lunes, 21 de marzo de 2016

América Latina a la hora del lumpencapitalismo. Ilusiones progresistas devoradas por la crisis

Jorge Beinstein


ALAI AMLATINA, 21/03/2016.- La coyuntura global está marcada por una crisis deflacionaria motorizada por las grandes potencias. La caída de los precios de las commodities, cuyo aspecto más llamativo fue, desde mediados del 2014, la de las cotizaciones del petróleo, descubre el desinfle de la demanda internacional mientras tanto se estanca la ola financiera, muleta estratégica del sistema durante las últimas cuatro décadas. La crisis de la financierización de la economía mundial va ingresando de manera zigzageante en una zona de depresión, las principales economías capitalistas tradicionales crecen poco o nada[1] y China se desacelera rápidamente. Frente a ello Occidente despliega su último recurso: el aparato de intervención militar integrando componentes armadas profesionales y mercenarias, mediáticas y mafiosas articuladas como “Guerra de Cuarta Generación” destinada a destruir sociedades periféricas para convertirlas en zonas de saqueos. Es la radicalización de un fenómeno de larga duración de decadencia sistémica donde el parasitismo financiero y militar se fue convirtiendo en el centro hegemónico de Occidente.

No presenciamos la “recomposición” política-económica-militar del sistema como lo fue la reconversión keynesiana (militarizada) de los años 1940 y 1950 sino su degradación general. La mutación parasitaria del capitalismo lo convierte en un sistema de destrucción de fuerzas productivas, del medio ambiente, y de estructuras institucionales donde las viejas burguesías se van transformando en círculos de bandidos, novedoso encumbramiento planetario de lumpenburguesías centrales y periféricas.

La declinación del progresismo

Inmersa en este mundo se despliega la coyuntura latinoamericana donde convergen dos hechos notables: la declinación de las experiencias progresistas y la prolongada degradación del neoliberalismo que las precedió y las acompañó desde países que no entraron en esa corriente de la que ahora ese neoliberalismo degradado aparece como el sucesor.

Los progresismos latinoamericanos se instalaron sobre la base de los desgastes y en ciertos casos de las crisis de los regímenes neoliberales y cuando llegaron al gobierno los buenos precios internacionales de las materias primas sumados a políticas de expansión de los mercados internos les permitieron recomponer la gobernabilidad.

El ascenso progresista se apoyó en dos impotencias; la de la derechas que no podían asegurar la gobernabilidad, colapsadas en algunos casos (Bolivia en 2005, Argentina en 2001-2002, Ecuador en 2006, Venezuela en 1998) o sumamente deterioradas en otros (Brasil, Uruguay, Paraguay) y la impotencia de las bases populares que derrocaron gobiernos, desgastaron regímenes pero que incluso en los procesos más radicalizados no pudieron imponer revoluciones, transformaciones que fueran más allá de la reproducción de las estructuras de dominación existentes.

En los casos de Bolivia y Venezuela los discursos revolucionarios acompañaron prácticas reformistas plagadas de contradicciones, se anunciaban grandes transformaciones pero las iniciativas se embrollaban en infinitas idas y venidas, amagos, desaceleraciones “realistas” y otras astucias que expresaban el temor profundo a saltar las vallas del capitalismo. Ello no solo posibilitó la recomposición de las derechas sino también la proliferación a nivel estatal de podredumbres de todo tipo, grandes corrupciones y pequeñas corruptelas.

Venezuela aparece como el caso más evidente de mezcla de discursos revolucionarios, desorden operativo, transformaciones a medio camino y autobloqueos ideológicos conservadores. No se consiguió encaminar la transición revolucionaria proclamada (más bien todo lo contrario) aunque si se logró caotizar el funcionamiento de un capitalismo estigmatizado pero de pie, obviamente los Estados Unidos promueven y aprovechan esa situación para avanzar en su estrategia de reconquista del país. El resultado es una recesión cada vez más grave, una inflación descontrolada, importaciones fraudulentas masivas que agravan la escasez de productos y la evasión de divisas que marcan a una economía en crisis aguda[2].

En Brasil el zigzagueo entre un neoliberalismo “social” y un keynesianismo light casi irreconocible fue reduciendo el espacio de poder de un progresismo que desbordaba fanfarronería “realista” (incluida su astuta aceptación de la hegemonía de los grupos económicos dominantes). La dependencia de las exportaciones de commodities y el sometimiento a un sistema financiero local transnacionalizado terminaron por bloquear la expansión económica, finalmente la combinación de la caída de los precios internacionales de las materias primas y la exacerbación del pillaje financiero precipitaron una recesión que fue generando una crisis política sobre la que empezaron a cabalgar los promotores de un “golpe blando” ejecutado por la derecha local y monitoreado por los Estados Unidos.

En Argentina el “golpe blando” se produjo protegido por una máscara electoral forjada por una manipulación mediática desmesurada, el progresismo kirchnerista en su última etapa había conseguido evitar la recesión aunque con un crecimiento económico anémico sostenido por un fomento del mercado interno respetuoso del poder económico. También fue respetada la mafia judicial que junto a la mafia mediática lo acosaron hasta desplazarlo políticamente en medio de una ola de histeria reaccionaria de las clases altas y del grueso de las clases medias.

En Bolivia Evo Morales sufrió su primera derrota política significativa en el referéndum sobre reelección presidencial, su llegada al gobierno marcó el ascenso de las bases sociales sumergidas por el viejo sistema racista colonial. Pero la mezcla híbrida de proclamas antiimperialistas, postcapitalistas e indigenistas con la persistencia del modelo minero-extractivista de deterioro ambiental y de comunidades rurales y del burocratismo estatal generador de corrupción y autoritarismo terminaron por diluir el discurso del “socialismo comunitario”. Quedó así abierto el espacio para la recomposición de las elites económicas y la movilización revanchista de las clases altas y su séquito de clases medias penetrando en un vasto abanico social desconcertado.  

Ahora las derechas latinoamericanas van ocupando las posiciones perdidas y consolidan las preservadas, pero ya no son aquellas viejas camarillas neoliberales optimistas de los años 1990, han ido mutando a través de un complejo proceso económico, social y cultural que las ha convertido en componentes de lumpenburguesías nihilistas embarcadas en la ola global del capitalismo parasitario.

Grupos industriales o de agrobusiness fueron combinando sus inversiones tradicionales con otras más rentables pero también más volátiles: aventuras especulativas, negocios ilegales de todo tipo (desde el narco hasta operaciones inmobiliarias opacas pasando por fraudes comerciales y fiscales y otros emprendimientos turbios) convergiendo con “inversiones” saqueadoras provenientes del exterior como la megaminería o las rapiñas financieras.

Dicha mutación tiene lejanos antecedentes locales y globales, variantes nacionales y dinámicas específicas, pero todas tienden hacia una configuración basada en el predominio de elites económicas sesgadas por la “cultura financiera-depredadora” (cortoplacismo, desarraigo territorial, eliminación de fronteras entre legalidad e ilegalidad, manipulación de redes de negocios con una visión más próxima al videojuego que a la gestión productiva y otras características propias del globalismo mafioso) que disponen del control mediático como instrumento esencial de dominación rodeándose de satélites políticos, judiciales, sindicales, policiales-militares, etc.

¿Restauraciones conservadoras o instauraciones de neofascismos coloniales?

Por lo general el progresismo califica a sus derrotas o amenazas de derrotas como victorias o peligros de regreso del pasado neoliberal, también suele utilizarse el término “restauración conservadora”, pero ocurre que esos fenómenos son sumamente innovadores, tienen muy poco de “conservadores”. Cuando evaluamos a personajes como Aecio Neves, Mauricio Macri o Henrique Capriles no encontramos a jefes autoritarios de elites oligárquicas estables sino a personajes completamente inescrupulosos, sumamente ignorantes de las tradiciones burguesas de sus países (incluso en ciertos casos con miradas despreciativas hacia las mismas), aparecen como una suerte de mafiosos entre primitivos y posmodernos encabezando políticamente a grupos de negocios cuya norma principal es la de no respetar ninguna norma (en la medida de lo posible).

Otro aspecto importante de la coyuntura es el de la irrupción de movilizaciones ultra-reaccionarias de gran dimensión donde las clases medias ocupan un lugar central. Los gobiernos progresistas suponían que la bonanza económica facilitaría la captura política de esos sectores sociales pero ocurrió lo contrario: las capas medias se derechizaban mientras ascendían económicamente, miraban con desprecio a los de abajo y asumían como propios los delirios neofascistas de los de arriba. El fenómeno sincroniza con tendencias neofascistas ascendentes en Occidente, desde Ucrania hasta los Estados Unidos pasando por Alemania, Francia, Hungría, etc., expresión cultural del neoliberalismo decadente, pesimista, de un capitalismo nihilista ingresando en su etapa de reproducción ampliada negativa donde el apartheid aparece como la tabla de salvación.

Pero este neofascismo latinoamericano incluye también la reaparición de viejas raíces racistas y segregacionistas que habían quedado tapadas por las crisis de gobernabilidad de los gobiernos neoliberales, la irrupción de protestas populares y las primaveras progresistas. Sobrevivieron a la tempestad y en varios casos resurgieron incluso antes del comienzo de la declinación del progresismo como en Argentina el egoísmo social de la época de Menem o el gorilismo racista anterior, en Bolivia el desprecio al indio y en casi todos los casos recuperando restos del anticomunismo de la época de la Guerra Fría. Supervivencias del pasado, latencias siniestras ahora mezcladas con las nuevas modas.

Una observación importante es que el fenómeno asume características de tipo “contrarrevolucionario”, apuntando hacia una política de tierra arrasada, de extirpación del enemigo progresista, es lo que se ve actualmente en Argentina o lo que promete la derecha en Venezuela o Brasil, la blandura del contrincante, sus miedos y vacilaciones excitan la ferocidad reaccionaria. Refiriéndose a la victoria del fascismo en Italia Ignazio Silone la definía como una contrarrevolución que había operado de manera preventiva contra una amenaza revolucionaria inexistente[3]. Esa no existencia real de amenaza o de proceso revolucionario en marcha, de avalancha popular contra estructuras decisivas del sistema desmoronándose o quebradas, envalentona (otorga sensación de impunidad) a las elites y su base social.

La marea contrarrevolucionaria es uno de los resultados posibles de la descomposición del sistema imponiendo de manera exitosa en algunos casos del pasado proyectos de recomposición elitista, en el caso latinoamericano expresa descomposición capitalista sin recomposición a la vista.

Si el progresismo fue la superación fracasada del fracaso neoliberal, este neofascismo subdesarrollado exacerba ambos fracasos inaugurando una era de duración incierta de contracción económica y desintegración social. Basta ver lo ocurrido en Argentina con la llegada de Macri a la presidencia: en unas pocas semanas el país pasó de un crecimiento débil a una recesión que se va agravando rápidamente producto de un gigantesco pillaje, no es difícil imaginar lo que puede ocurrir en Brasil o en Venezuela que ya están en recesión si la derecha conquista el poder político.

La caída de los precios de las commodities y su creciente volatilidad, que la prolongación de la crisis global seguramente agravará, han sido causas importantes del fracaso progresista y aparecen como bloqueos irreversibles de los proyectos de reconversión elitista-exportadora medianamente estables. Las victorias derechistas tienden a instaurar economías funcionando a baja intensidad, con mercados internos contraídos e inestables, eso significa que la supervivencia de esos sistemas de poder dependerá de factores que las mafias gobernantes pretenderán controlar. En primer término el descontento de la mayor parte de la población aplicando dosis variables de represión, legal e ilegal, embrutecimiento mediático, corrupción de dirigentes y degradación moral de las clases bajas. Se trata de instrumentos que la propia crisis y la combatividad popular pueden inutilizar, en ese caso el fantasma de la revuelta social puede convertirse en amenaza real.

La estrategia imperial

Los Estados Unidos desarrollan una estrategia de reconquista de América Latina aplicándola de manera sistemática y flexible. El golpe blando en Honduras fue el puntapié inicial al que le siguió el golpe en Paraguay y un conjunto de acciones desestabilizadoras, algunas muy agresivas, de variado éxito que fueron avanzando al ritmo de las urgencias imperiales y del desgaste de los gobiernos progresistas. En varios casos las agresiones más o menos abiertas o intensas se combinaron con buenos modales que intentaban vencer sin violencias militar o económica o sumando dosis menores de las mismas con operaciones domesticadoras. Donde no funcionaba eficazmente la agresión empezó a ser practicado el ablande moral, se implementaron paquetes persuasivos de configuración variable combinando penetración, cooptación, presión, premios y otras formas retorcidas de ataque psicológico-político.

El resultado de ese despliegue complejo es una situación paradojal: mientras los Estados Unidos retroceden a nivel global en términos económicos y geopolíticos, van reconquistando paso a paso su patio trasero latinoamericano. La caída de Argentina ha sido para el Imperio una victoria de gran importancia trabajada durante mucho tiempo a lo que es necesario agregar tres maniobras decisivas de su juego regional: el sometimiento de Brasil, el fin del gobierno chavista en Venezuela y la rendición negociada de la insurgencia colombiana. Cada uno de estos objetivos tiene un significado especial:

La victoria imperialista en Brasil cambiaría dramáticamente el escenario regional y produciría un impacto negativo de gran envergadura al bloque BRICS afectando a sus dos enemigos estratégicos globales: China y Rusia. La victoria en Venezuela no solo le otorgaría el control del 20 % de las reservas petrolíferas del planeta (la mayor reserva mundial) sino que tendría un efecto dominó sobre otros gobiernos de la región como los de Bolivia, Ecuador y Nicaragua y perjudicaría a Cuba sobre la que los Estados Unidos están desplegando una suerte de abrazo de oso.

Finalmente la extinción de la insurgencia colombiana además de despejar el principal obstáculo al saqueo de ese país le dejaría las manos libres a sus fuerzas armadas para eventuales intervenciones en Venezuela. Desde el punto de vista estratégico regional el fin de la guerrilla colombiana sacaría del escenario a una poderosa fuerza combatiente que podría llegar a operar como un mega-multiplicador de insurgencias en una región en crisis donde la generalización de gobiernos mafioso-derechistas agravará la descomposición de sus sociedades. Se trata tal vez de la mayor amenaza estratégica a la dominación imperial, de un enorme peligro revolucionario continental, es precisamente esa dimensión latinoamericana del tema lo que ocultan los medios de comunicación dominantes.

Decadencia sistémica y perspectivas populares

Más allá de la curiosa paradoja de un imperio decadente reconquistando su retaguardia territorial, desde el punto de vista de la coyuntura global, de la decadencia sistémica del capitalismo, la generalización de gobiernos pro-norteamericanos en América Latina puede ser interpretada superficialmente como una gran victoria geopolítica de los Estados Unidos aunque si profundizamos el análisis e introducimos por ejemplo el tema del agravamiento de la crisis impulsada por esos gobiernos tenderíamos a interpretar al fenómeno como expresión específica regional de la decadencia del sistema global.

El alejamiento del estorbo progresista puede llegar a generar problemas mayores a la dominación imperial, si bien las inclusiones sociales y los cambios económicos realizados por el progresismo fueron insuficientes, embrollados, estuvieron impregnados de limitaciones burguesas y si su autonomía en materia de política internacional tuvo una audacia restringida; lo cierto es que su recorrido ha dejado huellas, experiencias sociales , dignificaciones (suprimidas por la derecha) que serán muy difícil extirpar y que en consecuencia pueden llegar a convertirse en aportes significativos a futuros (y no tan lejanos) desbordes populares radicalizados.

La ilusión progresista de humanización del sistema, de realización de reformas “sensatas” dentro de los marcos institucionales existentes, puede pasar de la decepción inicial a una reflexión social profunda, crítica de la institucionalidad mafiosa, de la opresión mediática y de los grupos de negocios parasitarios. Ello incluye a la farsa democrática que los legitima. En ese caso la molestia progresista podría convertirse tarde o temprano en huracán revolucionario no porque el progresismo como tal evolucione hacia la radicalidad anti-sistema sino porque emergería una cultura popular superadora, desarrollada en la pelea contra regímenes condenados a degradarse cada vez más.

En ese sentido podríamos entender uno de los significados de la revolución cubana, que luego se extendió como ola anticapitalista en América Latina, como superación crítica de los reformismos nacionalistas democratizantes fracasados (como el varguismo en Brasil, el nacionalismo revolucionario en Bolivia, el primer peronismo en Argentina o el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala). La memoria popular no puede ser extirpada, puede llegar a hundirse en una suerte de clandestinidad cultural, en una latencia subterránea digerida misteriosamente, pensada por los de abajo, subestimada por los de arriba, para reaparecer como presente, cuando las circunstancias lo requieran, renovada, implacable.

- Jorge Beinstein es economista argentino, docente de la Universidad de Buenos Aires.




[1]          Si consideramos el último lustro (2010-2014) el crecimiento promedio real de la economía de Japón ha sido del orden del 1,5 %, la de Estados Unidos 2,2 % y la de Alemania 2 % (Fuente: Banco Mundial).
[2]    Un buen ejemplo es el de la “importación” de fármacos donde empresas multinacionales como Pfizer, Merck y P&G hacen fabulosos negocios ilegales ante un gobierno “socialista” que les suministra dólares a precios preferenciales. Con un juego de sobrefacturaciones, sobreprecios e importaciones inexistentes las empresas farmacéuticas habían importado en 2003 unas 222 mil toneladas de productos por los que pagaron 434 millones de dólares (unos 2 mil dólares por tonelada), en 2010 las importaciones bajaron a 56 mil toneladas y se pagaron 3410 millones de dólares (60 mil dólares la tonelada) y en 2014 las importaciones descendieron aún más a 28 mil toneladas y se pagaron 2400 millones de dólares (un poco menos de 87 mil dólares la tonelada). Como bien lo señala Manuel Sutherland de cuyo estudio extraigo esa información: “lejos de plantearse la creación de una gran empresa estatal de producción de fármacos, el gobierno prefiere darles divisas preferenciales a importadores fraudulentos, o confiar en burócratas que realizan importaciones bajo la mayor opacidad”. Manuel Sutherland, “2016: La peor de las crisis económicas, causas, medidas y crónica de una ruina anunciada”, CIFO, Caracas 2016.
[3]    Ignazio Silone, “L'École des dictateurs”, Collection Du monde entier, Gallimard, París 1964.
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Encuentro de Pueblos y Naciones de Venezuela. V Seminario de Integración de Abya Yala desde abajo



           
Convocan a todos los Pueblos y comunidades de Venezuela
y el mundo, a participar en el

Encuentro de Pueblos y Naciones de Venezuela
(V Seminario de Integración de Abya Yala desde abajo)
Maracaibo  21 al 25 de Junio de 2016

Para pensarnos y acordar nuestra lucha, desde el nosotros que somos.

Primer Llamado

Porque es tiempo de sacar la semilla guardada, sembrarla, y defenderla.

Luego del llamado Consenso de Washington, que marcó el fin del periodo del Estado de Bienestar en los países imperialistas de Europa Occidental y Norte América después de la II Guerra, y el comienzo de las políticas neoliberales en todo el mundo, muy especialmente aplicado en nuestro continente justo con el derrocamiento de Salvador Allende en Chile (1973) por el dictador General Augusto Pinochet y, en Europa, con el mal gobierno de la “Dama de Hierro”, Margaret Tatcher, como Primera Ministra del Reino Unido. Esto implicó, para nosotros, un terrible ciclo de muerte, represión, desplazamientos forzados y de resistir contra una cultura que hacía invisible nuestra existencia cultural y social en nombre del progreso.

El poder imperial, embriagado de beber de las entrañas de nuestra madre tierra, se preparaba para un plan de mayor eficiencia en el saqueo, y las multilaterales afinaban los acuerdos para que esto fuera posible con propuestas para un ordenamiento territorial en el que anulaban la administración de los Estados nacionales heredados de la colonia y proponían entregar, de una vez por todas y sin intermediarios, la administración territorial a las corporaciones; por supuesto, tanto los líderes de los Estados-gobiernos, como sus burocracias estaban prestos a firmar todos los convenios necesarios a este fin.

He allí el origen del ALCA y sus dos inseparables planes de reordenamiento territorial con los que se intentó anular cualquier vestigio tradicional de soberanía nacional, colocando a los pueblos en la obligación de defenderse solos, y resistir desde y por sus territorios. Estos planes aún son conocidos como el Plan Puebla-Panamá o plan Mesoamérica (PPP), y el de las Infraestructuras de Integración Regional Suramericana (IIRSA). No obstante, cientos de pueblos y comunidades, antes y después de que esto fuera evidente, resultaron desplazadas de sus tierras con cualquier excusa para así garantizar el orden necesario al saqueo.

Así, muchos de nuestros pueblos lucharon y aún luchan, contra esta desposesión; por lo que ha sido su 
resistencia la que nos ha marcado el camino, pues, a partir de ese momento y hasta un poco más de una década después, todos los pueblos indígenas de Abya Yala: mapuches en Chile, quechuas y aimaras de Bolivia, Perú y Ecuador y, sobre todo, todos los pueblos indígenas de Venezuela supimos en nuestro corazón, que la “semilla de nuestra libertad” debía ser guardada y protegida nuevamente, pues, se trataba de un tiempo no propicio para su siembra.

Sin embargo, en 1989, la explosión social de los de abajo de Caracas; luego, en 1990, la Marcha por la Tierra y la Dignidad en Ecuador y Bolivia; seguido en 1994, por el levantamiento de las comunidades mayas zapatistas de Chiapas, la Guerra del Agua en Cochabamba, Bolivia, y el levantamiento de la CRIC en Colombia en contra de la Guerra entre la guerrilla y las fuerzas militares y paramilitares, resultaba evidente para los impulsores del Consenso de Washington que los pueblos y comunidades de abajo en toda Abya Yala, estaban decididas a detener el proceso de liquidación de los pueblos y resguardar su semilla de libertad a pesar de su exposición a la muerte en Caracas, Ecuador, Bolivia, México, Colombia, etc. 

No obstante, las fuerzas enemigas de la humanidad en su diversidad se reagruparon alrededor de una propuesta que tuvo como fundamento la recomposición de los espacios de poder institucional que hicieran posible; de una parte, la creación de la ilusión de “poder” a las comunidades rebeladas y, al mismo tiempo, garantizarse la continuidad del ejercicio de su poder y, sobre todo, la reconfigurada aplicación de su recetario económico ya anteriormente definido en el Consenso de Washington. En esta nueva propuesta debemos incluir a los Gestores del Partido Comunista Chino, cuyo principal propósito es el de atraer para su país, gran parte del capital de las grandes corporaciones industriales del mundo, sobre todo de EEUU, Europa Occidental pero también de otros lugares. Así, lo que se pensó como imposible se concretó en la alianza del Partido Comunista Chino con las grandes corporaciones trasnacionales con sede en las grandes potencias imperialistas. Lo que nos obliga a preguntarnos: ¿Qué es hoy día el imperialismo? 

Tal recomposición del poder en Abya Yala implicó, en algunos casos, la emergencia de liderazgos o de viejos personajes que, cabalgando sobre el lomo de la lucha de los de abajo en las calles y por lo que la mayoría (por no decir todos), vio con esperanza la asunción del poder de los Estados-gobierno en buena parte de los países de Suramérica (Brasil; Venezuela; Uruguay; Argentina; Bolivia; Ecuador), y de Centroamérica, como Nicaragua y El Salvador, donde nuevos y viejos líderes lograron posicionarse de la aspiración transformadora generada por los de abajo a costa de su sangre y su muerte.

Hoy, a casi tres décadas del Caracazo y demás alzamientos de los de abajo en todo el continente, vemos cómo la esperanza que la mayoría (por no decir todos) pusimos en los llamados “gobiernos progresistas de izquierda”, no resultaron ser otra cosa que cómodos reacomodos de las mismas fuerzas del poder de la colonialidad que, desde el siglo XVI y hasta el presente, aparentan seguir vigentes, pues, se ofrecen como “naturales”, esto es, como propios a la naturaleza de todas las sociedades.  

El hecho es que, en el reacomodo del poder de los de arriba, en muchos de nuestros países llegaron al gobierno de los Estados viejos y nuevos líderes de la llamada “izquierda progresista”, quienes, se apropiaron de nuestra lucha y hasta de la sangre de nuestros muertos y asumieron un protagonismo que, por falso, ha terminado por quebrarse de manera aplastante, pues, su disfraz popular no resultó ser otra cosa que la calaca de su desmedida ambición y una maldita disposición a la corrupción y a la muerte. 

Los planes de expoliación y saqueo de nuestras tierras, disfrazados por la propaganda oficial de los gobiernos como planes “patrióticos e inclusivos”, se consolidaron. Es así que todos los gobiernos de la izquierda proselitista aceptaron y firmaron lo necesario para que en Mesoamérica, el Caribe y Suramérica se instaurara legalmente tal expoliación y saqueo de acuerdo a los ejes dictados por la banca mundial. Esto hizo sin vacilaciones Chávez desde su gobierno, por lo que no dudó en auspiciar el uso de la renta petrolera en la subvención de proyectos orientados por el propósito de las transnacionales, además de la corrupción implícita en tales “inversiones”; para lograrlo, tuvo que poner bajo su control la probada voluntad de justicia por la que más de una vez han muerto los de abajo y sobre los que él mismo y sus burócratas, cabalgaron hasta el poder. 

Por ello, a todas las movilizaciones de justicia y lucha por la tierra de los de abajo, el Estado-gobierno y sus burócratas, respondieron con planes de ayuda financiera en función de desmantelar su voluntad de lucha; pero además, ilegalizaron el derecho a recuperar la tierra, al tiempo que garantizaban derechos a los terratenientes y, sobre todo, a las corporaciones; por lo que no dudaron en intervenir las organizaciones propias de los de abajo y hasta crear clones comunicacionales con indígenas, campesinos y trabajadores asimilados a esos planes y ayudas, para invisibilizar y descalificar los esfuerzos de aquellos que continuaban luchando. Pero además, debemos decir que para esta operación el Estado-gobierno y sus burócratas, se supo valer de antiguas operaciones represivas armadas desde la antropología de izquierda al servicio del poder y las corporaciones.

No obstante, donde esto no resultaba suficiente, se respondió con la criminalización y la muerte; por lo que durante este periodo han resultado muertos casi un centenar de dirigentes indígenas, unos 400 luchadores y luchadoras campesinos que creyeron en la falsa  reforma agraria bolivariana, así como varias decenas de trabajadores y trabajadoras a manos de mafias y sicarios criminales al servicio de las corporaciones pero singularmente favorecidos por el Estado-gobierno, pues, en su mayoría resultan ser funcionarios de los cuerpos de seguridad de Estado. Hasta el día de hoy, todos estos crímenes permanecen impunes dado el corrupto sistema de justicia venezolano.

Es por ello que, en medio del asombro, podemos ver a sujetos que considerábamos afines a nuestra lucha, cómo se atreven a tratar de explicar los más abominables crímenes en función de justificarlos como necesarias “limpiezas ideológicas” para la estabilidad de su permanencia en el poder como único camino para los que, como nosotros, consideran ellos, no tenemos la capacidad de crear un nuestro propio camino.    
Sin embargo, antes que sumirnos en su derrota, estamos convencidos, es el momento de colocarnos en el disparadero de la historia, es decir, en el estelar momento en el que ya no puede haber cabida en nuestro corazón a una otra falsa esperanza y, por el contrario, a la necesidad de la certera siembra de nuestra propia semilla de libertad; esa por la que tanto tiempo hemos resistido y muerto por guardarla y protegerla, a la espera del tiempo justo para emergerla de nosotros para todos.

Desde hace un buen tiempo atrás, comprendimos la necesidad de la integración de los de abajo en un proyecto muy otro al de las llamadas repúblicas liberal-burguesas o de las llamadas “revoluciones socialistas”; por ello, en su momento, consideramos oportuno apoyar la realización de hasta cuatro seminarios que siempre entendimos como semillas de reflexión y acuerdo, pues, siempre le apostamos a la esperanza que, ciertamente, depende de la comprensión de los de abajo y sus posibles aliados, disponerse a recuperar su camino; esto es, recuperar la capacidad de construir su propia historia y por la que autónomamente han logrado sobrevivir hasta el presente.

Por eso, hoy, sometidos por el Estado-gobierno de la llamada V República del “socialismo” del siglo XXI y sus clientes y amos corporativos, al hambre por desabastecimiento inducido por sus mafias embriagadas de migajas; cuando morimos de mengua por falta de medicamentos de una ciencia ajena y más privada que nunca en manos de outsourcing “humanitarios”; cuando nuestro territorio es entregado a pedazos al mejor postor transnacional por falta de divisas, luego de haber dilapidado en una bacanal de corrupción más de UN BILLON DE DOLARES; luego de haber incumplido la promesa constitucional de demarcar las tierras y territorios de los pueblos indígenas del país; luego de haber presentado como Reforma Agraria un saqueo clientelar que no denunciarlo descalificaría nuestra verdadera lucha por la tierra; luego de asesinarnos con sus Distritos Militares al tiempo que, de forma perversamente descarada se dota a los militares con cerca de un millón de hectáreas de tierra y, por si fuera poco, se les entrega la exclusividad de explotación petrolera y minera nacional en alianza “mixta” con el capital transnacional minero; es por lo que hoy podemos declarar, que la llamada V República Chavista ha muerto, y ninguno de nuestros pueblos y naciones está obligado a morir con ella y, mucho menos, a acompañar en su tumba a sus sepultureros. 

Así, entonces, estamos obligados a decir con toda la fuerza de nuestro corazón:
·        
          Que estamos obligados a luchar por la vida de nuestros pueblos.
·         Porque nada tenemos que ver con el latrocinio de los que aún se atreven a hablar de “revolución” en nuestro nombre.
·         Porque los Estados-gobiernos republicanos (especialmente el de Venezuela), han terminado por convertirse en verdaderos sindicatos corporativos en manos de serviles a los intereses transnacionales, militares contrabandistas y corruptos,  narcotraficantes y todo inimaginable engendro del capitalismo.
·         Porque YA BASTA de aceptar el asesinato de nuestros hijos indígenas, campesinos, mineros artesanales y obreros ejecutados por las fuerzas represivas del Estado o por paramilitares contratados por el Estado para hacer su trabajo sucio y, además, pagados con el propio dinero del pueblo.
·         Porque este es nuestro tiempo y no el de los fariseos.
·         Porque aprendimos a vivir con la naturaleza y el mundo y porque queremos vivir para que viva el mundo.
·         Porque ya no hay más tiempo para las ilusiones, sino para construir otro mundo posible, esto es,
·         Porque es tiempo de sacar nuestra semilla guardada, para sembrarla y protegerla en su crecimiento como posibilidad de vida de nuestras naciones y pueblos.

En virtud de todo lo dicho es por lo que hoy, creemos necesario convocar a todos aquellos corazones indígenas, negros, campesinos, obreros, pobres urbanos e intelectuales dispuestos a pensar desde el corazón, a reunirnos durante los días 21 al 25 de junio del presente año 2016, en un Encuentro de Pueblos y Naciones de Venezuela, Abya Yala y el Mundo, en función de repensarnos como una verdadera Confederación de Naciones y Pueblos Autónomos de Venezuela, Abya Yala y el mundo desde abajo, en defensa de la vida de cada pueblo, nación y del planeta todo, y en contra de todos los enemigos de la humanidad que, ya desde ideologías de derecha o de “izquierda” han pretendido naturalizar el sometimiento de todos los de abajo, para lo que se sirven de la mentira, la violencia y la muerte.  

El orden de nuestra conversa.

Punto único
Del por qué tomar nuestro camino y cómo construirlo desde nuestra autonomía.

·         Porque somos los pueblos y naciones originarias, previos a la existencia del Estado colonial europeo y de todos los Estados-gobiernos republicanos; quienes, conjuntamente con todos los de abajo, sean éstos campesinos, obreros, clases medias empobrecidas y demás pobres del campo y de la ciudad, efectivamente, representamos el poder constituyente originario dispuestos a construir, movilizados contra el capital, un poder propio que no sea cooptado ni mediado por nadie y en virtud de su propia fuerza basada en el poder real y tangible de las comunidades y pueblos en lucha, en la medida en que éstas se dispongan a esta tarea como de cierto han demostrado estar dispuestas en todo el continente.

·         Porque ante el desmadre al que nuestro país ha estado sometido por todos los gobiernos de los de arriba, llámense de derecha o de “izquierda”, estamos obligados a defender nuestra existencia y nuestra persistencia como pueblos y naciones.

·         Porque frente al falso dilema que los de arriba nos imponen a través de una lucha de poder entre Gobierno y oposición, la sangre y los muertos los estamos poniendo todos los de abajo.

·         Porque mientras nosotros morimos de hambre, de falta de medicamentos, o simplemente asesinados por una delincuencia favorecida por el Estado-gobierno, por las corporaciones y por las fuerzas militares nacionales, evidentemente, ya corrompidas y podridas hasta en sus tuétanos.

·         Porque ya no tenemos tiempo de seguir probando y comprobando la falsedad de los de arriba o de los que sólo han aspirado llegar a ser de arriba. Porque ya los probamos a todos. Porque nos están condenando a la muerte a todos. En fin, porque YA BASTA que permitamos que el miserable espíritu de los de arriba continúe condenándonos a la miseria a todos los de abajo.

Estamos obligados y tenemos el deber de asumir la tarea de construir autónomamente nuestro propio camino, por nuestra verdadera soberanía, por nuestros hijos, por nuestra tierra y por la tierra toda.

Acerca del cómo de nuestra conversa.

1.- Nuestro horizonte ético que nos orienta.

·         Lo primero es advertir que nuestra convocatoria la hacemos a partir de lo que representa la máxima aspiración como sociedad y que reposa en la memoria del pueblo wayuu y añuu, y que se define por construirnos como pueblos simbolizados en la mano; es decir, nuestra mano que guía nuestro hacer en el mundo.

·         Esto quiere decir, que los convocamos desde nuestro originario pensar y hacer que, ciertamente, podemos resumir en los cinco dedos que conforman nuestra mano:

o   El primer principio es el de la responsabilidad (asokutari)(ü) (Él responde; ella responde). Esto quiere decir, que el país que queremos construir ha de hacerse sobre la base de la responsabilidad de cada una y cada uno de sus miembros; no porque puedan ser castigados por alguien de arriba, sino porque si no somos capaces de responder por lo que hacemos o dejamos de hacer; por lo que decimos o dejamos de decir, la comunidad, la sociedad toda, no logra sostenerse y existir.
o   El segundo principio es el de ser kapiyari(ü), esto es, ser verdadero o verdadera; lo que ciertamente se refiere a hablar y sobre todo, actuar con verdad. Ya no es posible soportar la falsedad de la palabra de los “políticos” (de derecha o de “izquierda”), pues, lo que está en juego es la vida de todos; por tanto, necesitamos construir una gran nación sustentada en la responsabilidad y la verdad de cada uno de sus miembros.
o   Sólo la responsabilidad y la verdad de nuestra palabra y hacer es lo que hace posible que todos podamos confiar y ser confiables, es decir, cumplir con el principio de la confianza (ayunkari)(ü) propio de una sociedad que desea y necesita permanecer como propia, independiente y libre.
o   La responsabilidad y la verdad con la que actuamos, así como la confianza que por esa vía logramos obtener de los otros diferentes a nosotros, es lo que hace posible nuestra autonomía, que no es otra cosa que ser capaces de generar por nosotros y por el compartir con los otros, todo aquello que nos sustenta material y simbólicamente; esto es, logramos ser aüreeiri (ü), es decir, ser capaces de hacer emerger de nosotros la vida; pero siempre compartida con los otros.  
o   Finalmente, necesitamos reconstruirnos como sociedad orientados por la aspiración de que cada uno de nosotros tenga como propósito el alcanzar la sabiduría en su corazón, esto es, tener conciencia y, en consecuencia, actuar siempre por conciencia y nunca por conveniencia, pues, actuar por conciencia es a lo que llamamos ser keintaari (ü); es decir, el momento en que todos nos hacemos nosotros, pues, cuando hablamos y actuamos por conciencia y no por conveniencia, cada uno de nosotros desaparece en su hacer, al tiempo que reaparecemos en el nosotros que somos todos como un solo saber y un solo corazón.

En fin, estamos convencidos que estamos obligados a reconstruirnos no sobre la base de quien sostiene e impone el poder, sino sobre la necesidad de que cada uno y todos tengamos como propósito un horizonte ético común.

2.-  Lo que nuestro horizonte niega o, a quienes invitamos y no invitamos.

·         Así, por lo que consideramos el horizonte ético desde el que hacemos esta convocatoria, debemos advertir que no estamos invitando a conformar un partido político, ni a confabular candidaturas a diputaciones, gobernaciones y demás formas de poder del Estado-gobierno que queremos dejar atrás; por tanto, estamos convocando a todos aquellos que, desde el corazón de su consciencia estén dispuestos a pensar un posible otro país; de tal manera que, rogamos a todos los aspirantes a candidatos de cualquier cosa, se abstengan de venir.

·         En este sentido, precisamos también, que quien convoca no es una organización partidista aunque sí política; es decir, somos una organización que piensa y actúa entendiendo a la política y su acción desde su profundo sentido de construcción de límites en virtud de la territorialidad de las comunidades desde las que actúa pedagógica y políticamente, pues, nuestra acción se centra en el campo educativo autónomo y por la autonomía de los pueblos y comunidades.

·         Por ello, nuestro discurso, profundamente crítico, no nos vincula a la crítica de los partidos (sean oficialistas u opositores), y mucho menos, nos somete a cualquier plan de acción política de ninguna de las fuerzas supuestamente en disputa por el poder político en Venezuela.

·         Por tanto, de lo anterior se desprende que estamos radicalmente separados de cualquier propósito de apoyar acciones dirigidas a una supuesta toma del poder que tradicionalmente se ubica en el Palacio de Miraflores, pues, tal como dice una vieja añuu: “No queremos Palacios, porque aún si nos llegaran a regalar un palacio, sólo lo viviremos por tres días, pues, al tercer día ¡Plum! Regresamos a nuestros palafitos en el agua”. 

·         Es decir, lo que estamos proponiendo es, en definitiva, la posibilidad de pensar y construir un país donde el poder no sea un Palacio, sino el compartir comunitario descrito en nuestro horizonte ético. Dicho de otra manera, estamos invitando a todos los dispuestos a, humildemente, ayudar a construir otras formas de relacionarnos política, cultural y socialmente todos los diferentes que somos en este territorio que llaman Venezuela y Abya Yala toda, donde no sea necesario “asaltar el poder” y no exista ningún otro tipo de asaltante.

3.- Acerca de cómo proponemos el hacer de nuestro encuentro.

·         Tal como hemos ya indicado, proponemos un único punto de discusión que, sabemos, llegar a acuerdos sobre el mismo implica pensarlo desde su totalidad, es por lo que solicitamos y pedimos a cada pueblo, nación indígena, comunidad campesina, sindicato de trabajadores y trabajadoras, a todas las organizaciones de barrio y a cualquier individualidad académica que desee participar de corazón en este Encuentro, que piense, reflexione y se presente con su palabra y su propuesta en torno al Punto Único de Debate.

·         Así, pues, estamos convencidos de que muy probablemente durante los días del encuentro no se agote totalmente el punto de discusión y que, aún abra puertas a nuevos debates y encuentros, es por lo que consideramos conveniente establecerlo como punto único de agenda, previamente conocido y reflexionado, a efectos de que todos los asistentes puedan traer y expresar una palabra ya pensada en función de alcanzar los acuerdos esenciales que permitan avanzar en todo lo que supone el proceso de siembra definitiva y desde abajo, de nuestra semilla de libertad.

·         En este sentido, nosotros, los convocantes, les haremos llegar nuestro pensar en una palabra que esperamos reciban por lo menos con un mes de anticipación para que no sólo pueda cada uno de los interesados en participar en el Encuentro, orientar su propia reflexión y hasta cuestionarla pero, eso sí, venir a nosotros con el firme propósito de aportar a los acuerdos a los que aspiramos dada la magnitud del planteamiento y el reto que proponemos y que, estamos convencidos, nos involucra a todos por igual.

·         No se trata entonces de una presentación de ponencias académicas (sin menosprecio alguno) en separadas mesas de trabajo, sino de un encuentro general de la palabra de todos; por ello, no convocamos a un encuentro masivo aunque sí abierto a todos los que de corazón quieran participar y encontrarse con la palabra de los otros; en todo caso, se trata de que los asistentes o participantes se hagan presentes con una palabra reflexionada desde su corazón, ya sea desde su individualidad o como reflexión y voz colectiva de la organización, comunidad, pueblo o nación a la que pertenezca y efectivamente represente.

·         Finalmente, consideramos fundamental advertirles que convocamos a un acto originariamente constituyente y por tanto, “subversivo” al pensar del Estado-gobierno y de todas las fuerzas institucionales. Es decir, convocamos desde abajo los de abajo; por tanto, quienes convocamos lo hacemos desde nuestra precariedad; de tal manera que sólo podemos ofrecer el acogimiento que del corazón de nuestras comunidades emerge. En este sentido, debemos informarles que pueden contar con un patio o una enramada familiar de las familias wayuu, ustedes podrán colgar una hamaca para dormir y ser atendidos por la familia que les acoge. Igualmente, nos comprometemos a acondicionar algunos espacios abiertos donde se puedan instalar con carpas o tiendas de campaña para que colectivamente puedan convivir los asistentes. 

·         Nos comprometemos, además, a ofrecer a los asistentes una comida (almuerzo) durante todos los días del evento. Sin embargo, trabajamos en función de lograr desde abajo, un poco más; pero como sólo queremos hablar desde la verdad y como sabemos que esta no puede estar desligada de nuestras propias penurias cotidianas, y como es sobre esas bases que queremos construir el país al que aspiramos no podemos sino ratificarles que no estamos buscando ni aceptaremos auspicios económicos de organismos gubernamentales o empresas privadas; que este Encuentro será sostenido por y desde nuestras propias comunidades en su compartir su pobreza con todos los pobres como nosotros. De allí que, cualquier aspiración por encima de lo que podemos ofrecer, no lo cuestionamos pero queremos que sepan que no estamos en condiciones de ofrecerla y mucho menos comprometernos a cumplirla.

·         Por tanto, pedimos a todos los pueblos, naciones, organizaciones e individualidades que, en lo que sea posible, vengan preparados para cubrir parte de su sustento alimenticio y de pernocta. Así, les recomendamos que, en lo posible, traigan en sus alforjas: enlatados de cualquier tipo; arroz; harina pre-cocida y todos aquellos alimentos no perecederos con los que puedan colaborar a su propia y autónoma manutención. Igualmente, les conminamos a traer hamacas con sus respectivos mecates para colgar; así como también, tiendas de campaña, individuales o colectivas.

4.- Especial para quienes desde el resto de Abya Yala nos quieran acompañar en esta lucha.

·         Es nuestro deseo y aspiración, poder contar en este Encuentro de Pueblos y Naciones de Venezuela y Abya Yala, con la presencia de representaciones de pueblos y naciones indígenas, campesinas, de organizaciones e intelectuales comprometidos, con quienes previamente hemos compartido la experiencia de los Seminarios anteriormente realizados. Sin embargo, este al que convocamos tiene la particularidad de realizarse en el contexto de un verdadero punto crítico para nuestro país y Suramérica en general; por tanto, se trata de reflexionar al tiempo de dar los pasos necesarios para la realización de los acuerdos generados por la reflexión. Dicho de otra manera, se trata de que en este momento solicitamos una presencia por compromiso con el hacer y no sólo con el pensar (sin desmeritar de ello).

·         En este sentido, y siendo coherentes con todo lo anteriormente planteado, debemos decirles que no podemos ofrecerles nada más de lo que ofrecemos a organizaciones, comunidades, pueblos, naciones e individualidades nacionales porque, en verdad, lo que ofrecemos es lo que realmente tenemos y contamos. No obstante, estamos convencidos de que les necesitamos con nosotros, pues, sabemos que solitos no podemos, ya que construir un mundo posible requiere de todo el pensar y hacer posible y de todos los posibles. 

·         Así, entonces, porque les necesitamos y porque efectivamente queremos que estén presentes, es por lo que en lo que será nuestro Segundo llamado les daremos todas las indicaciones necesarias para que, individual o colectivamente, puedan todos programar y hacer efectiva su presencia en nuestro Encuentro. 

·         En todo caso, no queremos dejar de mencionar a todos aquellos que individual o colectivamente han contribuido a forjar este Encuentro de Pueblos y Naciones de Venezuela desde sus propias experiencias de lucha y a partir de los Seminarios de Integración de Abya Yala desde abajo en los que su palabra resultó fundamental para la reflexión y la organización de las comunidades en sus luchas.

·         Por ello, consideramos importante hacer mención de intelectuales comprometidos como: Carlos Walter Porto-Gonçalves (Brasil); Aníbal Quijano (Perú); Pablo Dávalos (Ecuador); Gustavo Soto (Bolivia); Pablo Mansilla (Chile); Oscar Olivera (Bolivia); Jesús Serna (México), quienes han tenido participación protagónica en la realización de los anteriores Seminarios y con quienes quisiéramos contar como presentes en este crucial Encuentro.

   Coda Final a este Primer Llamado.

Una vez le escuchamos contar al hermano negro Juan de Dios Martínez este breve relato:

Por allá por el sur del lago, vivía en su palafito un brujo añuu. Todos los días, frente a su casa, pasaba caminando un brujo negro. Cuando el brujo añuu lo veía venir, pensaba: “Ahí viene ese brujo negro que se cree muy poderoso, algún día lo enfrentaré”. Al mismo tiempo y mientras pasaba frente a la casa del brujo añuu, el brujo negro, pensaba: “Ahí está ese brujo indio, se cree muy poderoso, algún día lo enfrentaré”. Hasta que un día, cuando el brujo negro se aproximaba, el brujo añuu salió al camino y lo retó. El brujo negro entonces, se preparó para el combate.

El brujo indio sorprendió al brujo negro al transformarse en un palo que golpeaba furioso la cabeza del brujo negro; este, mientras corría, se transformó en candela prendiendo fuego al palo. Al ver que se quemaba, el brujo indio se cambió a pez y se lanzó al agua. El brujo negro entonces se cambió a pájaro buchón y se lanzó al agua para tragarse al brujo indio pez. El pez entonces salió volando del agua convertido en pato yaguaso; entonces el brujo negro buchón se transformó en halcón y persiguió volando al yaguaso que, al ver al brujo negro halcón se transformó en águila, y halcón y águila peleaban con garras y picos en el airé cuando de pronto se escuchó un ¡PUM!, y águila y halcón cayeron heridos por el escopetazo que les disparó un cazador español quien los recogió del suelo y así, heridos, los encerró en una gran jaula.

Entonces, El brujo indio Águila y el brujo negro Halcón, entendieron que debían unir sus magias para escapar del encierro. Fue entonces que juntos comenzaron a batir fuertes sus alas rompiendo la jaula y utilizando cada uno el ala que le quedaba buena, abrazados echaron a volar y se fueron lejos del dominio del español.

Por eso, decía el hermano negro Juan de Dios Martínez:

“Si queréis andar rápido tenéis que caminar solo, pero si queréis llegar lejos siempre camina acompañado con los otros”.