martes, 23 de abril de 2013

Perú: Ministerio de Cultura reconoce a distintos artistas e intelectuales por el Día del Libro



Con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, que se celebra el 23 de abril de cada año, el Ministerio de Cultura ha articulado una campaña de promoción y difusión de actividades que se desarrollarán hoy en el frontis de su sede central con la inauguración a cargo del ministro  Luis Peirano. Desde las 9 hasta las 5 p.m. los asistentes podrán disfrutar de una jornada que incluirá recitales de poesía, actividades de motivación a la lectura, función de títeres, narración de cuentos y conversaciones con escritores.

En esta actividad serán reconocidas destacadas personalidades como el antropólogo Julio Cotler, la educadora Lily Caballero de Cueto, el cineasta Jorge Vignati, el museólogo Alfonso Castrillón, la arqueóloga Rosa Fung Pineda, el sociólogo Aníbal Quijano y el historiador Eusebio Quiroz y Paz Soldán con el título de “Personalidad Meritoria de la Cultura”.
En el ámbito nacional se están realizando más de 70 actividades en 13 regiones y en más de diez municipios de la capital, incluida la Municipalidad Metropolitana de Lima. Otras instituciones, como la Casa de la Literatura Peruana y la Biblioteca Nacional del Perú, han organizado actividades para todo abril: el mes de las letras.

Fuente: La República, IEP

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Para cortarle alas al golpismo hay que salir del extractivismo

Raúl Zibechi

Periodista uruguayo, escritor, responsable por la sección internacional de Brecha. Profesor e investigador en Multiversidad Franciscana de AL

Adital




"El extractivismo es mucho más que un modelo productivo y de acumulación de capital. En rigor, forma parte del complejo especulativo-financiero que hoy domina el mundo. En nuestros países tiene efectos depredadores: está creando un nuevo bloque de poder, corruptor políticamente, polarizador y excluyente socialmente y depredador del medio ambiente." 

Esta semana quedó en evidencia la estrategia de la tensión y el caos que promueven las agencias estadunidenses para desestabilizar gobiernos. Si tomamos en cuenta las experiencias más recientes, incluyendo la primavera árabe, podemos concluir que los golpes de Estado son apenas uno de varios caminos posibles para desalojar gobiernos molestos. Ni el Pentágono ni la Casa Blanca apuestan por una sola estrategia para conseguir sus fines, sino que ponen en marcha un abanico de acciones convergentes y complementarias. 

La crisis económica global y la necesaria contención de los gastos militares (al parecer el Comando Sur vio su presupuesto reducido en 26 por ciento, pero puede haber partidas ocultas) otorgan prioridad al poder suave, o sea mecanismos no tan ostensibles como los tanques y los bombardeos de palacios de gobierno. Los medios de comunicación, la acción legal y la semilegal, incluyendo las masas en las calles, que siempre sirven para legitimar proyectos innombrables, son algunas de las herramientas en uso. 

En el caso de Venezuela y la escalada desestabilizadora que se escenificó horas después de la publicación de los resultados electorales, emergen un conjunto de mensajes que el tiempo permitirá develar completamente, pero que muestran la aparición de nuevas y más refinadas estrategias. Para mostrar no sólo los aspectos negativos de la coyuntura, habría que mencionar que la casi unanimidad de los miembros de la Unasur mostraron su apoyo a Nicolás Maduro, incluyendo un rápido reconocimiento por parte del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. 

Sólo el Paraguay de Federico Franco, a quien le queda poco tiempo en el cargo, se alineó con Estados Unidos en la región sudamericana. Esto es relevante porque muestra el aislamiento de Washington y la creciente autonomización de gobiernos como el de Colombia. Parece evidente que la estrategia desestabilizadora no conviene a nadie en esta parte del mundo, muy en particular a un gobierno que busca la paz con la guerrilla con la oposición del mejor aliado del guerrerista George W. Bush, el ex presidente Álvaro Uribe. 

La consolidación de las instituciones y alianzas regionales, tanto la Unasur como el Mercosur, está mostrando ser una eficaz barrera contra la injerencia del norte en la región sudamericana. Sin embargo, así como constatamos que algunos gobiernos no siguen mecánicamente la política de Estados Unidos (Ollanta Humala y Sebastián Piñera tampoco se sumaron a Washington), es muy probable que estemos ante una relativa autonomización de las derechas de esos mismos centros de poder. 

Quiero decir que las derechas hacen sus propias lecturas de la realidad global y hacen también su propio juego. Sobre todo cuando las tendencias hacia un mundo multipolar se intensifican. Cinco de las 10 principales economías del mundo ya no utilizan el dólar en sus intercambios con China (Russia Today, 14 de abril de 2013). Entre ellas, Rusia, India y Brasil, pero también Japón, importante aliado de Estados Unidos. Australia, otra aliada de Washington, es el último país en dejar de lado el dólar en su comercio con China. India y Japón también comenzaron a efectuar transacciones en sus respectivas monedas nacionales. 

La nueva realidad global golpea de tal modo al centro imperial que hasta sus gastos militares cayeron, por primera vez en 20 años. Estados Unidos tiene una participación menor a 40 por ciento de los gastos militares globales, que sólo en 2012 cayeron 6 por ciento, en tanto el gasto militar de los miembros de la OTAN en Europa se contrajo 10 por ciento (SIPRI, 15 de abril de 2013). En contraste, los gastos militares de los emergentes crecen de modo continuo, aunque están muy lejos del presupuesto de defensa del Pentágono. 

Sin embargo, operan otras fuerzas menos visibles pero tan o más desestabilizadoras que las que conocemos de larga data. Me refiero al modelo extractivo o extractivismo. Con el modelo extractivo de megaminería y agronegocios no se puede profundizar la democracia, asegura Diego Montón, miembro de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Mendoza (Argentina) y nuevo coordinador continental de la CLOC-Vía Campesina (Página 12, 17 de abril de 2013). 

El extractivismo es mucho más que un modelo productivo y de acumulación de capital. En rigor, forma parte del complejo especulativo-financiero que hoy domina el mundo. En nuestros países tiene efectos depredadores: está creando un nuevo bloque de poder, corruptor políticamente, polarizador y excluyente socialmente y depredador del medio ambiente. 

En lo político, el modelo extractivo necesita un conjunto de gestores que alimenta con sus inmensas ganancias (soya, minería a cielo abierto y varios monocultivos), que velan por sus intereses (universidades, gobiernos nacionales o locales, medios e intelectuales). Exagerando apenas, el extractivismo juega un papel desintegrador similar al del narcotráfico, porque destruye el tejido social, expulsa a los campesinos de sus tierras, infla ciudades hasta límites insoportables y mata a la gente, en particular a los más pobres, que no tienen acceso a un sistema sanitario de calidad. 

En todos los países de nuestra región, paraísos extractivos del capital especulativo global o de los intereses expansionistas de países emergentes como China, una larga década de extractivismo no ha hecho sino fortalecer a las derechas. No me refiero sólo a los partidos o políticos conservadores, sino a una derecha difusa, social y cultural, que promueve el individualismo, un consumismo atroz y depredador de los vínculos sociales, comportamientos casi fascistas hacia los pobres, o sea contra los jóvenes de las barriadas populares, en particular las gentes del color de la tierra. 

Denunciar el golpismo es imprescindible. Defenderse del Pentágono es urgente. Incrementar la militancia es clave (no sólo las declaraciones y los desplegados). Pero el modelo extractivo sigue criando y creando camadas de jóvenes conservadores que buscan líderes ultraderechistas. 

[Fuente:La Jornada].


Brasil: En informe sobre conflictos en el campo, CPT revela aumento de la violencia


Tatiana Félix

Periodista de Adital

Adital

El último lunes (22), cuando se celebró el Día de la Tierra, la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) publicó otra edición del informe "Conflictos en el Campo Brasil 2012". Así como todos los años, la CPT mapeó los conflictos por la tierra, desalojos, pelea por reintegro de posesión, violaciones de derechos sufridas por pueblos y comunidades tradicionales en áreas demarcadas para ejecución de grandes obras y por trabajadores/as de la tierra, y constató un aumento general de la violencia en el campo en Brasil.
 
De acuerdo con el informe, hubo un crecimiento del 24% en los asesinatos en relación con 2011 (de 29 a 36), del 51% en los intentos de asesinato (de 38 a 77) y de un 11,2% en el número de trabajadores detenidos (de 89 a 99). Rondônia fue el estado en el que más se asesinó a personas debido a disputas por la tierra con ocho casos. En seguida viene Pará (6) y en tercer lugar Río de Janeiro (4).
El documento también registró la ocurrencia general de más de 1.364 casos de disputa por la tierra, conflicto laboral, agua y otros conflictos. La mayoría absoluta de estos casos –1067– está relacionada con conflictos por la tierra.
También es la región amazónica la que concentra la mayor parte de los conflictos por la tierra: 489 de los 1067 conflictos en el campo ocurrieron allá, así como el 58,3% de los asesinatos, el 84,4% de los intentos de asesinatos, el 77,4% de las amenazas de muerte, el 62,6% de detenciones por conflictos y el 63,6% de agresiones. En contrapartida, en las regiones Nordeste y Centro-Oeste hubo crecimiento en el número de desalojos relacionados con ocupaciones realizadas por movimientos sociales.

Los datos demuestran además que el 15% de los conflictos involucran a poblaciones indígenas, el 12% a quilombolas, el 9% a otras comunidades tradicionales. Según el documento, los indígenas y campesinos cuentan sólo con la fuerza de su resistencia y el apoyo de sus aliados. Por otro lado, los intereses del capital "son defendidos, estimulados y financiados por los poderes públicos, y son enaltecidos por los grandes medios de comunicación”.

De acuerdo con el informe, el aumento de los conflictos está relacionado con la expansión del ‘neocolonialismo’ embutido en los discursos de defensa del medio ambiente. "El capital avanza implacablemente sobre nuevas fronteras naturales y sobre los territorios indígenas, quilombolas y de otras comunidades tradicionales, buscando transformar todo –tierra, florestas, aguas, el aire y hasta la vida humana– en mercaderías, subordinadas a las leyes del mercado. De esta forma la destrucción y conservación del medio ambiente se convierten en ‘oportunidades de negocios’”, analiza el profesor Elder Andrade de Paula.

En el documento, el profesor Rodrigo Salles afirma que la minería ha sobresalido entre otras actividades, teniendo privilegios que "viene transformando la industria extractiva de mineral en una devoradora de tierras".
Lea el informe "Conflictos en el Campo Brasil 2012”, aquí.


Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com