domingo, 4 de noviembre de 2012

Colombia: Lo cierto de la locomotora Minera

En Antioquia, Chocó, La Guajira y Cesar, el oro y el carbón siguen sin traer progreso a las regiones. Muchas minas, poco desarrollo

Por: Sergio Silva Numa / Angélica María Cuevas G.

Los departamentos con más presencia minera siguen viviendo entre homicidios y pobreza.  En el nordeste antioqueño la situación de orden público es preocupante. Según el secretario de Gobierno del departamento, por cada 100.000 habitantes, 100 mueren violentamente. / Colprensa

Las aguas del río San Juan, un importante afluente que serpentea por el Chocó desde los Andes colombianos, lo vieron todo. El 19 de octubre sus playas tuvieron que soportar el peso de la minería. Ahí, en la arena, aparentemente por oponerse a las explotadoras de carbón que se enamoraron de la riqueza de la selva, amaneció sin vida José Nelson Ledesma, líder comunitario de Profundó, un corregimiento al oriente de la región.

Y aunque él, de 67 años, jamás denunció amenazas o intimidaciones, todos los rumores apuntan hacia los mismos culpables: bandas criminales que se están adueñando de las tierras para extraer sus tesoros. Muchos, ahora, tienen miedo y quieren irse; quieren dejarlo todo y echarse a andar.

Ellos, como muchos colombianos, tal vez tendrán que padecer desde ahora —aunque el oro de sus vecinos ya se los había anunciado hace un par de lustros— el paso de una locomotora que, pese a haber obtenido millonarias ganancias, no refleja su fortuna en las condiciones
socioeconómicas de las regiones en que se encuentran los recursos explotados.

Eso es lo que se logra concluir de un estudio realizado por el economista e investigador Guillermo Rudas y financiado por el Fondo Nacional Ambiental. Su proyecto no pretende otra cosa que evidenciar el panorama que se desprende de la explotación minera, un asunto que, como dice Santiago Londoño, secretario de Gobierno de la Gobernación de Antioquia, “ha hecho que la riqueza del subsuelo nunca se convierta en la riqueza de quienes habitan el suelo”.

La investigación de Rudas resalta los enormes recursos que la actividad minera le aporta al país: su participación en el impuesto a la renta, por ejemplo, lo pone en el primer lugar de todos los sectores económicos.

Sin embargo, ese dinero, en ocasiones debió ser mucho mayor al estimado, dice Rudas. Calcula que en 2010 este sector debió declarar $16 billones por impuesto a la renta, pero por ventajas fiscales esa cifra se redujo a tan solo $5,5 billones.

De igual manera, las regalías dejaron cuantiosos montos: para 2011 el país recaudó $8,8 billones, a diferencia de los $2,7 billones que logró en 2004.

Pero aún así, esas inimaginables cifras no parecen verse reflejadas en el bienestar de quienes habitan los principales lugares de explotación del país. En el caso de Cesar y La Guajira, departamentos que durante décadas han tenido explotación carbonífera de grandes multinacionales, existen índices que contrastan de manera sorprendente con el promedio
del resto de regiones del país. La mortalidad infantil supera en casi  10 puntos el índice nacional; las necesidades básicas insatisfechas (NBI) son del 56%; y el porcentaje de miseria alcanza el 43% en el caso de La Guajira, mientras que en el país es de 12%.  El desalentador paisaje se replica en muchos territorios. El oro, otra de las principales fuentes de la minería y del que se exportan más de 60 toneladas anuales, también ha dejado secuelas pese a su preciado valor comercial. Chocó, Bolívar, Córdoba y Antioquia son los más  claros ejemplos de esta situación.

Según la investigación de Rudas, en Chocó está el más alto índice de  mortalidad infantil: 69 puntos frente a los 26 del promedio colombiano. Antioquia, por su parte, es la que más muertes violentas presenta, con 57 por cada cien mil habitantes. Pero el dato más alarmante es el índice de miseria que agobia a todo este territorio:en Chocó el 34% de sus habitantes padecen esta condición, en Córdoba el 35% y en Bolívar el 38%.

En el sur de este último departamento la minería está acabando con los ecosistemas y la salud de la población. Mercurio y cianuro transitan por los ríos que surten de agua y peces a los habitantes, desembocando en graves enfermedades. “Por eso, aunque tengamos 27 ciénagas, la tierra, la fauna y la flora están totalmente destruidas. Y con eso viene la violencia: los Urabeños y las Águilas Negras se están apoderando de los municipios de San Pablo y Simití”, cuenta José Férez Marconi, personero del último.

Allí en Simití se vive el trabajo infantil, la prestación precaria de servicios básicos, el aumento de extorsiones y un sin número de casos de violencia sexual contra las mujeres. “La minería lo único que nos ha traído es pobreza”, dice Férez. Con él concuerda Jhoaris Perea, personero de Condoto (Chocó). Ahí, por culpa de los grupos armados que llegaron a apropiarse de terrenos que en sus entrañas guardan reservas minerales, en 2004, una buena parte de la población tuvo que abandonar sus hogares. “Éramos conocidos como la capital del oro y del platino, pero ese nombre ya no concuerda con el desarrollo del municipio. Esa riqueza no se ve”, asegura Perea.

En Condoto, la minería, como si no le bastase con distribuir la fortuna que acumula de forma inequitativa, también ha destruido casas, denuncia el personero. Dice que las 30 que conformaban el barrio Platinero empezaron a agrietarse porque por culpa de las ineludibles
máquinas que se adentraban en la tierra, el suelo no pudo evitar removerse. Las grietas entonces comenzaron a aparecer en las paredes, anunciando un inminente derrumbe. Hace un año luchan con la empresa responsable, pero todavía esperan, por lo menos, llegar a un acuerdo conciliatorio.

Esos escenarios, repletos de violencia y miseria, no cesan de repetirse a lo largo y ancho de esos departamentos. “En Antioquia la situación está muy complicada. En municipios como Remedios y Segovia (Bajo Cauca) esa debilidad está acompañada de una feroz confrontación
de bandas criminales. Con las Farc y el Eln, que controlan la minería ilegal, se han multiplicado los homicidios terriblemente. En el nordeste la tasa de homicidios se encuentra en 100 muertes por cada 100.000 habitantes; eso supera por tres las muertes violentas de Medellín (35/100.000) y está muy por encima del promedio del departamento (41/100.000)”, afirma el secretario de Gobiernodepartamental.

Antioquia, además, tiene el infortunio de respirar mercurio. Es justo al nordeste donde se producen las mayores cantidades del tóxico mineral, para luego viajar por un río Cauca que atraviesa gran parte del país y un aire que alcanza distancias inimaginables. Hoy en día las minas auríferas ilegales están reemplazando los cultivos ilícitos. “Es que es un negocio que mueve mucho dinero: una bolsa de oro se cotiza en US$1.600 y se calcula que Antioquia extrae anualmente 24 toneladas. Se requiere el fortalecimiento de las instituciones”, dice Londoño.

“¿Puede la locomotora avanzar hacia la superación de la pobreza y el manejo del déficit fiscal que plantea el actual plan de desarrollo?”, pregunta Rudas en su informe. Tal vez, mientras predomine este panorama, la respuesta a esa pregunta será repetitiva e ineluctable. Tal vez, como él mismo lo dice, hasta que se reforme el actual régimen tributario y se mejore la capacidad del Estado para ejercer control, la explotación minera y de hidrocarburos no podrá superar los retos económicos, sociales y ambientales.

Y para Rudas aún queda una enorme duda: “lo que ahora tendremos que revisar es si realmente la modificación de la Ley de Regalías va a resolver estos problemas, que no fueron abordados de fondo en el planteamiento de este nuevo sistema. No existen evidencias de que al regar la mermelada por toda la tostada las violaciones a los derechos humanos vayan a cesar”.











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Chile: EL TRIUNFO DE LA "ANTIPOLÍTICA" Y SUS LEGADOS

EN CHILE NO HAY PARTIDOS, NO HAY IDEOLOGÍA, NO HAY APELACIÓN A UN SUJETO COLECTIVO

POR ATILIO A. BORON
Una semana antes de la realización de las elecciones municipales en Chile, el politólogo argentino Atilio Boron visitó este país y pudo calibrar el pulso de la realidad política de ese país.
En estos comicios que tuvieron lugar el pasado 28 de octubre si bien los sectores de oposición le propinaron una dura derrota al gobierno neopinochetista del presidente Sebastián Piñera, hubo una abstención del 60% de los electores.

En el siguiente análisis, Boron se anticipa a lo que sucedió en la patria de Allende y Neruda y muestra el oscuro panorama político y las circunstancias socioeconómicas que lo rodean.

A continuación el texto del científico social argentino:

Una visita a Santiago y Valparaíso y una serie de intensas reuniones con jóvenes de distintos movimientos sociales de Chile nos permitió calibrar los alcances del triunfo ideológico del neoliberalismo en ese país y los funestos legados de la dictadura pinochetista. Como es sabido, para ésta la política era igual a politiquería y corrupción, y la misión salvífica de Pinochet -no sólo un sanguinario asesino sino también un vulgar ladrón, como se comprobaría al descubrirse sus múltiples cuentas secretas en bancos de Estados Unidos- requería eliminar la política de la vida pública chilena. De ahí la metódica pedagogía del poder despótico dirigida a descalificar cualquier iniciativa social basada en estrategias y/o sujetos colectivos. La salvación en este mundo era un asunto estrictamente individual, y quien no entendiera esta elemental verdad sólo acentuaría sus padecimientos y, además, contribuiría a la disolución nacional. El exacerbado individualismo predicado sin pausa por dos infames Premios Nobel de Economía que visitaron al tirano -Milton Friedman y Friedrich von Hayek- valía para la economía pero también para la política, la sociedad y la cultura. Reemplazado Pinochet por una connivente Concertación y, más tarde, por la derecha aún más complaciente de la Alianza, con Sebastián Piñera a la cabeza, la continuidad del pinochetismo se verificó no sólo en la política económica -que es lo más conocido- sino, sobre todo, en el plano de la cultura política. Ni la Concertación, que estuvo durante nada menos que veinte años en La Moneda, ni la Alianza, hicieron el menor intento de revertir los ominosos legados del pinochetismo, mismos que siguiendo a Bertolt Brecht podríamos caracterizar como la sistemática promoción del "analfabetismo político."

El analfabeto político detesta la política y no sabe que su "antipolítica" es una forma de hacer política que beneficia a sus opresores. Esta actitud, extendida en la época de Pinochet no hizo sino crecer en el frustrante período "democrático" que le sucedió. La indiferencia gubernamental ante la progresión de la desigualdad y la creciente injusticia social en uno de los países que, en el pasado, figuraba junto con Argentina, Costa Rica y Uruguay como uno de los más igualitarios del continente terminó por desilusionar profundamente a la ciudadanía y sobre todo, a las jóvenes generaciones. En ellas la aprobación popular de los partidos políticos y del Congreso apenas oscila en torno al 10 por ciento. El grado de desprestigio de los partidos es tan marcado que en los afiches promoviendo las candidaturas a concejales y alcaldes para las elecciones del próximo 28 de octubre sólo se exhiben las fotos de los postulantes, su nombre y el número de identificación de su lista pero sin mencionar al partido político al cual pertenecen. Sólo por excepción algún que otro apela al "photoshop" para insertar al lado de su imagen la de Michelle Bachelet. No vimos ninguno que tuviera la osadía de colocarse junto al rostro incomprensiblemente sonriente del presidente Sebastián Piñera. En suma: no hay partidos, no hay ideología, no hay apelación a un sujeto colectivo, no hay utopía que alcanzar y por la cual luchar; de repente, casi milagrosamente, puede aparecer una consigna invariablemente de corte tecnocrático y una difusa apelación a "la gente."

Afortunadamente hay otro Chile, que no aparece en el plano oficial. Allí está la juventud, que toma las calles para exigir educación gratuita y de calidad y, además, el abandono del asfixiante modelo neoliberal. Y también están los mapuche, a los cuales nos referiremos más abajo. La contrarreforma universitaria de Pinochet (y continuada por sus sucesores) hizo que las universidades públicas tuvieran que arancelar sus estudios de grado y posgrado, es decir, privatizándose, mientras que proliferaban muchas instituciones privadas, algunas de ellas fundadas por el Opus Dei o la Legión de María y otras directamente vinculadas a grandes grupos económicos que necesitan formar sus cuadros en la certeza de que ninguna idea mínimamente crítica irrumpiría para perturbar la absoluta coherencia de su acendrado neoliberalismo y su culto al hiper-individualismo. El modelo de estas instituciones, en las públicas (si es que todavía se las puede llamar así) y sobre todo en las privadas es el de los colleges norteamericanos: se copian sus formas y apariencias externas tanto como el contenido, casi siempre muy reaccionario (sobre todo en las humanidades y las ciencias sociales) de sus curricula. Las universidades privadas constituyen un sistema marcadamente estratificado: están las ya mencionadas que preparan cuidadosamente a la futura élite política y económica de Chile; y están las otras, de muy baja calidad, que hacen su negocio lucrando con la desesperación de los sectores medios que sueñan todavía con la movilidad social vía educación. El arancel promedio de los estudios de grado, para obtener una licenciatura, es de unos 600 dólares mensuales, a pagar durante diez meses. Pero el ingreso de una familia tipo de clase media, trabajando padre y madre, es de poco más que eso. El resultado: un masivo endeudamiento con la esperanza -por cierto que bastante ilusoria- de que los futuros egresados encontrarán un trabajo adecuadamente remunerado para pagar los préstamos contraídos para financiar sus estudios.

Ante la inminencia de las próximas elecciones municipales varios sectores de la juventud están debatiendo la actitud a tomar. Son muchos los jóvenes críticos de las políticas oficiales que, a favor de la reciente modificación de la legislación electoral que a la vez que inscribe automáticamente a los electores consagra el carácter voluntario del sufragio (mientras que antes la inscripción era voluntaria, pero el sufragio era obligatorio), consideran que el modo de manifestar su repudio al sistema es absteniéndose de votar. Dado que no se ven alternativas reales (y no sólo no se ven sino que por ahora no las hay) lo mejor, dicen, es demostrar su rechazo mediante su ausencia. Nos permitimos disentir de este criterio porque si hay algo que las clases dominantes quieren es precisamente que el soberano popular no vote, no se informe, no participe. Desde los debates de la convención constituyente de los Estados Unidos, en 1787, hasta la obra de teóricos neoconservadores como Samuel P. Huntington y sus colegas de la Comisión Trilateral en los años setenta del pasado siglo, la derecha invariablemente coincidió en poner obstáculos a la concurrencia electoral y estimuló el ausentismo de las urnas para conjurar el peligro de una plebeya "tiranía de las mayorías." De producirse, el masivo abstencionismo juvenil lejos de preocupar a la conservadora clase política chilena sería un incentivo para que nada cambie y todo quede como está. Sería interpretado, siguiendo la más estricta lógica del individualismo neoliberal que impregna las alturas del estado, como un cheque en blanco otorgado al gobierno por los ausentistas los cuales, como buenos actores "egoístas racionales", prefirieron quedarse en sus casas porque entendían que las cosas estaban bien, una especie de consenso tácito lockeano; o, bajo otra hipótesis, porque no tenía sentido, desde el derrotismo del análisis "costo-beneficio", molestarse en ir a votar resignados como estaban ante la absoluta imposibilidad de cambiar nada. La opción ausentista o abstencionista es promovida por un extenso sector de la juventud ganado por una difusa y volátil mezcla de autonomismo y anarquismo posmoderno que involuntariamente termina favoreciendo los planes de la derecha, siempre deseosa de reducir al mínimo la participación electoral. No es un dato menor que hoy sea este grupo quien presida la FECH, la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Otro sector, mayoritariamente vinculado al partido comunista chileno, cree que se debe participar y acompañar con su voto el reciente acuerdo entre esa fuerza política y la Concertación. No obstante, es un acompañamiento a regañadientes porque no son pocos quienes en las Juventudes Comunistas temen, con razón, la dilución de su identidad partidaria o el costo que habría que pagar por asociarse a una fuerza política tan desprestigiada como la Concertación. Finalmente, hay un núcleo emergente de inspiración marxista y (afortunadamente) para nada dogmático, nucleado en la UNE, Unión Nacional Estudiantil, que al día de hoy continúa debatiendo la postura a adoptar. Nuestra opinión es que lo mejor sería que esa juventud que con tanta valentía ganó la calle en el 2011 y resistió la violenta represión de los carabineros fuese a votar, y lo haga por un personaje que, no siendo candidato, sintetice sus aspiraciones. Esos votos serían anulados, pero eso es lo de menos. Creemos que si el próximo domingo apareciera una gran cantidad de votos a favor de, digamos, Salvador Allende, la clase política chilena caería en la cuenta de que el suelo se está moviendo bajo sus pies y que podría estar gestándose una alternativa hasta ahora inexistente.

La larga batalla de los mapuche es otro alentador ejemplo de que, como decía Galileo en relación a la Tierra, la vida política chilena "sin embargo se mueve". Sus heroicas luchas por la recuperación de sus tierras y derechos ancestrales es reprimida de una manera sanguinaria: si la represión a los estudiantes exhibe el ensañamiento propio del odio clasista, en el caso de los mapuche esto se potencia al combinarse con un escandaloso racismo, todo amparado por la implacable aplicación de la legislación antiterrorista instituida por Pinochet en 1984. Un ejemplo clarísimo de la baja calidad de la "democracia" en Chile -erigida por el saber convencional de las ciencias sociales como el modelo político a imitar- lo ofrece el hecho de que los gobiernos que le sucedieron no sólo no derogaron el engendro represivo del tirano sino que lo perfeccionaron. Juicios amañados, condenas absurdas e injustas, huelgas de hambre a las que el gobierno responde con criminal indiferencia, ataques a mujeres, ancianos y niños indefensos y asesinato de militantes configuran un cuadro -silenciado por los oligopolios mediáticos, por supuesto- que hacen que Chile al sur del río Bíobío se parezca más a Colombia que al resto del país. Tal como lo declara uno de los líderes mapuche, Pedro Cayuqueo, las fuerzas especiales de los carabineros actúan en la Araucanía con la ferocidad de un pitbull fuera de control. El gobierno de Piñera, al igual que lo hiciera la dictadura genocida argentina, sostiene que las fuerzas del orden se "exceden" en su celo represivo. No obstante, es el gobierno quien tiene la obligación de impedir que el pitbull verde prosiga sembrando destrucción y muerte en tierras mapuche, pero no lo hace.

Las movilizaciones estudiantiles y mapuche contrastan vivamente con la esclerosis que afecta a las formaciones partidarias y, en buena medida, al debilitado sindicalismo chileno. Si bien son vigorosas y merecedoras de todo apoyo su focalización temática y su intermitencia, sobre todo en el caso de los estudiantes, conspiran contra su eficacia práctica. Un ejemplo de esto lo ofrece la nula resistencia popular ante la reciente instalación de una base militar de Estados Unidos en Fuerte Aguayo, en Concón, pocos kilómetros al norte de Valparaíso. Dicha base, dependiente del Comando Sur, se especializará en el entrenamiento militar requerido por un programa del Pentágono denominado MOUT (Military Operationson Urban Terrain), es decir, "operaciones militares en terreno urbano" o, dicho sin eufemismos, entrenamiento de fuerzas especializadas en la represión de la protesta social. Washington y Santiago negociaron este acuerdo en el más absoluto de los secretos-¡otro rasgo de una "democracia"!- y cuando se filtró la noticia, a propósito de la visita a Chile del Secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, en abril de este año, la base, construida en tiempo record, ya se había establecido. Pero ni antes ni después hubo marchas o manifestaciones repudiando la maniobra o exigiendo el desmantelamiento de la base.

Esta pasividad es uno de los peores legados de la "antipolítica", de la larga noche pinochetista y de la espesa penumbra que proyectan sus sucesores. Una pasividad estimulada por el descrédito de todo lo que sea público, colectivo, político. A contracorriente, los jóvenes chilenos y los mapuche están haciendo una obra extraordinariamente importante para su país: son el ejemplar revulsivo de una sociedad desmovilizada y resignada, atontada por la publicidad consumista y sometida a un brutal proceso de re-educación política que el año próximo cumplirá cuarenta años. Una sociedad, también, abrumada por un nivel de endeudamiento que generaliza la angustia de las familias más pobres a la vez que engrosa las arcas de los bancos. Según el Ministerio de Desarrollo Social de Chile los sectores más pobres destinaban, a comienzos de este año, un 60 por ciento de sus ingresos al pago de sus deudas, debiendo sobrevivir con el 40 por ciento restante. En situaciones tan desesperantes como esa es difícil poder pensar y actuar políticamente, a menos que se tenga una clara conciencia política. Con sus luchas los jóvenes estudiantes y los mapuche demuestran que no todo está perdido, que hay futuro y que, tal vez, el año próximo, cuando se cumplan cuarenta años del martirio de Salvador Allende, su recuerdo encienda los corazones de sus compatriotas y los impulse a concluir una obra que el criminal golpe militar del 11 de septiembre del 1973 hizo que quedara inconclusa. Podría, de ese modo, iniciarse el crepúsculo de la "antipolítica", a derrumbarse el ya aludido "analfabetismo político" metódicamente alentado como una estrategia de dominación por el pinochetismo y sus sucesores. A propósito de esto Brecht recordaba que "el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales."Ojalá que estas sabias palabras del comunista alemán puedan ser difundidas masivamente por los movimientos que luchan por otro Chile. Sería una manera muy apropiada de combatir uno de los más ominosos legados del pinochetismo.

Buenos Aires, 22 de octubre de 2012.

Ecuador/Atawallpa Oviedo Freire: LOS REPETITIVOS ERRORES DE LA IZQUIERDA

Sistema Comunitario Recíproco
Atawallpa Oviedo Freire
 
Hasta ahora se han experimentado cantidad de modelos políticos, sociales y económicos en el mundo entero, sin que ninguno haya resuelto o al menos disminuido las desigualdades sociales y peor reducido las brechas entre ricos y pobres. Las últimas aventuras estuvieron enmarcadas en las propuestas neoliberales del dios mercado, el cual -se creía- que por sí solo se encargaría de resolver todos los males de la humanidad. Esta teoría fue promulgada y efectivizada por la derecha más recalcitrante, procediendo a privatizar lo que más podía y desvalijando al Estado hasta el mínimo. El diablo era el Estado y el mercado era Dios (para la izquierda era al revés), por lo que había que suprimir la intervención del Estado en la producción y en la economía, como de igual manera los beneficios sociales provenientes desde el Estado. Pues según ellos, los grandes capitales se encargarían de generar las fuentes de trabajo y vendría la “dolce vita” para todos y consecuentemente el “fin de la historia”, según Fukuyama.
 
Este dogma de derecha intentaba contradecir las propuestas socialdemócratas -de Europa principalmente-, quienes habían creado una cantidad de subsidios y prebendas sociales para aligerar la carga de vida de los sectores con menos recursos. Pero principalmente la oposición total fue contra el estatismo centralizador marxista, que fracasara rotundamente en su experiencia socialista estatizante. El modelo de centro -de derecha o de izquierda-, que tampoco diera resultados positivos, solo fue un momento de esperanza para luego convertirse en una gran carga presupuestaria para el Estado. Por eso, ahora los neoliberales en Europa están tratando de cortar los subsidios para disminuir la brecha fiscal, lo que ha “indignado” a muchos en vista de que se están quedando sin nada.
 
En resumen, el dogma neoliberal no solo intentó cortar con los beneficios sociales sino desbaratar todo el Estado que había construido la socialdemocracia y justificando sus posturas radicales ante el debacle del socialismo real que había estatizado todo y el cual condujo a una gran crisis, igual o peor, a la de los neoliberales. Es decir, hemos vivido una serie de vueltas que como círculo vicioso conducen a lo mismo: del estatismo al privatismo, de la libertad de mercado a la justicia social, del desarrollo al crecimiento, del progreso a la concentración de la riqueza, etc. En otras palabras hemos vivido el capitalismo estatista (socialistas y comunistas - izquierda), el capitalismo desarrollista (socialdemocracia - centro) y el capitalismo “salvaje” (neoliberales - derecha), apareciendo en un momento y otro, y repitiéndose una y otra vez con simples modificaciones. Unos apostando y principalizando al Estado, otros al mercado, y unos terceros intermediando entre los dos, a diferentes niveles, profundidades y formas, en cada rincón del planeta. Pero lo único cierto, es que ninguno ha tenido un resultado beneficioso para las inmensas mayorías de la humanidad.
 
LA IZQUIERDA NO APRENDE
 
L a “nueva izquierda” en el mundo entero ahora se juega con otros bandos, aunque hay otros que siguen anclados en las viejas teorías de la revolución violenta y otros con el marxismo ortodoxo (que no necesariamente entienden a Marx). Sin embargo, hay quienes hacen nuevos acomodos y desarrollos folclóricos, pero todos siguen creyendo en última instancia en el socialismo filosófico originario, especialmente como fin. Para ello, hay quienes quieren seguir fortificando al Estado -aunque dicen- sin cometer los errores anteriores, otros le apuestan como centro al ecologismo, aquellos que se abren paso tomando como impulso y complemento a principios y elementos de las culturas primordiales, etc. Así todos apuntan a construir su socialismo, a diferentes formas y niveles: socialismo marxista, socialismo revolucionario, socialismo del siglo XXI, socialismo del buen vivir, etc. Y cada uno con sus visiones de transición para la gran transformación que esperan.
 
Actualmente en el Ecuador la estrategia de la “revolución ciudadana” apunta a fortificar al Estado con el propósito de mejorar el capitalismo para luego construir el socialismo, según palabras propias del presidente Correa. Su argumento es que primero hay que “salir de la pobreza”, pues mientras no haya mejores condiciones de vida no habrá cambio posible, y la táctica es hacer muchas obras sociales y servicios gratuitos para las grandes mayorías por parte del Estado.
 
Pero, lo que se ha conseguido, es por un lado aumentar la brecha entre ricos y pobres, y por otro lado, profundizar el asistencialismo y la dependencia. El mismo gobierno lo anota, y sin darse cuenta de lo que realmente significa: “nunca antes los grandes grupos económicos estuvieron mejor y los excluidos estuvieron menos peor”. En otras palabras: nunca antes los grandes grupos económicos estuvieron muchísimo más ricos y los pobres poquísimo menos pobres. Cuando en esta lógica, lo interesante sería decir al revés: nunca antes los grandes grupos económicos estuvieron peor y los excluidos estuvieron mucho mejor.
 
No se trata de que los mismos de siempre ahora tengan 30 veces más de lo que tenían antes y los excluidos tan solo 3 veces más. Por ejemplo, solo la banca en 6 años del gobierno de la revolución ciudadana ha ganado 1600 millones de dólares, y ahora a los más pobres les aumentan de 35 a 50 dólares a través de un miserable bono que fortifica la dependencia sistémica y la psicología clientelar, y a eso ahora le llaman eufemísticamente “redistribución de la riqueza”. Cuando debería ser al revés, para creer que se está generando un cambio verdadero. Aquí lo único que ha sucedido es que los ricos tienen más festines y los pobres más cantidad de migajas debajo de la mesa.
 
Alguien podría argumentar, que sin embargo hay una gran obra social que 
compensa lo que los pobres no han obtenido directamente. Pero lo único que están consiguiendo es crear un gran Estado, que ahora tiene plata para mantener esas asistencias, pero cuando se ahonde la crisis mundial, el cambio ecológico, o la deuda comience a hacer presa, la situación se verá compleja. No habrán los recursos para pagar los préstamos de todas esas obras y peor para sostener los proyectos sociales en marcha, y nuevamente se verán obligados a dictar nuevas políticas de ajuste o cortar esos recursos, como están haciendo actualmente en Europa sus gobiernos. 
 
Así, estaríamos repitiendo los errores que en otros lugares ya han vivido, y que nosotros también ya lo experimentáramos, por ejemplo con el “boom” petrolero en los años 70 del siglo pasado, y no hubo ningún cambio como se pregonaba.
En otras palabras, lo que estamos viendo es en última instancia el mismo método de la vieja socialdemocracia y de cierto socialismo que cree en el asistencialismo y en el clientelismo, y paralelamente fortificando al Estado caudillista y centralizado. 
 
Prácticas fracasadas en el mundo entero. Ni el Estado salvador ni el chorreo de los grupos de poder han sido la salida, pues la única posibilidad de cambio estará dado cuando los excluidos tengan poder económico y político propio y directo, sin ninguna representación de ciertos salvadores de izquierda o de derecha, que “luchan” o “crean las fuentes de trabajo” para ellos. Mientras sigan de mendigos, dependiendo de una u otra forma del Estado o de las grandes capitales, todo seguirá igual. Mientras permanezca cualquier tipo y forma de dependencia, ninguna revolución por más radical que sea, logrará un cambio verdadero y profundo. Solo se pasará de un extremo a otro.
 
SISTEMA COMUNITARIO RECIPROCO
 
En el Sumakawsay no existe la palabra y peor el concepto de gratuidad o de altruismo. Se considera como algo distorsionador o deformador a toda situación que no funcione dentro del principio de reciprocidad o de ida y vuelta. Toda donación o entrega en la que no hay devolución genera desequilibrio. La base del Sumakawsay está en la capacidad de intercambiar, caso contrario se genera a largo plazo acaparamiento o concentración –de un lado-, y de sumisión o de sobrevivencia -por el otro lado-. Por eso promueve el equilibrio en toda forma de expresión de vida, el cual está en la capacidad de que los participantes puedan medir sus fuerzas y despertar su propio poder, caso contrario se provoca el mando por uno y la obediencia del otro. Si alguien tiene algún tipo de poder mayor siempre sacara ventaja de una u otra forma, pues utilizará su superioridad con alguna intención psicológica, ideológica, religiosa o política, de por medio. Nadie da nada sin algún interés por debajo. Quien no tiene poder siempre estará supeditado al que tiene poder, el cual tiene el poder de decirle cómo pensar y qué hacer, bajo el argumento de que le está ayudando.
 
De ahí que en el Sumakawsay jamás se practicaría ninguna forma de caridad, benevolencia, beneficencia, paternalismo, todo lo cual atentaría contra la vida de la persona y de toda la comunidad, al haber de un lado donadores y de otro solo receptores. Se pondría en peligro el mantenimiento estable, respetuoso, armónico y balanceador de la comunidad y de la vida. En la naturaleza nada funciona por la asistencia de unos a otros sino por la coparticipación mutua, por formas de conjunción interactiva. La experiencia civilizatoria religiosa ha demostrado que toda forma de asistencialismo es condenar de por vida a alguien a no tener su propio poder. En ese modelo siguen siempre aumentando cada vez más los menesterosos. De ahí que es una demagogia la caridad estatal de la gratuidad o de las ayudas a los pobres, y el romanticismo de las iglesias, fundaciones y de las damas de sociedad, que así buscan exculpar sus pecados.
 
En este sentido, consideramos que ese cambio real -en su período de transición- podría ser posible a través de un modelo que podríamos denominarlo: SISTEMA COMUNITARIO RECIPROCO. Añadimos la palabra recíproco a comunitario para que no se confunda con comunismo o algún centralismo estatista. En todo caso, somos conscientes de que será un proceso en el que deberá primar la auto-recreación como fundamento básico de reconstrucción. Es decir, no al intervencionismo del Estado a todo nivel, ni al privatismo absolvedor, ni nada intermedio –a diferentes niveles- entre los dos, sino un sistema que conjuga proporcionalmente: Estado, mercado, y sociedad organizada. Siendo este último el principal y al que habrá que fortificar y consolidar organizando comunitaria y económicamente a la población para que pueda ser un sujeto con su propio poder de decisión y de contrapeso, a todo nivel y forma. Todo lo contrario a lo que han hecho los estatizadores y los privatizadores.
 
Para ello, el Estado principalmente debe vigilar al gran capital para que no se lleve demasiado (tributos) y dedicarse a fortalecer a las economías domésticas -con asesoría y promoción- para que a diferentes niveles vayan tomando más control de la economía. Por ejemplo, en el gobierno del presidente Correa se han manejado 120 mil millones de dólares, dinero que nunca antes ha tenido un gobierno. Ha hecho grandes obras a diferente nivel, más carreteras, más educación, más salud, etc. -lo que sigue siendo asistencialismo- pero lo más preocupante es que la plata ha ido a terminar a los grupos de poder que han hecho todas esas obras. Otra cosa hubiera sido que esa plata vaya a sectores medios y principalmente pequeños. Debe quedar claro, que las licitaciones las ganan las grandes empresas que pueden poner precios más bajos, pero otra cosa sería estimular alianzas entre los pequeños sectores para que puedan competir. O en última instancia -con otra ley- favorecer a los pequeños sectores, así salga más cara la obra.
 
Este solo es un ejemplo a un nivel todavía economicista y alto, pero sería el paso de inicio para empoderar paulatinamente a los sectores más pequeños económicamente pero poblacionalmente más grandes. De esta manera, paulatinamente se agrupen y se vayan organizando en nuevas unidades productivas colectivas y puedan jugar en otras condiciones con las empresas privadas pequeñas, medianas y especialmente con las grandes.
 
Pero lo principal de todo esto, sería el de darle un carácter ecológico y conciencial, caso contrario estos grupos comunitarios se convertirían en nuevos grupos capitalistas y nada más, como sucede con muchas comunidades y cooperativas actuales, que ahora solo giran por la rentabilidad y explotan a otras comunidades o sectores más empobrecidos. Para ello, se debería orientar está producción enfocando principalmente hacia lo nacional, para vivir de acuerdo a nuestras propias fuerzas, necesidades y realidades, dirigido a las grandes mayorías, nada suntuario, y con mucho respeto para la naturaleza.
 
Entonces, no se trata de profundizar el capitalismo (derecha) ni el estatismo (izquierda) o algo mezclado a diferentes profundidades -como se ha hecho anteriormente- si no de generar más producción directa desde abajo, pero no cualquier producción y peor irrespetando a la Madre Tierra. Se trata de que las mayorías tengan capacidad de producción, la cual debe ser sostenible y sustentable, con baja rentabilidad y sin que las más grandes aplasten o se coman a las más pequeñas sino seguiríamos en lo mismo, siendo ahí la clave de la existencia de un Estado regulador. La fuerza de competencia estará en ganarse al consumidor, por los precios más baratos y por la calidad de sus productos, y en última instancia una especie de dumping con el subsidio del Estado para ir desarmando paulatinamente al gran capital, que después ya no le interesará seguir en el Ecuador.
 
En otras palabras, no se trata de igualar a todos con una revolución redistribuidora y asistencialista desde el Estado (socialismo), ni la competitiva de un sector privado privilegiado que suelta migajas para que los trabajadores reproduzcan su fuerza laboral y compren sus productos (capitalismo), sino de una población organizada en diferentes estamentos productivos, geo-políticos y sociales, que no recibe la caridad del Estado y que son capaces de competir con el capital privado (vitalismo).
 
HACIA UNA ECONOMIA “EQUITABLE”
 
Repito, solo se trata de un período de transición y deberá ser profundizado paulatinamente hasta llegar a un sistema de equidad entre lo privado, lo estatal y lo comunitario, donde podrá siempre funcionar el capital y la iniciativa privada pero ya no la oligopólica ni la monopólica, el Estado tendría su cierta presencia, pero la iniciativa básica y fundamental sería más que todo de la comunitaria (más del 50%). Es decir, no habría un Estado paternalista que maneja la educación, la salud, etc., ni un sistema donde lo privado individualista maneja la gran producción, sino un sistema en que el pueblo organizado en diferentes formas de asociación genera y coordina la educación, salud, y demás actividades productivas.
 
Un pueblo participativo que controla personalmente su propio destino sin recibir dádivas ni del Estado ni del gran capital, sino que organizado en diferentes formas colectivas es autodependiente. Cuyo propósito máximo sea llegar a estabilizar proporcionalmente la economía entre todas las fuerzas, y no propender al crecimiento capitalista ni al desarrollismo socialista. Que crezca pero no ilimitadamente (neoliberalismo: crecimiento ilimitado) y no se encamine al desarrollo o progreso (neosocialismo: prosperidad económica) sino a la estabilidad y a la complementariedad en forma integral y holística. Todo esto guiado por una conciencia vitalista, es decir, una conciencia de equilibrio, de armonía, de simbiosis, de sinergia, de homeostasis, para consigo mismo (individualidad), las formas comunitarias humanas (colectividad) y con la gran mancomunidad natural (totalidad).
 
OTRA TECNOLOGIA Y OTRA NOCION DE LA POBREZA
 
Esto implicará generar otra tecnología, ciencia y sabiduría. No copiar ni reproducir la tecnología y ciencia depredadora del “primer mundo”, ni será nuestro propósito ser como ellos, -más bien ellos deberán ahora aprender de nosotros-. Y ese sistema es el Sumakawsay o Vitalismo Armónico, que no es una nueva aventura ni un nuevo experimento, como tampoco la reproducción a rajatabla del pasado, sino la aplicación de principios y leyes milenarias de todos los pueblos de la humanidad, aplicados a las condiciones y situaciones actuales. Es nuestro deber dar un salto a lo hecho por nuestros abuelos, y quizás más profundo al que ellos llegaron. Esa sería la capacidad de apoyarse en la experiencia antigua sin lanzarse a una nueva aventura, sino valorar lo vivido pero siendo capaces de dar nuestro aporte a este tiempo y a esta condición tecnológica que ha creado el materialismo y el mecanicismo. Tomar lo más rescatable de la racionalidad (masculino-cerebro izquierdo) y acompañarle con el componente sensitivo (femenino-cerebro derecho) para generar una humanidad integral, holística, sistémica, sensible y amorosa.
 
Todo esto nos lleva a replantear y reformular la noción de la pobreza y de la riqueza. La riqueza no es principalmente económica ni debe ser el centro de la vida. La principal riqueza es ecológica, es la madre naturaleza que nos contiene, sostiene y mantiene. Sin ella no somos nada. En este sentido, ¿quiénes son ricos? Aquellos pueblos que viven en armonía con la naturaleza, y los pobres, son aquellos más plásticos y más robotizados. Es decir, nuestro propósito no será mecanizarnos más sino naturalizarnos más. Esto no quiere decir vivir sin tecnología, quiere decir vivir con una tecnología en armonía con la naturaleza y en contrapartida a la actual tecnología y ciencia depredadora. Por lo tanto, no es el hombre el centro de la vida (socialismo), y peor el capital (capitalismo), es la vida en su conjunto (vitalismo). Quién sostiene al ser humano es la naturaleza y no al revés.
 
Siendo ahora el desafío para esta humanidad de satisfacer sus necesidades pero sin alterar la estabilidad de la vida. Es comprender, que no se trata de ser ricos en claustros y en medio de desiertos cada vez más grandes (cambio climático). Eso es pobreza. La riqueza, es vivir respetando la naturaleza, es decir, en conjunción con los ciclos, períodos, formas de la naturaleza, las cuales se ajustan a principios y leyes de reciprocidad, complementariedad, correspondencia, integralidad, alternabilidad, ciclicidad, estabilidad. Todo lo contrario a los esquemas de hoy: competencia, rentabilidad, eficiencia, desarrollo, progreso, excelencia. Hay una gran diferencia entre Vivir Mejor, a costa de los demás y de la naturaleza, y Vivir en Armonía con los demás y con la naturaleza. Esa es la revolución de hoy en día, es una revolución de conciencia, no principalmente económica sino trastrocadora de los valores y del tipo de relación con la naturaleza. Es una revolución de humildad para mirarse en el mismo nivel con la naturaleza. Es una revolución de respeto, para no cuidar a la naturaleza ni para explotarla sino para respetarla, lo cual empieza por aprender a respetarse a sí mismo, quién no respeta a los otros, sea naturaleza humana o extra-humana, no respeta realmente nada. No es una revolución ecológica, es mucho más que eso, es una revolución espiritual o conciencial, es una revolución de integralidad y totalidad.

Atawallpa Oviedo Freire

VITALISMO: POR UN NUEVO MUNDO DE RELACION ARMÓNICA
www.vitalismoandino.blogspot.com

Movimiento PAIS lucha por continuidad histórica de la Revolución

Por Pedro Rioseco

Imagen activaQuito, 4 nov (PL) El Movimiento PAIS lucha por garantizar continuidad histórica de la Revolución ecuatoriana con la formación de los cuadros necesarios y prioriza en su nuevo programa de gobierno las Revoluciones Agraria y Laboral, afirmó su secretario ejecutivo, Galo Mora. En entrevista exclusiva con Prensa Latina el dirigente del movimiento político más importante del país anunció que en el nuevo programa de gobierno para el período 2013-2017 están enfocados como ejes determinantes la Revolución Laboral y la Revolución Agraria.

Hay potencialidades enormes para la continuidad histórica de la Revolución Ciudadana, aseguró Mora tras recordar que en el 2006 Rafael Correa y Lenín Moreno eran poco conocidos y el pueblo ecuatoriano tenía escondidas esas reservas morales maravillosas.

Esas del pueblo, precisó, no podían aflorar porque los espacios se habían cerrado y el neoliberalismo había concretado el egoísmo como expresión de la política, de no dejar paso a nadie, de cerrar las puertas.

El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) del 2003 es tan vergonzoso que podía causar el llanto o la ira, y creo que nos causó la ira porque habíamos llorado demasiado, y esta ira produjo que se fraguara el nombre de Rafael Correa, comentó Mora.

La historia puede parir momentos, agregó, y cabe preguntarnos, qué hubiera pasado si Correa no fuera ministro, si seguía siendo el profesor, el académico más querido por los estudiantes de una universidad elitista, o el gran crítico en un organismo académico.

Se descubrió que hay gente maravillosa en el interior de este país que puede deslumbrarnos y esa luz está latente en muchos otros que no han tenido esa oportunidad, y las coyunturas hacen nacer líderes, señaló Mora.

Creo que en el Movimiento Alianza PAIS hay por lo menos unos 200 cuadros de mucha trascendencia, jóvenes también afortunadamente y que van creciendo, afirmó, y aseguró será conmovedor el momento en que se haga pública la lista de candidatos a asambleístas.

Al responder una pregunta sobre relaciones con los indígenas, Mora aseveró que "nosotros (Movimiento PAIS y gobierno) no tenemos fracturas ni rupturas con el mundo indígena, ellos la provocaron, y hay que ver de dónde viene la intencionalidad de la fractura".

Cada vez que ha habido acercamientos, tan formales como la designación de Ricardo Ulcuango como embajador en Bolivia y de Segundo Andrango como embajador en El Salvador, lo que dice parte de esta dirección indígena es que los compramos, agregó.

Los ofenden y nos ofenden, porque tan culpable es el que supuestamente deja corromper como el que corrompe, subrayó.

Destacó recientes concentraciones de unas 12 mil personas en Colta y otro tanto en Cotopaxi, de las bases indígenas "que son los beneficiarios fundamentales de esta transformación social".

Si nuestra lucha es contra la pobreza y hemos logrado bajar 15 puntos en el campo, ¿a quién beneficia?, preguntó Mora, para responder que a los indígenas y campesinos y criticar un martilleo ideológico impresionante, que parte del concepto antimariateguista de que el indígena se salva solo.

Hasta esos estados de sumisión llegamos, dijo al referirse al precandidato indígena Auki Tituaña, quien aceptó postularse como vicepresidente en un partido de derecha y reconocer públicamente que fue porque lo llamó Don Guillermo (Lasso).

Qué bueno que se develó, agregó Mora, porque parecía que nuestro discurso y el del Presidente era un discurso racista como ellos lo calificaban. Ahora están más claras las cosas, y se van a ir aclarando más con el tiempo.

En otros casos, estimó Mora, hay un indigenismo exacerbado, en el cual si no es bajo su visión no puede haber trasformación, y señaló que algunos académicos, en un mea culpa casi cristiano, vocearon que ser indígena era sinónimo inevitable de izquierda y transformación.

Destacó Mora el apoyo de las bases indígenas a la transformación del país y la alianza con expresiones del mundo indígena, que en el transcurso del tiempo se dieron cuenta del camino absurdo al despeñadero al que lo lleva una dirigencia caduca y reaccionaria.

No puedo decir lo mismo de Humberto Cholango, dijo al referirse al actual dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que es distinto, "pero está arrastrado por quienes quieren ir a 150 kilómetros por hora en una carretera de 300 curvas".

Alertó Mora sobre recientes denuncias de las amenazas y peligros de acciones externas contra la Revolución Ciudadana, y llamó a mantenerse alerta ante cualquier cosa que se esté fraguando. Todo lo que nos imaginemos es posible, todo es posible, subrayó.

A Fidel Casto, a Hugo Chávez, a Rafael Correa, a Evo Morales, a Cristina Fernández, y otros dirigentes progresistas, a todos quienes tengan la voluntad y firmeza de no sacarse el sombrero, dijo, ellos (los países desarrollados de Occidente) quieren ligar con fortunas mal habidas, narcotráfico, el "Eje del Mal".

Reiteró la denuncia de los intereses en esos países que invaden a otras naciones por el petróleo, las minas, y fueron capaces de romper siete mil años de cultura con la invasión a Irak.

Todo es posible (lo que intenten hacer en Ecuador para impedir la reelección de Correa), por eso hay que alertar al mundo y tener una inmensa solidaridad entre nuestros pueblos. Por eso siempre estaremos junto a Fidel Castro y a Hugo Chávez, enfatizó Mora.

Finalmente, se despidió "con un inmenso abrazo al pueblo cubano", con quien tuvo la oportunidad de compartir en varias ocasiones, primero como artista y ahora como político, y del cual -agregó- tiene recuerdos maravillosos.

Uno de ellos, quizás uno de los más hermosos, fue la generosidad con que Silvio Rodríguez nos trató y se comprometió ante Rafael Correa en La Habana a venir a Ecuador y aunque dijo que no podría viajar a Quito por razones de salud daría un concierto en Guayaquil.

Con una sola condición, dijo entonces Silvio, no cobrar nada, y luego resaltó lo difícil de cantar en un concierto 35 canciones como hizo el trovador cubano en Guayaquil ante 35 mil personas.

Rafael (Correa) me decía algo que yo no he tenido todavía ese privilegio, y es que de las pocas satisfacciones que un cargo como el suyo puede otorgarle es haber charlado seis horas con Fidel Castro y oír la sabiduría del universo a través de él.

rc/prl