domingo, 2 de diciembre de 2012

Boaventura de Sousa: "La crisis podría ser la oportunidad de lanzar una Europa socialista"

El sociólogo Boaventura de Sousa Santos (Coímbra, 1940) ha pasado por Londres para participar en una conferencia sobre Austeridad y Resistencia en el Birkbeck Institute. Con su serie de Cartas a la Izquierda, este profesor de Sociología en la School of Economics de la Universidad de Coímbra (Portugal) se ha convertido en una de las voces más críticas de la izquierda y un defensor convencido de un nuevo socialismo de conciencia ecológica, que impulsa desde su vinculación al Foro Social Mundial y sus planes de convocar para el año que viene un Foro Social del Sur de Europa.

Ignacio Ramonet habla de ‘dictaduras democráticas', usted de ‘democraduras', ¿En qué estado se encuentra la democracia?

Yo creo que la democracia está suspensa porque una de las reglas mínimas de la democracia es que las autoridades políticas elegidas son los decisores políticos. En Europa, sobre todo en los países que han sido rescatados, pero también en España o Italia, hay una autoridad transnacional que no ha sido elegida democráticamente por nadie y que es la que toma todas las decisiones importantes. Esa autoridad no es solamente la trokia, el Banco Central Europe (BCE) o la Unión Europea (UE), sino también las agencias de calificación.

¿Se retroalimentan mutuamente el déficit democrático nacional y el déficit democrático europeo manejados por los mercados financieros?

Sí, durante un tiempo se pensó en Europa que estábamos en un juego de suma positiva, en el sentido de había compensaciones en esta pérdida de soberanía y que la UE actuaba como un agente de desarrollo para los países más débiles. Ahora estamos en un juego de suma cero, es decir, si unos ganan otros pierden. A mi juicio es más dramático, porque quizás todos vamos a perder. Lo que está pasando en Grecia, España, Portugal, Italia e Irlanda va a pasar también en Francia y tarde o temprano también en Alemania.

Samir Amin ya dijo hace más de una década que el proyecto europeo estaba condenado por el empecinamiento del neoliberalismo. ¿Es el capitalismo y su expresión neoliberal el causante de esta crisis?

"En Europa hay una autoridad transnacional que no ha sido elegida por nadie"
Sí. Para el neoliberalismo era muy difícil entrar en Europa vía los Estados; lo que hizo fue entrar vía las instituciones europeas. Al principio no se notó pero si ahora vemos la constitución del BCE, se constata que realmente había un proyecto neoliberal muy claro, prohibiéndole prestar dinero a los países, pero sí a los bancos con intereses muy bajos y luego éstos prestan a los países a intereses muy altos. Así se fortalecieron los capitales financieros y entraron en Europa.

Esta maniobra no podría haberse realizado sin la complicidad de los partidos socialistas. ¿Qué le ha pasado a la izquierda?

Eso es lo más dramático, ellos mismos abandonaron la socialdemocracia. Tanto en Grecia como en España o Portugal había gobiernos socialistas cuando todo pasó. Gran parte de los líderes políticos de primer y segundo rango pasó por think-tanks como Georgetown, desde el propio Rodríguez Zapatero, a Durao Barroso, Paulo Portas... todos fueron enseñados en una ideología que resta, que declara que los Estados son ineficientes y deben ser reducidos a la mínima expresión.

Por otro lado, hay informaciones que me permiten decir que realmente la crisis del euro, en gran parte, fue producida activamente por los hedge funds y por el capital financiero más agresivo al servicio de EEUU. El euro estaba siendo una competencia fuerte al dólar. Saddam Hussein fue el primero en querer destruirlo con sus reservas de petróleo, China también. Saddam era fácil eliminarlo y de hecho se eliminó, a China es más complicado y en Europa había que buscar el eslabón más débil y ese fue Grecia, que entró en la UE a través de trampas de contabilidad con la ayuda de Goldman Sachs. Esta fue la oportunidad para derribar el sistema del euro, con un objetivo aún por concretar, que es la destrucción de la socialdemocracia, del estado social. Ya se está destruyendo en Grecia y se va a destruir en Portugal.

"En España, las fuerzas a la izquierda del PSOE están fragmentadas y sin alternativa"

¿Ha aprendido la izquierda la lección o después de haber sido apeada del poder sigue discutiendo qué versión del capitalismo es válida?

Lo primero que hay que tener claro es que hay muchas izquierdas en Europa. La situación es distinta de un país a otro. En España, las fuerzas a la izquierda del PSOE están totalmente fragmentadas y no tienen alternativa que transmitir con credibilidad. El problema es saber si el PSOE tiene alguna posibilidad de renovación interna y a mi juicio, con las condiciones actuales y teniendo en cuenta que es cómplice de todo este sistema, es muy difícil. En Portugal, a la izquierda del Partido Socialista, tenemos la izquierda comunista que siempre estuvo en contra del euro, y el Bloque de Izquierda, que tiene una política de alternativa, pero es muy pequeño para organizar un frente electoral; quizás debieran unirse.
En Grecia, está muy fuerte Syriza, pero como tiene posibilidades de llegar al poder, sobre todo si la situación empeora, no quiere firmar una salida del euro, está la cosa dividida y habla de renegociar. Y renegociar está bien, porque la solución sería mutualizar la deuda: no hay deuda griega, ni deuda portuguesa ni española, es deuda europea.

Que es lo que se está haciendo a nivel nacional con las deudas de los bancos...

Exactamente, si lo mutualizamos la tasa de intereses baja y todo es muy diferente.
"Cuanto más se agrava la crisis, menos pensamiento alternativo surge"

Pero ayer mismo los periódicos ingleses hablaban de que Cameron iba a la guerra para discutir los presupuestos de la UE. ¿Dónde está esa solidaridad?

Sobre todo en este país, porque la única industria de Inglaterra es el capital financiero, la City y por eso no lo van a regular nunca. Si miramos al futuro, la crisis podría ser la gran oportunidad de lanzar una Europa socialista. Finalmente, que los europeos pensaran en el Socialismo del Siglo XXI que los latinoamericanos han lanzando al debate internacional. Una socialdemocracia más avanza con conciencia ecológica, con mucho más respeto por la diversidad cultural pero, lamentablemente, cuanto más se agrava la crisis, menos pensamiento alternativo surge.

Hablaba de las diferentes izquierdas de Europa pero, a su vez, todas éstas son también muy distintas de las latinoamericanas.

Sí, son distintas y sobre todo porque las emergencias allí son de partidos bastante  distintos entre sí, aunque lo que es característico de todos ellos es que llegaron al poder como resultado de grandes movilizaciones sociales. Esa es la diferencia respecto a Europa, donde tienes distintos indignados en Grecia, en España, en Portugal que piden una democracia muy distinta a ésta, pero no existe la mediación política. La gente va a la calle porque es el único espacio público que no está colonizado por los mercados financieros. Si ocuparan los bancos, que sí están colonizados, la policía los destruiría de inmediato. Pero en la calle no haces formulación política y por eso hay que buscar sujetos políticos de mediación.

"La gente va a la calle porque es el único espacio que no está colonizado por los mercados financieros"

Los movimientos sociales están tan desencantados con los políticos, en los que no se ven reflejados. ¿Cómo llegará esa mediación?

En los años 60 los movimientos de jóvenes tampoco se reconocían en los partidos de izquierda. Desde un punto de vista sociológico, los indignados no constituyen un movimiento, no tienen la estabilidad ni la organización de otros movimientos como el feminista o el ecologista. Yo los llamo ‘presencias colectivas', fuertes, que están en la calle y que son importantes, pero tienen sus limitaciones. Por este motivo, tenemos la emergencia de nuevos sujetos políticos democráticos, porque la otra posibilidad es la emergencia de sujetos políticos no democráticos, como estamos vienen en Grecia, que es una cosa muy triste, muy cruel en un país que padeció el nazismo.

Es muy difícil en Europa, tanto en Portugal como en Grecia, eliminar la ilusión de la gente; aún hay muchas personas que piensan que las medidas de austeridad van a funcionar. Todos los datos dicen lo opuesto, pero la ideología conservadora está siendo muy fuerte con su mensaje de que estábamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. Esa ilusión tendría que ser destruida ahora, antes de que se produzca la catástrofe y, entonces, sería más fácil construir una alternativa.

¿Cuán cerca o cuán lejos estamos de esa catástrofe?

En el caso de Portugal con el Presupuesto para 2013, que va a supone un shock para las clases medias al ver que son expropiadas por el Estado; y también con lo anunciado por el ministro de Finanzas: es necesario refundar el estado social. No dice eliminar, pero en realidad es lo que quieren.

"Tenemos sociedades que son políticamente democráticas y socialmente fachas"

El envite de la derecha está siendo tan fuerte en la destrucción del Estado de Bienestar que movilizaciones como las huelgas generales del 14-N, en lugar de ser ofensivas como antaño son meramente defensivas; no buscan avanzar, tan sólo no retroceder aún más...

Es lo que decía Gramsci, que estamos en una guerra de posición, no de movimiento; de posición para defender esta situación en la que estamos. Por eso es importante que podamos movilizar las grandes masas de población, no sólo los de izquierdas, estar muy mezclados en términos de orientación política y de clases,  y que se comprometan con una solución alternativa que rompa con este status quo. Quizás esta ilusión sólo va a terminar cuando se toque fondo, cuando ya no haya una Sanidad pública, por ejemplo.

Usted ha dicho en muchas ocasiones que el neoliberalismo utiliza la democracia como un mero instrumento de acumulación de capital, pero si encontrara un medio mejor, prescindiría de ella sin dudarlo. Cuando llegue esa catástrofe, ¿qué margen democrático va a quedar realmente?

El neoliberalismo no necesita una dictadura, porque hoy en día tenemos sociedades que son políticamente democráticas y socialmente fachas. Lo que está pasando en Europa es que cuando hay una desigualdad social muy grande y la desprotección social disminuye los grupos sociales vulnerables están a merced de los poderosos, en el empleo, en todo. Por eso el autoritarismo social es cada vez más fuerte, que no pasa necesariamente por la dictadura, porque tú puedes votar, pero votas cada vez más en cosas menos importantes.
"El neoliberalismo ha destruido toda la conciencia ecológica de Europa"

Mencionaba antes un nuevo socialismo. ¿Qué país está ahora más próximo de ese modelo?

Ninguno, porque para llegar al Socialismo del Siglo XXI antes hay que debatir el Socialismo del Siglo XX y no se ha hecho. Lo propuse en Venezuela y otros países y la gente no quiere y, además está Cuba, que es un producto del socialismo del siglo XX, que para nosotros siempre ha sido parte de nuestras aspiraciones socialistas y no puede considerarse a Castro como un caso de una dictadura simple. Recientemente publiqué en El Viejo Topo un artículo en el que hablo de por qué Cuba se transformó en un problema tan difícil para la izquierda.

Ahí habla usted de falta de autocrítica.

Claro, porque cuando surge el debate del socialismo de inmediato surge ese fantasma de que vamos a deslegitimar a Cuba. Lo que hay en Latinoamérica es una socialdemocracia que ni siquiera se puede decir que sea muy avanzada, pero es muy importante para esos pueblos. Aprovechando una brecha en el imperialismo estadounidense que estaba muy concentrado en el Oriente Medio, se crearon oportunidades para regímenes políticos más progresistas y lo que hicieron fue seguir y avanzar mucho más allá del Banco Mundial, con políticas compensatorias para los grupos más vulnerables. Fue posible por el boom de los recursos naturales.

Pero ese abuso de los recursos naturales, ese capitalismo extractivista, no encaja con el Socialismo del Siglo XXI.

"España ha demonizado todos los gobiernos progresistas de sus excolonias latinoamericanas"
Esa es ahora mi preocupación, se está creando un divorcio entre los pueblos indígenas y estos gobiernos progresistas. El boom de los recursos naturales dura entre 5 y 10 años. ¿Qué pasará cuando no haya dinero para las bolsas familiares, cuando las aguas estén contaminadas, los indígenas expulsados de sus tierras, la selva destruida por la frontera agrícola? Los políticos no quieren debatir esto porque están pensando en las próximas elecciones. En Europa también, porque el neoliberalismo ha destruido toda la conciencia ecológica de Europa, que tenía los movimientos ecologistas más fuertes.

Usted sostiene que sólo es posible combatir el neoliberalismo oponiéndole una cultura de esperanza, felicidad y vida. Póngale letra a esa cultura.

Las juventudes reconocen las energías democráticas con su Democracia Real Ya, pero necesitan de un sujeto político con horizontes de frenar este deterioro. Esa reacción va a traer consigo un periodo corto en el que las cosas irán mal, pero estará suficientemente fuerte y legitimado que la gente verá que va a terminar bien, no como ahora. Entonces será posible empezar otro modelo social que va a empezar con un modelo productivo en el que la contradicción del capitalismo con la naturaleza por fin se aborde. Y, por supuesto, la solidaridad internacional que no hemos sido capaces de aprovechar. España ha demonizado todos los gobiernos progresistas de sus excolonias latinoamericanas y ahora llega la Cumbre Iberoamericana y los mismos que han demonizado estos Gobiernos piden inversiones. ¿Qué puede pasar por la cabeza de Dilma Rousseff o de Rafael Correa? Que nos quieren explotar igual que siempre nos explotaron.



Alberto Noe: “Los argentinos no tenemos un sentido de identidad”

 

Por Jerónimo Balut

El Tribuno

Se necesitan muchas horas, si no días, para dialogar con un sociólogo que tenga una larga carrera intelectual y muchos cartuchos gastados en el campo de la experiencia como Alberto Noé.
Noé es salteño, judío de religión y destacado en su profesión como sociólogo. Vivió años exiliado en Suecia y México, ya que tuvo que escapar de la Triple A que lo estaba buscando. Quien no logró salvarse del terrorismo de Estado fue su hermano Víctor, un abogado de 28 años, que fue secuestrado y nunca más se supo de él.
La mayor parte de su vida la pasó entre períodos políticos intensos. La elección de su carrera le dio más fuerza a esa intensidad: se recibió de sociólogo en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1966. Su doctorado en Sociología lo obtuvo en la Universidad de San Pablo (Brasil) y fue docente en la Universidad Autónoma de Coahuila (México), en la UBA, en la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y en la Universidad Nacional Fluminense (Río de Janeiro).
Antes de ingresar a su casa, justo en la puerta, se puede observar la presencia de civiles de la Policía Federal. Noé es testigo protegido en la megacausa de la UNSa que investiga la desaparición física de profesores y alumnos de esa institución durante el proceso militar.
Recibió a El Tribuno en su casa y se abrió a una extensa entrevista donde refleja su mirada sociológica sobre los procesos sociales y políticos tanto en el país como en Salta.
¿Cómo recuerda su época de estudiante (años '60), dentro de una carrera muy nueva para ese tiempo como lo era Sociología?
Yo entré en los años dorados de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La carrera de Sociología era nueva, moderna y muy bien diseñada por Gino Germani. Había una pluralidad de enfoques y era la época en la que la sociología americana era una de las más avanzadas del mundo. Ingresé en 1963 a la facultad y lo que más recuerdo es que estaba poblada de debates, asambleas y charlas.
¿En qué momento comenzó a militar en la universidad?
Mi generación estaba identificada con los postulados de la Revolución Cubana. Nos habíamos dado cuenta de que el peronismo era el mejor camino que podíamos escoger para formar la Unidad Obrera Estudiantil; así fue que apoyé a distintas corrientes dentro de la universidad y comencé a militar.
¿Cuándo comenzaron a perseguirlo?
Cuando me recibí trabajé unos años en Buenos Aires y me volví a Salta, donde participé de la creación de la Universidad Nacional de Salta (UNSa). Queríamos una universidad que fuera inclusiva, entonces preparábamos a la gente humilde para que tuviera la oportunidad de ingresar. Esto me generó serios problemas, porque mucha gente se oponía a que los pobres accedan a la universidad.
¿Ahí es cuando la Triple A lo identificó?
Sí. La Triple A me puso contra la espada y la pared. De ahí me tuve que exiliar, primero en Suecia y luego me fui a México. Nunca fui combativo. Comienzo a trabajar en México cuando estalla el golpe de 1976 en Argentina.
¿Qué sintió cuando tuvo que dejar el país por pensar distinto?
Fue una injusticia, como todo lo que hicieron la Triple A y el proceso militar en nuestro país. Fue muy duro, sobre todo tener que dejarlo a mi hermano Víctor.
Víctor, su hermano, un militante político no quiso viajar con usted. ¿Le había advertido el riesgo que corría quedándose?
Sí. Lo llamaba y le mandaba cartas a la casa de mi tío con otro remitente, para que no nos identificaran. Le expliqué muchas veces que tenía que irse del país y venir a México conmigo, porque podían ir por él. Y eso fue lo que ocurrió.
¿Cómo se enteró usted que había desaparecido su hermano?
Me llamó una amiga para decirme que Víctor no aparecía. Me dijo: Víctor está enfermo. La palabra enfermo era un código que usábamos para decir que alguien había sido secuestrado. Siempre pensé que lo entregaron, porque lo único que se sabe es que estaba tomando un café en una confitería con un conocido de él y no se lo vio más. Nunca sentí un dolor tan fuerte como ese. Perder un hermano es durísimo, no tiene palabras ese dolor. Es indescriptible. Se me vino el mundo abajo. Escuché la noticia y me desmayé.
Para entrar un poco en los temas sociológicos: la teoría del conflicto, usted bien sabe, plantea que las sociedades viven en una situación de conflicto y cambio permanente. ¿Qué tipo de cambio vive la sociedad argentina hoy?
Podemos remontarnos al 2001, que es lo más cercano que ocurrió. Fue un claro ejemplo de cambio en la sociedad. Argentina estaba inserta en una pobreza e indigencia muy grande. Logra salir de esa situación, pero golpeada. Y la clase media hoy intenta superar definitivamente esa situación y evitar caer en ella de nuevo, por eso recuperó su poder adquisitivo. Hoy, por ejemplo, sale a reclamar cuestiones distintas a las del año 2001, ya no lo hace por los mejores salarios sino que exige otras cosas diferentes y que no son necesidades trascendentes para vivir.
¿Y qué conflicto hay en términos sociológicos?
El conflicto se origina porque, entre otras cuestiones, la clase media urbana es muy disconforme. La clase media argentina es una clase históricamente ilustrada, demandante y exigente. Entran a la universidad cuando ésta se democratiza y su estatus se origina con el paso por ésta. La clase media tiene un rechazo a los sectores populares por temor a perder sus privilegios.
¿Por qué se dice que las clases medias son el sector más difícil para conquistar por los políticos?
Son la obsesión de los políticos. Son quienes forman la opinión pública, por eso, y porque son conscientes de los derechos que tienen. Estuvo representada siempre por la UCR. El peronismo rompe con esto porque le da ascendencia a las clases obreras, algo que no agrada aún hoy a las clases medias.
Usted sostiene que la clase media salteña tiene características diferentes a la clase media argentina. ¿Por qué?
Sí, pero en el hecho de que no está compuesta por descendientes de inmigrantes, como en otras provincias. En cuanto al resto, es similar. Está formada por profesionales independientes, que aspiran a tener prestigio y poder, que es lo que tiene la clase alta. La clase media siempre se identifica y tiene como modelo a seguir a las clases dominantes y altas. Otra diferencia es que Salta es una sociedad tradicional, con resistencia a los cambios, y en ese marco se desarrolla acá.

Hay algunos conceptos sociológicos que traerlos a colación en el siglo XXI son un tanto chocantes, como “barrera de clases”, por ejemplo. ¿Por qué se los sigue utilizando?

Sí, es cierto, pero se los utiliza porque existen aún. Siguen existiendo las barreras de clases, y la clase media es la que más barreras le coloca a la clase baja. Como sociólogo puedo decir que los obreros con el primer peronismo comienzan a ser ciudadanos, hasta entonces la ciudadanía la tenía la clase alta solamente.
¿Cuáles son las dos característica de la sociedad salteña que más sobresalen?
La resistencia al cambio y el predominio de muchos prejuicios. Básicamente conservadora. Es una sociedad segmentada: donde está la clase alta no entra la clase media y donde está la clase media no entra la clase baja.
Me sorprende la precariedad del pensamiento. Con los avances en los derechos que hubo durante todo el siglo pasado y lo poco del presente, cómo es posible siga habiendo diferencias de clases. ¿No es un tanto retrógrado?
Sí claro, es cierto, pero se trata de conceptos insertos dentro de una matriz sociológica. Además, es un concepto darwiniano, solo sobrevive el más fuerte.

Partiendo de un enfoque conductista de la Sociología, donde las motivaciones y las conductas marcan los parámetros del comportamiento, ¿cómo define un sociólogo a la participación política hoy?

La política hoy está centrada en la lógica mercantil. Todo tiene que ver con los negocios, visión impuesta por el neoliberalismo. Antes, el nivel de participación era grande. Ir a la plaza a escuchar a los políticos era un acontecimiento. Hoy no sucede eso. El debate no pasa por lo público, y se prefiere el televisor antes que la participación en discusiones fructíferas. No obstante, rescato que hay muchos jóvenes involucrados en la política. Son cada vez más, y lo hacen con entusiasmo notable.

¿Y qué hay de la relación entre los dirigentes políticos y la sociedad?

Estamos ante una sociedad que va a exigir nuevos líderes acorde a los dirigentes que hoy tenemos, es decir, dirigentes que no tienen incorporada la lógica mercantilista.
Claro, suena interesante pero no me cierra esa teoría porque no hay ejemplos de eso en nuestra clase dirigente. ¿O sí?
¿Y por qué cree que ganó Cristina entonces? Porque por primera vez desde que entramos en la democracia llegó un gobierno que permitió la disminución de la pobreza y que los chicos puedan no morir de hambre. Es un estilo de gobierno que mira para abajo. Otro ejemplo es que todas las clases sociales puedan ver fútbol y no solo los ricos. Este tipo de acciones tienen como fin el bien de la sociedad.

Buen punto, pero si hoy existe gente que no puede comer, y en el NOA es un claro ejemplo esto, ¿qué orden de prioridad tiene el fútbol?

Yo pienso que el kirchnerismo es un neodesarrollismo que intenta el desarrollo de la sociedad a través del crecimiento de la economía industrial.

¿Los sociólogos consideran que cada sociedad tiene los políticos que se merece?

No, no comparto esa frase muy usada. Una cosa es la cultura política y otra la sociedad. La relación que se da entre esta nueva conducción política con la gente es diferente a las anteriores. No va a pasar lo que pasó con Menem, la gente tiene un pésimo recuerdo de él y de quienes lo acompañaron.

Sí, es cierto, hay un rechazo grande al menemismo. Pero, ¿usted cree que la gente se va a quedar con un buen recuerdo de Boudou o de Jaime, por ejemplo?

Boudou no es nadie. Los vicepresidentes nunca tuvieron en Argentina un rol importante.

¿Cómo define el liderazgo de Cristina Kirchner?
Cristina es una líder moderna que está construyendo su carisma. Cuando habla hay un silencio y tiene una mirada de profeta. Sus discursos son atrapantes. Linda descripción, pero las críticas apuntan a que los discursos están cargados de soberbia y agresividad. ¿Cómo los analiza usted?
Yo no me fijo si los líderes son altos o gordos.
Claro, sería superficial mirar esos aspectos. Pero usted como sociólogo entenderá la importancia de la comunicación y empatía entre el líder y los liderados.
Las clases populares no ven la soberbia que algunos dicen que tiene. La fama de soberbia se lo hizo la clase media. Yo me pregunto...¿la clase media no es soberbia?

Y yo le pregunto, ¿los líderes no son quienes deben dar el ejemplo?

Bueno sí, tal vez yo le diría que podría disminuir un poco la forma en cómo dice las cosas, pero no cambiaría en nada el contenido.

Desde un punto de vista sociológico, ¿por qué hay dos visiones tan antagónicas de la Argentina?

Porque Argentina tiene un problema de identidad. Los argentinos no tenemos un sentido de identidad. Hablamos siempre del “yo”, nunca del “nosotros”. En Brasil ocurre todo lo contrario.

Pero ese es un problema que tiene una larga historia. Es más, con el primer peronismo, los proyectos colectivos predominaban por sobre el individualismo hoy reinante. ¿Cómo llegamos a anteponer el “yo” en perjuicio del “nosotros”?

Llegamos a esto porque la Argentina tuvo una clase dominante que destrozó el pensamiento colectivo. Durante la dictadura se intentó suprimir el pensamiento en masa y se reforzó el individualismo, era una manera de romper con el peronismo que traía un proyecto en conjunto para todo el país.
En la obra Utopía y Desencanto, usted sostiene que las universidades argentinas dejaron de ser centros de producción de intelectuales y se orientan más hacia el mercado.
Las universidades se convirtieron en máquinas de emitir diplomas. Hasta los años ’60 eran universidades de excelencia y eran ejemplares. Tres premios Nobel, dice mucho de esto. Pero la lógica del neoliberalismo las hizo una fábrica de diplomas. Hoy el nivel de la UBA no es alto, según la Unesco la única universidad latinoamericana que figura entre las 100 mejores del mundo es la Universidad de San Pablo (Brasil). La UBA está en el puesto 250 de ese ranking.