viernes, 25 de noviembre de 2011

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AF3IRM Responde a SlutWalk: El movimiento de las mujeres no es monocromático

AF3IRM Responde a SlutWalk: El movimiento de las mujeres no es monocromático

Desde el momento en que surgió el llamado para formar el primer SlutWalk (Caminata de las Putas) en los EEUU, la membrecía de AF3IRM – mujeres de origen transnacional cuyas familias, o inclusive ellas mismas, provienen de Latinoamérica, Africa y Asia – ha estado analizando este creciente movimiento que busca abordar el tema de la violencia sexual, al igual que la persecución de las víctimas de la violación sexual por parte de la policía, el sistema jurídico y otras autoridades oficiales.

Es testamento a la naturaleza convincente del llamado de SlutWalk en contra de la victimización de la mujer que hemos debatido el tema por varios meses, analizando cuidadosamente el por qué. Mientras que aplaudimos el esfuerzo por parte de las organizadoras SlutWalk, permanecemos con dudas de acudir al llamado.

Nosotras componemos la mayoría de mujeres víctimas del tráfico sexual en este país, la mayoría de mujeres que son vendidas por medio del sistema de esposa-por-catálogo, quienes son ofrecidas como el producto principal en los burdeles cercanos a las bases militares estadunidenses dentro y fuera de este país, la mayoría de mujeres que sufren de violación sexual en la prostitución. Históricamente, nosotras hemos sido las “sluts-putas” que traen $20 mil millones de dólares de ganancia anual a los traficantes, proxenetas y a otras “autoridades” del tráfico sexual mundial. Con conciencia clara no podemos aceptar este calificativo para referirnos a nosotras mismas y a nuestra lucha en contra de la violencia sexual y a favor de la liberación de la mujer.

Por lo tanto, sentimos que es nuestra responsabilidad de dirigirnos a las organizadoras y participantes de SlutWalk y recordarles que la lucha de la mujer no puede, y no debe ser monocromática.

Nuestras Preocupaciones

Le hacemos un llamado al comité directivo de SlutWalk para que reevalúe y reexamine su uso de lenguaje, ya que es ofensivo hacia nuestras historias, y negligente de las sensibilidades y competencias históricas. Esta ideología indolente sólamente logra alejar de la narrativa feminista dominante a las mujeres transnacionales, mujeres de color. Nos previene establecer un frente amplio que puede crear un movimiento feminista duradero y poderosamente dinámico. El vaivén del movimiento feminista de los Estados Unidos es un claro enjuiciamiento de la negligencia del movimiento en cuanto a las particularidades históricas de la condición de la mujer transnacional y la mujer de color.

Nuestra historia transnacional colectiva está compuesta por 500 años de colonización. Como mujeres provenientes y descendientes de Latinoamérica, Asia y de Africa, no podemos “retomar” la palabra “Slut-Puta.” Nunca fue nuestra. Este calificativo nos fue impuesto por los colonizadores, quienes nos transformaron en productos cuyo fin es el entretenimiento de los soldados estadunidenses que ocupan nuestros países. Existen muchas variaciones de la palabra “slut-puta:” en Centroamérica es “pequeñas máquinas morenas para cojer,” y en Asia en las Filipinas, es “pequeñas máquinas morenas para cojer impulsadas por el arroz.” Esto sucede hoy día, y sería una deshonra grave para nuestras primas quienes continúan la lucha en contra del imperialismo, la globalización y la ocupación de nuestros países de origen el aceptar un calificativo que proviene de un policía en la ciudad de Toronto, Canadá.

Hay dos palabras peyorativas dominantes que se usan para referirse a las mujeres en el mundo, y “slut” es una de ellas. Puta, en español y tagalog, sharmoota en árabe, jendeh en persa. Este calificativo se ha integrado a nuestros idiomas y a nuestras culturas; ha atravesado los océanos para integrarse a nuestras comunidades aquí en los Estados Unidos. Ha seguido la propagación venenosa del feudalismo y el capialismo para integrarse en las economías y, por ende a las culturas, del sur global, construyendo así sus propios sistemas de poder y explotación de los cuerpos de las mujeres. Nos ha seguido en la inmigración y aun nos afecta en nuestras comunidades aquí en los Estados Unidos. Nos tratan como “sluts-putas” como resultado del racismo y sexismo estructural de la sociedad estadunidense, así como en las culturas de nuestras familias, traspasadas desde nuestros países de origen.

Les hacemos un llamado, a las organizadoras de SlutWalk, a que estudien el número de veces que mujeres inmigrantes de color han sido obligadas a tener relaciones sexuales con personal de inmigración, oficiales de la patrulla fronteriza, y sus carcelarios. Estos datos serán suficientes para subrayar el hecho de que unirnos a SlutWalk es como llevar una gran roca en el pecho, que nos previene respirar—de hecho, matándonos.

Les hacemos un llamado, a las organizadoras de SlutWalk, a que examinen detenidamente los catálogos de las agencias que ofrecen a mujeres como esposas-por-catálogo. Ciertamente, ésto será suficiente para subrayar la idea de que aceptar este calificativo es aceptar la identitad que nos ha sido impuesta por una sociedad explotativa, violenta, y sexista.

Les hacemos un llamado, a las organizadoras de SlutWalk, a que caminen por los burdeles para que vean cómo nuestras mujeres son tratadas como “sluts-putas:” carne sin mente propia, con orificios cuyo valor proviene de las ganancias que logran. Ciertamente, ésto será suficiente para subrayar el por qué cada fibra de nuestra mente nos grita que rechacemos esta palabra en protesta.

En AF3IRM rechazamos este calificativo; nos rehusamos a ser identificadas de esta forma; vemos este término como una abominación. Esta palabra ha sido utilizada para exacerbar la explotación clasista, el racismo, y la discriminación basada en género. Preferimos invertir trabajo hacia la eradicación de esta palabra del vocabulario cotidiano, así como otras palabras que son despectivas hacia la humanidad de la mujer. Además, AF3IRM trabaja para eradicar las condiciones materiales sociales que promueven y facilitan el uso de estas palabras.

No somos putas. Somos mujeres cuya lucha es multi-facética, quienes luchan en contra del punto de vista dominante que ve a las mujeres como objetos y productos para la ganancia y el entretenimiento.

En AF3IRM esperamos que esta carta abierta sirva como base para iniciar el diálogo con las organizadoras de SlutWalk. Para lograr la sociedad igualitaria que todos queremos, necesitamos, necesitaremos, y siempre hemos necesitado un movimiento de mujeres de todos los colores y proveniencias.

Les agradecemos y esperamos su respuesta.

Para ponerse en contacto con AF3IRM, siéntase libre de contactar a las organizadoras de las siguientes regiones.

Nacional – Jollene Levid, Presidenta Nacional de AF3IRM, chair@af3irm.org

Nueva York/Nueva Jersey – Leilani Montes, Coordinadora, nynj@af3irm.org

Boston – Emelyn De La Pena, Coordinadora, boston@af3irm.org

San Francisco/Area de la Bahía de San Francisco– Katrina Socco, Lauren Funiestas, Co-Coordinadorassfbayarea@af3irm.org

Los Angeles – Angela Bartolome, Coordinadora, losangeles@af3irm.org

Irvine – Mona Lisa Navarro, Coordinadora, Irvine@af3irm.org

Riverside – Gayle Palma, Coordinadora, riverside@af3irm.org

San Diego – Olive Panes, Coordinadora, sandiego@af3irm.org

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