lunes, 11 de junio de 2012

Rusia: Una ama de casa para los negocios

Moscú (PL) La mujer rusa pasa ahora de una época de búsqueda de igualdad con los hombres y de feminismo extremo, al siglo XXI, cuando de ama de casa muchas veces deviene en empresaria.

Después de la década de 1930, en la Unión Soviética se inició un fuerte movimiento por igualar las condiciones de las mujeres a la de los hombres en todos los aspectos de la vida, desde el esfuerzo físico hasta el mental, lo cual también dio paso a un movimiento feminista.

El feminismo tuvo dos vertientes que todavía hoy perduran de cierta forma en esta sociedad y en el orbe. La corriente de igualdad que defiende esa condición política, económica, social del hombre y la mujer, y borra diferencias laborales entre ambos sexos.

El feminismo de diferencia es el que defiende los derechos particulares de la mujer en aspectos económicos, políticos y sociales.

De esa forma, entre 1928 y 1929, había en la Unión Soviética dos millones y medio de mujeres empleadas en la economía y para 1931, su número llegaba a tres millones 600 mil. Tales cifras aumentaron drásticamente durante la Gran Guerra Patria (1941-1945).

En la década de 1970, la Unión Soviética alcanzó el mayor número de ocupación laboral de mujeres profesionales en el orbe, pero al caer en esa época drásticamente la natalidad, se introducen condiciones excepcionales para incrementarla.

Para la década de 1980, el 92 por ciento de las féminas estaba empleada en la economía o en la educación (por encima del 30 a 40 por ciento en naciones desarrolladas), con una edad de entre 20 y 55 años.

Luego de las terapias de choque de la década de 1990 y el paso del socialismo a las relaciones de mercado, mucho perdió la mujer de sus condiciones de igualdad, y con frecuencia debió simultanear el trabajo de ama de casa y el de pequeños negocios.

Además, también se hizo frecuente que las féminas contaran con un trabajo de salario fijo y un negocio desarrollado por su cuenta.

De acuerdo con el Centro Ruso de Estudios de la Opinión Pública, el 40,8 por ciento de los hombres y el 49,9 por ciento de las mujeres consideran que el trabajo y la familia son igual de importantes.

Asimismo, el 20,12 por ciento de los hombres y el 16 de las mujeres estima necesario devolver al hogar al llamado sexo débil.

Una mujer profesional rusa con empleo dedica a la atención del hogar y a los problemas de la familia el doble de tiempo que su esposo.

Ahora, la población femenina laboral alcanza un 75,7 por ciento, por debajo del casi 92 de la década de 1990, después que en los primeros cinco años de ese periodo el empleo femenino se redujo en 10,9 puntos.

La ocupación masculina se contrajo en apenas un 1,6 por ciento, mientras la de las mujeres llegó a 19,4.

Pero la participación empresarial de las rusas es bastante alta. De acuerdo con el Comité Estatal de Estadísticas, entre 1996 y 1998 en 14 regiones rusas existían cuatro mil 400 pequeños negocios, en los cuales el 18 por ciento eran dirigentes femeninas.

Así, por ejemplo, cerca del 40 por ciento de las mujeres rusas dirige ahora firmas y empresas privadas en la región de Samara. Según recientes estadísticas, el 73 por ciento de las féminas dirigentes en Rusia tienen entre 30 y 60 años de edad, el 13,7 más de 50, y el 12, menores de 20 años.

Además, las mujeres dirigentes son mayoría en la esfera de los servicios (60 por ciento), en la industria ligera (45), la alimentación (43), el comercio minorista (40), educación, medicina y cultura (46).

Existe una tendencia al crecimiento de las féminas empresarias. En 1997, una quinta parte de las mujeres eran dueñas de negocios, mientras el 40 por ciento clasifica como semiempresarias, cuando conjugan el hogar con el trabajo por cuenta propia.

Las nuevas condiciones de la economía dieron un vuelco en la reafirmación de las rusas como figuras dirigentes, tanto de empresas estatales como de firmas privadas.

*Corresponsal Jefe de Prensa Latina en Rusia.

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