domingo, 13 de noviembre de 2011

Brasil: los síntomas de la desindustrialización


Por Julio Sevares Economista. Docente Universitario

En los últimos años Brasil es presentado y percibido como una potencia emergente, lo cual parece avalado por una noticia reciente: este año el país sudamericano se convertiría en la sexta economía mundial, superando a Gran Bretaña. Sin embargo, una mirada cuidadosa de algunas estadísticas muestran otro cuadro.

El crecimiento de la participación del PBI brasileño en el total mundial se debe al aumento del PBI nominal en dólares, y se explica por la apreciación del real en relación con la moneda estadounidense. Por el contrario, la participación de Brasil en el PBI mundial medido por la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) está estancada desde hace décadas.

Según los números del World Economic Outlook del FMI, en 1980, el PBI-PPA de Brasil era el 3,6% del PBI-PPA mundial. En 1990 esa participación había bajado al 3% y allí se mantuvo. En 2010 fue, para el FMI, del 2,9%. Mientras tanto, la participación de China en la misma estadística pasó del 2% en 1980, bien debajo de Brasil, al 10% en 2010.

La evolución no es sorprendente porque, mientras en la década del 60 la economía brasileña creció a un 8% anual promedio, en los 80 se redujo al 3% y en los 90 al 1,6%, según la CEPAL.

En la última década Brasil creció un 3,7% promedio, apenas por encima de la media latinoamericana y debajo del 4,5% promedio del crecimiento argentino, a pesar de que el período que incluye la fuerte recesión local 2001-2002.

Paralelamente, el modesto crecimiento de la economía brasileña se debe cada vez más a productos primarios y sus manufacturas, y menos a las manufacturas industriales que catapultaron su crecimiento en décadas pasadas.

Algunas señales son: Un reciente estudio del Instituto Latinoamericano del Fierro y el Acero sostiene que se está verificando una caída de la participación de la industria manufacturera en el PBI latinoamericano, especialmente a partir del 2004, y que esa tendencia es más acelerada en Brasil, donde la participación de la industria pasó del 19% en 2004 al 15,5% en 2010.

Según el Anuario Estadístico de la CEPAL 2010, entre 2002 y 2009, la participación de los productos primarios en las exportaciones brasileñas pasaron del 47% al 69%, una primarización más acelerada que el promedio de la experimentada en la región, donde la participación de primarias trepó del 41% al 53%.

Según una estimación de investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro, entre 2001 y 2010, la participación de los productos primarios en las exportaciones brasileñas pasó del 24% al 44% y la participación de los manufacturados cayó del 62% al 42%.

En los últimos años, China se ha convertido en el principal socio comercial brasileño y, según un trabajo de la CEPAL, los productos primarios son el 84% de las ventas brasileñas. Brasil tiene superávit comercial general, pero un creciente déficit en el comercio industrial.

Una razón de esta tendencia es la fuerte apreciación del real brasileño, la cual, junto con la apreciación de los productos primarios, redujo las ventajas comparativas industriales, porque por otra parte, la productividad industrial aumentó un 200% entre 1996 y 2007.

En septiembre pasado, y a pesar de la devaluación del real a partir del mes de julio, el índice de tipo de cambio en relación con el dólar, del Banco Central do Brasil, era el 37% del índice de 2002. En otros términos, en nueve años, el real se apreció 170%. Con su política de metas de inflación y valorización del real, Brasil eligió un camino de baja inflación pero también crecimiento moderado y, al menos por ahora, desindustrialización.


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