miércoles, 6 de febrero de 2013

En África, 92 millones de niñas han sufrido la excisión del clítoris

“Un día mi madre trajo a casa una comadrona y me dijo que tenía que examinarme para ver porqué todavía no tenía el periodo. La mujer me daba miedo, pero acepté la revisión. Fue entonces cuando en vez de revisarme, me mutiló. El dolor fue tan grande que estuve llorando durante horas. Desde aquel día, me asusto con mucha facilidad y mis manos tiemblan tanto siempre que soy incapaz de sujetar algo sin que se me caiga.” 

Es el testimonio de Heba, una niña egipcia de 15 años que fue sometida a la Mutilación Genital Femenina cuando cumplió los 12.

En África, 92 millones de niñas -de 10 años en adelante- han sido víctimas de la mutilación genital femenina (MGF). PLAN, organización internacional de la protección de los derechos de la infancia, continúa su labor de sensibilización para dar a conocer las consecuencias que conlleva esta práctica fuertemente implantada en al menos 28 países africanos.

Para eliminar esta costumbre cultural, perpetuada por hombres y mujeres y fundamentada en la creencia de que la no mutilación es sinónimo de impureza, PLAN ha puesto en marcha diversos programas que ofrecen formación a las comunidades de Mali, Guinea Bissau, Egipto o Sudán en los que como explica Concha López, directora general de PLAN en España, “el esfuerzo se centra en que las mujeres estén bien informadas. Por un lado, han de saber que no existe obligación civil o religiosa de someterse a la MGF y por otro, deben conocer las consecuencias físicas y psicológicas que supone. Cuando una mujer está bien formada es ella misma quien evita que sus hijas o las niñas de su comunidad pasen por este trauma”

Son muchos los problemas de salud asociados a la ablación total o parcial de los labios vaginales y el clítoris: desequilibrios durante la menstruación, dificultades en el parto, hemorragias o infecciones del aparato urinario. Además, la MGF, viola derechos fundamentales de quienes la sufren y causa en las mujeres graves trastornos psicológicos de por vida.
 
Mali y Guinea Bissau
La protección de las niñas frente a la MGF es una piedra angular en el trabajo que PLAN Internacional lleva a cabo en África occidental. Especialmente en comunidades de Mali y Guinea Bissau, donde a través de grupos de sensibilización en los que se abordan temas de higiene o salud reproductiva, se ofrece y se comparte información sobre MFG.

Fanta vive en Mali, tiene 15 años, es estudiante y desde hace unos meses acude en su aldea a uno de esos grupos: «he aprendido mucho sobre derechos de los niños y sobre las complicaciones relacionadas a la mutilación genital femenina. Ahora sé que la mutilación es algo malo. Yo misma he pasado por esa práctica y lo que está hecho, está hecho, pero no quiero que mis hermanas tengan esa experiencia. Protegeré a mis hijas para que no pasen por eso”.

En Mali, cerca del 86% de las niñas han sufrido alguna forma de MGF. En algunos casos su práctica viene determinada por creencias religiosas, por ello es importante trabajar con los propios líderes de las comunidades para que sean ellos quienes comprendan la importancia de erradicar esta práctica. Es el caso de Daouda, una líder religiosa maliense de 75 años: “He ido a la Meca tres veces, y soy una referencia del Islam, lo cual significa que no puedo decir mentiras. De ahora en adelante, durante mis prédicas enseñaré que la mutilación genital no es una obligación relacionada con el Islam. Como practicantes, nuestro deber es informar a las personas del contenido verdadero del Corán, y no debemos inventar tradiciones”.

En Guinea Bissau, este porcentaje sobrepasa el 90% en los distritos de Bafatá y Gabu y se sitúa en el 50% a nivel nacional. Y ello a pesar de la legislación que el Gobierno aprobó en 2011 para proteger a mujeres y niñas de esta dañina práctica. Leyes que criminalizan el tráfico de niños y niñas e ilegalizan la práctica de la MGF.

“Las mujeres en mi familia han trabajado como fanequera durante generaciones con orgullo. Pero aprendí sobre los peligros de la mutilación y ahora estoy 100% en contra de esta práctica. Me hubiera gustado saber antes lo que sé ahora, pues podría haber evitado el sufrimiento de muchas niñas.” Bobo Siede ha pasado más de 20 años practicando mutilaciones. Ahora trabaja con Plan Internacional luchando para frenarlas.
 
Egipto y Sudán

En África oriental también se llevan a cabo programas similares para proteger a las niñas y las mujeres de esta práctica.

En Egipto, a pesar de la significante reducción de casos de MGF de los últimos años, todavía sigue siendo una práctica habitual especialmente en las zonas del sur del país donde la pobreza y el analfabetismo elevan al 83’9% el porcentaje de mujeres y niñas víctimas de esta práctica, frente al 53’9% de la zona norte, más urbana.

PLAN trabaja en estas zonas con niñas y mujeres de entre 11 y 17 años a través de programas en los que se las ofrece un espacio en el que puedan expresarse libremente, mejorar sus habilidades y aprender a afrontar el trauma provocado por la mutilación.


Una de las beneficiarias del trabajo de PLAN en Egipto es Ahlam. Tiene 13 años y nunca olvidará el día que fue mutilada: “Mi madre me despertó temprano y con tono firme me dijo: “levántate y prepárate para la circuncisión”. No lo entendí, pero me sentí sobrecogida. Traté de que me explicase lo que significaba aquello, pero fue en vano. Antes de que pudiera insistir a mi madre, una mujer enorme entró en la habitación y me pidió que me tumbase.

Tenía una cuchilla brillante y un mugriento saco. Mi madre me agarraba los brazos tan fuerte que no podía moverme. Y de repente la mujer utilizó su cuchilla para circuncidarme. Lloré gritando, pero nadie me escuchaba y el dolor era insoportable. Con los ojos llenos de lágrimas, pude ver como mi madre pagaba a la mujer. Unas horas después, comencé a sangrar. Mi madre puso cenizas sobre la herida para parar la hemorragia. A pesar de que la sangre paró, el dolor nunca lo hizo. Estuve dolorida durante al menos dos semanas. Desde aquel día, siento que nunca podré ser feliz de nuevo. Si algún día me caso, nunca dañaré a mis hijas de esta forma. La MGF no sirve para nada, solo duele”.

El caso de Sudán es similar al de Egipto. En la última década son muchos los avances, pero todavía el 70% de las mujeres de entre 15 y 49 años son víctimas de la MGF. Las creencias tradicionales en torno a la virginidad prematrimonial, la sexualidad femenina o la necesidad de iniciar a las niñas en la vida adulta a través de este rito, son algunos de los tópicos sobre los que PLAN trabaja con las comunidades.

A través de diversos programas y de incidencia política, PLAN trabaja para lograr el respeto y la protección de la libertad y dignidad de la infancia y especialmente de las niñas, quienes a través de prácticas como la MGF ven vulnerados algunos de sus derechos más fundamentales.

La MGF en el mundo- Sólo en el continente africano cada año 2 millones de niñas son mutiladas. La mutilación genital femenina se practica en numerosos países de África, Asia y Oriente Medio. Ninguna religión la contempla como obligatoria pero es una práctica habitual para muchos grupos religiosos (musulmanes, cristianos, animistas). La MGF no entiende de clases sociales ni de niveles educativos. La Organización Mundial de la salud calcula que 140 millones de niñas y mujeres en todo el mundo son víctimas de la MGF y que cada año 3 millones de niñas están en riesgo de padecerla.

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