jueves, 26 de julio de 2012

Feminismo cubano camina hacia la articulación

Declararse feminista en Cuba puede acarrear rechazo y prejuicio, según las mujeres reunidas en el debate Jorge Luis Baños - IPS

Intelectuales cubanas proponen crear una red social de personas seguidoras del feminismo.

La Habana, 25 jul.- Pese a la persistencia de antiguos prejuicios, la falta de espacios para proyectarse y la resistencia de sectores sociales conservadores, quienes apuestan por el feminismo en Cuba continúan buscando vías para acercarse a la ansiada equidad entre hombres y mujeres.

Por ello, cubanas que se declaran seguidoras de esta corriente de pensamiento valoraron la posibilidad de crear una red e instaron rescatar la herencia del feminismo cubano, en un conversatorio convocado por la Cátedra de Género y Comunicación “Mirta Aguirre”, del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”.

Bajo el título “Feminismo en Cuba hoy: repensar la teoría y la práctica”, el debate efectuado el 24 de julio contó también con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el desarrollo, la Consejería Cultural de la Embajada de España en Cuba y el Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac).

La existencia de un pensamiento feminista en Cuba es un hecho, pese a que no resulta visible ni suele interrelacionarse entre las diversas experiencias comunitarias y disciplinas académicas, coincidieron las intelectuales participantes Teresa Díaz-Canals, Isabel Moya, Zaida Capote, entre otras que se sumaron a la polémica.

En opinión de la socióloga Díaz Canals, la clave está en que cuando se habla de feminismo no debe entenderse como la expresión de un movimiento único sino integrado por una gran diversidad de enfoques.

La profesora de la Universidad de La Habana consignó que ser feminista no es solo hacer una declaración de fe y mucho ruido pues “hay muchas maneras de serlo, incluso desde el silencio”. Así, llamó a reivindicar la herencia de este movimiento en Cuba, que este año cumple un siglo de existencia.

Según la periodista Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer de la no gubernamental Federación de Mujeres Cubanas, en casi todas las provincias se están produciendo experiencias muy ricas y comprometidas que difunden una ideología de género en áreas como la comunicación, la agricultura o el deporte.

Pero, indicó que muchas veces pasan inadvertidas hasta para quienes defienden iguales principios.

Red

Articular más los esfuerzos aislados de personas e instituciones fue señalado por las participantes como un objetivo “insoslayable”, incluso cuando los mecanismos y estructuras vigentes dejen poco espacio al asociacionismo en Cuba.

La crítica literaria Zaida Capote Cruz refirió la existencia de redes informales de mujeres que se movilizan a pequeña escala, muchas veces a nivel personal. Por tanto, la especialista en género insistió en fomentar una estrategia más efectiva de trabajo en pos de un movimiento feminista coherente, que integre la mayoría de las fuerzas actuales.

“Tal vez estamos en el momento de fundar algo, de trabajar juntas todo el tiempo”, significó la estudiosa.

Al respecto, Moya refirió la posibilidad de crear una red de trabajo a través de la cual se difundan, gracias al apoyo de Internet, experiencias de activismo e investigación feminista. “Sería una manera de articular estos saberes”, afirmó.

Más propuestas

Otras propuestas vertidas en el debate fueron la inclusión de los temas de género en la preparación de dirigentes en el país, la vinculación entre feminismo y marxismo, así como alcanzar una mayor inserción de estos tópicos en la educación superior.

Por otra parte, los discursos deberían llegar más allá de los grupos intelectuales y académicos, así como sumar a mujeres de todas las provincias de la isla, advirtió la bloguera Yasmín S. Portales.

En tanto, la profesora Luisa Campuzano propuso “no dejar de lado que uno de los objetivos del feminismo es cambiar la perspectiva de la sociedad”. Mientras la académica Danae C. Diéguez alertó que esta transformación pasa por otras maneras de pensar el poder. “Si somos verticales no somos feministas”, concluyó. (2012)

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