martes, 14 de agosto de 2012

América Latina: Presidentes homofóbicos

Antonio Medina
Jornalista independente, consultor e professor de jornalismo na Universidade Autônoma da Cidade do México
Adital

México DF, agosto 13 de 2012.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa ha sido honesto con su pueblo y ha asumido públicamente que usó un término discriminatorio en su programa de radio La sabatina de la emisión del 28 de julio, cuando intentó defenderse de un "insulto” publicado en la versión digital del rotativo El Comercio, en el cual un lector calificó al mandatario de "marica” y éste, de manera irracional, arremetió contra el lector devolviéndole el calificativo.

Ante las protestas de organizaciones civiles de la diversidad sexual por la expresión homofóbica usada por el presidente. Correa, en un gesto poco común en mandatarios latinoamericanos, se disculpó públicamente al tiempo que explicó de forma bastante sentida su falta.

Quien observe con detenimiento el video que circuló por internet, verá que la explicación de Correa sobre porqué respondió a esa agresión con una palabra que culturalmente todo mundo sabe lo que significa, puede ver a un hombre que asume su error y que es honesto al asumir que él mismo tiene en su imaginario cultural una idea negativa de la homosexualidad y que él mismo, a pesar de estar sensibilizado sobre la no discriminación, pudo caer en el error de usar una palabra que a todas luces es discriminatoria.

Correa Delgado explica de manera entrecortada, pero bastante comprensible, que la sociedad está llena de prejuicios, estigmas, los cuales, asume: "hay que combatir… no puede haber esos rasgos en mí, de estigmatización, de prejuicios contra la comunidad GLBT”.

Este suceso tiene un significado importante para la lucha GLBT de Ecuador, pues reafirma un acercamiento con el movimiento, el cual, me consta, se ha posicionado en la agenda política y mediática en los últimos años, ya que han logrado incidir cada día más en política públicas como colectivo.

Otros presidentes de América Latina han tenido resbalones homofóbicos y poco o nada se ha logrado a nivel de lucha social luego de eso, ni en el discurso ni en las acciones. Muestra de ello es el presidente Evo Morales, de Bolivia, quien aseguró que ingerir pollo causa que los hombres sean homosexuales. Al rectificar, luego de críticas feroces a nivel mundial por su ignorancia, se limitó a decir que sus dichos se habían interpretado mal, pero que si ofendió a la comunidad gay, pedía una disculpa.

En Perú, el ex presidente Alan García, enfurecido por la violencia de los hombres contra las mujeres y de jueces que no cumplen con la ley, dijo: "cómo es posible que una partida de maricas sigan golpeando a sus mujeres así”. García usó el término "marica” como sinónimo de cobardía, de violencia machista, sin reparar en que precisamente de lo que hablaba, el resultado es la violencia homofóbica, muy vinculada a una visión de género que etiqueta a los homosexuales con términos que denostan, como maricón o marica.

En México no cantan mal las rancheras quienes nos han gobernado en los últimos dos sexenios, pues los ejecutivos federales panistas, han tenido sendos resbalones homofóbicos. El actual hizo un comentario en el que luego de usar un moño rosa, de la lucha contra el cáncer, bromeó diciendo: "Hoy quiero decirles, amigas y amigos, también que, como es el primer evento de salud que hago este mes de octubre, me puse mi moñito color rosa. No vayan a pensar otra cosa… es un distintivo que se usa para luchar contra el cáncer de mama”.

¿Qué supuso Caderón que la audiencia pensaría por usar un moño rosa? El trasfondo del comentario, nada gracioso y sí machista, refleja una homofobia interna del ocupante de Los Pinos, quien dos días después de su resbalón homofóbico, presionado por las críticas, respondió escuetamente en su cuenta de Twitter que "respeta la diversidad sexual y rechaza toda discriminación”.

En 2010, quien dejará la Presidencia de la República al priísta Enrique Peña Nieto, dio muestras de su temor a los significados de las palabras cuando, luego de un intenso cabildeo de las organizaciones civiles, se logró que el gobierno federal decretara el 17 de mayo como Día Nacional contra la Homofobia, aunque de último momento el jefe del Ejecutivo decidió que el decreto no se titularía como día nacional contra la homofobia, sino "Día de la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias”. Hubo quien certeramente lo tituló como "El decreto contra el prejuicio que no se atreve a decir su nombre”.

Quien no tuvo empachopara mostrar su homofobia fue el ex presidente Vicente Fox, que rompiendo todas las reglas de la política mexicana hasta ese momento, entre ellas el respeto hacia los contendientes, en plena campaña (2000) denostó a su contrincante del Partido Revolucionario Institucional, Francisco Labastida Ochoa, con el calificativo de "mariquita”, y haciendo un parafraseo homofóbico de su apellido, lo llamó "La Vestida”.

La realidad es que muchos otros presidentes de América Latina son o han sido homofóbicos, posiblemente no en sus lenguajes, pero sí en sus acciones, al no tener una política de no discriminación y al hacer caso omiso a los tratados internacionales que firman con particular sonrisa frente a medios, pero que a la hora de aplicarlos en leyes no reflejan los compromisos adquiridos.

Desde luego hay presidentes que son la honorable excepción, como la presidenta Cristina Fernández, de Argentina; el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y su actual presidenta, Dilma Rousseff; el ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero y el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien abiertamente ha asumido una postura en favor de los derechos de la población LGBT de su país, en donde al igual que el resto de los países hispanoparlantes, existen prejuicios homofóbicos heredados de una cultura discriminatoria hacia ese sector poblacional.

Es importante que quienes dirigen los destinos de los países estén conscientes de que la discriminación por preferencias u orientación sexual, es una actitud que lacera a la sociedad, y que es inadmisible que desde la envestidura presidencial se refuercen prejuicios sociales que dividen a la ciudadanía e incitan al odio entre las personas.

[Fuente: Notiese].

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