domingo, 2 de marzo de 2014

Ucrania: Entre Europa y Rusia

Walter Spurrier Baquerizo

Un brazo de Ucrania lo estira Rusia; otro, Europa. Hay peligro de descuartizamiento. He ahí el origen de sus problemas que hoy acaparan la atención mundial.

Ucrania es dos veces Ecuador en extensión y tamaño de la economía, pero el triple en población: su nivel de vida es inferior al nuestro.

Los ucranianos son eslavos como los polacos, rusos y bielorrusos; las lenguas se parecen. Los cuatro países constituyeron un todo entre 1945 y 1989. Polonia fue satélite de la Unión Soviética y se liberó en 1989. Ucrania y Bielorrusia fueron repúblicas soviéticas y accedieron a la independencia en 1991 al colapsar la URSS.

Polonia se volvió un país democrático; hoy es parte de la UE. Constituye un modelo para Ucrania occidental, parte de la cual perteneció a Polonia hasta su anexión por la URSS. La capital Kiev queda en el occidente.

En el oriente de Ucrania hay una acentuada afinidad con Rusia: se habla más ruso que ucraniano; en Crimea, que Rusia cedió a Ucrania cuando ambas eran parte de la URSS, predominan los residentes rusos. Bielorrusia mantiene vínculos muy estrechos con Rusia.

La Unión Europea le ofreció a Ucrania un acuerdo de asociación y un TLC. Al ver que su aliado natural se alejaba, Moscú amenazó a Ucrania que si firmaba el acuerdo con la Unión Europea, no le extendía el crédito prometido por 15 mil millones de dólares, parte de lo cual estaba destinado a pagar las deudas que por gas Ucrania tiene con Rusia.

En noviembre, el presidente Yanukovich, prorruso, cedió a las presiones y rechazó la propuesta europea. La población de Kiev y otras ciudades de occidente protestaron contra la decisión. Las manifestaciones fueron creciendo en importancia y el gobierno las reprimió a bala. Finalmente, tanta muerte de civiles debe haber colmado a las fuerzas de seguridad (escucha, Maduro) y Yanukovich se vio forzado a huir.

El Parlamento formó un gobierno interino y en mayo habrá elecciones; se dejó en libertad a quien fuera la contendora de Yanukovich en las elecciones del 2010, presa desde el 2011.
Yanukovich denuncia que hubo un golpe de Estado; Moscú moviliza sus tropas. En Kiev y el occidente se apaciguan los ánimos, pero se caldean en el oriente, que desconoce el cambio de gobierno. Aunque ni Europa ni Rusia lo quieren, hay peligro de escisión.

El presidente Putin tiene entre sus propósitos reconstituir la esfera de influencia de Rusia, disminuida desde 1989. Intervino en Georgia, exrepública soviética del Cáucaso. Pero el principal obstáculo que tiene Rusia en este propósito es la debilidad de su economía. Los Estados Unidos y Europa, economías prósperas y abiertas, compran a todo el mundo, lo que constituye un imán para quienes las ventas a esos mercados son piedra angular de su desarrollo. Somos pocos los países que dejamos pasar la oportunidad de tener mayor acceso a esos mercados.

La principal arma rusa para mantener su influencia es la venta de hidrocarburos en condiciones preferenciales, como hace Venezuela en el Caribe. El día que Rusia tenga una economía dinámica y un sistema político más abierto, Ucrania y otros países vecinos buscarán estrechar relaciones.


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