lunes, 1 de julio de 2013

La popularidad de Dilma Rousseff bajo mínimos en Brasil

La popularidad de Dilma Rousseff bajo mínimos en Brasil

Si en algo se parecen dos países tan lejanos como Brasil y España es tanto por la felicidad de las hazañas deportivas de sus respectivos equipos como por la desaprobación de sus políticos. De acuerdo con los últimos datos recogidos en un sondeo por el diario Folha de Sao Paulo, la aprobación de la presidenta brasileña Dilma Rousseff ha caído desde el 57% al 30%. Esto se produce tras las masivas protestas del pueblo brasileño durante la Copa Confederaciones contra la corrupción y el excesivo coste de los servicios públicos.

Dilma Rousseff, que desde 2011, cuando accedió al cargo tras suceder a Lula Da Silva, había logrado mantener unos índices de popularidad entre el 47% y el 65% ha visto como el descontento de la sociedad debido a la inestable economía brasileña y al repunte de la inflación se ha vuelto en su contra.

De acuerdo con el sondeo solamente un 27% de los brasileños evalúa positivamente la economía brasileña, frente al 49% de la encuesta anterior, de principios de junio.

¿Maracanazo a Dilma Rousseff?

Como analizamos en Global Asia en artículos anteriores el disparador de esta revolución social fue el aumento en el precio del transporte público. El costo de un viaje en Ómnibus o Metro puede alcanzar, dependiendo de la ciudad, hasta 1,60 dólares (1,20 euros). El inminente incremento en esta ya elevada tarifa fue la gota que rebasó el vaso, y pese a que las autoridades han anunciado la revocación de este aumento, las protestas continúan.

Estudiantes universitarios, organizados por medio de las redes sociales, fueron los principales organizadores de las concentraciones.

¿Y por qué durante la Copa Confederaciones? La remodelación del Estadio Maracanã había sido integralmente realizada para los Juegos Panamericanos de 2008, el jugoso presupuesto había sido aprobado bajo la justificación de que el escenario quedaría listo para el Mundial de 2014. Pero nada de eso sucedió. Con el mundial en la mira, el Gobierno Federal desembolsó 500 millones de dólares (379 millones de euros) adicionales para demoler las reformas realizadas en 2008 y reconstruir el Maracanã una vez más, esta vez sí, respetando los padrones de la FIFA, estadio que la presidenta brasileña no pisará este domingo debido a las anteriores pitadas sufridas en sus apariciones en el estadio. Sin duda un tema que une, esta vez negativamente, a España y Brasil.



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