martes, 14 de febrero de 2012

Evento reunirá jóvenes indígenas para diálogo sobre democracia y ciudadanía


Karol Assunção
Periodista de Adital
Adital

Los próximos días 16 y 17, en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias se reunirán cerca de 70 jóvenes líderes indígenas para el Diálogo Regional de Juventudes Indígenas sobre Democracia y Ciudadanía. Durante dos días, líderes indígenas de Guatemala, Ecuador, Paraguay, y Colombia debatirán sobre la situación del movimiento y la participación de las comunidades originarias en la región.

Además de intercambiar experiencias, las juventudes presentes en el evento evaluarán la situación actual del movimiento indígena en la región y analizarán los avances alcanzados después de la implementación de tratados internacionales relativos a los derechos de los pueblos indígenas. La idea es aprovechar este encuentro para fortalecer el liderazgo de estos jóvenes nativos y construir una "Agenda Regional de Juventudes Indígenas”.

"El propósito de esta iniciativa del Diálogo Regional de Juventudes Indígenas sobre Democracia y Ciudadanía es facilitar la construcción de una agenda de trabajo para la formación de políticas de desarrollo humano para sus comunidades, promover la ampliación y consolidación de espacios de participación de las juventudes, y contribuir a la generación de un consenso entre los y las jóvenes en torno a elementos claves para la formulación de políticas públicas que promuevan el ejercicio de su plena ciudadanía”, subraya el documento del encuentro.

Teniendo presente esos propósitos, las discusiones se centrarán en tres temas principales: diálogo socioeconómico centrado en las condiciones económicas de las juventudes, como oportunidades de empleo decente, acceso a la educación, protección social y generación de renta; diálogo socio político, destacando la participación política los pueblos indígenas de la región y el acceso efectivo a cargos electivos; y diálogo intercultural, el que deberá abordar cuestiones como derecho a la autodeterminación de los pueblos y reconocimiento de la interculturalidad.

Los debates se darán entre los líderes juveniles de diferentes etnias indígenas y también contarán con la participación de conferencistas y facilitadores como: Carlos Viteri, secretario ejecutivo del Instituto para el Eco-desarrollo Regional Amazónico (Ecorae); Saúl Vicente Vázquez, integrante del Foro Permanente de las Naciones Unidas para la Cuestiones Indígenas; Otilia Lux de Coti, diputada del Movimiento Político Winag, del Congreso de la República de Guatemala; y Máximo Ba Tiul, investigador académico que estudia temas relacionados a la situación de los pueblos indígenas.

Programación

El encuentro, organizado por el Fondo España-Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), conjuntamente con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Dirección Regional Para América Latina y el Caribe del Pnud, tendrá inicio el jueves (16) a las 9 horas, con la presencia de autoridades gubernamentales e indígenas, además de representantes del Pnud, AECID, Fondo España-Pnud y Organización Ibero-Americana de Juventud (OIJ).

Durante el evento, los/as participantes tendrán la oportunidad de debatir temas como: "La inclusión de los indígenas en América Latina y el Caribe. Políticas Públicas, incidencias globales y formas de acción de los movimientos indígenas. Y el papel de las juventudes indígenas.

Los líderes también discutirán las cuestiones relacionadas a los tres temas de diálogo (socioeconómico, sociopolítico e intercultural) y definirán una "Agenda Regional de las Juventudes Indígenas”. El Encuentro concluirá al fin de la tarde de viernes (17) con la presentación de la los informes de cada mesa de diálogo y dos acuerdos sobre la Agenda de Trabajo.

Para más informaciones entrar a: http://www.pnud.org.co/sitio.shtml o en http://www.oij.org/es_ES

Traducción: ricazuga51@yahoo.com



Grecia no tiene aún garantizado segundo plan de rescate


Clase política debe asumir nuevo plan de austeridad


BRUSELAS - Grecia deberá sortear más obstáculos y postergaciones antes de que reciba un segundo paquete de rescate de 130,000 millones de euros (171,000 millones de dólares), a pesar de que sus legisladores aprobaron nuevas medidas de austeridad en medio de violentas protestas.

La Unión Europea dijo el lunes que la aprobación de un nuevo plan de austeridad por parte del parlamento griego es "un paso crucial", aunque no es suficiente.

El Comisionado para Asuntos Financieros de la UE Olli Rehn insistió que Grecia tienen aún que "precisar las medidas" que adoptará para ahorrar otros 325 millones de euros (poco más de 429 millones de dólares).

Agregó que la clase política griega "debe asumir por completo" la responsabilidad del nuevo plan de austeridad, en referencia a la demanda de que los líderes de los principales partidos políticos firmen una garantía que les obligue a adoptar esas demandas incluso después de las elecciones generales de abril.

Además, el Ministerio de Hacienda alemán reiteró el lunes que su país no otorgará la aprobación final al pago de las nuevas ayudas sino hasta principios de marzo, hasta que quede plenamente aclarado el canje de bonos con los acreedores privados y el parlamento apruebe las nuevas medidas.

Rehn dijo sentirse optimista de que Grecia cumplirá esas demandas para la próxima reunión de ministros de hacienda de la eurozona que tendrá lugar el miércoles.

No se sabrá en varias semanas si Grecia entra en bancarrota

Los ministros de Hacienda podría aprobar el nuevo plan de rescate y una reducción de 100,000 millones de euros (más de 132 millones de dólares) de la deuda soberana griega en manos de los acreedores privados.

El retraso de varias semanas en la entrega de la nueva ayuda resalta la desconfianza que ha ocasionado Grecia en los últimos dos años, cuando muchas de las reducciones y reformas prometidas fueron aprobadas por el parlamento pero nunca adoptadas.

Empero, al mismo tiempo significa que Grecia, sus ciudadanos y el resto de la economía mundial no sabrán en varias semanas si el país puede librarse de una inevitable bancarrota.

Los líderes políticos de Grecia aprobaron el fin de semana nuevas medidas de austeridad antes de la reunión del miércoles de ministros de Hacienda de las 17 naciones que integran la eurozona. Entre las medidas aprobadas el domingo figuran la eliminación de uno de cada cinco funcionarios públicos en los próximos tres años y la reducción del salario mínimo en más de un quinto.

Mientras los legisladores aprobaban las nuevas medidas de austeridad, las calles de Atenas y otras ciudades fueron presa de la violencia. En la capital griega, por lo menos 45 edificios fueron incendiados y decenas de comercios y cafés fueron asaltados y saqueados.

El canje de bonos con los acreedores privados debe ser iniciado esta semana para que pueda ser completado antes del 20 de marzo, cuando Grecia debe amortizar 14,500 millones de euros en bonos (alrededor de 19 mil millones de dólares). El canje supondrá para los bancos y otras instituciones de crédito una pérdida del 70% en el valor de sus bonos, mediante una revaluación automática del 70%, menores intereses y mayores plazos de amortización.


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Colombia: ¿Negociar con las FARC? El inútil retorno de lo mismo

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Hablar de hablar para ponerle fin al conflicto no es sino otro ritual que acompaña a la guerra. Pero la verdadera salida política no consiste en negociar con la FARC sino en que el pueblo colombiano pueda por fin entrar a la política.

Por: Boris Salazar

Hablando con los muertos

Todo parece igual: personajes y discursos que recuerdan un pasado no muy lejano. El mismo libreto otra vez, con algunas variaciones en los papeles principales. Ex presidentes, ex comisionados, expertos del pasado, del presente y del futuro repiten lo que han dicho durante años, y lo que han aprendido durante el reinado de la seguridad democrática.

El punto que a todos convoca no es la paz improbable, sino la posibilidad de que las Farc vuelvan a ser los interlocutores del poder. Con nombre propio. Frente al largo silencio de Manuel Marulanda, la locuacidad desbordada de Timochenko ha suscitado el placer perverso de descubrir un rival que habla como Londoño Hoyos, pero podría estar muerto muy pronto –tal como le advirtió el presidente Santos ante los medios de comunicación. Controvertir con los muertos es una habilidad que los colombianos hemos elevado a placer.

Hay una extraña intimidad en esos mensajes que anuncian la muerte a balazos del probable interlocutor, y en las largas misivas de respuesta que envía un amenazado que quiere ser oído a pesar de todo. Es la intimidad que producen 64 años de guerra intermitente, y diez años de seguridad democrática. Timochenko sabe que puede caer en los próximos días, y Santos sabe que en algún momento dejará filtrar la posibilidad de hablar con su sucesor.

Pero no hay nada simétrico en sus posiciones. Las Farc de hoy no pueden acercarse al presidente, mientras que las Fuerzas Armadas podrían estar muy cerca del nuevo jefe de las Farc –“respirándole en la nuca”, como le gusta decir al presidente cuando está en plan metafórico. Aún así, ambas partes, y los intermediarios de siempre, quieren revivir la posibilidad de volver a conversar sobre lo que podrían conversar si estuvieran dispuestos a llegar al fin de una de las tantas guerras que ha vivido Colombia en las últimas décadas.

Sobrevivientes

El gobierno y los expertos aspiran a que las Farc se rindan sin muchas condiciones. Quizás la restitución de los derechos políticos perdidos, y algunas garantías de seguridad para los combatientes reinsertados constituirían la oferta del gobierno. No mucho más. La justificación es militar y simbólica: con tantos jefes liquidados y tanto territorio perdido en los últimos años, la única salida para las Farc sería poner fin a una guerra que ya no pueden ganar.

El mismo Timochenko ha reconocido que las Farc no aspiran a derrocar al poder actual a través de la guerra. Creen que sólo una insurrección popular podría terminar con la larga y sangrienta contrarrevolución que ha ocurrido en Colombia en los últimos sesenta años. Aún sabiendo que ya no podrán ganar la guerra, y que lo ganado hasta 2001 se fue por el despeñadero de los secuestros como estrategia política, las Farc siguen teniendo una salida.

La que han aprendido en estos sesenta años de actividad clandestina: sobrevivir contra todas las probabilidades. Lo hicieron a principios de los años setenta cuando tenían muy pocos hombres y casi ni podían movilizarse por lo que antes habían sido sus territorios. Lo volvieron a hacer luego del bombardeo agonístico a La Uribe en 1990. Y lo han seguido haciendo a pesar de la pérdida en combate, y fuera de él, de casi todo el Secretariado presente en las negociaciones del Caguán.

Claro, las Farc no aspiran a la simple supervivencia. Quieren cambiar la sociedad colombiana. Al menos a transformar sus condiciones estructurales. De lo contrario, su lucha de tantos años habría sido inútil. Si las causas que llevaron a la resistencia armada en 1964 no han sido superadas, la guerra seguiría vigente como una alternativa.

Pero este no es el momento para discutir los arreglos sociales básicos de nuestra sociedad. Sin movilización popular, sin oposición política, con una sociedad civil silenciada, o atada a la política electoral más degradada, y con una ideología conservadora extendida, la discusión del orden político, del modelo económico o de la inclusión social, y mucho menos de las relaciones con los Estados Unidos, no es ni siquiera pensable.

Solución política sin política

De hecho, la relación estratégica de las Farc con el Estado colombiano ha contribuido al debilitamiento de los movimientos populares, y a la virtual desaparición de la protesta ciudadana como una opción para superar la desigualdad, la violencia y el crimen generalizado. El aniquilamiento de la Unión Patriótica, y la cooptación de los movimientos populares del Sur y Oriente del país por parte de las Farc, contribuyeron al cierre de las salidas políticas.

Por eso, hablar de una solución política al conflicto colombiano, sin movilización popular, sin protesta ciudadana, y sin ciudadanía, es un cliché vacío o, cuando más, un saludo a la bandera. De hecho, tanto los gobiernos como las Farc han convertido la discusión de la llamada solución política en un problema más de la guerra, un asunto estratégico que se discute entre los estados mayores de las dos partes en conflicto, y depende en esencia del estado de la guerra.

Las Farc triunfantes de los años 90 podían discutir el orden de la sociedad y de la economía, las Farc acorraladas de la segunda década del siglo XXI no tienen derecho a hacerlo. La palabra está ahora del lado de los que tienen la iniciativa. Mientras tanto, la sociedad, o lo que queda de ella, observa sin mayor interés el regreso de una vieja rutina.

De paso, las Farc que hoy reclaman una salida política al conflicto, deberían reconocer que, a principios de este siglo, cerraron la posibilidad de una salida política cuando apostaron todas sus fuerzas, recursos y ganancias territoriales a la estrategia suicida de recuperar su condición de interlocutor político del Estado a través del secuestro y de la toma de rehenes. Por esa vía llegaron las filtraciones de información, la caída de la moral de las tropas, la deserción y la pérdida de todo su capital político.

Desde su superioridad militar de hoy el gobierno y el establecimiento colombianos actúan con la certeza de que están en el mejor de los mundos posibles. Un mundo al que sólo le haría falta la rendición de las Farc y el inicio de varias décadas de absoluta unidad nacional.

Pero ese escenario tan optimista ya empieza a mostrar fisuras muy graves. El paro armado de las bandas paramilitares que dominan territorios de Urabá, Córdoba, Santa Marta y Medellín anuncia que la mayor amenaza ya no son las Farc, sino estas organizaciones salidas de la “rendición” de las bandas paramilitares y de narcotraficantes. La capacidad de supervivencia de las organizaciones ilegales es una función de los incentivos para el crimen y la depredación que no han dejado de crecer en Colombia, y de la facilidad con que reemplazan a sus jefes caídos.

No habrá solución política, ni a la confrontación con las Farc, ni a la proliferación de bandas criminales con control territorial y capacidad de penetrar al Estado y sus instituciones, mientras no haya espacio para la política y para la protesta, y los colombianos puedan retomar el control de sus destinos, hoy en manos de los que tienen la capacidad para amenazar y matar. Mientras tanto seremos testigos del inútil retorno de una rutina agotada.


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Las 4 variedades del “capitalismo de Estado”: “petroestados”, China, Brasil y “el Kremlin”

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De las 15 petroleras que cita The Economist, medido por reservas probadas de petróleo y gas (2010), en mil millones de barriles de “petróleo equivalente”, 13 (¡súper sic!) son estatales y solamente dos son privadas (en mediocres últimos lugares): ExxonMobil (Estados Unidos: 22 mil millones, lugar 11) y Lukoil (Rusia: último lugar, 8 mil millones).

Por: Alfredo Jalife-Rahme

La Jornada

A juicio de The Economist (ver Bajo la Lupa, 25/1/12), portavoz del neoliberalismo global, el “capitalismo de Estado” exhibe “un tema con variaciones idiosincráticas”.

Adrian Wooldridge considera que “lo más sorprendente de las empresas estatales es su pleno poder colectivo en el mundo emergente”, que las ha hecho”más ricas” que en la década pasada: las 121 principales empresas estatales de China aumentaron sus activos totales de 360 mil millones de dólares en 2002 a casi 3 billones de dólares en 2010. Un año después a la crisis de 2008, 85 por ciento de 1.4 billones de dólares de préstamos bancarios fueron para las empresas estatales. No es por nada, pero es mi hipótesis sobre el éxito poco auscultado de China y Brasil, quienes conservaron su banca estatal (a diferencia de la mediocridad del “México neoliberal”: ver Bajo la Lupa, 18 y 20/1/12).

Aduce que los “gobiernos se han vuelto más sofisticados y prefieren ejercer el control a través de la propiedad de sus acciones” y “a veces poseen todas las acciones” (v.gr. Petronas de Malasia).

UNCTAD define a una empresa como estatal cuando el Estado posee más de 10 por ciento de las acciones. Varios gobiernos manejan el arte de controlar empresas por medio de participaciones minoritarias, como Rusia, donde el Estado retiene las acciones principales (“doradas”) en 181 empresas con vocación internacional. ¡Pues sí!: nada más en el “México neoliberal” se regalan las empresas al peor postor y al mejor impostor (v.gr. desde el gas hasta los ferrocarriles).

Adrian Wooldridge, autor del “reporte especial” sobre el “capitalismo de Estado”, cita el libro El partido, de Richard McGregor, quien apunta que los ejecutivos de las 50 principales empresas chinas tienen una “máquina roja” junto a sus terminales de Bloomberg (la agencia financiera neoyorkina), que los vincula en forma instantánea y encriptada al alto mando del Partido Comunista.

El “partido de Estado” ejerce “un gran control sobre la economía, sin paralelo en el resto del mundo capitalista-estatal”. Su poder se ejerce por medio de dos instituciones: Comisión de Supervisión y Administración de los Activos Propiedad del Estado (SASAC) y el Departamento de Organización del Partido Comunista (DOPC).

SASAC, que detenta acciones en las principales empresas, “es el accionista controlador más grande del mundo” y su objetivo es implementar la “sociedad armónica”. ¡Pues qué bueno!

Señala que el “núcleo duro del sector propiedad del Estado es el petrolero”, lo que coincide con la tesis de mi libro La desnacionalización de Pemex (con el prólogo tonificante de AMLO; Jorale, 2009): “13 gigantes (¡súper sic!) controlan más de las tres cuartas partes del abasto mundial del petróleo”.

El Estado chino posee 90 por ciento de las acciones de PetroChina (que cotiza en la bolsa neoyorquina) y 80 por ciento de Sinopec. No podían faltar las peores críticas a PDVSA y Pemex, los que todavía no sucumben a las garras depredadoras de las añejas Siete Hermanas anglosajonas.

Alaba a Petronas (Malasia) y Aramco (Arabia Saudita), a las que considera “tan bien (sic) manejadas como las petroleras privadas”. ¡No se mordió la lengua después de la devastación ambiental de BP en el Golfo de México!

Las empresas estatales no se confinan al ámbito doméstico y han adquirido, como Gazprom, empresas en Europa y Asia, así como China que ha realizado acuerdos de todo género en África (en especial en Angola, donde el “México neoliberal panista” cerró absurdamente su embajada).

De las 15 petroleras que cita The Economist, medido por reservas probadas de petróleo y gas (2010), en mil millones de barriles de “petróleo equivalente”, 13 (¡súper sic!) son estatales y solamente dos son privadas (en mediocres últimos lugares): ExxonMobil (Estados Unidos: 22 mil millones, lugar 11) y Lukoil (Rusia: último lugar, 8 mil millones).

Resplandecen en los primeros sitiales las estatales: 1) NIOC (Irán: 310 mil millones); 2) Saudi Aramco (305 mil millones); 3) PDVSA (¡Venezuela!: 225 mil millones); 4) Kuwait Petroleum (110 mil millones); 5) Gazprom (Rusia: 108 mil millones); 6) Qatar Petroleum (105 mil millones); 7) NOC, SOC, MOC (Irak: 90 mil millones); 8) ADNOC (Emiratos Árabes Unidos: 80 mil millones); 9) Turkmengaz (Turkmenistán: 48 mil millones); 10) Libia NOC (25 mil millones); 12) PetroChina (China: 30 mil millones); 13) NNPC (Nigeria: 20 mil millones); 14) Rosneft (Rusia: 10 mil millones).

Ahora se entiende perfectamente la razón por la cual la OTAN busca apoderarse de los hidrocarburos de Irán, ya no se diga de Venezuela.

Admite que en la pasada década “Rusia ha tenido un reforzamiento notable del poder del Estado”, a diferencia de la “privatización salvaje” de Yeltsin. ¿No fue el caso similar a la privatización alocada del “México neoliberal”?

Ahora “el Estado ruso controla la cúpula de la economía por medio de la propiedad indirecta de las acciones”, con las mayores tajadas de las principales y más estratégicas empresas: Transneft (oleoductos), Sukhoi (aviones), Unified Energy Systems (gigante eléctrico), etcétera.

Fustiga que los vilipendiados “oligarcas” del sector privado han sido sustituidos por anteriores funcionarios del espionaje soviético vinculados con el premier Putin, quien preside el consejo de Vnesheconombank, banco de desarrollo que controla los activos más lucrativos: petróleo, gas, energía nuclear, diamantes, metales, armas, aviación y transporte. ¡Todo lo contrario de Banobras! (que dirigió en forma mediocre Calderón).

Este “capitalismo del Kremlin” está “dominado por un puñado de firmas gigantescas controladas por un grupo de espías (sic), cuando dos empresas controladas por el Estado, Sberbank y Gazprom, representan más de la mitad de la rotación de la bolsa rusa”. En forma relevante, los “fondos soberanos de riqueza” (WSF) del Estado ruso han comprado empresas foráneas.

Juzga que Brasil es el “miembro mas ambiguo (sic) del capitalismo estatal: una democracia que también adopta muchas de las características del capitalismo anglosajón”. Después de su empuje privatizador en la década de los 90 ahora “se mueve en una nueva dirección”: el gobierno ha colocado recursos en un puñado de campeones estatales: en recursos naturales y Telecom” mediante un “nuevo modelo de política industrial” que sustituye la propiedad gubernamental “directa” con la “indirecta” a través de su Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y su subsidiaria de inversiones BNDESPAR (¡con activos de 53 mil millones de dólares!). Vuelve a relucir mi hipótesis sobre la posesión ineludible de una banca nacional como prerrequisito del éxito geoeconómico.

Arguye que a los “capitalistas estatales les gusta dar el ejemplo de los recientes éxitos de China frente los crecientes fracasos de Estados Unidos”, cuando “es muy posible que el capitalismo estatal funcione bien en algunas áreas (v.gr. infraestructura) y muy mal en otras (v.gr. bienes de consumo)”.

Adrian Wooldridge sucumbe en una esquizofrenia profesional al pretender que las “variedades del capitalismo estatal tienen una cosa en común: los políticos tienen mucho más poder de lo que tienen en el capitalismo neoliberal”.

A mi juicio, el grave problema del fracasado neoliberalismo global fue haberse olvidado de la política, “el arte de lo posible”, mientras hizo de las finanzas y la contabilidad la alquimia de lo imposible.



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