domingo, 15 de abril de 2012

En Corea del Norte, lo que importa es seguir la dinastía Kim


Resentido por el fallido lanzamiento de un misil, el líder norcoreano Kim Jong-un tiene pocas opciones más que apegarse al libro de instrucciones de su padre, ordeñar un país empobrecido para desarrollar armamento y chantajear a la comunidad internacional para la obtención de ayuda y reconocimiento.

Pero lejos de temer un golpe de inestabilidad tras el fiasco público del viernes, el líder encabezará las celebraciones del domingo que marcan el centenario del nacimiento de su abuelo, fundador de la única monarquía stalinista del mundo, el "Eterno Presidente" Kim Il-sung.

El Estado heredado por Kim en diciembre tras la muerte de su padre, Kim Jong-il, tiene un Ejército de 1,2 millones de soldados, quiere poseer armamento nuclear y tener la capacidad de usarlo para contar con un medio disuasorio ante Estados Unidos, el fin, según analistas, del fallido lanzamiento.

El país tiene 23 millones de personas -muchas desnutridas- y una economía de sólo 40.000 millones de dólares al año en términos de paridad de poder de compra, contra los 1,5 billones de dólares de Corea del Sur, según la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense.

Con una economía de ese tamaño, el desarrollo nuclear no parece ser la respuesta, pero Kim está atado a las políticas "de defensa militar primero" de su padre.

"Para Kim Jong-un, la apertura de Corea del Norte implica el fin de un sistema que su abuelo y padre fomentaron", dijo Virginie Grzelczyk, experta en Corea del Norte en la Universidad de Nottingham Trent, Gran Bretaña.

"La elite y el Ejército necesitan su legitimidad y presencia mítica (de Kim Jong-un) con el fin de pacificar a la población", sostuvo.

La pequeña escala de la economía del país es igualada por su limitada influencia diplomática. Tiene pocos amigos además de China, que lo usa como colchón entre el gigante asiático y Corea del Sur, donde hay bases militares estadounidenses.

Sin peso real en la arena internacional, Pyongyang está obligado a depender de lanzamientos periódicos de cohetes, pruebas nucleares y ataques a su vecino del sur para recordarle al mundo de su existencia, afirman analistas.

Pyongyang admitió públicamente en la televisión estatal que el misil Unha-3 no había logrado poner en órbita su satélite a tiempo para el aniversario de Kim Il-sung.

Un lanzamiento el 2009 que la comunidad internacional dijo había fallado fue ostentado como un éxito por Corea del Norte, donde la única prensa disponible para su pueblo es la estatal.

Pero la mayoría de los expertos en el país afirma que pensar que es muestra de una nueva apertura es exagerar el tema. La presencia de tantos medios extranjeros y la cantidad extensa de celulares lo hacían demasiado riesgoso.

La conmemoración del nacimiento de Kim Il-sung debía marcar el inicio de una nación "fuerte y próspera".

El Gobierno afirma que la producción industrial creció un 2 por ciento el año pasado, pero según datos de Naciones Unidas su economía es del mismo tamaño que tenía hace 20 años, tras ser devastada por una hambruna en la década de 1990.



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