martes, 13 de diciembre de 2011

Los retos del "made in China"

Claves para comprender el sector de la exportación en China

En las últimas décadas, China se ha convertido en una de las más importantes fábricas del mundo. Diversos estudios han cuantificado la contribución de las exportaciones al crecimiento económico de China. Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el porcentaje de las exportaciones en relación al Producto Interior Bruto (PIB) ha rondado el 35% durante los últimos años. China se ha convertido en la segunda economía mundial, sólo por detrás de Estados Unidos, y esto lo ha conseguido en gran medida gracias a su potencial exportador. En 2007, con el inició en EE.UU. de la crisis económica más importante desde la Gran Depresión de 1929, ésta se extendió rápidamente por la mayoría de países avanzados. En China, los efectos de la crisis empezaron a materializarse en el año 2008, aunque a diferencia de otros países el canal de trasmisión fue el del comercio y no el del sector financiero.

Amadeo Navarro Zapata.

Durante los primeros estadios de la mencionada crisis muchos analistas hablaron del decoupling de China. Estas teorías hablaban de la posibilidad de que China viviese ajena a la crisis y que su crecimiento no dependiese de la situación económica de sus principales socios comerciales. Pero esto no ha sido así, y aunque con cierto retraso, los pedidos procedentes de Estados Unidos y Europa comenzaron a descender de forma notable, muchas fábricas tuvieron que cerrar y millones de trabajadores chinos perdieron sus empleos, debido especialmente a la naturaleza intensiva en mano de obra de las empresas exportadoras y de manufacturas chinas. Para enfrentarse al shock externo, el gobierno chino puso en marcha unas políticas fiscales y monetarias expansivas sin precedentes en el país asiático. Estas políticas estaban encaminadas a potenciar la demanda interna y a favorecer a su sector exportador. A diferencia de lo que ocurre en otros países (y a pesar de que el cierre de muchas empresas fue un fenómeno bastante novedoso), la economía china ha sabido recuperar la senda de crecimiento gracias a diversos motivos como la mejora de la productividad, las importantes economías de escala o la capacidad emprendedora.

Es de sobra conocida la política cambiaria de China que le permite mantener un tipo de cambio del yuan frente al dólar que favorece a su sector exportador. Muchas voces, principalmente desde Estados Unidos (y más concretamente del Partido Republicano), han criticado esta política monetaria que a todas luces es una forma de subvencionar vía tipo de cambio las exportaciones chinas. Aunque en los últimos meses Pekín ha permitido que el yuan se aprecie frente al dólar, todavía no se trata de un tipo de cambio acorde con las leyes del mercado.

De todo ello se deduce la importancia del sector exterior en la economía china. Sin embargo, la evidencia empírica nos sugiere que el sector exportador chino, al igual que la economía en su conjunto, tiene importantes deficiencias que debería corregir, para lo cual necesitaría profundizar en las reformas.

Podemos decir que en términos agregados, las exportaciones chinas tienen un bajo valor añadido. Según los estudios de autores como Kooman, Cui y Syed, en la última década los productos exportados por China contienen un alto porcentaje de componentes importados previamente para ser ensamblados o procesados en China. Las estimaciones varían, pero podemos estimar que las exportaciones chinas tienen de media un valor añadido doméstico en torno al 50%, un dato bastante alejado de países como Alemania o Estados Unidos, pero en línea con otros países asiáticos como Vietnam, Tailandia o Filipinas.

En los últimos años, en las exportaciones chinas a Estados Unidos, el valor añadido sólo supuso en torno al 40% total de las exportaciones. Según Lawrence Lau, en el 2002 el superávit del comercio bilateral entre China y Estados Unidos fue de 172 billones de dólares a favor de la potencia asiática, pero en términos de valor añadido esta cifra se reduce a 40 billones de dólares.

Es así mismo relevante destacar que una parte importante del valor añadido de las exportaciones chinas se debe a empresas de capital extranjero que operan en China. Si tomamos los datos de la Unctad y del FMI, vemos como las importaciones chinas de productos semiterminados y componentes procedentes de la UE y EE.UU. han crecido en las últimas dos décadas. Del total de importaciones chinas, en torno al 60% se incorporan a procesos de transformación para la exportación.

Durante las últimas semanas venimos asistiendo a un empeoramiento de las cifras a nivel macroeconómico en los países de la zona euro. La posibilidad de una recaída y efecto contagio ha obligado a las autoridades chinas a plantearse una mayor coordinación económica entre los principales potencias económicas mundiales. El gobierno chino es consciente de que un empeoramiento de la demanda interna en las economías avanzadas supondría un descenso notable de sus exportaciones. Y aunque tendría capacidad para implementar otro paquete fiscal de corte keynesiano como el ya aplicado, no sería recomendable ya que dispararía la inflación y pondría en peligro los logros alcanzados en política monetaria y crediticia para controlar la burbuja inmobiliaria.

China debe implementar medidas que favorezcan un mayor valor añadido doméstico en sus importaciones. Es conveniente resaltar que en los último cinco años se empieza a constatar un incipiente cambio de tendencia al respecto. La políticas gubernamentales encaminadas a mejorar la I+D+i empiezan a dar sus frutos, como muestra el parque tecnológico de Zhongguancun en Pekín. Pero China debe profundizar en reformas importantes del mercado de trabajo, en concreto en lo relacionado con el "hukou", el cual dificulta la libertad de circulación del factor trabajo. Son así mismo necesarias reformas encaminadas a mitigar los efectos de exceso de capacidad en la industria china, elemento este recurrente. La mejor asignación de los recursos en el sector financiero es otra de las asignaturas pendientes.

En conclusión, el sector exportador chino necesita profundizar en reformas que conlleven a una mejora en el nivel del valor añadido de sus exportaciones. Si China ha conseguido importantes avances socio-económicos con niveles tan bajos de valor añadido, una mejora de los mismos redundaría en beneficios significativos para la sociedad china en su conjunto. Para conseguir estas mejoras es necesario profundizar por una parte en las políticas de inversión en capital humano, y por otra en las reformas de sectores vitales para la economía en su conjunto.

* Ver articulo con cuadros estadísticos en:

http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=4302376974823006337



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