lunes, 19 de noviembre de 2012

Los rostros tras "Pilar Defensivo"






























El Ejército israelí golpea a la población civil de la franja de Gaza

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Gaza:- La destrucción avanza a paso de gigante sobre la franja de Gaza y a golpe de misil del Ejército israelí. Las noticias sobre un posible alto el fuego mediado por los egipcios cobran cierta intensidad, pero no acaban de cuajar. Este domingo, quinto día de la operación Pilar Defensivo, ha sido especialmente sangriento. Los niños se han llevado la peor parte. Hasta diez han muerto por los bombardeos; cuatro de ellos eran miembros de una misma familia. Son, según datos de France Press, parte de los al menos 31 palestinos, muchos de ellos civiles, que han muerto solamente este domingo por las bombas, que de momento no dan tregua, y que mantienen aterrorizada a la población en Gaza.
Mientras, los cohetes palestinos han vuelto a sobrevolar la frontera que separa Israel de este territorio palestino, en dirección a Tel Aviv. Ahora despegan desde casi cualquier lugar de la Franja causando un enorme estruendo. Desde detrás de un hotel, al lado de un edificio de viviendas… Las próximas horas se perfilan decisivas.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió al Gabinete de ministros que está listo para “ampliar la operación”. No ofreció mucho más detalles, pero la posibilidad de una invasión terrestre cobra fuerza con el paso de las horas. A media tarde, se podía ver a nubes de soldados merodeando por el sur de Israel. Era además constante el trasiego de tanques subidos a camiones. El sonido de las sirenas cada vez que sale disparado un cohete palestino y que marca el inicio de las carreras a los refugios, completan un paisaje que cada vez se parece más al de un país en guerra.

El ministro de Exteriores británico, William Hague, ha alertado entre otros del peligro de una operación terrestre y de las dificultades que supondría para parte de la comunidad internacional apoyar una invasión, que previsiblemente se cobraría numerosas víctimas civiles. Incluso el presidente estadounidense, Barack Obama, volvió a expresar su apoyo a Israel, pero también consideró “preferible” evitar la entrada de los tanques.



La aviación israelí alcanza un centro de prensa en Gaza / OVERON / EL PAÍS
Las noticias sobre una posible incursión terrestre hacen que los vecinos del norte de la Franja huyan despavoridos. Las calles de Beit Hanún y de Beit Lahia, al norte del territorio, ofrecían el domingo una imagen fantasmal. No había ni un alma. Era como si hubiera caído una bomba, pero esta vez nuclear.

Un poco más al sur, a las afueras de la ciudad de Gaza, ha sido donde la aviación israelí ha destrozado la casa de Mohamed Dalu, un supuesto miembro del movimiento islamista Hamás, el que gobierna en Gaza y a cuyos líderes apenas se escucha estos días. Nueve miembros de su familia murieron junto a él, entre ellos cuatro niños.

Las fuerzas armadas israelíes cifraron en medio centenar el número de objetivos alcanzados el domingo. Entre ellos “puestos subterráneos de lanzamiento de misiles y túneles con fines terroristas”. En total, al menos 72 palestinos y tres israelíes han muerto desde el miércoles, cuando el asesinato selectivo del jefe militar de Hamás dinamitó el precario alto el fuego que Israel y los islamistas palestinos habían mantenido en los últimos meses. Hay también más de 500 heridos, según fuentes hospitalarias palestinas.

El jefe del estado mayor israelí, Benny Gantz, había ordenado el domingo intensificar los bombardeos sobre la Franja, en medio de rumores sobre la inminencia de un posible alto el fuego mediado por Egipto. Los hechos sobre el terreno contradicen —al menos de momento— las filtraciones procedentes de El Cairo. Lo que ocurrió en Gaza la noche del sábado al domingo, cuando mayor intensidad cobraron los rumores, fue sin duda lo menos parecido a una tregua. El Ejército israelí atacó sin freno por mar y aire. A los bombazos de los F-16 le acompañaron los bombardeos de la marina israelí sobre la costa de Gaza. Primero se escuchaban tres o cuatro disparos seguidos. Después, transcurridos unos segundos de máxima tensión, llegaba el impacto que hacía temblar la costa. El ministro israelí de Exteriores, Avigdor Lieberman, afirmó más tarde en una rueda de prensa tras reunirse con su homólogo francés, Laurent Fabius, que la primera condición para cualquier acuerdo de alto al fuego es el completo cese de los ataques con cohetes contra Israel.



 Soldados israelíes desplazados a unos kilómetros de la frontera con la franja de Gaza esperan la orden de una posible operación terrestre. / JACK GUEZ (AFP)

Los ataques han paralizado la vida de una franja archiacostumbrada a todo tipo de ataques. Las escuelas están cerradas. La gente no acude a trabajar. Siguen al minuto las explosiones, mientras tratan de confirmar que los suyos están bien. Hay quienes el miedo o quizá la precaución les impide salir de casa. Otros se encierran en sótanos, a falta de refugios como los de los israelíes. Los hay que se atreven a salir durante el día. pero que cuando cae la noche ni se les ocurre pisar la calle. Viven a la espera de saber quién se impondrá en las próximas horas, si los tanques o las artes diplomáticas egipcias.

Golpe a los medios de comunicación

La noche del sábado al domingo y la madrugada fueron especialmente violentas en Gaza. Los bombardeos tuvieron, además, dos objetivos inéditos. La aviación israelí atacó sendas oficinas de medios de comunicación locales y extranjeros. Los ataques causaron heridas a ocho periodistas y suscitaron la condena de organizaciones profesionales.

Los habitantes de Gaza siguen con atención las informaciones que emiten las televisiones y radios locales sobre el conflicto. Cuando cae un misil, a los pocos minutos ya hay un equipo de periodistas palestinos recogiendo el testimonio de los supervivientes.

El primer bombardeo a las sedes de los medios se produjo en medio de la noche contra el piso 11 del edificio Al Shawa, en la ciudad de Gaza. Allí trabajan, entre otros, la agencia palestina de noticias Maan, la cadena alemana ARD y la televisión Al Quds. A uno de los reporteros de esta cadena le han tenido que amputar una pierna a consecuencia de las heridas.

El segundo ataque se produjo a primera hora de la mañana en el edificio Al Shuruq, sede de la televisión Al Aqsa del movimiento islamista Hamás, al frente del gobierno de la Franja. Sam Kiley, reportero de Sky News, una cadena británica que como otras occidentales, comparte edificio con los palestinos cuenta cómo fue el ataque: “Eran las 6.45 de la mañana. Estábamos durmiendo cuando un misil impactó contra el piso de encima del nuestro. Hubo un fogonazo de luz tremendo. Las ventanas estallaron y los cristales cayeron al suelo”, explica dos horas después del ataque.

El Ejército israelí aseguró que tan solo dispararon “contra la antena, el resto del edificio no fue alcanzado”, según dejaron escrito los militares en su cuenta de Twitter, que estos días actualizan constantemente para ofrecer su versión de los hechos. En un comunicado indicaron que los objetivos habían sido identificados tras meses de información obtenida a través del espionaje.

El director de Reporteros sin Fronteras, Christophe Deloire, consideró que “los ataques constituyen una obstrucción a la libertad de información. Recordamos a las autoridades israelíes que los medios disponen según el derecho humanitario de la misma protección que los civiles, y que no pueden ser considerados objetivos militares”.

Israel intensifica su ofensiva sobre Gaza por mar y aire

Nuevos bombardeos durante la madrugada han matado a diez palestinos más, cinco de ellos niños. Además, han herido a seis periodistas al atacar un edificio que servía de sede de varios medios de comunicación

Día 18/11/2012 - 20.16h
Israel bombardea una televisión palestina y no cesa sus ataques en Gaza
La Marina israelí bombardeó de manera intensiva diversas posiciones en la costa de Gaza esta madrugada y provocó la muerte de diez personas y heridas a seis periodistas en un edificio sede de varios medios de información. Sobre las dos de la mañana hora local e pudieron escuchar en Gaza capital decenas de bombardeos procedentes del mar, con múltiples explosiones seguidas segundos después del ruido del impacto en tierra. En zonas de viviendas cercanas a la playa se podían observar columnas de humo saliendo de áreas de viviendas.
"La Marina ha atacado objetivos de Hamás en el centro y norte de Gaza", confirmó un portavoz militar israelí, que confirmó "haber hecho blanco" y añadió que los ataques en la zona son continuos. Según la agencia de noticias Maan, cinco palestinos han muerto en Gaza por ataques israelíes en lo que va de noche, lo que eleva a 50 años el número de fallecidos en la franja desde que Israel inició la operación "Pilar Defensivo" el pasado miércoles.
Entre las víctimas mortales de hoy están Tamer Al Hamri, dirigente de la Yihad Islámica, Samahar Qidih, residente de Jan Yunis de 30 años y Ali Bin Saed, de 25, y Muhammad Aydat, muertos en Juhor al-Dik, en el centro de la franja. Además, bombardeos israelíes impactaron el complejo Al Shawa, que acoge oficinas de varios medios de información palestinos.
El ataque dañó el piso undécimo del edificio y provocó heridas a seis periodistas de la cadena de televisión Al Quds (Jerusalén), informó el corresponsal de Maan, que tiene sus oficinas en el mismo edificio. El peor parado, el fotógrafo Jader Al Zahar, sufrió graves heridas en una pierna, que le tuvo que ser amputada, según Maan.

Ya son 50 muertos

Dos niños han muerto y doce personas han resultado heridas este domingo de madrugada en un nuevo bombardeo ejecutado por el Ejército israelí contra dos viviendas en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, según ha confirmado el portavoz del Ministerio de Defensa palestino, Ashraf al Qidra. Así, se elevan a 50 las víctimas mortales palestinas en cinco días de ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza, según ha informado la agencia de noticias Maan.

Luto, rabia y clamores de venganza en Gaza

Multitudinario adiós a los diez miembros de la familia Al Dalo, muertos tras un ataque sobre el que Israel ha abierto una investigación

Día 20/11/2012 - 03.50h

No se puede dar un paso. La morgue del hospital Al Shifa está colapsada. Familiares, amigos y vecinos de la familia Al Dalo quieren dar el último adiós a los diez miembros de la familia que perdieron la vida tras un ataque de Israel. Ocho cuerpos salen en volandas entre la multitud. Faltan dos que aún no han podido recuperarse entre los escombros después de una acción sobre la que Israel se ha limitado a decir que está “bajo investigación”.

Todos los cadáveres menos uno van envueltos en la bandera verde de Hamás y se forma una larga comitiva para dar el último adiós a los caídos en la mezquita de Al Israa. El templo se queda pequeño y miles de personas se colocan por filas de forma ordenada en la carretera para escuchar un sermón en el que el imán promete venganza, y para rezar. Después salen de nuevo los cuerpos y se organiza una marcha hasta el cementerio de Radwan al ritmo de canciones que alaban las acciones de las Brigadas de Azedin Al Kassem, brazo armado de Hamás, y disparos al aire.

“Esto no va a cambiar nada, ni servirá para detener la agresión. No es la primera vez que Israel comete una matanza de civiles”, lamenta Zakaria Al Dalo, miembro de la familia que ha sufrido la operación más mortífera hasta el momento de las fuerzas judías. El diario Haaretz la califica como el ‘Qana’ de la operación Pilar Defensivo, en referencia al ataque israelí contra una vivienda en esta localidad del sur del Líbano en 2006 que supuso un punto de inflexión en la guerra contra Hizbolá tras la muerte de 28 miembros de una familia.

Fosas comunes

Los enterradores se emplean a fondo y son ayudados por los familiares más cercanos que cubren los cadáveres echando tierra con sus propias manos. La falta de espacio en el cementerio les obliga a repartirlos en tres fosas comunes. De pronto cuatro cohetes surcan el cielo rumbo a Israel y dejan sus estelas a lo lejos. La gente ni se inmuta. Los presentes rodean a Yamal Al Dalo, el cabeza de familia que se salvó porque se encontraba en su comercio del centro de la ciudad, y acuden a escuchar las palabras de Mushir Al Masri, parlamentario del grupo fundamentalista que por unos minutos abandonó su escondite para mostrar el apoyo de la organización a los Al Dalo y reafirmar el “compromiso de la resistencia en la lucha hasta el final”.

En el cementerio Radwan se viven las mismas escenas desde hace seis días. Todo empezó el pasado miércoles con el asesinato de Ahmed Al Jabari, líder del brazo armado de Hamás, que descansa bajo un pequeño y anónimo montículo de arena. Pese a la falta de placas o referencias a la persona allí enterrada la gente sabe perfectamente donde se encuentra. Con este ataque se quebró del todo la tregua entre Israel y Hamás y empezó una guerra que cumple una semana y ha costado la vida a un centenar de palestinos y a tres israelíes, la mayor parte de ellos civiles.

Después del cementerio la gente se concentra en el velatorio instalado frente a las ruinas de la casa. Mientras las excavadoras siguen por segundo día con las labores de desescombro, los hombres beben café bajo el zumbido permanente de los aviones no tripulados. Los ciudadanos de la franja se han acostumbrado a vivir con el miedo metido en el cuerpo, saben que la lista de Israel es amplia y que como la de los Al Dalo, mañana le podría tocar a otra casa.

Rosario de heridos

Mientras Gaza llora a sus muertos, en el hospital de Al Shifa los heridos de los últimos bombardeos luchan por salir adelante. “Israel intensifica sus operaciones durante la noche. No estaba dormido porque aquí es imposible dormir con tantas explosiones. De pronto escuché una y me vi enterrado en los escombros de mi casa, no me dio tiempo de nada”, recuerda Osman, herrero de 55 años que ha perdido a su mujer en este ataque. El objetivo era la comisaría de Al Abbas, que estaba pared con pared con su casa, y que ha quedado reducida a escombros.

Hay seis heridos en cada habitación separados por cortinas de color dorado. Los enfermeros cierran la cortina de Osman porque acaba de llegar su hija Roshan, de ocho años, a la que su padre le va a comunicar que su madre ha muerto. Awad, de 22 años, se recupera en otra cama. En su caso “Israel avisó de que iba a bombardear una casa, pero nuestra tienda de neumáticos está a apenas cien metros y tras la explosión salió despedido y se rompió siete costillas”, asegura su padre que no se separa un segundo del joven que duerme con la cara amoratada.

En el servicio de urgencia los enfermeros y médicos hacen guardia a las puertas a la espera de ambulancias. Las paredes están decoradas con fotografías del Ahmed Al Jabari, que ha pasado a formar parte de los rostros de “grandes mártires” de la causa palestina. Una fuerte explosión hace retumbar los cristales de acceso al centro hospitalario. Todos se ponen en guardia porque saben que no tardarán en sonar las sirenas y será el momento de ponerse manos a la obra. En una franja paralizada por la guerra, sanitarios y enterradores son los más ocupados desde hace una semana. 



Violencia en Gaza: Ban Ki-moon se reunirá con autoridades de Israel y Palestina

Planea dialogar con Benjamin Netanyahu y Mahmud Abbas para extender su petición de alto al fuego inmediato

Violencia en Gaza: Ban Ki-moon se reunirá con autoridades de Israel y Palestina
Mohamed Mursi y Ban Ki-moon hablarán sobre la violencia en Gaza. (Reuters)

(EFE). El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, inició hoy en El Cairo una gira por Oriente Medio en la que prevé reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.

“Ban se entrevistará con el primer ministro Netanyahu y con el presidente Abbas. Todavía no está claro cuándo pero es la idea”, dijo el portavoz de la ONU, Martin Nesirky, a través de una videoconferencia desde El Cairo, donde acaba de llegar el secretario general.
Aunque no precisó el itinerario ni las fechas concretas “por motivos de seguridad”, el portavoz de la ONU dijo que Ban hará escalas en Jerusalén y Ramala, pero no visitará la Franja de Gaza en esta ocasión.

El secretario general viajó hasta El Cairo para apoyar los esfuerzos que está haciendo Egipto para que palestinos e israelíes decreten un “alto el fuego inmediato” ante la escalada de violencia que comenzó la semana pasada en Gaza y el sur de Israel.

Durante su estancia en la capital egipcia, Ban mantendrá hoy una cena de trabajo con el ministro de Exteriores, Mohamed Amr, y se entrevistará con el presidente, Mohamed Mursi, y el primer ministro, Hisham Qandil.

Nesirky precisó que el máximo responsable de Naciones Unidas también tendrá oportunidad de reunirse con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, antes de poner fin mañana martes a su visita a El Cairo.

Ban ha viajado a la región para pedir un cese “inmediato” de las hostilidades entre palestinos e israelíes e insiste en que la escalada de violencia de los últimos días es “condenable” y “tiene que parar”, según su portavoz.

ATAQUE CONTRA EDIFICIO DE MEDIOS

Por otro lado, dijo que el secretario general siempre ha dejado claro que los periodistas tienen que tener libertad para realizar su trabajo, después de los ataques lanzados por Israel contra varias cadenas de televisión en Gaza.

Aviones de combate israelíes bombardearon hoy una torre de 14 plantas en la ciudad de Gaza, que alberga la sede de la televisión Al-Aqsa de Hamas y otras cadenas de información árabes, entre ellas Al Arabiya y MBC de Arabia Saudí.

Ban ya urgió este domingo a israelíes y palestinos a un “alto el fuego inmediato” después de la muerte de diez civiles palestinos en un ataque israelí sobre Gaza y el disparo de más cohetes contra Israel.

“Esto debe parar”, afirmó Ban en un comunicado en el que manifestó su tristeza por la muerte de diez miembros de una familia en Gaza (incluidos cinco niños) y su condena por el lanzamiento de más cohetes desde la franja contra Israel.

Violencia en Gaza: muertos suman más de 90 pese a esfuerzos diplomáticos

Esta mañana al menos 13 personas murieron en territorio palestino, mientras representantes de Egipto, Turquía y China siguen trabajando por una tregua

Violencia en Gaza: muertos suman más de 90 pese a esfuerzos diplomáticos
 
Los cadáveres siguen aumentando mientras que ambas partes se niegan a ceder. (AP)
(Agencias). Los bombardeos israelíes mataron al menos a 13 personas en la Franja de Gaza la mañana del lunes, mientras que los esfuerzos diplomáticos para llegar a una tregua entre Israel y Hamas seguían y las autoridades palestinas acordaban “terminar con la división” con Cisjordania.

En El Cairo, el presidente egipcio Mohamed Mursi se entrevistó con dos de los dirigentes más importantes de Gaza, el jefe de Hamas en exilio, Jaled Meshal, y el de la Yihad islámica, Abdalá Shalah. Un dirigente israelí también viajó a la capital, según medios egipcios.
El martes Gaza será visitada por el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, y por el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu.

El presidente israelí, Shimon Peres, saludó los esfuerzos de Mursi por una tregua, pero acusó a Hamas de rechazar sus propuestas, mientras que un dirigente del movimiento islamista, Ahmad Yusef, declaró que pedían “que se levante el injusto bloqueo de Gaza y que cesen las frecuentes agresiones y asesinatos israelíes”.

SIGUEN LAS MUERTES

Diez personas, entre ellas un niño de cinco años, murieron hoy en la mañana por la ofensiva israelí. Un niño de cinco años y dos mujeres de 20 y 23 años fueron algunas de las víctimas en el barrio de Zeitun, mientras que tres palestinos de una misma familia murieron por un cohete disparado contra su auto en Deir al Balah.

Desde el miércoles, al menos 846 cohetes fueron disparados contra Israel, 302 de ellos interceptados por el sistema antimisiles israelí, según indicó el Ejército israelí.

Nuevos bombardeos israelíes sobre Gaza elevan la cifra de muertos a más de 80

Día 19/11/2012 - 08.33h
Noche de bombardeos sobre Gaza

Los nuevos bombardeos israelíes en Gaza esta madrugada dejan al menos 12 personas muertas y 70 heridas, lo que eleva a más de 80 la cifra de fallecidos y a más de 700 los heridos en la franja desde que Israel inició el miércoles su operación «Pilar Defensivo».

Israel atacó diversos blancos en el norte y sur de Gaza a lo largo de la noche, entre ellos dos comisarías de la Policía de Hamás, matando al menos a 12 personas, según la agencia palestina Maan, que cita datos del Ministerio de Sanidad de Hamás en Gaza.

El Ejército israelí confirmó en un comunicado haber atacado alrededor de 80 «sitios terroristas» durante la noche, incluidos varios lugares de lanzamiento de cohete, túneles usados por las milicias, bases de entrenamiento de éstas y a «varias unidades terroristas que se preparaban para disparar cohetes a Israel». «Las Fuerzas de Defensa de Israel también han atacado edificios de operativos terroristas de alto nivel, utilizados como puestos de comando y almacenes de armas», ha explicado el Ejército, que añade que la Fuerza Aérea y la Marina atacaron también «varios cuarteles generales de la Policía a lo largo y ancho de Gaza».
En Gaza capital se escucharon varios bombardeos nocturnos, aunque menos que las noches anteriores, y el ruido constante de los aviones no tripulados israelíes sobre el enclave palestino.

Según testigos, la aviación israelí atacó propiedades de milicianos de Hamás de alto rango en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza, y en el campo de refugiados de Al Bureij, en Gaza capital, así como distintos objetivos en el norte del territorio.

Misil de aviso

El procedimiento habitual en los últimos días, aseguran testigos en la zona, es que la aviación israelí lance un misil de aviso, que no provoca heridos y, después, cuando la gente ha podido evacuar la zona, los aviones bombardean repetidamente la vivienda.

Cuatro miembros de una familia, Mohamed Abu Zour, de cuatro años; Abu Zour, de 19; Sahar Abu Zour y Ahed Al-Qatati, de 38, murieron al impactar un proyectil israelí sobre su casa en el barrio de Al Zaitún, en Gaza capital, informó Maan. Otras tres personas, Mohamad Jundi, de 31 años; Imad Abu Hamda, de 30, y Jalal Nasr, de 35, murieron en los barrios de Al Shujaiya, Al Shati y Yabalia, respectivamente. También hubo bombardeos sobre Rafah, en la frontera con Egipto, en los que murieron al menos tres personas: Sabha al-Hashash, en el bombardeo de la casa de su hijo de 60 años, Ahmad Husein Agha y Saif al-Sadiq.

Quince civiles resultaron heridos en el ataque contra la vivienda del miliciano Abu Nidal, en el área de Tel Zaatar, al norte de Gaza, que dejó totalmente destruida la vivienda. Entre los heridos están un menor y un periodista de una cadena de televisión argelina.
Según las ultimas cifras difundidas por el portavoz del Ministerio de Sanidad de Hamás, Ashraf Al Qedra, la mitad de los muertos y el 70% de los heridos desde el pasado miércoles son civiles.

El Ejército israelí ha llevado a cabo más de 1.350 ataques contra objetivos en Gaza en lo que va de la ofensiva «Pilar Defensivo», según sus datos, mientras que las milicias han lanzado más de 900 cohetes contra Israel, incluido el que mató el jueves a tres israelíes.

Ban Ki-Moon: «Esto debe acabar»

The latest Gaza catastrophe

By Richard Falk *

Many aspects of the current assault on Gaza pass under the radar screens of world
conscience.

The media double standards in the West on the new and tragic Israeli escalation
of violence directed at Gaza were epitomised by an absurdly partisan New York Times
front page headline: "Rockets Target Jerusalem; Israel girds for Gaza Invasion"
(NYT, Nov 16, 2012). Decoded somewhat, the message is this: Hamas is the aggressor,
and Israel when and if it launches a ground attack on Gaza must expect itself to
 be further attacked by rockets. This is a stunningly Orwellian re-phrasing of reality.
The true situation is, of course, quite the opposite: Namely, that the defenseless
population of Gaza can be assumed now to be acutely fearful of an all out imminent
Israeli assault, while it is also true, without minimising the reality of a threat,
that some rockets fired from Gaza fell harmlessly (although with admittedly menacing
implications) on the outskirts of Jerusalem and Tel Aviv. There is such a gross
disproportion in the capacity of the two sides to inflict damage and suffering due
to Israeli total military dominance as to make perverse this reversal of concerns
to what might befall Israeli society if the attack on Gaza further intensifies.

The reliance by Hamas and the various Gaza militias on indiscriminate, even if wildly
inaccurate and generally harmless, rockets is a criminal violation of international
humanitarian law, but the low number of casualties caused and the minor damage caused,
needs to be assessed in the overall context of massive violence inflicted on the
 Palestinians. The widespread non-Western perception of the new cycle of violence
involving Gaza is that it looks like a repetition of Israeli aggression against
Gaza in late 2008, early 2009, that similarly fell between the end of American presidential
elections and scheduled Israeli parliamentary elections.
Pointing fingers

There is the usual discussion over where to locate responsibility for the initial
act in this renewed upsurge violence. Is it some shots fired from Gaza across the
border and aimed at an armoured Israeli jeep or was it the targeted killing by an
Israeli missile of Ahmed Jabari, leader of the military wing of Hamas, a few days
later? Or some other act by one side or the other? Or is it the continuous violence
against the people of Gaza arising from the blockade that has been imposed since
 mid-2007?

The assassination of Jabari came a few days after an informal truce that had been
negotiated through the good offices of Egypt, and quite ironically agreed to by
none other than Jabari acting on behalf of Hamas. Killing him was clearly intended
as a major provocation, disrupting a carefully negotiated effort to avoid another
tit-for-tat sequence of violence of the sort that has periodically taken place during
the last several years.

An assassination of such a high profile Palestinian political figure as Jabari is
not a spontaneous act. It is based on elaborate surveillance over a long period,
 and is obviously planned well in advance partly with the hope of avoiding collateral
damage, and thus limiting unfavourable publicity. Such an extra-judicial killing,
although also part and parcel of the new American ethos of drone warfare, remains
an unlawful tactic of conflict, denying adversary political leaders separated from
combat any opportunity to defend themselves against accusations, and implies a rejection
of any disposition to seek a peaceful resolution of a political conflict. It amounts
to the imposition of capital punishment without due process, a denial of elementary
rights to confront an accuser.

Putting aside the niceties of law, the Israeli leadership knew exactly what it was
doing when it broke the truce and assassinated such a prominent Hamas leader, someone
generally thought to be second only to the Gaza prime minister, Ismail Haniya. There
have been rumours, and veiled threats, for months that the Netanyahu government
plans a major assault of Gaza, and the timing of the ongoing attacks seems to coincide
with the dynamics of Israeli internal politics, especially the traditional Israeli
practice of shoring up the image of toughness of the existing leadership in Tel
Aviv as a way of inducing Israeli citizens to feel fearful, yet protected, before
casting their ballots.
Under siege

Beneath the horrific violence, which exposes the utter vulnerability, of all those
living as captives in Gaza, which is one of the most crowded and impoverished communities
on the planet, is a frightful structure of human abuse that the international community
continues to turn its back upon, while preaching elsewhere adherence to the norm
 of "responsibility to protect" whenever it suits NATO. More than half of the 1.6
million Gazans are refugees living in a total area of just over twice the size of
the city of Washington, DC. The population has endured a punitive blockade since
 mid-2007 that makes daily life intolerable, and Gaza has been harshly occupied
ever since 1967.

Israel has tried to fool the world by setting forth its narrative of a good faith
withdrawal from Gaza in 2005, which was exploited by Palestinian militants at the
time as an opportunity to launch deadly rocket attacks. The counter-narrative, accepted
by most independent observers, is that the Israeli removal of troops and settlements
was little more than a mere redeployment to the borders of Gaza, with absolute control
over what goes in and what leaves, maintaining an open season of a license to kill
at will, with no accountability and no adverse consequences, backed without question
by the US government.

From an international law point of view, Israel's purported "disengagement" from
 Gaza didn't end its responsibility as an Occupying Power under the Geneva Conventions,
and thus its master plan of subjecting the entire population of Gaza to severe forms
of collective punishment amounts to a continuing crime against humanity, as well
 as a flagrant violation of Article 33 of Geneva IV. It is not surprising that so
many who have observed the plight of Gaza at close range have described it as "the
largest open air prison in the world".

The Netanyahu government pursues a policy that is best understood from the perspective
of settler colonialism. What distinguishes settler colonialism from other forms
of colonialism is the resolve of the colonialists not only to exploit and dominate,
but to make the land their own and superimpose their own culture on that of indigenous
population. In this respect, Israel is well served by the Hamas/Fatah split, and
 seeks to induce the oppressed Palestinian to give up their identity along with
their resistance struggle even to the extent of asking Palestinians in Israel to
 take an oath of loyalty to Israel as "a Jewish state".

Actually, unlike the West Bank and East Jerusalem, Israel has no long-term territorial
ambitions in Gaza. Israel's short-term solution to its so-called "demographic problem"
(that is, worries about the increase in the population of Palestinians relative
to Jews) could be greatly eased if Egypt would absorb Gaza, or if Gaza would become
a permanently separate entity, provided it could be reliably demilitarised. What
 makes Gaza presently useful to the Israelis is their capacity to manage the level
of violence, both as a distraction from other concerns (eg backing down in relation
to Iran; accelerated expansion of the settlements) and as a way of convincing their
own people that dangerous enemies remain and must be dealt with by the iron fist
 of Israeli militarism.

No peace

In the background, but not very far removed from the understanding of observers,
 are two closely related developments. The first is the degree to which the continuing
expansion of Israeli settlements has made it unrealistic to suppose that a viable
Palestinian state will ever emerge from direct negotiations. The second, underscored
by the recent merger of Netanyahu and Lieberman forces, is the extent to which the
Israeli governing process has indirectly itself irreversibly embraced the vision
 of Greater Israel encompassing all of Jerusalem and most of the West Bank.

The fact that world leaders in the West keep repeating the mantra of peace through
direct negotiations is either an expression of the grossest incompetence or totally
bad faith. At minimum, Washington and the others calling for the resumption of direct
negotiations owe it to all of us to explain how it will be possible to establish
 a Palestinian state within 1967 borders when it means the displacement of most
of the 600,000 armed settlers now defended by the Israeli army, and spread throughout
occupied Palestine.

Such an explanation would also have to show why Israel is being allowed to quietly
legalise the 100 or so "outposts", settlements spread around the West Bank that
had been previously unlawful even under Israeli law. Such moves toward legalisation
deserve the urgent attention of all those who continue to proclaim their faith in
a two-state solution, but instead are ignored.

This brings us back to Gaza and Hamas. The top Hamas leaders have made it abundantly
clear over and over again that they are open to permanent peace with Israel if there
is a total withdrawal to the 1967 borders (22 percent of historic Palestine) and
 the arrangement is supported by a referendum of all Palestinians living under occupation.
Israel, with the backing of Washington, takes the position that Hamas as "a terrorist
organisation" that must be permanently excluded from the procedures of diplomacy,
except of course when it serves Israel's purposes to negotiate with Hamas. It did
this in 2011 when it negotiated the prisoner exchange in which several hundred Palestinians
were released from Israeli prisons in exchange for the release of the Israel soldier
captive, Gilad Shalit, or when it seems convenient to take advantage of Egyptian
 mediation to establish temporary ceasefires.

As the celebrated Israeli peace activist and former Knesset member, Uri Avnery,
reminds us a cease-fire in Arab culture, hudna in Arabic, is considered to be sanctified
by Allah, has tended to be in use and faithfully observed ever since the time of
 the Crusades.

Avnery also reports that up to the time he was assassinated, Jabari was in contact
with Gershon Baskin of Israel, seeking to explore prospects for a long-term ceasefire
that was reported to Israeli leaders, who unsurprisingly showed no interest.
Waiting for justice

There is a further feature of this renewal of conflict involving attacks on Gaza.
Israel sometimes insists that since it is no longer, according to its claims, an
 occupying power, it is in a state of war with a Hamas governed Gaza. But if this
were to be taken as the proper legal description of the relationship between the
 two sides, then Gaza would have the rights of a combatant, including the option
 to use proportionate force against Israeli military targets. As earlier argued,
 such a legal description of the relationship between Israel and Gaza is unacceptable.
Gaza remains occupied and essentially helpless, and Israel as occupier has no legal
or ethical right to engage in war against the people and government of Gaza, which
incidentally was elected in internationally monitored free elections in early 2006.

On the contrary, its overriding obligation as Occupier is to protect the civilian
population of Gaza. Even if casualty figures in the present violence are so far
low as compared with Operation Cast Lead, the intensity of air and sea strikes against
the helpless people of Gaza strikes terror in the hearts and minds of every person
living in the Strip, a form of indiscriminate violence against the spirit and mental
health of an entire people that cannot be measured in blood and flesh, but by reference
to the traumatising fear that has been generated.

We hear many claims in the West as to a supposed decline in international warfare
since the collapse of the Soviet Union twenty years ago. Such claims are to some
 extent a welcome development, but the people of the Middle East have yet to benefit
from this trend, least of all the people of Occupied Palestine, and of these, the
people of Gaza are suffering the most acutely. This spectacle of one-sided war in
which Israel decides how much violence to unleash, and Gaza waits to be struck,
firing off militarily meaningless salvos of rockets as a gesture of resistance,
represents a shameful breakdown of civilisation values. These rockets do spread
fear and cause trauma among Israeli civilians even when no targets are struck, and
represent an unacceptable tactic. Yet such unacceptability must be weighed against
the unacceptable tactics of an Israel that holds all the cards in the conflict.

It is truly alarming that now even the holiest of cities, Jerusalem, is threatened
with attacks, but the continuation of oppressive conditions for the people of Gaza,
inevitably leads to increasing levels of frustration, in effect, cries of help that
world has ignored at its peril for decades. These are survival screams! To realise
this is not to exaggerate! To gain perspective, it is only necessary to read a recent
UN Report that concludes that the deterioration of services and conditions will
make Gaza uninhabitable by 2020.

Completely aside from the merits of the grievances on the two sides, one side is
 militarily omnipotent and the other side crouches helplessly in fear. Such a grotesque
reality passes under the radar screens of world conscience because of the geopolitical
shield behind which Israel is given a free pass to do whatever it wishes. Such a
 circumstance is morally unendurable, and should be politically unacceptable. It
 needs to be actively opposed globally by every person, government, and institution
of good will.

*United Nations Special Rapporteur on Palestinian human rights.Source: Al Jazeera.
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