domingo, 2 de junio de 2013

Compra de tierras en África, ¿progreso o nuevo colonialismo?


Compra de tierras en África, ¿progreso o nuevo colonialismo?

ANÁLISIS Por Laszlo Trankovits (dpa) 

Ciudad del Cabo, 2 jun (dpa) - Países e inversores privados han comprado importantes extensiones de tierra en África, una práctica que algunos temen que se convierta en una nueva forma de colonialismo. Por otro lado, África tiene un enorme potencial agrario apenas explotado. La cuestión es si las inversiones extranjeras ayudarán o perjudicarán al continente.

En Zambia o Nigeria, las mujeres trabajan pequeños terrenos con las más sencillas herramientas. En Tanzania o Mozambique las rudimentarias carreteras recorren paisajes cubiertos de vegetación salvaje. Pero al llegar a metrópolis como Lagos o Maputo, en los mercados puede encontrarse arroz, fruta, verdura y carne, la mayor parte importado de Europa, Brasil, Estados Unidos o de Sudáfrica, el único país emergente del continente.

África, que hace 50 años exportaba alimentos, depende ahora de las importaciones y ayudas internacionales. Y si bien el Banco Mundial y los gobiernos alaban los datos económicos de África, estos se deben sobre todo las exportaciones directas o indirectas de materias primas. Sin embargo, la agricultura languidece en la mayor parte de los países, a pesar de ser el medio de subsistencia de más de la mitad de los mil millones de africanos. Además, según la ONU, casi una cuarta parte de los africanos sufre malnutrición.

"Antes éramos los mayores exportadores de cacahuetes (maní) y aceite de palma. Hoy importamos alimentos y somos los mayores importadores de arroz del mundo", afirma crítico el ministro de Agricultura de Nigeria, Akinwumi Adesina. Para alimentar a los 167 millones de nigerianos, cada año se destinan 11.000 millones de dólares (8.500 millones de euros) a la compra de cereales, arroz, pescado y azúcar. "Es absurdo, teniendo en cuenta nuestros propios recursos", agrega. Pero tras el boom del negocio petrolero, el sector agrario quedó muy olvidado.

Según el Banco Mundial, el 60 por ciento del territorio mundial potencialmente cultivable se encuentra en África. Pero incluso en las fértiles Mozambique o Zambia, apenas se destina a la agricultura algo más del 20 por ciento del territorio.

Además, la agricultura de estos países es profundamente ineficiente. Los pequeños agricultores producen en la mayor parte de los casos sólo para su propio consumo. Les falta de todo: formación, motivación, técnica, abono, carreteras y almacenes, vehículos y cadenas comerciales, mercados accesibles y funcionarios incorruptibles.

Desde hace algunos años, inversores de Arabia Saudí, Qatar, India, China, Europa o Estados Unidos compran grandes territorios en el continente. Según el último Informe de Progresos de África de la ONU -presentado por el ex secretario general del organismo, Kofi Annan- desde el año 2000 se compraron 134 millones de hectáreas, el equivalente a Alemania, Francia y Reino Unido juntos.

Algunos críticos, como el británico Fred Pierce y varias ONG, ven en estas adquisiciones una "nueva forma de colonialismo". La venta de territorios suele llevarse a cabo de forma poco transparente, a través de políticos corruptos e inversores de dudosa reputación, por lo que acaba perjudicando a la población, según Annan. "El interés en la compra de tierras es tan elevado porque en ocasiones se pueden adquirir grandes zonas sin tener que pagar apenas dinero, o muy poco", explica el informe de la ONU.

En muchos países, como Tanzania, Uganda o Mozambique, fueron desplazados miles de pequeños agricultores, ya que la posesión de tierras a menudo no está asegurada por la ley. Los pequeños agricultores, apenas formados, suelen ser víctimas de la arbitrariedad de sus países y la falta de escrúpulos de los inversores.

En ocasiones, la industria agrícola se dedica a monocultivos como el maíz, que se utiliza para producir biocombustibles. Esos productos agrícolas, dedicados principalmente a la exportación, no ayudan a África, advirtió Annan. "No puede tolerarse que conglomerados extranjeros compren grandes territorios de los países para producir para sus propios mercados", agregó, y calificó semejante práctica como un "robo de tierras".

Sin embargo, muchos gobiernos creen que la venta de tierras puede ser un impulso para la inversión y la modernización. Y es que los gobiernos, el Banco Mundial y los países donantes de ayuda descuidaron durante mucho tiempo el desarrollo de una industria agraria moderna. A menudo se priorizó la extracción de materias primas y los intentos de industrialización. Por no hablar de que los agricultores africanos tienen que competir con alimentos subvencionados por Europa o Estados Unidos.

En opinión de muchos expertos, las acusaciones de "robo de tierras" encubren los verdaderos problemas autóctonos de África. Nigeria no teme una "apropiación de tierras", asegura el ministro Adesina. Lo que necesita el país son socios internacionales para impulsar el desarrollo. Si se "compara de forma internacional la compra de tierra en África, apenas supera el promedio", relativiza por su parte Carlos Lopes, experto en África de la ONU. Teniendo en cuenta la explosión demográfica, África necesita una modernización del sector agrario y aumentar su productividad, agrega.

"Da igual a quién pertenezca la tierra, lo importante es que se utilice bien", opina por su parte el empresario Aliko Dangote, el hombre más rico de África. "No hay un robo de tierras", asegura. África necesita sin falta inversiones agrarias, "independientemente del color de la piel y el idioma de los inversores".

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