martes, 23 de julio de 2013

30 millones de niñas, en riesgo de sufrir una mutilación genital, según la Unicef



CNN / Laura Smith-Spark
Aunque la práctica ha bajado en países donde no es tan común, unas 30 millones de niñas siguen en riesgo, según la Unicef


El más completo reporte hasta ahora sobre la práctica de la mutilación genital femenina arroja nueva luz sobre una práctica que afecta a decenas de millones de mujeres y niñas en el mundo, según el Fondo para la Infancia de la ONU (Unicef, por sus siglas en inglés).

Hay algunas noticias positivas sobre el nuevo reporte de la UNICEF, que muestra que existe una tendencia a la baja en la práctica en más de la mitad de los 29 países donde se concentra.

Pero unas 30 millones de niñas siguen en riesgo de ser mutiladas en la próxima década a menos de que se realicen esfuerzos por eliminar la práctica.

Más de 125 millones de niñas y mujeres viven actualmente con algún tipo de mutilación femenina en países principalmente de África y Medio Oriente, de acuerdo con el reporte Mutilación/ablación genital femenina: Resumen estadístico y exploración de la dinámica del cambio.

La práctica, que conlleva serios riesgos de salud y es visto por las Naciones Unidas como una violación a los derechos humanos, se realiza en menor grado en otras partes del mundo, aunque el número exacto de niñas y mujeres afectadas se desconoce, según el reporte publicado este lunes.

La aceptación social y preservar la virginidad son las razones más citadas para realizar la práctica.

La adopción por parte de la Asamblea General de la ONU en diciembre pasado de una resolución que intensifica los esfuerzos contra la práctica marca “un hito en los esfuerzos globales para terminar con la práctica”, según el reporte.

Pero la práctica continúa en algunos países y grupos étnicos, a pesar de los esfuerzos de décadas para eliminarla, y a pesar del hecho de que se aprobaron leyes en la mayor parte de los países africanos, las cuales prohíben la mutilación en todas las edades.

En algunas comunidades es requerida por cuestiones religiosas, mientras que en otras es dictada por la tradición.

“En muchos países, la prevalencia es alta entre niñas y mujeres musulmanas. Sin embargo, la práctica también se encuentra entre otras comunidades religiosas”, detalla el reporte de Unicef.

La práctica es casi universal en Somalia, Guinea, Djibouti y Egipto, de acuerdo con el reporte, pero solo afecta a una de cada 100 niñas en Camerún y Uganda.

Algunas niñas son sometidas a la mutilación cuando aún son bebés, mientras que otras lo son cuando ya son adolescentes.

El grado de daño causado por la práctica también varía de comunidad a comunidad.

“En Somalia, Eritrea, Níger, Djibouti y Senegal, más de una de cada cinco niñas han pasado por la forma más radical de la práctica, conocida como infibulación, que involucra cortar y suturar los genitales”, según el reporte.

La tendencia a la baja está más marcada en países donde es más prevalente, de acuerdo con el reporte.

En Kenia y Tanzania, las mujeres de entre 45 y 49 años son tres veces más susceptibles a ser mutiladas que las niñas de entre 15 y 19 años, reveló la Unicef. En Benin, la República Central Africana, Iraq, Liberia y Nigeria, las adolescentes son casi la mitad de susceptibles a ser mutiladas cuando tengan entre 45 y 49 años.

Otros países donde la práctica es más común también han registrado tendencias a la baja, e incluyen Burkina Faso y Etiopía, y en menor medida en Egipto, Eritrea, Guinea, Mauritania y Sierra Leona.

También resalta una brecha entre el apoyo de las mujeres a la mutilación genital y su prevalencia.

“En la mayoría de los países entrevistados, la mayoría de las niñas y mujeres que han pasado por la práctica no ven beneficios y creen que la práctica debe de detenerse”, afirma en el informe la especialista Claudia Cappa.

“Más madres están al tanto” de que la mutilación genital femenina “puede llevar a la muerte de sus hijas o de la niña”, afirma. “Entonces, hay mejor entendimiento de las consecuencias que, por si mismo, es un progreso muy importante”.

Pero muchas madres que se oponen a la práctica aun dejan que sus hijas sean mutiladas debido a cuestiones sociales, según el estudio, lo que indica que “los esfuerzos para terminar la práctica necesita ir más allá de un cambio en las actitudes individuales y hacer frente a toda la comunidad".



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