lunes, 22 de agosto de 2011

Rita Marley: "hay vida, futuro y esperanza en África"



La cantante jamaicana ha ofrecido una rueda de prensa en el festival Rototom Sunsplash que se celebra en Benicàssim, donde mañana actuará a junto a sus hijos Ziggy y Ky-Mani.

Marley ha insistido que "tenemos una identidad con África", porque es "la tierra madre", y por tanto "sólo mirando hacia atrás podremos ver nuestro futuro".

En este sentido, ha recordado que Bob Marley, a quien define como un "hombre de Dios", profetizó "lo que estamos viviendo: demasiado sufrimiento en este mundo".

"Para él lo importante era compartir, compartir los sentimientos y lo material. En un mundo tan convulsionado como el actual, creo que su mensaje sería del mismo", ha señalado.

Para intentar cambiar esta situación, "lo que debemos hacer es compartir, dar un poco con amor y con fe", porque "las cosas materiales no sirven de nada", ha añadido.

Como ejemplo de esta actitud, ha destacado al trabajo de las tres fundaciones en las que participa: la Bob Marley Fundation, que se creó con el objetivo de valorar la herencia cultural de su marido; la Rita Marley Fundation y Charity Water, destinada a llevar agua a diferentes sitios del continente africano.

Por otra parte, se ha referido a la película que rodará el director Oliver Stone sobre la vida del legendario músico jamaicano, que actualmente se encuentra en la fase de escritura de guión.

Al respecto, ha destacado la dificultad que están teniendo para encontrar a un actor que encarne a Bob Marley, ya que es un personaje "irreemplazable" y además, en su opinión, quien asuma ese papel "se convertirá en un icono y aparecerá en todos lados".

La película pretende, ha explicado Rita Marley, "que la gente vea la otra cara de Bob, que era una persona que hacía cosas normales y que hacía el amor".

También ha recordado que el próximo año se estrenará otra película realizada por Ziggy Marley -uno de los hijos del músico-, que cuenta los últimos días de la vida del rey del reggae.

El festival Rototom Sunsplash vivirá mañana su gran noche de tributo a Bob Marley, con la actuación de parte de la familia de este icono musical.

Comenzará Ziggy, que presentará en el escenario principal su último trabajo, "Wild and free". Posteriormente tocará Kymani Marley, quien invitará a su madre a acompañarle.

Hoy, el Rototom recibirá a tres artistas de gran intensidad. El primero en salir será la revelación de la escena reggae inglesa Gappy Ranks, que dará paso a uno de los grandes nombres de este año en el Rototom: Luciano.

El cierre de la noche en el escenario principal promete ser uno de los momentos más intensos de esta edición: Linton Kwesi Johnson, una figura legendaria cuya poesía "dub" ha contribuido a la difusión de la cultura jamaicana en el mundo.

En el Foro Social, el gran protagonista será el líder antiglobalización y ex director de Le Monde Diplomatique Bernard Cassen, quien debatirá junto con el portavoz de Democracia Real Ya, Carlos Paredes, sobre la crisis global y sus posibles salidas. EFE rta/jmc


Ecuador: Los perversos versos de la mineria. ¿Puede ser sustentable la minería?


“Buscamos generar una actividad minera comprometida, responsable y ética,

que sea justa con el Estado, con la economía, con la comunidad, y con el ambiente.

Estamos mirando al futuro, promoviendo una nueva cultura de la industria

minera, que priorice el desarrollo sustentable y el fomento de la participación

social, promoviendo una minería ecuatoriana ética, una minería bien hecha!”

Wilson Pástor Morris

Ministro de Recursos Naturales No Renovables


Plan Nacional de Desarrollo del Sector Minero 2011-2015


William Sacher

Alberto Acosta


Para responder a las múltiples y razonadas voces que la critican, la industria minera transnacional promueve intensamente los conceptos de “minería responsable” e incluso, sin rubor alguno, de “minería sustentable”. Según voceros de esta industria, la minería a gran escala sería capaz de satisfacer las demandas actuales en minerales sin poner en peligro las necesidades de las generaciones futuras, es decir sin provocar graves trastornos ambientales y complejos impactos en las comunidades asentadas en zonas mineras y en la población en general.


Estos conceptos, fueron promovidos incansablemente por diversos gobiernos alrededor del mundo interesados en la explotación minera, desde finales de los años noventa. En esta época, grandes empresas transnacionales mineras, en el marco de la Iniciativa Minera Global (Global Mining Initiative), se asociaron para responder de esa manera a la preocupación creciente provocada por las grandes contaminaciones derivadas de la actividad minera en el mundo.


En la actualidad, el gobierno del presidente Rafael Correa retoma ese discurso. Sin ninguna capacidad para superar el modelo extractivista promueve estos conceptos, especialmente a través de su Plan Nacional de Desarrollo del


Sector Minero 2011-2015.


El primer mandatario Rafael Correa, en uno de sus enlaces ciudadanos, en febrero del año 2009, puso a Canadá como ejemplo de minería responsable, a pesar de las múltiples críticas que enfrentan las empresas de este país en el mismo territorio canadiense y alrededor del mundo. Calificó de “exitosa” a la explotación minera canadiense, incluso para los indígenas de ese país y afirmó además que ellos podrían explicar a los indígenas ecuatorianos, que la minería es posible sin daños al medio ambiente y en beneficio de las comunidades.


Esta apreciación presidencial se plasmó en el Plan Nacional de Desarrollo del Sector Minero 2011-2015, publicado en agosto del 2011. Desde esta perspectiva oficial se promete generar “condiciones de desarrollo sustentable” en la actividad minera a gran escala. Se ofrece, solemnemente, una “minería bien hecha”, que se fundamenta en “una nueva cultura minera”, así como “una minería ética”, lo que se logrará empleando “prácticas metalúrgicas adecuadas y tecnologías ambientalmente amigables”. Todo esto sería posible, de conformidad con el gobierno ecuatoriano, gracias a una acción empresarial “basada en una gestión socio ambiental eficaz, que prevenga, controle y mitigue los impactos que se deriven de las labores mineras”.


Además, con el fin de demostrar preocupación por la participación del Estado en la renta minera, se habla de hacer “cumplir con el pago de tributos contemplados en la Ley, para que el Estado reinvierta en el desarrollo de los territorios”. Con todo este paquete de ofrecimientos se quiere convertir a la actividad minera en “uno de los pilares del desarrollo, económico, social y ambiental”, para que “con la distribución equitativa de sus beneficios, [esta actividad] genere nuevas zonas de desarrollo y contribuya al modelo del Buen Vivir.”


¿Es posible creer en la realización de tal proyecto? ¿Es viable una minería bien hecha que no ocasione severos impactos ambientales y sociales? ¿Realmente será el Estado el gran beneficiario de los ingresos provenientes de la explotación de minerales? ¿Será la minería metálica a gran escala que provoque el ansiado desarrollo y que se constituya en la senda para el Buen Vivir?


La realidad, la terca realidad, como veremos más adelante, contradice muchas de estas aspiraciones.


Un sinnúmero de desastres ambientales, sociales y económicos


El examen de la minería industrial de los últimos años alrededor del planeta evidencia un sinnúmero de daños y destrucciones múltiples e irreversibles de la Naturaleza. Por igual son incontables las tragedias humanas, tanto como la destrucción de las potencialidades culturales de muchos pueblos. En el ámbito económico la situación tampoco es mejor. Los países cuyas exportaciones dependen fundamentalmente de recursos minerales o petroleros son económicamente subdesarrollados.


La generalización de estos pasivos económicos y socioambientales a lo largo y ancho del planeta muestra la existencia de un modus operandi altamente destructor del sector minero transnacional. Desde este punto de vista no existe ejemplo, en ninguna parte del planeta, de una minería “sustentable”. No es de sorprenderse, puesto que por definición la explotación de recursos no renovables no puede ser sustentable. Sostener lo contrario es practicar un discurso distorsionador.


Basta ver los daños provocados por las empresas originarias de Canadá y China, que controlan el futuro de la gran minería en el Ecuador. En su país, las empresas mineras chinas se destacan por sus numerosos daños ambientales y las condiciones peligrosas de trabajo de los obreros. Por su parte, las canadienses Kinross y Iamgold, dos transnacionales propietarias de dos proyectos “estratégicos” en el Ecuador (Fruta del Norte y Quimsacocha), han sido acusadas, respectivamente, de negligencias ambientales graves y de ganancias abusivas por medio de especulación, en sus explotaciones en África.


Esta realidad confirmaría, una vez más, la validez de la “paradoja de la abundancia” y la maldición que pesaría sobre los “mendigos sentados en un banco de oro”. La literatura especializada ha detectado una variada gama de mecanismos y efectos que mantienen en el subdesarrollo a los países que se concentran casi exclusivamente en la exportación de recursos primarios. Son innumerables las patologías que genera este esquema perverso de acumulación, que se retroalimenta y potencia sobre sí mismo en círculos viciosos cada vez más perniciosos. La historia de un país primario-exportador como el Ecuador está llena de experiencias de este tipo.


Canadá: un falso ejemplo de minería


En un país como Canadá, que supuestamente cuenta con la mejor tecnología minera, el saldo socio-ambiental de la minería es catastrófico.


En este país, existen alrededor de 10.000 minas abandonadas, heredadas de 150 años de laisser-faire en el ámbito minero. Estas minas representan una amenaza permanente de contaminación de las redes hidrográficas con metales pesados y por drenaje ácido de mina. La remediación de estas minas costaría al menos 6 mil millones de dólares a los contribuyentes canadienses.


Adicionalmente, las minas activas en Canadá producen más de 650 millones de toneladas anuales de desechos, es decir sesenta veces más que la basura recogida en todas las ciudades canadienses juntas. Es más, los proyectos mineros actuales amenazan directamente la supervivencia del Bosque Boreal.


Cabe mencionar aquí las consecuencias de la actividad minera industrial sobre los numerosos pueblos indígenas en el propio Canadá. La minería ha provocado históricamente la destrucción de sus ecosistemas y por ende de sus culturas sin nunca haber pedido el consentimiento de los pueblos para realizar actividades extractivas en sus territorios.[1] Parece que la minería canadiense reproduce esta conducta a nivel internacional, por lo que ha sido criticada por las Naciones Unidas por sus impactos negativos en “la tierra, la salud, el medio vital y la forma de vida” de los pueblos indígenas alrededor del mundo.[2] Igualmente, cabe recordar que Canadá no ha firmado hasta ahora la Convención 169 de la OIT, que garantiza a los pueblos indígenas el control de su territorio y su participación en la elaboración de planes de desarrollo.


En términos económicos el aporte de la minería es marginal. La extracción minera en Canadá contribuye con menos del 1% del PIB y las empresas mineras pagan muy pocos impuestos. De todos los sectores de la economía, la minería es el que menos contribuye en términos de impuesto a la renta, mientras que el empleo minero representa apenas el 3% del empleo total.[3]


Si esto sucede en el país líder de la industria minera y en donde dicen existe una sólida institucionalidad, ¿cómo logrará el Estado ecuatoriano imponer las condiciones necesarias para llevar a cabo su “minería bien hecha”?

Megacontaminación, efectos previsibles de la megaminería en el Ecuador


La explotación minera industrial moderna implica la extracción masiva -y en un tiempo muy corto-, de la mayor cantidad posible de recursos minerales; recursos que se han formado en procesos de muy larga duración, a escalas tectónicas. En la actualidad, los sitios de alta concentración mineral se van agotando, sin embargo, los elevados precios del mercado mundial permiten que la explotación minera sea rentable aún en los yacimientos en donde el mineral es escaso. Para hacer producir estos yacimientos, es necesario aplicar una minería industrial de gran escala, con uso masivo de químicos a veces sumamente tóxicos, el consumo abundante de agua y la acumulación de grandes cantidades de desechos.


A modo de ejemplo tengamos presente que para obtener una tonelada de cobre, se genera un promedio de 300 toneladas de desechos tóxicos o contaminantes, demandando entre 30 y 500 mil litros de agua, dependiendo del yacimiento.[4] En el caso del oro, las proporciones son más aberrantes: para producir un anillo de 10 gramos, se produce un promedio de 20 toneladas de desechos y el tratamiento inicial de la roca consume un promedio de 7 a 8 mil litros de agua (!).[5]


En la cordillera del Cóndor, la explotación del yacimiento de cobre de Mirador, a cargo de la empresa china CCRC-Tongguan, generará al menos 326 millones de toneladas de desechos[6]: ¡el equivalente de 4 Panecillos! Esta cifra es comparable a la recolección de basura de la zona urbana de Guayaquil durante 405 años. La explotación del depósito de Fruta del Norte que contendría reservas por 11,8 millones de onzas de oro, provocaría un volumen de residuos igual de monumental, que llegaría a 384 millones de toneladas; se estima en 28 mil kilogramos de residuo por cada onza de oro, suponiendo apenas una concentración de un gramo de oro por tonelada. Una cifra comparable a la recolección de basura de la ciudad de Cuenca durante 5260 años.[7]


Este gigantismo no puede evitar la generación de impactos ambientales importantes. Los desechos mineros, al ser acumulados durante muchos años, pueden derramarse y contaminar el medio ambiente, particularmente con metales pesados o drenaje ácido de roca. Este último fenómeno ocurre cuando las aguas de lluvia, o aún el aire, entran en contacto con las rocas que han sido desplazadas desde el subsuelo hacia la superficie y acumuladas en las escombreras, en el cráter o en los diques de desechos de la mina. Generalmente, existe un alto riesgo de que se produzca una oxidación de minerales sulfurados por la lluvia o el aire húmedo, que terminan por provocar una acidificación inusual de las aguas que corren sobre estas rocas. En el Ecuador, muchos yacimientos mineros estarían particularmente expuestos a este problema porque tienen rocas sulfurosas, conocidas por generar drenaje ácido.


Este tipo de contaminación es particularmente devastadora para el agua. Son muchos los casos alrededor del planeta en los que se ha afectado la vida acuática, provocando la desaparición de especies enteras de peces. En numerosas ocasiones, el agua termina por ser inutilizable para el consumo humano o para labores de agricultura La contaminación de las fuentes provoca además de un conjunto de impactos en términos de salud pública, como enfermedades degenerativas, de la piel, etc. Esta situación es particularmente alarmante en el caso del Ecuador, en dónde el 12.5% de las zonas de páramo -zonas de formación de las fuentes de agua- está concesionado.


Estas contaminaciones del agua son aún más graves en áreas geográficas caracterizadas por altas precipitaciones y normalmente ricas en biodiversidad, como es el caso de la Cordillera del Cóndor en donde se encuentran los mega-proyectos Mirador, Fruta del Norte, y Panantza San Carlos.


En Ecuador, en síntesis, los grandes proyectos mineros amenazan con contaminar regiones de alta biodiversidad, de las más densas en biodiversidad del planeta. La explotación minera podría acelerar la inquietante pérdida de biodiversidad observada a escala mundial: se registra una caída de la abundancia de especies de alrededor del 0% entre 1970 y 2000.

En el caso de Mirador, el yacimiento se encuentra en zonas con bosques primarios y con abundante agua, con pendientes muy fuertes. En estas condiciones no se puede pasar por alto el impacto de las lluvias torrenciales que se registran en la región, que podrían desbordar las instalaciones de acumulación de los desechos mineros. La historia mundial reciente de la industria minera registra un sinnúmero de accidentes, mortales en ciertos casos, por ruptura de diques de cola, siempre con consecuencias catastróficas para los ecosistemas y la salud pública. Por lo tanto no se trata de amenazas solamente potenciales. La experiencia recomienda tomar en serio estas situaciones, que de producirse, serían grandes catástrofes ambientales y humanas.


En síntesis, en el Ecuador, todos estos riesgos de contaminación (ruptura de diques, contaminación por drenaje ácido de roca, por metales pesados, entre otros muchos más) son particularmente agudos por la elevada actividad sísmica y la frecuencia, intensidad y cantidad de lluvias. Por otra parte, estos procesos podrían ser más graves tomando en cuenta el cambio climático actual, cada vez más evidente. Todo esto debería ser motivo de enorme cuidado en el manejo de los desechos mineros a largo plazo.


Diagnosticar y prever algunos de los efectos y riesgos de la actividad minera es una tarea compleja. Para hacerlo se requiere de múltiples herramientas, por ejemplo, en el ámbito hidrometereológico y sísmico se necesitan largas series de datos.


En el Ecuador no se puede diagnosticar ni prever de manera adecuada las consecuencias de la actividad minera, particularmente en el agua, precisamente porque no existen series de datos pluviográficos o de caudales de ríos de períodos suficientemente largos en las zonas de los proyectos mineros. Esta carencia se observa claramente en el Estudio de Impacto Ambiental de Mirador, el proyecto minero más avanzado del país.


En estas condiciones, la apuesta por la minería a gran escala en el Ecuador es, por decir lo menos, una alternativa arriesgada, con consecuencias que sobrepasan probablemente los límites del territorio nacional. No nos olvidemos que en la tradicional región minera de Portovelo se extiende la contaminación hacia el sur, llegando incluso al Perú. La contaminación ambiental en esta región preocupa internacionalmente, pues afecta cada vez más a las regiones costaneras peruanas. Si esto sucede con actividades mineras que no son de gran magnitud, ¿qué podría suceder como consecuencia de la megaminería?


Amenazas sociales y económicas de la megaminería


Los mega proyectos mineros provocan una serie de macro impactos sociales y económicos, que no pueden pasarse por alto. Apuntar este tipo de actividad extractivista solo sumando cifras –muchas veces irreales- de los potenciales ingresos por exportaciones, es una de las mayores irresponsabilidades que comenten los gobiernos que alientan esta forma de extractivismo.


La implementación de la actividad minera a gran escala en regiones vírgenes implica modificaciones profundas en las sociedades, en los territorios y en las actividades económicas. Estas modificaciones no solo son causadas directamente por los proyectos mineros, sino también por las diversas mega infraestructuras energéticas y de transporte que éstos requieren. A más de la complicada transformación de la relación ser humano-Naturaleza, la megaminería destruye las bases materiales de pueblos indígenas y comunidades asentadas en las regiones donde se despliegan estos proyectos, proletarizándolos. La minería industrial trae nuevos imaginarios de consumo y modos de vida que entran en conflicto con los valores sociales de las comunidades, destruyendo fuerzas productivas auténticamente sustentables y prácticas construidas sobre las bases del Buen Vivir. Agravando la situación, en estas zonas y en las ciudades contiguas se registra un acelerado incremento del costo de la vida. Además, conlleva a una redistribución de poderes, que pasan a ser controlados en gran medida por las transnacionales, sus representantes y sus abogados, en particular.


La mega-minería provoca con frecuencia conflictos internos, y conduce por lo tanto a una redefinición irreversible de la estructura social de las comunidades existentes y sus alrededores. El problema no se produce solo durante la fase de extracción. A menudo, la presencia de empresas de exploración minera provoca estas consecuencias sociales incluso antes de que se extraiga el primer gramo de mineral. Basta ver lo que ha sucedido en la zona de Intag, en la provincia de Imbabura, a lo largo de los últimos 15 años.


La ausencia de prácticas adecuadas para llevar adelante la consulta previa a las comunidades afectadas ha sido otro motivo de permanente conflictividad. Sin embargo, este asunto no se resolverá solo con metodologías y prácticas adecuadas para realizar dicha consulta. Mientras no se respete el derecho de toda comunidad al consentimiento previo, libre e informado, como complemento fundamental de la consulta previa, no será factible construir el Buen Vivir.


Además de estos conflictos sociales, la minería a gran escala trae una serie de enfermedades provocadas por la contaminación del ambiente, a más de otros problemas sociales como el alcoholismo, el consumo de drogas, aumento en la tasa de suicidios, enfermedades sexualmente transmisibles, etc.


Alrededor del mundo, a más de la contaminación por residuos tóxicos, destrucción de ecosistemas y envenenamiento de poblaciones locales, un gran número de transnacionales mineras son acusadas de intimidación, complicidad en el asesinato de líderes opuestos a la actividad minera, financiamiento de guerras civiles, entre otras actividades ilícitas y abiertamente atentatorias contra los Derechos Humanos. Cabe recordar también que la misma Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE u OECD por sus siglas en inglés) reconoce que la corrupción se vuelve práctica corriente en numerosos países en donde se instalan las mineras transnacionales.[8]


En cuanto a los empleos creados, una gran parte de ellos son efímeros y altamente peligrosos, y su estabilidad siempre dependerá de los caprichos de los mercados internacionales. Además, la megaminería, tal como sucede con el petróleo, no es una actividad generadora de masivos puestos de trabajo. Según el Plan Nacional de Desarrollo del Sector Minero, la minería a gran escala, en caso de que se desarrollen todos los proyectos previstos, generaría apenas 10.000 nuevas plazas de trabajo. La mayoría de los empleos creados será durante la fase de construcción de las minas, la cual tiene una duración limitada de 18 meses a 3 años. En la fase de explotación, los empleos son reducidos y especializados, lo que significa que, en su mayoría, no serán cubiertos por personas provenientes de las zonas aledañas. En consecuencia, la gran minería lleva a la marginalización socio-económica de poblaciones no preparadas, especialmente mujeres y campesinos, o tradicionalmente consideradas como menos capacitadas para el trabajo minero y las actividades económicas conexas que éste genera.


Otro punto a considerar tiene que ver con los impactos a nivel de los gobiernos locales. Casi siempre son muy graves las consecuencias de la gran minería en planes de desarrollo provinciales, cantonales y parroquiales. En la medida que no tienen conocimiento ni recursos para enfrentar el huracán social, cultural y ambiental que comúnmente trae la gran minería, el impacto en los gobiernos locales (en especial infraestructura, seguridad, educación, salud, suministro de agua potable, etc.) puede ser devastador.


Con el arranque de la minería metálica a gran escala, el gobierno estima que la contribución del sector a la economía del país crecerá de manera significativa, con una inversión de alrededor de 37.000 millones de dólares en los próximos veinte años. Sin embargo, las cifras de empleo y ganancias previstas hay que asumirlas con mucho cuidado, puesto que, tanto las empresas como el Estado tienen interés en inflarlas. Por otro lado, estas empresas transnacionales son especialistas en hacer cuentas alegres que a la postre terminan por perjudicar al país que les recibe, ya lo hemos vivido con frecuencia con las empresas petroleras.


Las empresas mineras, sean grandes o pequeñas, enfrentan con mucha frecuencia acusaciones de evasión fiscal u otras formas de criminalidad económica. No nos olvidemos que las empresas transnacionales, en este caso las mineras, acostumbran domiciliarse en paraísos fiscales o paraísos judiciales como Canadá, para evadir ilimitadamente sus obligaciones fiscales y sus responsabilidades frente a las múltiples externalidades en el ámbito socio-ambiental. Las empresas Salazar Resources, Ecometals Ltd., y Mariana Resources, grandes propietarias de concesiones en Ecuador, tienen su sede en Las Islas Vírgenes Británicas, Bermuda y Guernesey respectivamente. Otras transnacionales activas en el Ecuador tienen subsidiarias con sede en Las Islas Caimán, Belice, Barbados, Aruba o Panamá. ¿En estas circunstancias, cómo logrará el gobierno ecuatoriano fiscalizar las transnacionales mineras activas en el territorio?


Es preciso recordar que normalmente las empresas destacan los “enormes” montos de reservas mineras existentes, transformados a valores monetarios. Con estas cifras, en general altamente exageradas, se quiere sensibilizar a la opinión pública a favor de la minería. Sin embargo, esta mirada resulta incompleta. A pesar de lo limitado que es este ejercicio, por la imposibilidad de cuantificar el valor de los bienes naturales o las riquezas culturales, se podría hacer un intento de “evaluación seria de los costos y beneficios de la minería. Este balance entre lo que se gasta y los beneficios, [debería] cumplir algunas condiciones mínimas, tales como incluir todos los costos y tener una mirada nacional antes que atada a la rentabilidad empresarial. Entre los costos debemos contabilizar las pérdidas de ingreso de actividades desplazadas, especialmente la agropecuaria, y las renuncias fiscales que pueda otorgar el gobierno a las empresas mineras (exoneraciones tributarias, por ejemplo). La experiencia […] enseña que también se deben sumar los llamados costos ocultos, incorporando por ejemplo el valor económico de la contaminación. Son pérdidas económicas que no aparecen en los proyectos de las empresas ya que son transferidas a la sociedad, y usualmente las deben asumir los gobiernos municipal o nacional. También son costos los denominados “subsidios perversos”, donde los casos más comunes en América Latina se expresan en otorgar energía a precios menores, agua casi sin costo, y en infraestructura de transporte.”[9]


¿Se han presentado estas evaluaciones? Definitivamente, no, probablemente porque el asumir estos costos disminuiría notablemente la rentabilidad de las empresas y se pondría en evidencia los magros beneficios para el gobierno. Antes de abrir las puertas a este tipo de explotación, el gobierno debería “realizar un análisis costo­ beneficio a escala nacional, bajo amplias escalas de tiempo (de 50 a 100 años para la minería), y con una contabilidad en serio, incorporando los costos ocultos y todos los subsidios y transferencias sociales.”


Como hemos visto, aun con la mejor voluntad, se vuelve imposible practicar una minería responsable, sustentable o bien hecha. A su realización se oponen múltiples obstáculos que tienen que ver con el contexto internacional y con la realidad nacional. El tipo de actores transnacionales mineros presentes en el país, como lo demuestra la historia minera industrial reciente, no es motivo de tranquilidad, todo lo contrario. La minería “sustentable” aparece aquí como el “nuevo terno” del imperio de la industria minera; “todavía tiene las mismas viejas y crudas ambiciones”.[10]

Cabe señalar que la industria minera mundial no está sujeta a ningún marco legal internacional. A lo sumo ésta se compromete -siempre de manera voluntaria- a regular sus actividades a través de la firma de numerosos convenios: el Council for Responsible Mining in Ecuador (CONMIN), el ISO 26000, las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales, los Principios de Ecuador, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Global Reporting Initiative, la Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas (ITIE), el Código del Cianuro, entre otros. Sin embargo, el alcance de estos instrumentos es sumamente limitado. Nunca hay garantías reales para que las empresas respeten sus compromisos, en la medida que estos instrumentos no cuentan con herramientas para aplicarlos en caso de incumplimiento.


Consecuentemente, al entrar en una fase de explotación intensiva de sus recursos minerales, más que caminar hacia un desarrollo sostenido y sustentable, el Ecuador corre el riesgo de enfrentar una serie de consecuencias nefastas tanto para su economía y estabilidad política, cuanto para la protección y conservación de un medio ambiente sano, viendo amenazadas su soberanía alimentaria y energética, su salud pública y la riqueza cultural de sus diversas naciones.


La megaminería en la senda de la maldición de la abundancia


Es necesario señalar la falta de experiencia del sector minero ecuatoriano en la minería industrial. Siendo una actividad que requiere gran nivel de especialización, existe el riesgo de que el Ecuador siga actuando como país primario-exportador, al vender el mineral en bruto a los países occidentales o emergentes, sin recibir la plusvalía resultante de su transformación.


Como en el caso del petróleo, muchos países que conocieron el advenimiento de la gran minería están sujetos a la llamada “maldición de los recursos” o “la paradoja de la abundancia”. Es decir, la abundancia de recursos naturales tiende a “distorsionar la estructura y la asignación de los recursos económicos del país, redistribuye regresivamente el ingreso nacional y concentra la riqueza en pocas manos, mientras se generaliza la pobreza. Esta realidad da paso a crisis económicas recurrentes, al tiempo que consolida mentalidades “rentistas”, [y] profundiza la débil y escasa institucionalidad”.[11]


Para concluir esta rápida reflexión sobre los posibles impactos de la megaminería en Ecuador, recordemos que todas las evidencias históricas apuntan en la misma dirección: a la larga, la exportación de materias primas no renovables tiende a “desarrollar el subdesarrollo”, es decir, a profundizarlo en nuestros países. El problema radica casi exclusivamente en nuestros gobiernos y en nuestras élites, sumisos a los capitales transnacionales. Gobiernos, como el actual, son incapaces de superar la maldición del extractivismo, para dar paso a propuestas concretas que promuevan la transición de nuestra economía hacia la autodependencia, la integración nacional y la ampliación del mercado interno. Lo que demanda un uso sustentable y racional de los recursos naturales disponibles sobre la base de alianzas y consensos que conduzcan a la construcción del Buen Vivir, que definitivamente está en la dirección contraria al extractivismo minero o petrolero.-



[1] « Aboriginal Peoples and Mining in Canada: Consultation, Participation and Prospects for Change », North-South Institute, Working Discussion Paper, enero de 2002, y Royal Commission on Aboriginal People, Restructuring the Relationship (Volume 2), 1996.

[2] Comité Para la Eliminación de la Discriminación Racial, Observaciones finales, Canadá, Naciones Unidas, CERD/C/CAN/CO/18, 25 de mayo del 2007.

[3] Handal, L., “Le soutien à l'industrie minières: Quels bénéfices pour les contribuables?”, Institut de Recherche et d'information Socio-Économique (IRIS), Montréal, Québec, Canada, abril 2010.

[4] Mudd, G., 2008, « Sustainability Reporting and Water Resources: a Preliminary Assessment of Embodied Water and Sustainable Mining », Mine Water Environ, 27:136-144.

[5] Mudd, G., 2007, « Global trends in gold mining: Towards quantifying environmental and resource sustainability? », Resources Policy, 32:42-56.

[6] Ecuacorriente S.A. – Terrambiente Co. Ltda., « Alcance al Estudio de Impacto Ambiental Ampliatorio Proyecto Mirador ».

[7] Foro Recursos Hídricos, “Agua, minería y conflictos socio-ambientales”, Camaren-CARE, Quito, 2008.

[8] Report on the application of the convention on combating bribery of foreign public officials in international business transactions and the 2009 revised recommendation on combating bribery in international business transactions, OCDE, 18 de marzo de 2011. Cabe destacar que este informe analiza el estado de situación de la corrupción por parte de intereses canadienses en el extranjero. En particular, la OCDE deplora la debilidad de las leyes canadienses para controlar estas prácticas e insta al Canadá a reforzar de manera urgente la lucha contra la corrupción de funcionarios extranjeros.

[9] Gudynas, E., « ¿Hicieron las cuentas? Los costos de la minería a cielo abierto”, 12 de agosto del 2011.

[10] Whitmore, A., 2006, “The emperors new clothes: Sustainable mining?”, Journal of Cleaner Production, 14, 309-314.

[11] Acosta, A., « La Maldición de la Abundancia », Abya-Yala, Quito, 2009.

Nota sobre los autores:

William Sacher: PhD en ciencias atmosféricas y oceánicas. Investigador del colectivo de autores académicos Recursos de África, Montreal, Canadá.

Alberto Acosta: Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO-Ecuador. Profesor honorario de la universidad Ricardo Palma, Lima Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-presidente de la Asamblea Constituyente.

Coordinación de la serie Los perversos versos de la minería: Carlos Zorrilla, William Sacher, Alberto Acosta.

Responsabilidad de los textos: cada autor o autora.

(VIDEO) El “incorrecto” John Lennon Notas sobre el documental: Los EE.UU contra John Lennon.


Octavio Fraga Guerra | Para Kaos en la Red |

Cuando leo el texto del tema: Imagine -de las más conocidas del ex Beatles John Lennon- “encuentro todo” lo que necesita el mundo. Por supuesto que esta afirmación es una metáfora en torno a un ideal de sociedad.

Esta visión ética, humanista y filosófica de Lennon se contrapone contra los que hoy anulan los procesos de cambio a favor del mejoramiento del ser humano. Son los que declaran la guerra en nombre de la seguridad nacional e invocan a la “comunidad internacional” a participar en escaladas que saben a muerte, que transita por un largo pasillo que tiene su final inalterable en el principio, como un ciclo que se repite sin cesar. Son los autores intelectuales de guerras fratricidas por la posesión del venerado petróleo, donde centenares, miles e incluso millones de personas inocentes mueren y que justifican –de manera cínica- como daños colaterales.

Son los mismos que hablan de acabar con el terrorismo y se atribuyen el derecho de conformar una lista de países que “forman parte del eje del mal o países que apoyan el terrorismo” y en sus trasteros desperdigados por el mundo, siguen cosechando bases militares que laceran la integridad de las naciones. No nos podemos olvidar de los campos de concentración -públicos o secretos- donde la tortura, la humillación, el encierro indefinido es la tónica de la “justicia” de los que se creen dueños de este planeta, como si de la peste se tratara y no de personas con derechos reconocidos universalmente.

Estos mismos, son los que “dialogan” exhibiendo lustrosas corbatas de marca en las grandes convenciones internacionales, brindan por “sus éxitos” con una copa de cristal edulcorado, se hacen la foto y toman decisiones alejadas de la realidad social en la que solo salen favorecidas, las grandes empresas de estatura internacional, -que son los verdaderos presidentes de los gobiernos imperiales-, solo que prefieren estar tras los telones de este gran escenario que es el mundo, dejándole el trabajo sucio a los gobernantes de turno.

Pero el discurso, el argumento, la poética, la historia, la esencia, la estética del documental Los EE.UU. contra John Lennon no van por esos andares. La historia nos puede sorprender cuando descubrimos en este filme las trampas e intimidaciones por las que tuvo que transitar este mítico músico. Esta obra fílmica pone al descubierto documentos silenciados en archivos ultra secretos, esos que “guardan información clasificada sobre personas y organizaciones que ponen en peligro a la seguridad nacional”.

Antes de entrar en los avatares de este documental, cito algunos fragmentos del periódico mexicano La Jornada, con fecha 21 de diciembre de 2006, que con el título “Los archivos secretos de John Lennon”, comparte algunas interioridades de esta siniestra agencia del gobierno de los Estados Unidos, en relación con este gran poeta de estatura universal que supo hacer música desde la ética y los principios que son propios del ser humano.

"John Lennon es un ciudadano británico y ex miembro del grupo de canto (sic) The Beatles". Así comienza la carta escrita en abril de 1972 por J. Edgar Hoover, quien durante mucho tiempo encabezó el FBI, dirigida a un miembro del Departamento de Justicia del gobierno de Richard Nixon.

"Lennon ha alentado la creencia de que él tiene ideas revolucionarias no sólo mediante sus entrevistas formales con marxistas, sino por el contenido de algunas de sus canciones y otras publicaciones". Esta nota viene en un memorando escrito en febrero de 1972, cuando las administraciones de Hoover y Nixon luchaban desesperadamente para revocar la visa de inmigrante de Lennon y poder así deportarlo.

La canción que más parece interesarles es Power to the people, que difícilmente es un documento secreto, dado que es un tema del primer disco como solista de Lennon, titulado Plastic o­no Band (1970), y que fue un sencillo que trasmitieron emisoras radiales de todo el mundo.

Continua Hoover expresando en su carta: "Desde 1972 John Lennon ha seguido, de vez en cuando, prestando su apoyo a diversas causas extremistas, aunque no parece tener su lealtad comprometida con ninguna facción". Esta frase aparece en un documento sin marca de archivo ni fecha, pero con el sello "confidencial", que al parecer pertenece a los servicios secretos británicos (MI5).

¿Era Lennon un peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos e Inglaterra? ¿Formaba parte de algún grupo violento que justificara el acoso y la vigilancia de la que fue víctima por los servicios secretos de estos dos gobiernos?

Era una época rica en movimientos políticos y sociales, donde la cultura y el pensamiento estaban viviendo una efervescencia global. En paralelo, el gobierno de los Estados Unidos desarrollaba una guerra genocida contra Vietnam, que culminó con la muerte más de tres millones de vietnamitas y más de cincuenta mil soldados norteamericanos.

El Ku Kux Klan campeaba por su respeto, predicando la supremacía de la raza blanca, el antisemitismo, el racismo, el anticomunismo, la homofobia; recurriendo al terrorismo, a la violencia y actos intimidatorios para aniquilar a sus víctimas. EL KKK está supuestamente desestructurada en la sociedad norteamericana de hoy, pero que sigue “ejerciendo sus funciones” con otras vestiduras demócratas.

John se involucró en estas campañas, desarrollando una activa y pacífica acción a favor de los más desfavorecidos de una nación que se vendía –y se sigue vendiendo- como la más democrática del mundo. Apoyó de manera explícita al Partido de los Panteras Negras, que estaban ubicados en el círculo negro de los servicios secretos del presidente Richard Nixon.

Los EE.UU. contra John Lennon se estructura en pauta fílmica bajo una clara intencionalidad de acompañar uno de los períodos más ricos de un hombre que se identificaba con el pensamiento y el espíritu del pensador y político indio Mahatma Gandhi y la firmeza del reverendo Martin Luther King Jr.

El ex Beatles desató un proceso evolutivo de su activismo, en el que no negaba ni veía contradicción entre su condición de artista y su pensamiento político. Esa sinfonía de evoluciones tuve sus cimientos en un adolescente marcado por el abandono de sus padres y la mirada crítica hacia el poder, un joven que nació en los suburbios de Liverpool y absorbió todo lo que de negativo tuvo para él ese hostil entorno. Esa realidad social y familiar fue moldeando un John Lennon rebelde, dispuesto a desentrañar de raíz las injusticias que se agolpaban en su tránsito por la vida.

Este capítulo inicial de Lennon se sustenta con el testimonio de Yoko, que no es el único presente en este material fílmico. Supo revelar esa parte de su vida en una necesaria cronología para entender el curso que fue tomando como hombre que ama la paz, pero que siente la necesidad de “hacer la guerra” al modo de vida anglosajón que pretende imponer sus sones en tono de prepotencia.

Otros testimonios como el del lingüista, filósofo y analista político norteamericano Noam Chomsky o la del escritor, periodista, director de cine e historiador paquistaní Tariq Ali, constituyen un representativo abanico de puntales que aportan auténticos e irrepetibles discursos, generados y construidos desde una intimidad para acercarnos a una convulsa etapa de la vida de este irrepetible hombre.

En este bregar de palabras se incluyen los apuntes verbales de periodistas, escritores, fotógrafos, políticos, e incluso ex agentes del FBI que en aquella etapa participaron o supieron del paranoico juego, que esta agencia del gobierno de los Estados Unidos estaba dibujando ante un hombre de singular estatura.

Hago un aparte en la particular participación en este filme de Robert George “Bobby” Seale, quien fuera presidente de los Panteras Negras. Su reflexión contribuye a esclarecer la relación de Lennon con este grupo afro norteamericano, también se suma a este filme, los argumentos de la activista afro norteamericana Ángela Davis. David Leaf y John Scheinfeld, -directores de este documental-, utilizan material de archivo donde Lennon hace pública su comprometida adhesión a esta organización.

Es muy singular cómo se resuelve el escenario-telón de cada uno de los entrevistados. Desde una pretensión artística testimonial el fondo va desde el “tradicional negro”, a fotos de músicos que han compartido escenario con Lennon y personalidades, que juegan el papel de contraponer o fortalecer una mirada fílmica muy personal sobre este gran músico para los espectadores.

John, con esa peculiar pose de hombre fotogénico y mirada de “niño-hombre”, entra en escena alentando la palabra, justificando cada uno de sus actos, comprometiéndose con cada argumento. Es una manera o­nírica de hacernos ver que no solo están los testimonios de estos actores testigos de epopeyas pasadas; es una perspectiva que busca acentuar -desde el lenguaje cinematográfico- su inconfundible presencia.

Los realizadores Leaf y Scheinfeld apuntan hacia otros dos momentos singulares de la vida de Lennon. Una inusitada manera de hacer su luna de miel junta a su esposa Yoko o­no, fue manipulada y roseada por los medios de comunicación en aquellos convulsos tiempos. Un retiro espiritual, un recogimiento en su habitación del hotel rodeados de carteles que invocaban a la paz, junto a periodistas que buscaban en ese acontecimiento el morbo noticioso, el debate insulso, la noticia rosa que Lennon y Yoko no estaban dispuestos a dar.

La labor esclarecedora de esta pieza fílmica aporta perspectivas, ángulos, datos con los que en aquel momento era impensable contar para una mejor visión de lo que de cara a la galería podría parecer un show mediático. Era la manera que tenían estos artistas de pronunciarse contra la barbarie de la guerra, conscientes de que eran centro de atención de portadas de periódicos, minutos de telediarios y emisoras radiales.

Un elemento policial y de suspenso fortalece esta obra. La permanencia de Lennon y Yoko en los Estados Unidos estaba condicionada por un tiempo límite de su permiso de residencia en este país. Era el ardid perfecto que tenía Nixon para quitarse “del medio” a un hombre que le estorbaba. Una escalada de presiones “legales” se fueron sumando a la vida del artista, era “un peligro para la seguridad nacional de ese país”.

La cronología de esta contienda está matizada y estructurada no solo por las revelaciones de Yoko o­no y el abogado que asumió este caso. Documentos desclasificados en los últimos años revelan la persecución a la que fue sometido este excepcional artista que reconstruyen, la paranoia de un sistema político en el que podemos estar clasificados como “políticamente incorrectos”.

Lennon nos descubre sus miedos, su conciencia de estar vigilado por algún servicio secreto de ese país, pero no deja de ser un hombre consecuente con los ideales de paz.

La música que compuso en esta etapa es la mejor expresión de un sólido intelectual que apuesta por otro mundo ante una realidad que le desborda, pero que ha querido cambiar con canciones. Temas como Give peace a chance, Revolution, Power to the people, son verdades en tiempo de rock multiplicado en multitudes. La poesía y la fina voz textual de Love e Imagine, es esa dama que sabe encendernos los sueños.

Para el cierre de estos apuntes les dejo con el video del “peligroso” tema compuesto por John Lennon: Power to the people.

Sinopsis

Ante la guerra de Vietnam y una administración presidencial involucrada en vigilancia y escuchas telefónicas secretas, el idolatrado músico John Lennon usó su fama y su fortuna para movilizar a la opinión pública contra el gobierno norteamericano. A través de exhaustivas entrevistas con las personas de su círculo más íntimo, se nos ofrece una poderosa visión de los ideales por los que luchó y de cómo y por qué el gobierno de EEUU trató de silenciarle.

Ficha técnica

Título original: The U.S. vs. John Lennon

Nacionalidad: Estados Unidos

Año: 2006

Duración: 90 minutos

Productora: LSL Productions Authorized Pictures Lions Gate Films VH1 Rock Docs

Dirección, producción y guión: David Leaf y John Scheinfeld

Fotografía: James Mathers

Montaje: Peter S. Lynch II

Más información:

Ecuador: Auki Tituaña y Joyce de Ginata


La derecha no es un patrimonio de empresarios y menos de intelectuales liberales que abogan por el libre mercado. También hay gente de derecha entre los indígenas. Y eso lo prueba el ex alcalde de Cotacachi, Auki Tituaña, cuando ayer, en una entrevista de prensa, reveló que hay conversaciones con Guillermo Lasso, Martha Roldós, César Montúfar y Joyce de Ginatta.

Si es así, Tituaña pone en claro lo que por mucho tiempo se discute en voz baja: la división del movimiento indígena no sólo va por estar a favor o en contra del actual Gobierno, sino porque hay actores dentro de ese sector político que aspiran a otras expresiones y alianzas políticas.

Aunque legítima toda aspiración y relación, lo que el ex alcalde también revela es que no se opone a Rafael Correa por ser él un indígena sino porque sus ideas y propuestas coinciden precisamente con tesis de la derecha ecuatoriana.

¿Qué le puede proponer Joyce de Ginatta a líderes históricos como Luis Macas o el actual embajador en Bolivia, Ricardo Ulcuango? ¿Ella y César Montúfar coinciden con la existencia de un Estado Intercultural y Plurinacional? ¿Ellos no hicieron campaña en contra de la actual Constitución donde se reconocen derechos y se asumen las demandas históricas de los indígenas?

Si como dicen muchas personas, a Ricardo Ulcuango le han caído en “cargamontón” por aceptar la embajada en Bolivia, a Auki Tituaña qué le pueden decir Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Humberto Cholango, Lourdes Tibán y otros que hace algunas semanas construyen un movimiento de izquierda, del cual también es parte Tituaña.

¿No será que el ex alcalde ha revelado la conformación de un frente anti Rafael Correa donde se pueden mezclar el agua y el aceite? ¿Cuánto interés hay de pensar en los más pobres y no sólo en sus odios personales?

Y del mismo modo parece que la derecha (empresarial e indígena) sólo quiere recuperar el poder para continuar con sus proyectos, que son la causa de la pobreza del Ecuador.

EL TELEGRAFO


Bolivia: Oposición llama a García Linera "pillo con disfraz de guerrillero"


El Diputado por Convergencia Nacional, Luis Felipe Dorado, negó ayer que el Vicepresidente del Estado Plurinacional, Álvaro García Linera, hubiera sido alguna vez un genuino revolucionario y aseguró que la postura vicepresidencial frente al rechazo indígena a la construcción de una carretera sobre el TIPNIS, muestra que su paso por la guerrilla indigenista no fue más que una impostura y que él no fue sino un "bandido con disfraz de guerrillero".

Tras negar que los bloqueos en San Ignacio de Moxos pretendan frenar el paso de un millar de indígenas que marchan hacia La Paz, Dorado aseguró que el actual Vicepresidente no es más ese sociólogo que se encumbró sobre los hombros del movimiento indígena.

"Antes de llegar al poder García Linera calificaba su rebeldía (de los indígenas) frente al Estado como "digna altivez"; hoy, esa misma actitud de resistencia es descalificada como "soberbia belicosa", señaló.

Para Dorado queda claro que García Linera usó a los indígenas y sus demandas como personajes de sus ficciones teóricas, como caracteres literarios, pero que jamás tuvo convicción en la legitimidad y viabilidad de sus reivindicaciones.

El legislador por la Chiquitanía sostuvo que el Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK) fue una mascarada para encubrir los atracos y tropelías de los García Linera como "acciones guerrilleras", y para ganar la simpatía de las comunidades aimaras donde se escondían.

"Está visto que el EGTK sólo eran maquillaje para las acciones de bandidaje y bandolerismo de bribones hijitos de papá jugando a ser guerrilleros, puesto que a la hora de respetar las conquistas del movimiento indígena como tierra y territorio, estos ex guerrilleros son peores que los neoliberales", agregó.

Dorado sostuvo que tanto el movimiento obrero como los indígenas sólo sirvieron de escalera electoral, pero que ahora son un obstáculo para el manejo discrecional del poder que hacen Evo Morales y Álvaro García Linera.

"Ahora que sus personajes han rebalsado de sus libros y se han vuelto una realidad molesta, Evo y el Sr. García Linera los quieren borrar de un plumazo como un mal recuerdo y eso demuestra que su pose de revolucionarios fue siempre una impostura", finalizó.