la plataforma de reivindicación de los derechos indígenas es negociable y transable, cuando en realidad las bases rechazan muchas propuestas porque sus derechos no pueden negociarse.

Otro problema es que los indígenas creyeron que eran parte importante del proceso de cambio y del esquema de decisión del partido, pero no es así. El movimiento campesino y cocalero creó ese instrumento político (MAS), los indígenas solo son aliados. Están teniendo dificultades de coordinación y articulación, porque el movimiento indígena se siente que no participa plenamente de las decisiones y no comparte el poder como lo hacen los campesinos.

- ¿Cambió la mirada del MAS hacia los indígenas?

- Los indígenas están empezando a generar, no ruptura, pero en la medida en que surgen más críticas de ese lado hacia las decisiones del Gobierno, lo que antes era visto como lo rico de un proceso plural ahora se lo ve como algo peligroso y que debe rechazarse, por eso ciertas decisiones ya no se las consulta con los indígenas. Estas contradicciones entre ambos son cada vez más abiertas y más públicas.

- ¿Y cómo lo ve el Cejis?

- Si bien es bueno que haya contradicciones, la idea es saber quién se está apartando de la línea, si el que critica o el que genera el conflicto. Nos parece que en varias decisiones el Gobierno se está apartando de lo que ha dicho. Los pueblos indígenas siguen manteniendo un nivel de claridad sobre dónde debe ir el proceso.

- ¿Tal vez el MAS pensó que los indígenas eran sus aliados incondicionales?

- Caro que es así. Y una muestra de esto es lo que pasó en las asambleas departamentales de Tarija y Santa Cruz donde la bancada indígena se independizó del MAS, sobre todo de los funcionarios que venían de La Paz a dar línea a la bancada masista, pensaban que los indígenas eran su apéndice o sus hermanos menores y nunca los trataron como aliados estratégicos, con capacidad y poder político propio.

Nadie puede negar que el proceso que lidera el presidente es arrollador, pero tampoco es como para que estén bajo la bota. Esa soberbia (del MAS) ha impulsado a que la bancada indígena se juegue por su autonomía.

- ¿Los indígenas pueden llegar a ser adversarios del MAS?

- No creo, salvo que el MAS decida convertirlos en adversarios. Los indígenas de tierras bajas lo último que van a hacer es romper con el Gobierno. Eso sí, van a complicar la vida a la línea autoritaria y soberbia que hay en este momento, aunque creo que lo que está pasando es beneficioso, porque le pueden hacer reconsiderar al Gobierno ciertas decisiones erradas.

Lo peor es tener al lado gente que le esté diciendo que todo está bien.

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