martes, 20 de marzo de 2012

Los movimientos sociales, en riesgo de reproducir el capitalismo, advierte Luis Tapia


Dijo que el caso de Bolivia es ejemplar pues los indígenas en este país pasan por un proceso de sustitución, y esta experiencia debe ser tomada en cuenta para evitar que ocurra en otros movimientos sociales latinoamericanos

  • El filósofo y politólogo boliviano Luis Tapia. Foto: Proyecto Ambulante

Los movimientos sociales latinoamericanos corren el riesgo de continuar reproduciendo la lógica capitalista y terminar controlando y dominando a los obreros, campesinos e indígenas que los integran.

Esta fue la advertencia que lanzó el filósofo y politólogo boliviano Luis Tapia, quien expuso el ejemplo del actual presidente de este país, Evo Morales, quien llegó a este cargo bajo la bandera de un movimiento indígena, pero ahora “se ha convertido en el peor enemigo” de ellos.

Agregó que el caso de Bolivia es ejemplar pues los indígenas en este país pasan por un proceso de sustitución, y esta experiencia debe ser tomada en cuenta para evitar que ocurra en otros movimientos sociales latinoamericanos.

Ayer, durante la segunda jornada del foro El Buen Vivir, que se realiza en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), el también director del programa de Doctorado Multidisciplinario en Ciencias del Desarrollo, en la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, Bolivia, el caso de Evo Morales es especial pues el mandatario es de origen aimara, pero desarrollo su carrera en la región indígena quechua; sin embargo, en ningún momento de su vida política reivindicó su origen indígena, pues formaba parte de un sindicato de productores de coca.

Por ello, tenía más una identidad campesina que nunca asumió incluso antes de ganar las elecciones presidenciales de su país. Sin embargo, esto cambió cuando llegó al poder, pues en el exterior se creó la percepción de que era el primer presidente indígena, pero esto fue mediatizado porque así le convenía, a pesar de que Morales nunca organizó las Asambleas de Pueblos Indígenas, sino que pertenece a un mestizaje inscrito en el mercantilismo, no en la cosmovisión de los pueblos originarios de este país.

Tan es así que el Movimiento Alternativo Sindical (MAS) y el Movimiento al Socialismo, que es el partido de Evo Morales, por un tiempo fueron defensores de la soberanía nacional y en un momento de crisis de los demás movimientos sociales, la población boliviana votó por el MAS.

“Lo que ocurrió después es que el MAS tiene un proyecto de monopolio del poder político, se incuba una nueva burocracia política que tiene un origen popular, (sus integrantes) vienen de ser dirigentes sindicales, o de algún otro sector, pero de origen aimara o quechua, lo que les da un poder simbólico fuerte, pretendiendo monopolizar la representación de lo indígena pero alejándolos del gobierno”, señaló el académico.

Actualmente hay una representación indígena en el poder en Bolivia, pero está fuera de las decisiones sociales, económicas y políticas en este país. Algunos indígenas han sido “invitados” a ser ministros, diputados o secretarios, pero esta invitación “viene de arriba” y no son electos por la base social, y menos guardan un vínculo orgánico con sus culturas, destacó.

El MAS boliviano se enfocó en la construcción de un poder político, un Estado en el amplio sentido, pero expulsó paulatinamente a los indígenas al grado de enfrentarse con ellos, afirmó Tapia.

“Y esto tiene que ver con su proyecto económico. Creo que hoy el MAS ni siquiera es un partido nacionalista porque su plan de gobierno son hidroeléctricas, presas y carreteras son parte de un plan para conectar el Pacífico con el Atlántico, y que favorece fundamentalmente al capital brasileño. El contenido del actual gobierno está subordinado al Estado y la geopolítica de Brasil, y ahí tampoco hay nacionalismo”, subrayó.

Expuso que Bolivia tampoco es un estado plurinacional porque en los compromisos que el gobierno de Evo Morales ha contraído con Brasil, hay una forma de tener poder económico y político, pero de origen externo, nunca interno.

“Desde hace dos años estamos enfrentando esta contradicción: un soporte externo para el actual gobierno desde Brasil, y un alejamiento interno, lo que ha implicado que el contenido actual del gobierno sea avanzar sobre territorios indígenas”, apuntó.



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