domingo, 2 de septiembre de 2012

Ecuador: Acosta candidato, sin sorpresas

Acosta candidato, sin sorpresas

Las izquierdas tuvieron ayer primarias en Guayaquil

De seis movimientos y partidos de izquierda, Alberto Acosta será el aspirante presidencial para las elecciones de febrero de 2013

Muchos de los que pasaron ayer por la mañana por la avenida Delta (norte de Guayaquil) no sabían que el intenso movimiento afuera y dentro de la ciudadela universitaria se debía a que, poco después, ahí nacería, formalmente, el candidato de todas las izquierdas.

Se trataba de unas elecciones primarias en las que, en el papel, había seis aspirantes, y eso que uno de ellos, Gustavo Larrea, del movimiento Participación y exministro del Gobierno de Rafael Correa, se retiró hace tres días, demasiado tarde para cambiar las papeletas que ya traían seis fotos.

En efecto, hubo papeletas y hasta un consejo electoral propio, cuyos integrantes hacían las veces de escrutadores y, al mismo tiempo, activistas políticos de los candidatos.

El total de votantes registrado era 1 080: 100 de cada partido y movimiento nacionales, 300 de organizaciones sindicales y sociales, incluida la Confederación de Nacionalidades Indígenas, y 80 de los movimientos locales de las provincias de Loja, Santo Domingo de los Tsáchilas, Cañar y Azuay. Como en todo proceso electoral, el ausentismo bordeó el 30%, pues votaron 789.

Lo curioso es que los que se encontraban afuera del salón auditorio de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal, antes de que se den las votaciones, ya estaban seguros de quién ganaría. La expectativa, por lo tanto, era nula. Por eso se dedicaron a comer chuzos, seco de pollo, bollos, papas rellenas..., y, como era un encuentro multicultural, hasta mote con chicharrón. Todo al son de los ritmos musicales de Jacinto y su Combo y Los Reyes del Ritmo, de Santa Elena, que pusieron con la "Chola cuencana" a bailar a algunos.

Adentro del auditorio, antes de los discursos de rigor y para acompañar la votación, cantaba un imitador del salsero Joe Arroyo. Después del artista, vinieron los políticos, que salieron de un camerino. Hablaron todos cuando todavía se sentían precandidatos, menos, curiosamente, Alberto Acosta, a quien sus contrincantes dejaron generosamente el discurso estelar.

Primero habló el socialista Manuel Salgado, a quien pocos conocían. Dijo que han venido en esta campaña "a quitarle la careta de socialista, a este sujeto, y ubicarlo como lo que es, un simple ciudadano que cumple consignas al servicio del capital". Todos asumieron que hablaba de Rafael Correa.

Lenin Hurtado, del Movimiento Popular Democrático, se centró en defender el derecho de su partido, hoy en el aprietos en el CNE, a participar en las siguientes elecciones.

El retirado Gustavo Larrea destrozó las conquistas del gobierno: esto no es una revolución, es una involución, enfatizó y criticó la falta de libertades. "No habrá un solo preso por pensar diferente", adelantó como ofrecimiento de campaña.

Paúl Carrasco, de Poder Popular, afirmó que la unidad de las izquierdas está dando un ejemplo al país de cómo se hace democracia, con transparencia, sin hacer más alusiones.

El prefecto de Zamora Chinchipe, Salvador Quishpe, candidato de Pachakútik, gritó que se convoca a una minga para ganar las elecciones de febrero y, como es su costumbre, anunció movilizaciones, esta vez, contra el Consejo Electoral.

En ese momento se declararon los resultados: Alberto Acosta, de Montecristi Vive, ganó con 431 votos y le tocó su turno. En unas hojas escritas a mano recitó ideas de su Gobierno: una verdadera reforma agraria, rechazo a la privatización del agua, la universidad sin elitismo y atender las demandas de vivienda, salud y empleo. (MP)



De revolución ciudadana a recuperar ciudadanía

Alberto Acosta espinosa tuvo en sus manos la oportunidad de cambiar la historia del país. ¿No lo hizo? Esa interrogante quedó marcada en los corredores de la sede de la Asamblea de Montecristi, en junio de 2008, luego de que el exdirigente de Alianza País decidiera dejar la presidencia de la Constituyente y hacerse a un costado del proyecto de gobierno, en momentos en que las relaciones entre el llamado grupo de los "ideológicos" y el de los "pragmáticos" hacía fractura.

Ese fue el último protagonismo de Acosta en el ámbito público, como corolario a tres décadas de activismo desde la izquierda y de la crítica académica contra las políticas neoliberales. Nació en Quito en 1948. Proviene de una familia vinculada a la banca. Titulado de economista en la Universidad de Colonia (Alemania) y autor de varios libros y artículos sobre deuda externa y manejo económico.

Es considerado uno de los ideólogos de la revolución ciudadana. En el inicio de este Gobierno, fue ministro de Energía y, tras la Constituyente, se volvió crítico de Correa, al que acusó de desciudadanizar el proyecto

Acosta ha figurado por años como una carta del movimiento indígena y aparece como uno de los fundadores del movimiento plurinacional Pachakútik, que hoy es parte de la coordinadora que lo apoya. (LB)



Datos de la jornada electoral

Paúl Carrasco y Salvador Quishpe votaron públicamente por Alberto Acosta.

Lenin Hurtado dijo que votó por él mismo. Acosta ganó en nueve de las 10 mesas receptoras del voto instaladas. En una ganó el prefecto de Zamora, Salvador Quishpe.

También estuvieron asambleístas: Nívea Vélez, con su movimiento Concertación de Loja; César Rodríguez, ex AP, apoyando la corriente socialista. No dejaron que Rodríguez hablara en la rueda de prensa por no haber sido precandidato.

Asistieron la legisladora de Pachakútik Diana Atamaint y el asambleísta del MPD Jorge Escala. También estuvo Martha Roldós, de la RED.

En su discurso como nuevo candidato presidencial, Alberto Acosta reflexionó sobre la verdadera izquierda, la que se siente incómoda con el poder. "No me refiero a la izquierda que está en Carondelet que, como bien sabemos, está al fondo y a la derecha".

El candidato anunció una fiscalización y una auditoría totales a los contratos petroleros y mineros. "Y analizaremos los créditos chinos, en los que no hay transparencia".

En los exteriores del salón auditorio de la Facultad de Medicina, la mayoría de simpatizantes era del Movimiento Popular Democrático, los que agitaban banderas y coreaban "¡Acosta, seguro, a Correa dale duro!".

En los patios de la Universidad se aprovechó la oportunidad para vender libros de socialismo y revolución.

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