lunes, 27 de enero de 2014

El "delito" de Natalia fue llevar vestimenta de mujer

Sufren persecución. 
Sufren persecución. (Archivo)
Montemorelos

Natalia Núñez estudio para ser enfermera en La Carlota, una institución con muy buenas referencias en el municipio de Montemorelos, sin embargo, su condición de mujer transexual no le permitió ejercer el oficio y se dedica a la limpieza de un bar y también ejerce el trabajo sexual.

En agosto de 2013 fue detenida junto con dos compañeras y llevada las celdas municipales. Su delito era vestir de mujer. Los medios impresos de la región publicaron una nota al respecto, la cual titularon “Cae ensalada de mariscos”.

“Llegaron, como siempre llegan, sin decir por qué y sin dar explicaciones, y nos subieron a la patrulla, y les preguntas algo, se enojan, y si sigues preguntando, pues te golpean”, cuenta.
Señala que entre dos mujeres policías la agredieron físicamente, dándole de patadas cuando ya estaba en el piso.

Fueron tres días los que estuvo encerrada sin derecho a pagar la multa, sus amigas y conocidas se tuvieron que hacer cargo de llevarle alimentos y no le permitieron tomar sus medicamentos.

“Estábamos en el bar, ni estábamos tomando, pues ni había nadie, estar alegando fue lo que me hizo ganarme unos golpes”, dijo.

Presentaron una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Acudió un visitador a entrevistarse con el alcalde y algunos funcionarios, quienes prometieron parar las agresiones y asistir a un curso de sensibilización. Nada ha cambiado.

Luego, la autoridad municipal les prohibió salir a la calle con vestimenta de mujer, se les ordenó vestir de varón y utilizar gorra para esconder el cabello largo.

“Nos anduvieron persiguiendo y aunque de la Comisión de Derechos Humanos iba a dar seguimiento, pues nos piden que vayamos allá a Monterrey y no tenemos dinero para dar esa vuelta, apenas y sacamos para el día”, señala.


Bolivia: El movimiento indígena está en crisis, pero no destruido

Texto y foto: Ana Apaza

Campesinos, colonizadores e indígenas apoyaron en 2009, como miembros del Pacto de Unidad, la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) que impulsó el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), como parte del “proceso de cambio” para un Estado Plurinacional; a casi cinco años, expertos coinciden en señalar, por separado, que el movimiento indígena, a raíz de la división en la CIDOB y el CONAMAQ, está en crisis, cooptado y debilitado, pero no destruido.

La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) se alejaron en 2011 del Pacto de Unidad, un frente aliado al gobierno del presidente Evo Morales, luego de la VIII marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), por donde los indígenas rechazaban la construcción de una carretera, promovida por el MAS.

Actualmente el Pacto de Unidad sólo tiene representación de sectores campesinos, colonizadores (interculturales) y de los directorios paralelos de la CIDOB y el CONAMAQ, presididos por Melva Hurtado e Hilarión Mamani, respectivamente, quienes con apoyo del Ejecutivo, lograron, entre 2012 y 2014, tener el control de las sedes de sus organizaciones, ubicadas en las ciudades de Santa Cruz y La Paz.

Para el sociólogo David Mendoza, el movimiento indígena, desde su aparición en 1990, cuando se da la primera marcha en defensa de la “Tierra y Territorio”, buscó siempre el respeto de sus percepciones políticas, su cosmovisión y su mundo, en relación a la protección de la Madre Naturaleza como se conoce en tierras bajas o Pachamama (Madre Tierra), en tierras alta, que a criterio del experto, el MAS olvidó una vez que llegó al poder. Dijo que es una contradicción que en un gobierno denominado “indígena”, se provoquen estas fracturas.

“Tal vez diríamos que (el movimiento indígena) está en crisis, eso demuestra que hay una crisis de liderazgo, una crisis ideológica, una crisis de representación (…) en este caso es mucho más complicado y mucho más crítico cuando un Estado que se dice, que es para algunos, pro indígena y que respeta a los pueblos indígenas y que su base fundamental son los pueblos indígenas, los sindicatos, trate de arremeter contra las organizaciones sociales”, declaró Mendoza a la Agencia de Noticias Indígenas de Erbol. 

“Vieja tradición de división”

El historiador Fernando Cajías recordó que a lo largo de la  historia del movimiento indígena, éste no fue muy unido. Puso como ejemplo la sublevación de Tupac Katari y Tupac Amaru, con quienes no todos los caciques de sus bases estuvieron de acuerdo y contribuyeron en sus derrotas, por lo que definió como una “vieja tradición de división” lo que pasa a la fecha con la CIDOB y el CONAMAQ.

Indicó que el fraccionamiento en ambos sectores, causa que sus reivindicaciones, como el de tierra y territorio,  pierdan poder de influencia, considerando que la lucha iniciada en los años 90’ por los pueblos de tierras bajas del país fue reconocida y con mayor fuerza, por la unidad de estos sectores en el Pacto de Unidad, en la Asamblea Constituyente para una nueva Carta Magna.

“El movimiento indígena a lo largo de su historia no fue un movimiento muy unido, por eso es que sufrieron todos los avatares (…) indudablemente, desgraciadamente hay una vieja tradición de división, lastimosamente todo esto que se vivió en los últimos años de los avances se debió a una unidad muy fuerte”, manifestó.

Si bien para Cajías y el sociólogo David Mendoza, el movimiento indígena no está destruido, éste sufrió un retroceso en su lucha. Mendoza dijo que el MAS trata de cooptar liderazgos para poderlos “instrumentalizar”, dividiendo a la CIDOB y a el CONAMAQ, lo que a su juicio demuestra autoritarismos de parte del gobierno.

“Si no hay debate y hay solamente una acción directa, así de poder, porque están en el gobierno y tienen los medios para poder arrinconar a un grupo indígena, en desmedro de otros, yo creo que ahí hablamos de un abuso de poder y de autoritarismo (porque) si hoy día se están entrando al CONAMAQ y a la CIDOB, mañana entrarán a la universidad, pasado a la Iglesia, pasado estarán a donde se les ocurra que no están de acuerdo con lo que dice el gobierno porque ya quieren eliminar pues la crítica y la autocrítica”, afirmó.  

Al igual que Cajías, Mendoza señaló que históricamente los movimiento indígenas fueron un problema para el Estado Colonial, para el Estado neocolonial, como en el actual Estado, por lo que se opta por dividirlos, cuando dejan de ser útiles.

“El movimiento indígena ha apoyado en su momento al nuevo gobierno, pero cuando nuevamente el movimiento indígena toma conciencia y ve que sus intereses no son los que refleja el Estado, entonces toma una posición crítica frente a la situación y al Estado, entonces qué hace el Estado, el Estado trata de doblegar a estos movimientos indígenas, sobre todo en este caso con el TIPNIS con el que el Estado ha tratado de imponer su punto de vista, su política, su criterio”, aseveró. 

“Proceso de cambio” con algunas mentiras

En tono más conciliador, el antropólogo jesuita Xavier Albó dijo que aprobar una Constitución diferente a la que se elaboró en la Asamblea Constituyente, donde sectores campesinos, colonizadores e indígenas- con situaciones distintas-, entre otros, consensuaron la redacción, en medio de presiones, denotó que las cosas no eran lo que parecían y que el MAS tenía otros planes para los indígenas, al consolidar los dos tercios en la Asamblea Legislativa.

Dijo que esto se vio más en el tratamiento de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, por lo que se animó a señalar que el “proceso de cambio” del MAS tiene algunas mentiras.

“(Ya en el poder) se notó que desde los que tenían el control del poder había cosas dichas en la Constitución que no les gustaba, la primera señal mala para mí fue la Ley de Deslinde Jurisdiccional (…) el primer momento que se vio que con los dos tercios, el gobierno tenía quizás otro plan”, indicó.

Frente a la división del CONAMAQ y la CIDOB, Albó dijo que lo que quiere el MAS es el control de los indígenas. No descartó que el actual gobierno pueda seguir con el “proceso de cambio”, si es capaz de ser más plural.

“Yo no lo descarto (que el MAS) pueda seguir (con el ‘proceso de cambio’), pero tienen que abrirse a ser más plural (…) Yo creo que hay que ayudar al Evo y al Álvaro y al MAS y a todo eso a que tengan más capacidad de pluralismo (…) No (el movimiento indígena) no está destruido, un poco descalabrado sí, es decir ha sido sacudido y quiere ser cooptado, eso es evidente”, aseguró.

Definió al Primer Mandatario como indígena colonizador, cocalero y colla, con otro sistema de vida, otras experiencia, por lo que a su parecer, hace difícil que Morales comprenda a los pueblos indígenas de tierras bajas. 

Temor de hablar

Entre algunos dirigentes que participaron de las marchas en defensa del TIPNIS y actualmente son representantes de las regionales de la CIDOB, existe temor de hablar de una injerencia del MAS en las organizaciones indígenas.

Desde la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP) se informó que el gobierno cuenta con una lista de los líderes indígenas que son contestarios, por la reivindicación de sus derechos y sus demandas, a los que en los ministerios les cierran las puertas para no atender las exigencias que tienen en sus comunidades.

Anteriormente, el presidente de la CPILAP, Celín Quenevo, denunció que el gobierno prefería trabajar con José Ortiz, quien fue suspendido de su cargo por supuestamente no tomar decisiones con sus bases y responder a los intereses del Ejecutivo.

Ángel Durán, a quien los ocho pueblos del norte paceño eligieron en 2013 como su presidente, también pasó por esta situación, de tal forma que éste decidió dejar la dirección de la CPILAP a Ortiz para que los proyectos de los indígenas no se vean perjudicados.

Un panorama similar se vivió la pasada gestión en la Central de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO), donde Rosa Chao era la principal representante, pero algunos ministerios prefirieron trabajar con Gumercindo Pradel, quien guió la marcha para anular la Ley 180 de protección del TIPNIS. Actualmente la CPITCO cuenta con nueva dirigencia, que coordina tareas con la CIDOB de Hurtado.

En el CONAMAQ, la situación no es distinta, ya que luego de la violenta toma de la sede de esa organización de pueblos de tierras altas, el 14 de enero del presente año, al frente de Hilarion Mamani, el Pacto de Unidad del MAS acogió a Mamani como miembro del Fondo de Desarrollo Indígena, Originario Campesino (Fondioc), anulando la representación de Freddy Bernabé, elegido en el VIII Jach’a Tantachawi (Gran Reunión), para viabilizar proyectos productivos de los 16 suyus.

El exmallku del Consejo de Ayllus y Markas, Antonio Machaca, dijo que no son opositores al gobierno del presidente Evo Morales y que sólo “defienden sus derechos de tierra territorio y recursos naturales”, por lo que prefiere que los llamen independientes.

De igual forma se expresó Blanca Cartagena, asambleísta indígena suplente del pueblo Tacana.“De los que han sido elegidos por el gobierno, porque eso no podemos ocultarlo, hasta ahora no se ha visto ningún avance (…) si el Presidente es consciente por lo menos hará algo en alianza con el sector que él cree le es fiel. El otro sector jamás se ha desligado, nunca ha pensado alejarse del gobierno, sino que ha luchado por intereses comunes y que a eso se lo ha visto de mala manera, por luchar y pelear por los derechos”, lamentó.

El sabio guaraní, José Domingo Veliz, admitió que el movimiento indígena está dividido, pero aseguró que pese a ello los pueblos están en coordinación porque para él son sólo los dirigentes quienes se parcializaron al gobierno.

“El movimiento indígena de Bolivia está dividido, pero en sí todos somos muy diferentes. Yo estuve viendo que los pueblos indígenas están en coordinación y si están en coordinación entre los pueblos indígenas, es señal de que están unidos. Algunos dirigentes están queriendo irse con algunos partidos políticos, eso hace ver que la organización indígena está dividida”, puntualizó.

Texto y foto: Ana Apaza
Campesinos, colonizadores e indígenas apoyaron en 2009, como miembros del Pacto de Unidad, la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) que impulsó el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), como parte del “proceso de cambio” para un Estado Plurinacional; a casi cinco años, expertos coinciden en señalar, por separado, que el movimiento indígena, a raíz de la división en la CIDOB y el CONAMAQ, está en crisis, cooptado y debilitado, pero no destruido.
La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) se alejaron en 2011 del Pacto de Unidad, un frente aliado al gobierno del presidente Evo Morales, luego de la VIII marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), por donde los indígenas rechazaban la construcción de una carretera, promovida por el MAS.
Actualmente el Pacto de Unidad sólo tiene representación de sectores campesinos, colonizadores (interculturales) y de los directorios paralelos de la CIDOB y el CONAMAQ, presididos por Melva Hurtado e Hilarión Mamani, respectivamente, quienes con apoyo del Ejecutivo, lograron, entre 2012 y 2014, tener el control de las sedes de sus organizaciones, ubicadas en las ciudades de Santa Cruz y La Paz.
Para el sociólogo David Mendoza, el movimiento indígena, desde su aparición en 1990, cuando se da la primera marcha en defensa de la “Tierra y Territorio”, buscó siempre el respeto de sus percepciones políticas, su cosmovisión y su mundo, en relación a la protección de la Madre Naturaleza como se conoce en tierras bajas o Pachamama (Madre Tierra), en tierras alta, que a criterio del experto, el MAS olvidó una vez que llegó al poder. Dijo que es una contradicción que en un gobierno denominado “indígena”, se provoquen estas fracturas.
“Tal vez diríamos que (el movimiento indígena) está en crisis, eso demuestra que hay una crisis de liderazgo, una crisis ideológica, una crisis de representación (…) en este caso es mucho más complicado y mucho más crítico cuando un Estado que se dice, que es para algunos, pro indígena y que respeta a los pueblos indígenas y que su base fundamental son los pueblos indígenas, los sindicatos, trate de arremeter contra las organizaciones sociales”, declaró Mendoza a la Agencia de Noticias Indígenas de Erbol.
“Vieja tradición de división”
El historiador Fernando Cajías recordó que a lo largo de la  historia del movimiento indígena, éste no fue muy unido. Puso como ejemplo la sublevación de Tupac Katari y Tupac Amaru, con quienes no todos los caciques de sus bases estuvieron de acuerdo y contribuyeron en sus derrotas, por lo que definió como una “vieja tradición de división” lo que pasa a la fecha con la CIDOB y el CONAMAQ.
Indicó que el fraccionamiento en ambos sectores, causa que sus reivindicaciones, como el de tierra y territorio,  pierdan poder de influencia, considerando que la lucha iniciada en los años 90’ por los pueblos de tierras bajas del país fue reconocida y con mayor fuerza, por la unidad de estos sectores en el Pacto de Unidad, en la Asamblea Constituyente para una nueva Carta Magna.
“El movimiento indígena a lo largo de su historia no fue un movimiento muy unido, por eso es que sufrieron todos los avatares (…) indudablemente, desgraciadamente hay una vieja tradición de división, lastimosamente todo esto que se vivió en los últimos años de los avances se debió a una unidad muy fuerte”, manifestó.
Si bien para Cajías y el sociólogo David Mendoza, el movimiento indígena no está destruido, éste sufrió un retroceso en su lucha. Mendoza dijo que el MAS trata de cooptar liderazgos para poderlos “instrumentalizar”, dividiendo a la CIDOB y a el CONAMAQ, lo que a su juicio demuestra autoritarismos de parte del gobierno.
“Si no hay debate y hay solamente una acción directa, así de poder, porque están en el gobierno y tienen los medios para poder arrinconar a un grupo indígena, en desmedro de otros, yo creo que ahí hablamos de un abuso de poder y de autoritarismo (porque) si hoy día se están entrando al CONAMAQ y a la CIDOB, mañana entrarán a la universidad, pasado a la Iglesia, pasado estarán a donde se les ocurra que no están de acuerdo con lo que dice el gobierno porque ya quieren eliminar pues la crítica y la autocrítica”, afirmó.  
Al igual que Cajías, Mendoza señaló que históricamente los movimiento indígenas fueron un problema para el Estado Colonial, para el Estado neocolonial, como en el actual Estado, por lo que se opta por dividirlos, cuando dejan de ser útiles.
“El movimiento indígena ha apoyado en su momento al nuevo gobierno, pero cuando nuevamente el movimiento indígena toma conciencia y ve que sus intereses no son los que refleja el Estado, entonces toma una posición crítica frente a la situación y al Estado, entonces qué hace el Estado, el Estado trata de doblegar a estos movimientos indígenas, sobre todo en este caso con el TIPNIS con el que el Estado ha tratado de imponer su punto de vista, su política, su criterio”, aseveró.
“Proceso de cambio” con algunas mentiras
En tono más conciliador, el antropólogo jesuita Xavier Albó dijo que aprobar una Constitución diferente a la que se elaboró en la Asamblea Constituyente, donde sectores campesinos, colonizadores e indígenas- con situaciones distintas-, entre otros, consensuaron la redacción, en medio de presiones, denotó que las cosas no eran lo que parecían y que el MAS tenía otros planes para los indígenas, al consolidar los dos tercios en la Asamblea Legislativa.
Dijo que esto se vio más en el tratamiento de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, por lo que se animó a señalar que el “proceso de cambio” del MAS tiene algunas mentiras.
“(Ya en el poder) se notó que desde los que tenían el control del poder había cosas dichas en la Constitución que no les gustaba, la primera señal mala para mí fue la Ley de Deslinde Jurisdiccional (…) el primer momento que se vio que con los dos tercios, el gobierno tenía quizás otro plan”, indicó.
Frente a la división del CONAMAQ y la CIDOB, Albó dijo que lo que quiere el MAS es el control de los indígenas. No descartó que el actual gobierno pueda seguir con el “proceso de cambio”, si es capaz de ser más plural.
“Yo no lo descarto (que el MAS) pueda seguir (con el ‘proceso de cambio’), pero tienen que abrirse a ser más plural (…) Yo creo que hay que ayudar al Evo y al Álvaro y al MAS y a todo eso a que tengan más capacidad de pluralismo (…) No (el movimiento indígena) no está destruido, un poco descalabrado sí, es decir ha sido sacudido y quiere ser cooptado, eso es evidente”, aseguró.
Definió al Primer Mandatario como indígena colonizador, cocalero y colla, con otro sistema de vida, otras experiencia, por lo que a su parecer, hace difícil que Morales comprenda a los pueblos indígenas de tierras bajas.
Temor de hablar
Entre algunos dirigentes que participaron de las marchas en defensa del TIPNIS y actualmente son representantes de las regionales de la CIDOB, existe temor de hablar de una injerencia del MAS en las organizaciones indígenas.
Desde la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP) se informó que el gobierno cuenta con una lista de los líderes indígenas que son contestarios, por la reivindicación de sus derechos y sus demandas, a los que en los ministerios les cierran las puertas para no atender las exigencias que tienen en sus comunidades.
Anteriormente, el presidente de la CPILAP, Celín Quenevo, denunció que el gobierno prefería trabajar con José Ortiz, quien fue suspendido de su cargo por supuestamente no tomar decisiones con sus bases y responder a los intereses del Ejecutivo.
Ángel Durán, a quien los ocho pueblos del norte paceño eligieron en 2013 como su presidente, también pasó por esta situación, de tal forma que éste decidió dejar la dirección de la CPILAP a Ortiz para que los proyectos de los indígenas no se vean perjudicados.
Un panorama similar se vivió la pasada gestión en la Central de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO), donde Rosa Chao era la principal representante, pero algunos ministerios prefirieron trabajar con Gumercindo Pradel, quien guió la marcha para anular la Ley 180 de protección del TIPNIS. Actualmente la CPITCO cuenta con nueva dirigencia, que coordina tareas con la CIDOB de Hurtado.
En el CONAMAQ, la situación no es distinta, ya que luego de la violenta toma de la sede de esa organización de pueblos de tierras altas, el 14 de enero del presente año, al frente de Hilarion Mamani, el Pacto de Unidad del MAS acogió a Mamani como miembro del Fondo de Desarrollo Indígena, Originario Campesino (Fondioc), anulando la representación de Freddy Bernabé, elegido en el VIII Jach’a Tantachawi (Gran Reunión), para viabilizar proyectos productivos de los 16 suyus.
El exmallku del Consejo de Ayllus y Markas, Antonio Machaca, dijo que no son opositores al gobierno del presidente Evo Morales y que sólo “defienden sus derechos de tierra territorio y recursos naturales”, por lo que prefiere que los llamen independientes.
De igual forma se expresó Blanca Cartagena, asambleísta indígena suplente del pueblo Tacana.
“De los que han sido elegidos por el gobierno, porque eso no podemos ocultarlo, hasta ahora no se ha visto ningún avance (…) si el Presidente es consciente por lo menos hará algo en alianza con el sector que él cree le es fiel. El otro sector jamás se ha desligado, nunca ha pensado alejarse del gobierno, sino que ha luchado por intereses comunes y que a eso se lo ha visto de mala manera, por luchar y pelear por los derechos”, lamentó.
El sabio guaraní, José Domingo Veliz, admitió que el movimiento indígena está dividido, pero aseguró que pese a ello los pueblos están en coordinación porque para él son sólo los dirigentes quienes se parcializaron al gobierno.
“El movimiento indígena de Bolivia está dividido, pero en sí todos somos muy diferentes. Yo estuve viendo que los pueblos indígenas están en coordinación y si están en coordinación entre los pueblos indígenas, es señal de que están unidos. Algunos dirigentes están queriendo irse con algunos partidos políticos, eso hace ver que la organización indígena está dividida”, puntualizó.
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