sábado, 3 de mayo de 2014

Suspendemos la emisión del Blog "Sociedad, política y des/cololonialidad del poder"


Con mucha pena, como decimos los latinoamericanos del sur,  debo comunicar que me he visto precisado a suspender la emisión de éste blog. Las varias razones para ello son, como se decía antes, condiciones tanto "objetivas" como "subjetivas".

Dentro de las primeras se encuentra el reducido, casi inexistente, número de visitas, es decir, de lectores o consultores. La lectura en internet estuvo un tiempo centrada en las llamadas páginas web, para luego pasar a los blogs. Estos eran una novedad en cuanto permitían un formato más personal y flexible, pudiendos ser utilizado para multiples y casi infinitos propositos. Sin embargo, como decimos en Perú, los blogs como que "ya fueron".  Ahora, la atención esta centrada en el uso de las llamadas "redes sociales", que como el "facebook" y el "Twiter", que de precisamente "redes de comunicación" de cosas muy breves y puntuales, han venido flexibilizándose e integrando nuevas opciones.

De hecho, en la medida en que el próposito de este blog no era meramente informativo sino el de brindar, tanto a activistas como intelectuales, una panóramica más amplia sobre los asuntos mundiales, y con ello, comprender los conflictos locales, nacionales y regionales como insertos dentro del actual orden mundial de poder. En ese sentido, nunca lo pense como un blog "peruano", ni "latinoamericano". Sin embargo,  la selección de noticias y artículos implicaban la revisión de entre 400 noticias diarias, esfuerzo que creo no se corresponde con el mencionado número de visitas.

Dentro de la razones "subjetivas", creo este blog logró su cometido a medias. De cierta manera creo haber cumplido con el proposito de colaborar en difundir una importante perspectiva crítica intelectual como es la de la "colonialidad del poder",  a traves de los escritos de su autor, el Dr. Aníbal Qujiano.

Sin embargo, no logre interesar a otros amigos y compañeros que se supone, comparten esta perspectiva para que se integraran a éste proyecto.  Por supuesto, el individualismo siempre es un mal compañero. Por otro lado, tampoco pude lograr que, precisamente, el blog se convirtiera en un espacio de convergencia de un grupo colectivo ubicado dentro de una misma perspectiva de analisis, y expresivo de mismo marco institucional, tambien colectivo. A diferencia de la mayoria de blogs que se creaban con fines personales, la estructura de éste blog fue, desde cuando fue imaginado, para fines colectivos, por eso su amplitud temática. La idea fue siempre, pasar de un nivel comunicativo, a un nivel analítico


Pero por sobre todo, también subyace a esa estructura del blog, una particular comprensión del poder. Aquí sucede algo así como lo que me sucede a mi mismo en el plano personal, pues cuando me preguntan sobre mi interés académico, y yo les contesto, "me interesa el todo", creen que es un descuido o que se trata de una distracción diletante. Nada de eso. Yo sigo con sistematicidad, rigurosidad  y mucha seriedad,  los variados, diversos y heterogéneos campos de conflicto social, y por supuesto, los debates que sobre ellos se analizan e investigan, en todo el amplio panoma del poder mundial. No creo en realidades segmentadas o copartamentalizadas, sino en una estructura histórica heterogénea articulada por relaciones de poder.  

El presente escrito, es a modo de disculpas para los pocos y raros lectores o visitantes de éste blog, y a ellos decirles, que seguramente nos comunicaremos por otros medios y en otros proyectos comunicativos, pues es claro, que mi voluntad de cambio y transformación de este orden de poder es, en mi caso, indeclinable. Seguramente, esos proyectos tendran una inquietud más personal y seguramente, más análitica, que es lo que el momento y la coyuntura política mundial requiere.

A todos muchas gracias

Jaime Coronado

  



          

Perú: Alberto Pizango: “Quizás el único delito que cometimos fue llevar la voz de los pueblos”

Juicio a 53 defensores de la Amazonía

 

 

 El 14 de Mayo en la ciudad de Bagua, se llevará acabo  el juicio a los 53 procesados por los lamentables sucesos ocurridos el 05 de junio en la referida ciudad, entre los dirigentes y líderes que serán juzgados se encuentra Alberto Pizango, líder indígena y presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana AIDESEP, a quien pretenden imponerle una pena no de menor de 35 años y/o hasta cadena perpetua.
Hace unos días conversamos con el Apu Alberto, sobre este tema que preocupa en sobremanera no sólo a su familia, quien se ha visto muy mortificada por este hecho, sino además a los pueblos indígenas quienes creen y siguen sus acciones desde la organización, además de la opinión pública nacional e internacional, quienes desde lo ocurrido hace casi 05 años viene siguiendo paso a paso lo sucedió.
1.- Qué expectativas tiene de este proceso  judicial que se le sigue a usted y a los 52 dirigentes  por lo ocurrido en Bagua?

Buenas tardes, expectativas… yo tengo dos expectativas uno que de una vez debe iniciar y finalizar este proceso lo más pronto posible…dos el Estado Peruano debe de una vez por todas asumir su responsabilidad, que las protestas de los pueblos han sido justas y que necesariamente tiene que haber un cumplimiento a este pedido histórico que vienen haciendo  los pueblos en materia de titulación, reconocimiento y el derecho a libre determinación, esa es la perspectiva que tengo. Quiero recalcar que respetare la decisión que tome el poder judicial porque este un hecho histórico… Es un evento que tiene bastante implicancia  histórica  porque van a  estar ahí 53 dirigentes en el banquillo de los acusados respondiendo preguntas que tal vez no esperaban…por eso reitero nuevamente yo soy respetuoso de la justicia, de los jueces y de las leyes, y espero que este caso se solucione lo más pronto posible y que demos un paso adelante a la verdadera democracia y al desarrollo que esperamos desde los pueblos.
2.- Se van a cumplir 5 años desde lo ocurrido el 05 de junio del 2009 que balance haría como líder indígena?.
Hay un  antes y un después de Bagua…un antes en el que el Estado Peruano no quiso y no supo escuchar la propuesta de los pueblos y que generó que se agudicen los hechos hasta llegar a estos  sucesos, que lamentablemente ha cobrado vidas humas innecesarias…  Digo un después de Bagua, porque que gracias a la movilización amazónica puedo decir que hoy en día la agenda indígena no sólo esta insertada a nivel nacional  y del Estado,  sino a nivel internacional… Asimismo   el convenio 169 debe ser un instrumento de acción para del Estado Peruano en cumplimiento a los derechos que los pueblos y los ciudadanos peruanos estamos exigiendo.
3. Considera que este proceso que tiene casi 05 años por los sucesos ocurridos en Bagua, es una manera de sancionar o criminalizar la protesta?.
En realidad no,  este es mi humilde razonamiento… yo no creo en una sanción yo pienso que el Estado Peruano más bien no ha cumplido su rol o función de promover un diálogo de respeto a las propuestas de los pueblos… creo que no se hubiera llegado …reitero no se hubiera llegado a esos lamentables sucesos si es que el Estado Peruano cumpliera con su función de impulsar, escuchar y apoyar a los pueblos de acuerdo a las grandes propuestas que tienen y que siempre han venido proponiendo.
4. Desde lo ocurrido en Bagua en el 2009 a la actualidad considera que los pueblos indígenas están en un escenario diferente? ¿Ah cambiado en algo la situación?.
En verdad ha cambiado… yo digo que si ha cambiado.. ha cambiado en que sentido… la sociedad peruana hoy en día ha visto la realidad de los pueblos a  conocido o se ha informado mejor de lo que significa la amazonia. Los que antes pensaban que solamente Lima era el Perú…ahora saben que los pueblos viven en la  Amazonía, y comprenden que el Perú, es un país pluricultural.
5.- Para finalizar… ¿Qué mensaje o reflexión le enviaría a los líderes indígenas que al igual que usted serán procesados el 14 de mayo y a la opinión pública nacional e internacional?. 
Solo decir a los pueblos y a mis hermanos indígenas que están siendo procesados por estos lamentables hechos… que se mantengan firmes en seguir llevando la voz de los pueblos,  porque solo cumplimos con  ser los voceros oficiales  y de dar a conocer e insertar en la agenda pública nacional así como a la diferentes carteras el mandato de los pueblos… Les reitero a mis hermanos  que se mantengan firmes en lo que significa el respeto de los derechos  de los pueblos… Vamos a salir de estas acusaciones, deben estar conscientes que no hemos cometido un delito… Quizás el único delito que hemos cometido es la de llevar la voz de los pueblos, por lo cual seremos juzgados el 14 de mayo. Por eso pido a los jueces nos escuchen y tomen la decisión de absolvernos.

http://www.aidesep.org.pe/alberto-pizango-quizas-el-unico-delito-que-cometimos-fue-llevar-la-voz-de-los-pueblos/

El retorno de la geopolítica y sus razones

Atilio Boron

ALAI AMLATINA, 03/05/2014.- Una ojeada a las novedades editoriales producidas en el estudio de las relaciones internacionales -o, si se quiere utilizar un lenguaje “políticamente incorrecto” pero más diáfano y accesible: el imperialismo- revela la creciente presencia de obras y autores que apelan a la problemática geopolítica. La súbita irrupción de esta temática nos mueve a compartir una breve reflexión, y esto por dos razones. Primero, porque el tema, y la palabra hacía tiempo que habían sido expulsadas, aparentemente para siempre, del campo de los estudios internacionales y ahora están de vuelta. Proponemos la hipótesis, en segundo lugar, de que su reincorporación no tiene nada de casual o accidental sino que es un síntoma de un fenómeno que trasciende el plano de la teoría y la semiología: la decadencia del imperio norteamericano.

En relación a lo primero digamos que el abandono de la perspectiva geopolítica no sólo se verificó en las elaboraciones de los mandarines de la academia, lo cual no es motivo alguno de preocupación, sino que también se hizo sentir en las obras de los pensadores de la izquierda, lo cual sí era motivo de inquietud. Tanto era así, y tanto ha cambiado en muy poco tiempo, que al terminar la redacción de mi libro “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo”, a mediados del 2012, y proceder a la última revisión del texto antes de enviarlo a la imprenta creí necesario introducir un largo párrafo, que reproduciré parcialmente a continuación, para responder a los muchos amigos y camaradas que, sabedores de la problemática que estaba investigando me hicieron conocer su sorpresa, y en algunos casos desacuerdos, por dirigir mi atención hacia un tema, la geopolítica, asociada a los planteamientos de la derecha más reaccionaria y racista. De ahí que sintiera la necesidad de decir lo siguiente en las mismas páginas iniciales del libro:

 “Unas palabras, precisamente, sobre la problemática geopolítica. Se trata de una cuestión que en general la izquierda ha demorado más de lo conveniente en estudiar por una serie de razones que no podemos sino apenas enunciar aquí: concentración en el examen de temas “nacionales”; visión economicista del sistema internacional y del imperialismo; menosprecio de la geopolítica por la génesis reaccionaria de este pensamiento y por la utilización que de ella hicieron las dictaduras militares latinoamericanas de los años setenta y ochenta del siglo pasado. La generalización del concepto y las teorías de la geopolítica se encuentra en la obra de un geógrafo y general alemán, Karl Ernst Haushofer, quien propuso una visión fuertemente determinista de las relaciones entre espacio y política, y la inevitabilidad de la lucha internacional entre los diferentes Estados para asegurarse lo que, en un concepto de su autoría, calificó como “espacio vital” (Lebensraum). El desprestigio de esa teorización se relaciona con el hecho de que fue este concepto de Lebensraum el empleado por Hitler para justificar el expansionismo alemán que a la postre culminó con la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Haushofer tuvo como fuente de inspiración la obra de un geógrafo y político británico, Halfor John Mackinder, quien en 1904 había escrito un muy influyente artículo sobre “El pivote geográfico de la historia”.[1]

En todo caso el nacimiento de esta perspectiva tuvo lugar en un momento histórico signado por el predominio de las concepciones colonialistas, imperialistas y racistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Si hoy reaparece, completamente resignificada en el pensamiento contestatario, es porque aporta una perspectiva imprescindible para elaborar una visión crítica del capitalismo en una fase como la actual, signada por el carácter ya global de ese modo de producción, su afiebrada depredación del medio ambiente y las prácticas salvajes de desposesión territorial padecidas por los pueblos en las últimas décadas. No debería sorprendernos entonces que dos de los principales pensadores de nuestro tiempo sean geógrafos marxistas: David Harvey y Milton Santos. Es que la política y la lucha de clases, tanto en lo nacional como en lo internacional, no se desenvuelven en el plano de las ideas o la retórica, sino sobre bases territoriales, y el entrelazamiento entre territorio (con los “bienes públicos o comunes” que los caracterizan), proyectos imperialistas de explotación y desposesión y resistencias populares al despojo requieren inevitablemente un tratamiento en donde el análisis de la geografía y el espacio se articulen con la consideración de los factores económicos, sociales, políticos y militares. En tiempos como los actuales, en los que la devastación capitalista del medio ambiente ha llegado a niveles desconocidos en la historia, una reflexión sistemática sobre la geopolítica del imperialismo es más urgente y necesaria que nunca. Tal como lo recordara el Comandante Fidel Castro en su profética intervención en la Cumbre de la Tierra –en Río de Janeiro, junio de 1992–, ‘una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre’.”
Creo que las razones por las cuales desde la izquierda tenemos que recuperar la problemática geopolítica -¡que sí estaba presente, si bien expresadas con otro lenguaje, en el marxismo clásico!- son por demás convincentes. Pero, ¿a qué se debe que el pensamiento de la derecha haya hecho lo propio y que la obra de los intelectuales orgánicos del imperio (Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger, para tan sólo nombrar a los de mayor gravitación) y de los académicos del mainstream norteamericano deban recurrir cada vez con más frecuencia a consideraciones geopolíticas en sus estudios e investigaciones? ¿Se trata de una superficial y efímera moda intelectual, para reemplazar al ya difunto concepto de “globalización”, cuya muerte fue anunciada simultáneamente a su advenimiento o hay algo más?

Efectivamente hay algo más. No es un tema de modas intelectuales o escolásticas, y esta es la segunda cuestión que queríamos plantear. La reflexión geopolítica en el campo del pensamiento imperial es hija de una dolorosa (para algunos) comprobación: el imperio norteamericano ha superado su cenit y ha comenzado a recorrer el camino de su lento pero irreversible ocaso. Para los gobernantes y las clases dominantes de Estados Unidos de lo que se trata entonces es de tomar los recaudos necesarios para evitar dos desenlaces inaceptables: (a) que el crepúsculo imperial precipite una incontrolable reacción anárquica en cadena en el sistema internacional, en donde un buen número de estados y una cantidad desconocida pero significativa de actores privados disponen de un arsenal atómico capaz de eliminar de raíz toda forma de vida en el planeta y, (b), que producto de la irreversible redistribución del poder mundial la seguridad nacional y el modo de vida de Estados Unidos puedan verse irremediablemente menoscabados. Esta es la razón de fondo por la cual los estrategas militares estadounidenses llevan más de diez años refiriéndose oblicuamente al tema y alertando, en sus escenarios bélicos prospectivos de largo plazo, que ese país deberá estar preparado para librar guerras, en los más diversos rincones de este planeta, durante los próximos veinte o treinta años. Doctrina de la “guerra infinita” cuyo objetivo no será acrecentar su primacía mundial mediante la incorporación de nuevas áreas de influencia o control sino apenas preservar las ya existentes, o evitar un catastrófico derrumbe de los parámetros geopolíticos globales.

Estos pronósticos tardaron más de diez años en incorporarse a los análisis del mandarinato académico y de los publicistas del imperio, profundamente enquistados en los grandes medios de comunicación. Pero ya no más. La terca realidad les ha obligado a hablar de lo que hasta hace poco era impensable, cuando una pandilla de reaccionarios nucleada en el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano fundado por Dick Cheney en 1997 se ilusionó al creer que el mundo que aparecía ante sus ojos tras el derrumbe del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética había llegado para quedarse, para siempre, en una típica reiteración de la incapacidad del pensamiento burgués para comprender la historicidad de los fenómenos sociales.[2] Se trató de una ilusión infantil, así la juzgó ese viejo lobo del imperio que es Zbigniew Brzezinski, que la realidad desbarató en pocos años. Los atentados del 11-S derrumbaron no sólo las Torres Gemelas sino también los tranquilizadores espejismos con los cuales se entretenían los dizque expertos del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. No es casual que en su más reciente libro Brzezinski dedique unas sorpresivas páginas introductorias al tema de la declinante longevidad de los imperios, y si bien no lo dice explícitamente está claro que para él, como para tantos otros, Estados Unidos es un imperio. [3] Claro está que se trataría de un imperio de nuevo tipo, movido por el idealismo Wilsoniano, como lo asegura Henry Kissinger en sus diversos escritos, idealismo que lo lleva a convertirse según esta autocomplaciente visión, en un abanderado de las mejores causas de la humanidad: democracia, derechos humanos, libertad, pluralismo, etcétera. En una palabra, el país a quien Dios presuntamente le habría encomendado la realización de un “Destino Manifiesto” y en virtud del cual sembraría aquellos nobles valores e instituciones a lo largo y ancho del planeta.  Un razonamiento muy parecido había sido formulado por Henry Kissinger en un libro publicado en 1994 y traducido al castellano al año siguiente: “La Diplomacia”.  En él el ex Secretario de Estado de Richard Nixon advertía sobre la precariedad de los ordenamientos internacionales al observar que “con cada siglo ha ido encogiéndose la duración de los sistemas internacionales. El orden que surgió de la Paz de Westfalia duró 150 años… el del Congreso de Viena se mantuvo durante 100 años… el de la Guerra Fría terminó después de 40 años.” Y concluye: “Nunca antes los componentes del orden mundial, su capacidad de interactuar y sus objetivos han cambiado con tanta rapidez, tanta profundidad o tan globalmente.”[4]

Dado todo lo anterior no sorprende la nota que días atrás publicara David Brooks en el New York Times y que fuera reproducida en Buenos Aires por La Nación y, con seguridad, en otros diarios de América Latina y el Caribe. Brooks, un hombre de clara persuasión conservadora, cita en su nota la opinión de Charles Hill, uno de los mayores expertos del Departamento de Estado, ya retirado de su cargo, quien dice textualmente que: "La gran lección que enseña la historia de la alta estrategia es que cuando un sistema internacional establecido entra en fase de deterioro, muchos líderes actúan con indolencia y despreocupación, y felicitándose a sí mismos. Cuando los lobos del mundo huelen esto, por supuesto que empiezan a moverse para sondear las ambigüedades del sistema que envejece y así arrebatar de un tarascón los bocados más preciados.” Brooks refleja, con desazón, la literatura que cada vez con mayor frecuencia examina el proceso de decadencia imperial, esa “fase de deterioro” a la que aludía Hill, si bien no todos los autores se atreven a abandonar los eufemismos tranquilizadores. El último número de la revista Foreign Affairs, el conservador órgano del establishment diplomático estadounidense, presenta un par de artículos de dos de los mayores especialistas en el análisis de las relaciones internacionales y en los cuales, más allá de sus diferencias, concuerdan en el hecho de que “la geopolítica está de vuelta”.[5]  Y si lo está es precisamente porque la correlación de fuerzas que en el plano internacional se cristalizara después de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, las fantasías que anunciaban el advenimiento de “un nuevo siglo americano” se derrumbaron estrepitosamente. Ejemplos: Estados Unidos es derrotado inapelablemente (29 a 3) en una votación en la OEA que pretendía decretar la intervención de ese organismo en la crisis que afecta a la  República Bolivariana de Venezuela; asiste impotente a la reincorporación de Crimea a Rusia, pese a que en una actitud insólita y provocativa su Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos, Victoria Nuland, estuvo en la Plaza Maidan de Kiev repartiendo panecillos y galletitas a las bandas de neonazis que luego tomarían por asalto los edificios gubernamentales y constituirían un nuevo gobierno, mismo que fue rápidamente reconocido por las corruptas y decrépitas democracias capitalistas; y sus bravuconadas y amenazas en contra de Siria se derrumbaron como un castillo de naipes en cuanto Rusia -y de modo más cauteloso, China- le hicieron saber a Washington que no permanecerían de brazos cruzados si la Casa Blanca lanzaba una nueva aventura bélica en la región. Cambios inesperados, muy profundos y sucedidos en muy corto tiempo y que nos obligan a reflexionar sobre -y a actuar en- una transición geopolítica global que difícilmente podrá llevarse a cabo de manera pacífica. Si atendemos a las lecciones de la historia, todas las transiciones geopolíticas precedentes fueron violentas. Nada permite suponer que hoy la historia será más benigna para nuestros contemporáneos, especialmente si se repara en la fenomenal desproporción de recursos militares que retiene el centro imperial, superior a la de la totalidad de los demás países del planeta.


- Dr. Atilio A. Boron, Director del PLED, Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales, Argentina.


[1] Mackinder (1861-1947) sostenía que en el planeta hay una “Isla Mundial” que es el sitio donde se concentran las mayores riquezas naturales y que está conformada por la gran masa euroasiática y africana. Al interior de este enorme espacio se recorta, según este autor, un pivote que se extiende desde el Volga hacia el Este, hasta el río YangTse en la China, y desde los Himalayas hasta el Océano Ártico y Siberia. Quien controle ese pivote, sostiene Mackinder, controlará la Isla Mundial y quien ejerza ese control podrá extenderlo a todo el mundo. Tiempo después, el geopolítico norteamericano Nicholas Spykman (1893-1943) re-elaboró las concepciones de Mackinder y acentuó la importancia del anillo de tierras y mares que rodean al pivote central. Si ese cerco es exitoso, asegura Spykman, la potencia que lo consiga dominará Eurasia, y quien controle Eurasia regirá los destinos del mundo. Zbigniew Brzezinski es el más encumbrado continuador de esta tradición que le asigna al pivote central de la masa euroasiática un papel crucial en el dominio del planeta. La obsesión por cercar ese pivote con toda suerte de alianzas político-militares alimentó la política exterior de los Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución Rusa en 1917 hasta nuestros días, como lo prueban los mapas utilizados por Brzezinski en su ya referida obra.

[2] Recordar que Cheney luego se convertiría, bajo la presidencia de George W. Bush, en Vicepresidente de los Estados Unidos durante sus dos mandatos y uno de los personajes de mayor influencia en el proceso decisional de la Casa Blanca, algo poco común si se recuerda el carácter eminentemente protocolar, casi decorativo, de los vicepresidentes en la república imperial norteamericana.

[3] Puede consultarse este tema de la declinante longevidad de los imperios en Zbigniew Brzezinski, Strategic Vision.America and the Crisis of Global Power (New York: Basic Books, 2012), pp. 21-26.

[4] Henry Kissinger, La Diplomacia (México: Fondo de Cultura Económica, 1995), p. 803.

[5] Ver John Ikenberry, “The Illusion of Geopolitics. The Enduring Power of the Liberal Order” y  Walter Russell Mead, “The Return of Geopolitics. The Revenge of the Revisionist Powers”, ambos en Foreign Affairs, Mayo-Junio de 2014.
http://www.atilioboron.com.ar/2014/05/el-retorno-de-la-geopolitica-y-sus_2.html


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