martes, 14 de enero de 2014

La violencia no es casualidad (Opinión)

Correo del orinoco /

Monserrat Sagot es una socióloga costarricense con un gran compromiso con las luchas sociales. Tuve la oportunidad de conocerla a mediados del 2012 cuando visitó Venezuela, desde entonces mantengo una amistad cibernética con esta aguerrida catedrática de la Universidad de Costa Rica y activista feminista. Ella ha dedicado su trabajo como investigadora a la violencia de género y discriminación de las mujeres, publicando títulos como: La Ruta Crítica de las mujeres afectadas por violencia intrafamiliar en América Latina: estudio de casos en 10 países, y Domestic Violence: Women ́s Way Out, entre otros.

Esta cercanía extraña que da el compartir ideales y perfiles en la Red, permitió esta entrevista.

¿Cómo se podría definir la violencia contra la mujer? La violencia contra las mujeres es un problema social de gran magnitud, producto de una organización social estructurada sobre la base de la desigualdad de género, que afecta sistemáticamente a millones de mujeres en todo el mundo. Esta forma de violencia puede ser entendida entonces como una manifestación extrema de la discriminación y un arma letal para mantener la subordinación de las mujeres. En ese sentido, es un componente estructural del sistema de opresión de género.

La presencia o amenaza real de violencia cotidiana ilustran cómo la opresión y la desigualdad colocan a las mujeres en una posición de gran vulnerabilidad. La violencia contra las mujeres es de hecho la piedra angular de la dominación de género. Como lo plantea Lori Heise: “esta violencia no es casual, el factor de riesgo es ser mujer. Las víctimas son elegidas por su género. El mensaje es dominación: confórmate con tu lugar”.

¿Esta realidad que experimentan las mujeres puede ser resultado de "patologías" o características individuales o de "situaciones extremas"" Las causas de esta forma de violencia no se encuentran en las características individuales o "patológicas" de los agresores, ni son casualidades. Esta forma de violencia no es un asunto personal o privado. Aquí no caben los planteamientos individualizantes, naturalizados o patologizados que tienden a responsabilizar a las víctimas, a representar a los perpetradores como "locos", "animales" o "fuera de control", o a concebir la violencia contra las mujeres como el resultado de "problemas pasionales. " La violencia contra las mujeres es un reflejo y una manifestación concreta de un sistema social y de género profundamente desiguales.

Además de la violencia ¿Con qué otros problemas se enfrentan las mujeres víctimas de violencia de género? Hay mucha resistencia por parte de las comunidades, de las instituciones sociales, etc. para abordar el problema específico de la violencia contra las mujeres. Esto se ve reflejado no solo en la naturaleza de las leyes y políticas aprobadas, sino también en la forma en que operan las diferentes instancias encargadas de ofrecer servicios. La mayoría de las instituciones estatales tiene un enfoque básicamente asistencialista, desprovisto de una perspectiva de derechos y de una visión articulada de proceso cuya meta sea la erradicación de la violencia. En estos servicios se trata a las mujeres como "beneficiarias" o "necesitadas de ayuda" o "víctimas" a las que hay que atender o soportar como un favor y no como ciudadanas con derechos, a la protección, al debido proceso, a la integridad, a la justicia y a vivir libres de violencia. La información recopilada en los distintos países apunta a que durante la tramitación de procesos, los funcionarios y operadores de justicia incurren con frecuencia en desempeños discriminatorios y sexistas, aplicando estereotipos y funcionando bajo concepciones tradicionales, muchas veces, hasta forzando la conciliación entre las partes por encima de la protección de los derechos humanos de las mujeres. Asimismo, persiste una tendencia a minimizar los daños y a definir la conducta de los agresores como una falta menor, o a proponer el tratamiento psicológico como una pena alternativa. Estas prácticas y concepciones institucionales ponen a las mujeres en una situación de gran desventaja en sus familias, sus comunidades lo que fomenta la impunidad y su revictimización por medio de la indiferencia, la trivialización, los cuestionamientos y hasta la burla.

¿Se ha avanzado en la lucha contra la violencia por género en el continente? En los últimos 20 años se ha experimentado un avance importante en todos los países de la región. La mayor parte de los países de América Latina y el Caribe ha abordado la problemática de alguna manera. Se han aprobado normas específicas o modificando legislaciones anteriores. Así como hay avances en la elaboración e implementación de políticas públicas.

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