sábado, 24 de marzo de 2012

Guatemala Entrevista – Mercedes Hernandez: Estado aun tiene deudas por violación de mujeres durante el conflicto armado


Hasta en los días actuales, Guatemala sufre la violencia de género y su más cruel consecuencia, el femicidio. Para combatir violaciones de los derechos de las mujeres y niñas los movimientos sociales feministas se están poniendo al frente de esta lucha para evitar que crímenes contra las mujeres se continúen cometiendo y para exigir que las mujeres y las niñas víctimas de conflicto armado vivido en el país reciban las debidas reparaciones.

Sobre esta temática, Adital conversó con Mercedes Hernández, presidente de la Asociación de Mujeres de Guatemala (AMG) que habló sobre los feminicidios cometidos en el país durante el conflicto, mostró las aéreas de trabajo de la organización y criticó las iniciativas del gobierno de Otto Pérez Molina para erradicar la violencia de género y combatir el feminicidio. Lea la entrevista.

Adital - ¿Cuáles son las proporciones del feminicidio y la utilización de mujeres en el conflicto armado y el escenario bélico como un todo en Guatemala?

Mercedes Hernandez - El feminicidio, situado en la categoría de crimen de guerra, por ello impersonal, cometido principalmente por agentes estatales, durante el Conflicto Armado Interno que devastó Guatemala durante 36 años (1960-1996), encuentra episodios donde los homicidios de hombres descendieron frente al número de asesinatos de mujeres. El ejemplo está descrito por el gobierno del general Efraín Ríos Montt, en cuyo mandato hay un momento en el que el 42% de las personas asesinadas eran mujeres, es decir, población civil, desarmada, no combatiente. Asimismo, la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH), estima que más de 100.000 mujeres fueron violadas durante el conflicto armado; muchas de ellas permanecieron durante años en situación de esclavitud doméstica y sexual. La impunidad de estos delitos, a la fecha, es del 100%.


Adital - ¿A qué tipo de reparaciones deben tener acceso las mujeres y niñas víctimas del conflicto armado?

Mercedes Hernandez - A todas las estipuladas por la Asamblea General de la ONU, mediante la resolución A/RES/60/147 del 24 de octubre de 2005, cuando aprobó los "Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones.”

Sin embargo, y a pesar de las enormes aportaciones de expertos como Theo van Boven –a quien le debemos el contenido de la resolución mencionada–, aún tenemos una enorme deuda pendiente a ser saldada con las mujeres víctimas de violencia feminicida en los conflictos armados. Necesitamos abrir vías de investigación y de análisis que puedan ayudarnos a saber qué medidas podrían paliar o reparar el daño producido en la vida de las mujeres, entendiendo que la configuración de género hace que éstas vivan los conflictos armados, sus causas, desarrollo y consecuencias, de una forma completamente diferente a la vivida por los varones, ya que son la población no combatiente, sobre cuyos cuerpos el ensañamiento casi siempre es de índole sexual. En ellas se dirime la derrota moral del enemigo y a través de la destrucción de sus cuerpos se envían los mensajes de terror a quienes sobreviven.

Adital - ¿Cómo ha estado trabajando la Asociación de Mujeres de Guatemala para la erradicación de la violencia de género en el país?

Mercedes Hernandez - Esperamos contribuir en la lucha contra la violencia patriarcal en Guatemala en dos grandes vías: generando una corriente de opinión que de visibilidad a la cara más sexista, y también más olvidada de la violencia genocida en Guatemala, promoviendo procesos de investigación y denuncia internacional sobre los delitos por razones de género. Y apoyando, en lo posible, los procesos de rendición de cuentas: entendemos que no puede construirse la paz si los perpetradores de los graves delitos contra la humanidad, cometidos durante la guerra, no han sido investigados, juzgados ni castigados. Es éste el caldo de cultivo para la impunidad actual.

Adital - ¿El Gobierno del presidente Otto Pérez Molina está dando seguimiento al tema? ¿Ha presentado las políticas públicas buscando la igualdad, la erradicación de la violencia o el combate al femicidio?

Mercedes Hernandez - Bajo las órdenes del actual presidente de Guatemala se ha creado la Fuerza de Tarea contra el Femicidio. La naturaleza de esta fuerza de tarea pretende ser de cooperación interinstitucional, pero aún no se ha definido completamente, ni ha tomado forma final la propuesta. Llama poderosamente la atención, eso sí, que el nombre sea heredero de una jerga militar que denominaba así a grupos y operaciones contrainsurgentes como la temida Fuerza de Tarea Gumarkaah, que dentro de sus prácticas mantuvo en forma sistemática y letal la violencia sexual como arma de guerra, en el Quiché, uno de los cuatro lugares donde las operaciones militares alcanzaron el rango de genocidio y donde el actual presidente fue conocido como el Comandante Tito.

El presidente Pérez Molina, ya desde su campaña electoral había ofrecido elevar el número de efectivos militares, en la implementación de su estrategia de 'mano dura', sabiendo plenamente que en aquellos lugares donde ha aumentado la presencia militar históricamente también ha aumentado la violencia contra las mujeres; ignorando a voluntad que de la militarización, lamentablemente, las mujeres guatemaltecas sabemos mucho porque la hemos padecido en carne propia.

Asimismo, una de las primeras acciones que Pérez Molina ejecutó al acceder al poder, fue disolver el proceso público por el cual se elegía a la dirigente de la Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM), con el propósito de que el cargo estuviese ocupado por una persona de su elección. Durante el nombramiento de la nueva representante de la SEPREM, sus asesores de comunicación y medios, que se prestaron para estos perversos fines patriarcales, intentaron presentar el descontento de las organizaciones feministas como una lucha de poder entre mujeres, alejando de la realidad el verdadero punto: el autoritarismo y el control sobre la institucionalidad de las mujeres.

Y éstos, son sólo dos ejemplos que ilustran muy bien cuál es la política desde el Ejecutivo en materia de género e igualdad.

Adital - ¿Qué salidas presentan las organizaciones feministas y de derechos humanos para frenar o reparar los casos de feminicidio en el marco del conflicto armado?

Mercedes Hernandez - No me atrevo a hablar en nombre de todas las organizaciones feministas, pero creo que, en el contexto del conflicto armado interno, la mayoría estamos de acuerdo en que el proceso debe cumplir todas las fases contra la impunidad:

Verdad, para que se conozca realmente quiénes, cómo, por qué, cuándo y contra quienes se cometieron los delitos por razones de género.No se trata sólo del derecho individual de cada persona o sus allegados a saber, sino que el derecho a saber es también un derecho colectivo que tiene como objetivo que en el futuro no se vuelvan a cometer violaciones, generando una genealogía de los delitos por razones de género, es decir, dejando constancia de una 'memoria' que sea capaz de prevenir la negación de los hechos y la deformación de los mismos.

Justicia, porque la comisión de delitos feminicidas, en los escenarios de guerra, debe ser investigada, juzgando y sancionando con penas adecuadas a los perpetradores.

Reparación, es decir: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y -por supuesto- garantías de no repetición.

Al no haberse cumplido todas estas etapas, junto a la carencia de análisis de género adecuados enlos pocos intentos de rendición de cuentas, los grandes ganadores han sido estos señores de la guerra, que permanecen sin atisbo de ser juzgados ni castigados por los delitos de género cometidos durante el conflicto armado. Está comprobado que muchos de los miembros del Ejército integran, en la actualidad, los grupos armados clandestinos que siguen disputándose el territorio y la soberanía de numerosas regiones guatemaltecas y centroamericanas: estas nuevas formas de colonización cursan, sí y sólo sí, a través de la colonización del cuerpo de las mujeres, en una sociedad que las ha convertido en blancos favoritos de los ataques enemigos y donde sus propios grupos culturales las han preparado para su holocausto.



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