viernes, 21 de octubre de 2011

La calidad del trabajo juvenil

La caída de la economía mundial ha generado una crisis laboral que frustra las aspiraciones de una generación.

El último análisis sobre la evolución del mercado laboral a nivel global, que acaba de publicar la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se aparta de la estricta estadística para entrar en propuestas políticas a los gobiernos de naciones desarrolladas y emergentes, a fin de hacer frente a la actual crisis laboral.

Sostiene el informe la necesidad de adoptar medidas para promover el empleo juvenil, como el desarrollo de una estrategia integral de crecimiento y la creación de empleos, pero mejorando la calidad de los trabajos mediante el fortalecimiento de las normas laborales. Además, profundizar la inversión en educación y optimizar la formación, junto con la aplicación de políticas financieras y macroeconómicas a fin de remover los obstáculos para alcanzar la recuperación de la economía.

En ese sentido la OIT se muestra preocupada por las secuelas de la actual crisis financiera europea y el enfriamiento económico en Estados Unidos y sus consecuencias en el resto del mundo. En el informe "Actualización de las Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2011'', el organismo de las Naciones Unidas lamenta la mala suerte de toda una generación de trabajadores jóvenes, marcada por lo que califica de una peligrosa mezcla de elevado desempleo, creciente inactividad, trabajo precario en las naciones desarrolladas y el aumento de empleados pobres en los países en desarrollo, esto último en alusión a la informalidad laboral y el trabajo en negro.

Como en toda gran recesión, se generaliza el malestar social provocado por el desempleo, el subempleo y la tensión de los riesgos asociados con la desocupación y la inactividad prolongada que impacta mucho más en la juventud ante un futuro incierto, aún para aquellos que cursaron estudios y están bien preparados para obtener un empleo calificado. El surgimiento de los movimientos de protesta, en diferentes partes del mundo -caso de los "indignados''-, son síntomas peligrosos de una generación desesperanzada.

Esta situación requiere medidas que van más allá del salvataje de las economías en crisis. Se impone una recuperación económica con reformas profundas del sistema financiero, la reestructuración y recapitalización de los bancos para relanzar el crédito productivo para recuperar el equilibrio de los mercados.

COMENTARIO.

¿La harán caso a la OIT?

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