martes, 17 de enero de 2012

El Mozote: Verdad, justicia y reparación


El presidente Mauricio Funes, pidió disculpas ayer 16 de enero a nombre del Estado por la masacre de El Mozote donde fueron asesinados un millar de campesinos (as) por el ejército hace 30 años. El acto simbólico coincide con la conmemoración de los 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil que dejó 75.000 víctimas. Nuestro colaborador, Carlos Ayala Ramírez, nos ofrece su visión sobre estos acontecimientos)


Entre el 11 y el 13 de diciembre de 1981, el batallón Atlacatl, el primer batallón de reacción inmediata del ejército salvadoreño, equipado y entrenado por Estados Unidos, masacró a más de mil personas, en seis cantones, localizados en las municipalidades de Meanguera y Joateca, en el departamento de Morazán. Según el Informe de la Comisión de la Verdad, los oficiales al mando del batallón Atlacatl en el momento de la operación fueron: el teniente coronel Domingo Monterrosa, el mayor Natividad de Jesús Cáceres, el mayor José Armando Azmitia; los comandantes de campaña: Juan Ernesto Méndez, Roberto Alfonso Mendoza y José Antonio Rodríguez; el capitán Walter Salazar y José Jiménez.

Por esta masacre y por las aberrantes violaciones de derechos humanos cometidas por instancias del Estado en tiempos de la guerra, el Presidente salvadoreño, Mauricio Funes, pidió perdón a las familias de las víctimas. El hecho en sí mismo tiene una importancia histórica y humana porque se comunica verdad sobre los hechos y se dignifica a las víctimas. Además, se hace en el contexto del veinte aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, cuyo espíritu inicial fue refundar la sociedad salvadoreña sobre la verdad, la justicia y la democracia. En definitiva, la acción del Presidente fue por lo menos un acto de desagravio y de reivindicación moral para las víctimas frente a sus verdugos del pasado.

En lo que respecta a la verdad de los hechos – cuyos datos están bien fundamentados y son conocidos desde hace años - la petición de perdón pronunciada por el Presidente, incluyó: el reconocimiento de que tropas del Batallón Atlacatl asesinaron a cerca de un millar de personas no combatientes, la mayoría niñas y niños; la aceptación de que dicha masacre –cometida hace 30 años– fue un crimen de lesa humanidad que se pretendió negar y ocultar de forma sistemática; la referencia explícita de los responsables que deben conocerse, entre ellos, el teniente coronel Domingo Monterrosa; la convicción de que no se puede seguir enarbolando y presentando como héroes de la institución militar y del país a personas que estuvieron vinculadas a graves violaciones a los derechos humanos; y la necesidad de que, como Estado y sociedad, se expresara públicamente arrepentimiento por semejante barbarie.

Por otra parte, en lo que toca a la dignificación de las víctimas y sus familiares, el presidente hizo al menos 9 compromisos, entre ellos: iniciar un censo que permita conocer el número exacto de víctimas, así como las necesidades más apremiantes y los principales problemas que enfrentan las comunidades de la zona; declarar como bien cultural el sitio donde ocurrió la masacre; responder de manera inmediata a los principales padecimientos físicos y psicológicos que sufren muchas víctimas; implementar una serie de medidas de apoyo a los sectores productivos del lugar; y desarrollar – en el Norte de Morazán – el segundo emprendimiento de Territorios de Progreso.

El gesto del Presidente, por tanto, parece ser más que un acto simbólico, tiene características de ser un verdadero programa que repare, restituya, rehabilite y compense a las víctimas y sus familiares. No obstante, tiene algunos vacíos o ausencias. Citamos al menos tres: En primer lugar, la actitud pasiva del Presidente con respecto a las reiteradas recomendaciones y solicitudes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, orientadas a realizar acciones para derogar la Ley de amnistía vigente desde marzo de 1993, que sigue siendo fuente de impunidad y negación de justicia para las víctimas; en segundo lugar, la ausencia de compromiso para promover la integración a la legislación interna de importantes tratados internacionales de derechos humanos que pueden garantizar la no repetición de hechos considerados de lesa humanidad; finalmente –y quizás más difícil de realizar– no pocos esperaban que el Presidente se comprometiera a abrir los archivos de la Fuerza Armada para que puedan ser examinados, por los representantes de las víctimas, que también reclaman verdad y justicia por violaciones de derechos humanos por parte de organismos del Estado.

En suma, buscar verdad, justicia y resarcir en la medida de lo posible los daños cometidos, son condiciones necesarias que requiere la paz salvadoreña al menos en su deuda con el pasado. Cierto es que las violaciones flagrantes de los derechos humanos que estremecieron a la sociedad salvadoreña y a la comunidad internacional, no fueron realizadas solamente por personas integradas a la Fuerza Armada, sino también por los insurgentes. Pero no menos cierto es que en cantidad y en gravedad la mayor responsabilidad recae sobre los militares de esa época. Algunos preferirían que no se hablara de estos temas, menos en el contexto de la conmemoración de los Acuerdos de Paz. Siguen creyendo que el olvido y la Ley de amnistía son factores necesarios para superar las heridas del pasado. Los que así piensan no son realistas ni éticos, porque ni el pretendido olvido ni la Ley de amnistía han logrado cerrar las heridas causadas por tanto sufrimiento, y, por otra parte, está suficientemente demostrado que sin verdad, justicia, reparación y perdón estaremos muy lejos de una verdadera reconciliación nacional, uno de los principales objetivos que se trazaron en los acuerdos de paz que, a veinte años de la firma, sigue siendo una asignatura reprobada. La acción de desagravio hecha por el Presidente Funes en El Mozote, ha dado paso nuevamente al grito profundo de “nunca más” a los crímenes contra la humanidad, el encubrimiento y la impunidad.

- Carlos Ayala Ramírez es director de radio YSUCA, El Salvador.

Colombia: Transexual asumió cargo en la Secretaría de Integración Social


Una mujer transexual, con manos perfectamente arregladas, de maquillaje sobrio y traje ejecutivo, que un día decidió llamarse Tatiana, asumió este año el cargo de directora de gestión corporativa en la Secretaría de Integración Social, un logro poco común en una sociedad que aún discrimina.

De su historia como hombre no queda ni el nombre. Supo que estaba en un cuerpo equivocado desde niño; de hecho, su madre le contó que su embarazo fue tranquilo, comparado con el de sus dos hermanos varones. "Siempre pensé que ibas a ser una niña", le dijo una vez. La historia de su vida no tiene tintes trágicos, episodios de depresión o abuso: nació en una familia unida que le dio todo.

Recuerda que les robaba juguetes de niña a sus primas mientras miraba con sinsabor los 'megacarros' que adornaban su habitación. Había un vacío que no se llenaba.

Siempre fue visto como un niño suave, obediente y correcto, nunca como amanerado porque en su cabeza rodaba siempre la idea de hacer lo correcto, aunque sabía que no encajaba con su uniforme de hombre y miraba con deseo poder usar una falda de colegiala.
"Ya sabía que estaba en un cuerpo equivocado", contó.

Más allá de la orientación sexual que calaba en cada episodio de su vida, había otro propósito que no abandonaba: sus deseos de superación.

Por eso trabajó para pagar su carrera de Contaduría en la Universidad Central y luego una especialización en Gerencia de Recursos Humanos.

Así logró asumir cargos importantes y hasta la gerencia de una agencia de publicidad. Este último, el trabajo en el que decidió anunciar su transformación física. "No podía seguir así, siendo exitosa laboralmente pero infeliz. Entonces, en el 2007, nació Tatiana. Yo soy una mujer en un cuerpo masculino".

Dos días antes había revelado su secreto a su madre y hermano y luego, convocando una junta extraordinaria, les dijo a los socios de la empresa que al otro día una mujer de 1,76 de estatura y feliz asumiría el cargo con el mismo profesionalismo y éxito de siempre. El apoyo fue total.

Superada su postura sexual se adhirió a un grupo de apoyo transgenerista de Chapinero. "En una reunión conocí al alcalde Gustavo Petro y comencé a trabajar con él".

Su trabajo constante le permitió ganar el puesto que hoy asume y el reto de manejar 570 mil millones de presupuesto de una secretaría a la que la Alcaldía le encomendará gran parte de su programa de gobierno.

CAROL MALAVER
REDACCIÓN BOGOTÁ


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La ONU advierte de que la economía mundial está "al borde de una nueva recesión"


NUEVA YORK, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -

La Organización de Naciones Unidas (ONU) prevé que el Producto Interior Bruto (PIB) mundial crezca un 2,8% en 2012 y un 3,2% en 2013, y advierte de que la economía global ha comenzado a desacelerarse y se encuentra "al borde de la recesión".

En su informe 'Situación y Perspectivas de la Economía Mundial 2012', la ONU subraya que el crecimiento estimado para este año y el próximo está por debajo de los niveles registrados antes de la crisis y cita a los problemas de deuda de la eurozona y al desempleo como las mayores amenazas para el crecimiento.

En concreto, la organización prevé que las economías avanzadas crezcan un 1,3% en 2012, cifra idéntica a la registrada en 2011, y un 1,9% en 2013, mientras que las economías en desarrollo registrarán un crecimiento del 5,6% este año y del 5,9% el próximo.

Asimismo, cree que el PIB de la Unión Europea aumentará siete décimas este año y un 1,7% el próximo, mientras que, entre sus principales economías, Francia crecerá tres décimas este año y un 1,5% el próximo y Alemania un 1% y un 1,4%, respectivamente.

El estudio indica que la persistencia del desempleo y de los bajos salarios en Estados Unidos frena la demanda en el país, al mismo tiempo que alerta de que el retroceso de los precios de la vivienda aumenta el riesgo de una mayor ralentización.

Asimismo, incide en la caída de la actividad económica en la eurozona durante 2011 y considera que la crisis de los mercados de deuda en la unión monetaria continuará minando la confianza de consumidores y empresarios en todo en continente.

"Estos factores, sumados a la fragilidad del sector financiero, suponen el riesgo más agudo para la economía mundial en el periodo 2012-2013, que podría volver a la recesión", destaca.

Por otra parte, el documento apunta que los países en desarrollo continuarán alimentando el motor de la economía mundial, pero señala que su crecimiento en el bienio actual será mucho menor al logrado durante 2010-2011.

Finalmente, la ONU recomienda que para evitar un mayor deterioro de la economía mundial, se adopten, entre otras medidas, políticas fiscales que estimulen la creación de empleos y la inversión en infraestructura y seguridad alimentaria, así como que se creen redes financieras más sólidas.