viernes, 14 de diciembre de 2012

Síntesis Informativa de los Movimientos - 14/12/2012

Las últimas semanas han registrado diversas movilizaciones por parte de las organizaciones sociales del continente.  Se destacan entre otros:

- La acción frente a las negociaciones oficiales sobre el clima y el Protocolo de Kioto, en Doha
- La jornada del 25 de noviembre contra la violencia a las mujeres y las 24 horas de acción feminista del 10 de diciembre
- Las celebraciones del Día Internacional de los Derechos Humanos
- La solidaridad con Venezuela con motivo de la enfermedad de Hugo Chávez
- Los preparativos para la Asamblea Continental de Movimientos Sociales
- La solidaridad y lucha frente al Grupo Clarin por la plena vigencia de la ley de comunicación en Argentina

En la Conferencia de las Partes (COP18) en Doha, Qatar, sobre el cambio climático, estaba en juego el futuro del Protocolo de Kioto, que vence este año, y sobre todo el futuro del mismo planeta.  Si bien se salvó el Protocolo, los compromisos quedan bastante por debajo de lo que el planeta necesita para evitar un calentamiento desastroso de más de 2 o incluso 4 grados centígrados en las próximas décadas. Los gobiernos, que siguen dando prioridad a los intereses de la industria y el agronegocio, redactan páginas en blanco para el futuro del planeta, denuncia la Vía Campesina.  Por su parte, los pueblos indígenas canalizaron sus propuestas frente a la COP18.  No obstante, en el seno del caucus indígena había diferencias respecto al programa de manejo de bosques “REDD indígena”, que para organizaciones integrantes de la delegación boliviana no sería sino “la misma chola con diferente pollera”.  Más información sobre la COP18: http://www.movimientos.org/madretierra

Del 25 de noviembre al 10 de diciembre cada año las mujeres se movilizan contra la violencia a las mujeres y por sus derechos. La Vía Campesina este año lo inscribió en su Campaña Basta de Violencia Contra las Mujeres.  También se unió a la jornada el Foro Internacional de Mujeres Indígenas- FIMI.  Por su parte, la Marcha Mundial de las Mujeres organizó una acción global: 10 dic: 24 horas de acción feminista que empezó en Nueva Caledonia y terminó en Seattle, como “símbolo de que estamos alertas a lo que pasa en el mundo, de los ataques a los derechos de las mujeres, y para dar a conocer nuestras resistencias y alternativas”. (Fotos y reportes).

Diversos pronunciamientos se emitieron con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos – 10 de diciembre: en Solidaridad con Haití, sobre los derechos de los pueblos indígenas; sobre la deuda con nuestros derechos, y  por los Derechos Humanos, la Justicia y la Paz en Paraguay, entre otros.

Y en esta semana, desde todo el continente se expresa solidaridad con el presidente Hugo Chávez, ante su operación de cáncer, y con el pueblo venezolano.  Los pueblos de América, con el Comandante Chávez!

El 7 de diciembre debía entrar en vigencia la cláusula de la Ley de Medios de Argentina que impide los monopolios mediáticos.  Pero un nuevo recurso jurídico interpuesto por el Grupo Clarin obligó a una nueva postergación.  Medios y organizaciones de Argentina y del continente levantaron su voz a favor de la desmonopolización.  Argentina: La ley es tela de Araña.  FARCO repudia la absurda denuncia del Grupo Clarín.  #7D en Argentina: Un paso más hacia la democratización de la comunicación.

En Colombia, entretanto, avanza el debate sobre la comunicación indígena, con la realización del Foro Nacional de Comunicación Indígena, que emitió un Pronunciamiento.  Más información:  movimientos.org/foro_comunicacion/

Del próximo 18 al 23 de enero de 2013 se realizará la Asamblea Continental de Movimientos Sociales, en Sao Paulo, Brasil.  Como evento preparatorio, el Capítulo Argentina de Movimientos Sociales hacia el ALBA realizó su primera Asamblea Nacional.  Finalizó la Asamblea Nacional.


Y en Paraguay, observadoras y observadores internacionales del Juicio Ético al Parlamento paraguayo emitieron un pronunciamiento, en el que afirman que "no hay dudas sobre el avasallamiento al pueblo paraguayo realizado por el golpe parlamentario y el modelo político al que representan. Este juicio es un testimonio del atropello de todos los derechos fundamentales y garantías del pueblo, especialmente de los pueblos indígenas y de las comunidades campesinas".

Por su parte la CAOI realizó un seminario sobre Normas de Derechos Humanos Aplicables a Proyectos de Empresas Transnacionales en Territorios Indígenas donde se denunció que “Nuestra Pacha está enferma, nuestra Pacha está en venta”. Más información de los pueblos indígenas:  www.movimientos.org/enlacei/.
 

Matilda y Fatou o ser feminista en los pueblos de África Occidental

- Senegal

Fatoumata Bintu (Lidia Ucher)
Fatoumata Bintu (Lidia Ucher)

“A las mujeres como Bintu los hombres les tenemos miedo”. Cuando a Fatoumata Bintu Correa le dicen que así hablan de ella sus vecinos -hombres- asume convencida que en su región natal, Kolda (Senegal), las cosas ya nunca serán igual. Se señala a sí misma con la mirada, sin apenas gesticular y dice: "Aquí me veis: soltera. No soy ya una mujer con la que ningún hombre quiera casarse". Lo asume con una humildad y entereza digna de admirar si se echa un vistazo al entorno en el que Fatou ha decidido cambiar su destino: no es una ciudad europea, ni siquiera una capital africana, sino una región rural de la Casamance, en África Occidental, con altos niveles de pobreza, desnutrición y analfabetismo que afectan muy especialmente a las mujeres.

Comprender la carga de significado que tiene declararse feminista en las regiones rurales de África se hace difícil desde una mirada occidental. El riesgo de rebelarse contra tradiciones culturales y trazar el camino de la igualdad es perderlo todo: los vínculos con su familia, su comunidad y su etnia, lo que en cualquier sociedad occidental supondría una exclusión social absoluta, sin derechos ni reconocimiento ninguno.

La lucha de Fatoumata desde la tierra que le vio nacer, lejos de ser en vano, está resultando vital para las mujeres rurales de la región de Kolda. De hecho, se toma estos comentarios sobre ella como un pequeño paso adelante. "Petit à petit" ("poco a poco"), repite. El "miedo" del que hablan los hombres es un síntoma de que algunos empiezan a reconocer que como Fatou, muchas mujeres no van a aceptar más el rol de esposa sumisa, reproductora, cuidadora y a la vez productora sin ningún derecho para decidir absolutamente nada sobre sus cuerpos, sus hijos, su trabajo y su tiempo. Se enfrenta, con todo su coraje pero consciente de los duros sacrificios que supone para ella, a un entorno complejo en el que siempre las mujeres se llevan la peor parte: la familia decide por ellas con quién casarse, no se le permite su participación en las decisiones en la comunidad y no tienen ningún derecho sobre la tierra que trabajan.

Matida Daffeh, residente en la comunidad rural de Kerewan y originaria de Bulock, habla en los mismos términos que Fatou -"petit à petit"-, pero en inglés: " Slowly but gradually". "Poco a poco". Fatou y Matida se entienden entre ellas en la lengua wolof, pero hablan cada una de ellas otros cuatro idiomas. Las dos comparten la misma visión sobre cómo dar pasos hacia la igualdad pero cada una con su estilo. En el caso de Fatou, como una joven de Kolda más que desde su casa y su entorno familiar ha ido cambiando las cosas: ha conseguido salir a estudiar a Dakar para volver a la casa familiar y dar ejemplo de que se pueden lograr pequeños cambios con persistencia y sin perder el vínculo familiar y social. "Cuando mis propios hermanos no querían las tareas reservadas a las mujeres, como hacer la comida o sacar agua del pozo, les preguntaba: ¿lavas la ropa con el sexo o con las manos?". En casa de Fatou, ahora se puede ver a los hombres lavar la ropa o hacer la comida.

Las tareas domésticas y el cuidado familiar se torna muy complejo en las comunidades rurales en Senegal, Gambia o Guinea Bissau: lo más esencial, como el agua potable, los campos de arroz -cultivo básico de la Casamance- el centro de salud o la escuela... siempre están a horas caminando de casa, todos los días.

En algunas comunidades rurales de Senegal como Ouassadou y Kéréwane, por ejemplo, las mujeres se hacen cargo del cuidado de un promedio de 14 personas, según una encuesta del convenio ATO-SAGE. La media nacional en Senegal es de 10 personas por familia. En el norte de Gambia hay familias de hasta 30 miembros, con una media de 15 ó 20 personas conviviendo en la misma casa familiar. Esto es así, en parte, porque existe la poligamia: la familia se "amplía" pero se comparte la vivienda. "Tener varias mujeres es mejor para ellas, porque para una sola es mucho trabajo y así pueden repartirse las tareas",  responden los hombres del pueblo de Salikene cuando se les pregunta por los motivos de la poligamia.

"Cuando te casas, declaras si tu matrimonio es monógamo o polígamo. En general, la poligamia la deciden las familias, quienes arreglan el matrimonio, pero cada vez hay más mujeres que ponen como condición que sea monógamo y menos parejas que se casan bajo el sistema poligámico", dice Daniela Fonkatz, que trabaja con las mujeres rurales en las comunidades de la Casamance. Y añade otras cuestiones que cuentan: "La posición social de las mujeres en una familia -el número de esposas que son, si la primera o la segunda...- determina si tienes más o menos cargas domésticas, o incluso te libera de tener relaciones sexuales con tu marido. La negativa a mantenerlas no puede venir nunca de ellas. Pero una nueva esposa en la familia puede suponer menos dinero para sus gastos, porque el marido polígamo debe ser capaz de mantener económicamente a todas las mujeres con las que se casa".

Matida reconoce sentirse profundamente afectada por los valores culturales de su comunidad. Habla rápido, de manera contundente y tan firme como sus convicciones: "Las mujeres tenemos derechos, y respetando mi cultura, hay cosas que ni siquiera están en ningún texto religioso, como el matrimonio forzoso, y cosas que no puedo más que repudiar, como la mutilación genital femenina." Matida se emociona. Acaba de ser madre y recuerda su temor a que si daba a luz una niña, su familia le practicara la ablación, que ella misma sufrió de pequeña. Nació un niño. Pero la práctica sigue existiendo.

Las mujeres rurales dedican muchas horas de su apretada agenda diaria al campo. Concretamente, un promedio de 6,3 horas al día en Senegal, y 12 horas en Guinea Bissau. "Dime de qué sexo eres y te diré lo que cultivas", puede decirse . Ellas quedan relegadas a lo que se come en casa. Serán los hombres los que se ocupen del maíz, mijo y algodón: la producción rentable cuyo excedente suele dedicarse a la venta. Tampoco tienen derecho a ser propietarias de la tierra. En Gambia, por ejemplo, sólo poseen el 8% de las tierras. Menos tierras, las de peor calidad y las más alejadas. Y están excluidas de los espacios en los que se toman las decisiones, también en el campo. Por si fuera poco, han llegado a algunas de estas comunidades empresas que acaparan tierras... ¿Qué tierras? Las que cultivan las mujeres, no sólo expulsándolas de las tierras arroceras, perdiendo su actividad productiva, sino despojándolas de su rol de proveedoras de alimentos, perdiendo su posición social y su prestigio en su comunidad.

Matida y Fatou trabajan ahora en las asociaciones ADWAC y FODDE, de Gambia y Senegal respectivamente, como responsables de que los derechos de las mujeres y el enfoque de igualdad esté presente en todas las actuaciones que llevan a cabo en las comunidades rurales de estas regiones transfronterizas. Queda mucho por hacer pero son conscientes que están cambiando mentalidades. Sobre todo las de los hombres. "En un taller que celebramos en Dijagoubou sobre la división sexual del trabajo algunos hombres se sintieron incómodos, pero fueron asumiendo la realidad y ahora son un modelo para la comunidad, y esto es muy importante para nosotras", cuenta Fatou.

Matida torna serio su semblante, siempre alegre y sonriente, cuando habla de su recién nacido hijo, Aliu: "Mi marido ya tenía decidido su nombre, que por tradición lo elige su familia y la opinión de la mujer nunca cuenta. Pero es también mi hijo, no quise aceptar esta norma y me negué a que su nombre fuera el que la familia decidiera, conseguí hacerles entender que la madre tiene ese derecho". Matida siente que ser un modelo de superación y aprendizaje, sobre todo para los más jóvenes, y lograr cambiar mentalidades, a base de sensibilidad, educación y comprensión "es una de las mejores cosas que me pueden pasar en la vida". Coraje es la palabra que más repiten Matida y Fatou, coraje con en el que cada día despiertan las conciencias en la Casamance.