miércoles, 31 de octubre de 2012

Resultados electorales en Chile y el silencio en Perú

Ricardo Jiménez
Sociólogo por la Universidad de Chile, consultor de redes internacionales especializadas en migraciones y de organizaciones de migrantes. Grito de los/as Excluidos/as. Minga Informativa
 
Adital

Es sepulcral el silencio que los monopolios mediáticos limeños han puesto sobre los recientes resultados electorales de las elecciones municipales en Chile. Veamos por qué.

En primer lugar, su resultado más estructural. Se trata de la primera elección desde el retorno a la democracia post dictadura militar hace más de 20 años en que el voto es voluntario, y ha quedado en evidencia el absoluto desencanto de la mayoría de ciudadanos, el 60% que se abstuvo de votar, hacia un sistema político heredado de esa dictadura y destinado a ser el autoritario resguardo del orden económico neoliberal.

Esencialmente, la mayoría de chilenos y chilenas siente que su voto no tiene importancia real porque ningún actor político electoral soluciona nunca los problemas que lo aquejan, carencias de salud, educación, empleo, seguridad. Y porque las políticas que importan, de institucionalidad económica y política, ya han sido decididas por otros y no existe la oportunidad de cambiarlas, no importa quién gane o pierda las elecciones, lo fundamental es inamovible. Chile es un país que crece y es "exitoso” económicamente, pero nunca hay recursos del estado para salud, educación, empleo, seguridad. La injusticia es sinónimo de responsabilidad en el manejo económico. Y el sistema político está hecho para rebajar la democracia a puros formalismos que no cuestionan este dogma fundamental. ¿Alguna coincidencia con Perú? Y vale recordar que el presupuesto público de Chile es el doble que el de Perú aunque tiene sólo la mitad de población.

El reciente resultado deja objetivamente a la legitimidad de la Constitución (heredada de la dictadura de Pinochet), de las organizaciones políticas, de sus prácticas y discursos, en grave entredicho y apenas con un endeble mínimo de legitimidad. Su permanencia depende más de que este desencanto ciudadano no logre transformarse en propuesta activa capaz de imponer un proceso de refundación constituyente, de manera que se sostenga por inercia e indiferencia, que de cualquier fuerza propia del propio gastado sistema.

En segundo lugar, su resultado más inmediato. En buenas cuentas, el gobierno de la derecha neo-pinochetista, representado por el Presidente Piñera, queda literalmente como un cadáver insepulto, derrotado en toda la línea, y casi sin posibilidades de re elección de ese sector en las próximas presidenciales, a menos que ocurra un milagro. El movimiento estudiantil, motor de un amplio movimiento de descontentos ciudadanos, ya sabemos ahora de manera medible con el frío acero de las cifras, le propinó un golpe de muerte.

Aquí también la continuidad neoliberal depende más de la incapacidad de otros que de cualquier maniobra posible de los sectores que la propugnan. Es decir, de que los sectores de oposición, los viejos y los nuevos, triunfantes relativos de las urnas, aunque también afectados por el desencanto general, se muestren irresponsables y mantengan su incapacidad de articularse, de manera que el desencanto sostenga por ausencia de alternativa viable, por indiferencia y pasividad, el ahora golpeado proyecto neoliberal chileno.

En Perú, la vieja táctica de los socios neoliberales de Piñera, que van desde el actual gobierno a los fujimoristas del Diario La Razón, es distraer la atención de la gente de estos agoreros resultados, poniendo el foco sobre la cuestión del diferendo limítrofe marítimo binacional en La Haya. La llamada "política de cuerdas separadas”, hacer declaraciones de patrioterismo chapucero, por ejemplo, denunciando la demencial carrera armamentista chilena, y ocultar que esa carrera se financia en buena parte por las concesiones económicas y políticas insoberanas que ellos mismos le brindan y celebran a los capitales y la élite chilenos.

¿Cómo mantener el discurso ultra neoliberal del ministro Castilla, cuando en Europa misma se imponen impuestos a los grandes negocios financieros, y ahora encima los mentores chilenos se desploman electoralmente?

Bueno, pues, silencio.


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